Artículo publicado por VICE México.
Sentado en una cueva boscosa al interior de un exmonasterio, junto con otras cuatro amistades, confundí una explanada de pasto con el caudal de un río; percibía los colores más vibrantes que de costumbre y el cielo se expandía y contraía conforme entraba el atardecer. Apenas dos horas atrás, había comido los hongos que recolecté ese mismo día, pero esos no eran los causantes de esta experiencia psicodélica, los que había recogido estaban sanos y salvos de cualquier vestigio de psilocibina o toxicidad. La psicodelia venía de otras latitudes mexicanas.

Al día siguiente, después de almorzar, pasamos de nuevo al mercado orgánico a platicar con Mich y Jonas. Cuando llegamos, Michelle estaba tocando el charango con otras tres personas. Buscamos el puesto de Jonas y tomamos dos pulques cada quien, además del aguamiel que nos dio como cortesía. Al finalizar su interpretación, Mich regresó a modo bióloga y nos contó de la terapia experimental y herbolaria que usa para sanar a la gente con tinturas y extractos.
Era tarde, debíamos regresar a la CDMX y después de las cuatro suele ser un problema porque los colectivos dejan de pasar y la única forma de regresar es a dedo. Caminamos a la central de camiones y tomamos el único que aún tenía como dirección la CDMX, nos dejó cerca del Poli de Vallejo. Pedimos un taxi para regresar, mientras seguíamos el trayecto de fondo sonaba el nuevo álbum de Cypress Hill, Elephants on Acid, anunciando la salida del viaje y la llegada al caos de la CDMX.
Jesus was a stoner, uh-huh
Born in southern California, uh-huh
Lying out on the corner, uh-huh
While they're tryna stone us, uh-huh
You wanna stone us, you wanna stone us
Come on stone us
They wanna stone us, they wanna stone us
Come on stoners
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