Artículo publicado originalmente por VICE Noticias Estados Unidos.
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Después de casi tres meses de drama e intriga, el juicio épico de Joaquín "El Chapo" Guzmán terminó el martes cuando el jurado emitió un veredicto de culpabilidad unánime por los 10 cargos imputados a nivel federal contra el líder del cártel de Sinaloa.
El jurado de ocho mujeres y cuatro hombres deliberó durante seis días antes de condenar al líder criminal mexicano de 61 años por una letanía de cargos relacionados con narcotráfico, asesinato, lavado de dinero y posesión de armas. Ahora enfrenta una sentencia de cadena perpetua obligatoria en una prisión federal de Estados Unidos sin posibilidad de libertad condicional.
El Chapo, vestido con traje negro, camisa gris y corbata negra, permaneció sentado, con la mirada en blanco, mientras leían el veredicto. Parecía aturdido. Cuando fue escoltado fuera de la sala por los guardias, fijó su vista en su esposa, Emma Coronel, quien estaba sentada en la galería con un abrigo verde lima. El Chapo asintió con la cabeza y ella le hizo el gesto del pulgar hacia arriba, mientras contenía sus lágrimas.
Aunque las deliberaciones se prolongaron más de lo esperado, nunca hubo muchas dudas sobre el resultado. En su argumento final, la fiscal, Andrea Goldbarg, realizó una presentación de PowerPoint de siete horas, la cual incluyó "una montaña de pruebas" en contra de El Chapo, y se enfocó en su ascenso de décadas de duración de "un niño de una familia de escasos recursos" a "uno de los los líderes más poderosos del cártel de Sinaloa".
Los testigos incluyeron a 14 personas que fueron cercanas a El Chapo en el pasado, pero que decidieron ponerse en su contra a cambio de indulgencia en sus propios casos. Los miembros del jurado —que se mantuvieron en el anonimato ante la posibilidad de ser amenazados o asesinados— escucharon cientos de llamadas telefónicas y leyeron miles de mensajes de texto interceptados donde El Chapo discutía abiertamente su negocio de tráfico de drogas.
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Las cartas manuscritas y los registros de las actividades de narcotráfico de El Chapo detallaron las operaciones diarias de su vasto imperio, que involucraba el envío de miles de toneladas de cocaína, heroína, metanfetamina y marihuana a Estados Unidos y Canadá. El Chapo libró guerras sangrientas contra traficantes rivales y fue acusado de torturar y ejecutar personalmente a al menos tres hombres.
El jurado sopesó metódicamente la evidencia, con un enfoque particular en el complejo cargo de "empresa criminal continua" en el Delito 1 de la acusación, que incluía 27 "violaciones" relacionadas con varios envíos de drogas y asesinatos. También pidió revisar el testimonio de los principales testigos colaboradores, constituidos por miles de páginas de transcripciones. El jurado finalmente encontró a El Chapo culpable de todas menos dos de las 27 violaciones, y decidió que un envío de 19 toneladas de cocaína de 2007 y un envío de marihuana de 409 kilos de 2012 no habían sido comprobados.
El juez Brian Cogan leyó el veredicto y luego el equipo de la defensa solicitó que los miembros del jurado fueran encuestados uno por uno para confirmar el resultado. Los miembros del jurado evitaron el contacto visual con El Chapo, pero confirmaron el veredicto de culpabilidad sin titubear. Cogan les dijo que podían abandonar su anonimato y hablar con los medios de comunicación si lo deseaban, pero les advirtió que no lo hicieran. "Una vez que abren esa puerta, no pueden cerrarla", dijo.
La defensa llamó a un solo testigo, un agente del FBI, que testificó por menos de 30 minutos. En su declaración final ante el jurado, el abogado defensor Jeffrey Lichtman alegó que El Chapo era esencialmente un chivo expiatorio a quien Ismael "El Mayo" Zambada, otro líder del cartel de Sinaloa, le tendió una trampa. Fue tan lejos como para afirmar que la voz de las llamadas telefónicas pertenecían en realidad a El Mayo, y que el hermano y el hijo mayor de El Mayo, quienes hicieron tratos y declararon contra El Chapo, estaban involucrados en el complot.
"Es un plan brillante de El Mayo Zambada, y ha funcionado perfectamente durante décadas a pesar de que El Mayo está bajo acusación en Estados Unidos desde hace mucho tiempo", aclaró Lichtman. “Cooperan, sobornan, tienen contacto constante con el gobierno, permanecen libres, le entregan sospechosos a los federales; la cocaína sigue fluyendo. Ayer, hoy y mañana, para siempre, nada cambia".
El Chapo escapó dos veces de prisiones de máxima seguridad en México, una vez en un carrito de lavandería y otra a través de un túnel de un kilómetro y medio, así que el juicio se llevó a cabo bajo un gran cerco de seguridad. Los miembros del jurado fueron escoltados hacia y desde el tribunal bajo la protección de alguaciles estadounidenses. Durante el juicio, El Chapo vistió de traje y no estuvo encadenado en la sala de audiencias, pero estuvo constantemente flanqueado por guardias. El puente de Brooklyn fue cerrado cada vez que trasladaron a El Chapo fuera de su cárcel en Manhattan, donde estuvo recluido en régimen de aislamiento en condiciones restrictivas desde su extradición de México en enero de 2017.
El juicio dejó en claro que las fugas de El Chapo, y gran parte de su negocio ilícito, fueron posibles gracias a la corrupción desenfrenada. Los testigos hablaron sobre la entrega de sobornos en todos los niveles de la ley, el gobierno y el ejército de México. Un testigo dijo que El Chapo envió un soborno de 100 millones de dólares al expresidente mexicano Enrique Peña Nieto, una acusación que su portavoz calificó de "falsa, difamatoria y absurda".
Al jurado se le impidió escuchar algunas de las acusaciones más escabrosas. Los documentos no sellados a solicitud de VICE News y The New York Times hicieron referencia a una afirmación de un testigo de que El Chapo drogaba y violaba a niñas de tan solo 13 años. Supuestamente llamaba a las víctimas "vitaminas", porque el sexo con ellas le daba "vida". El testigo, un colombiano llamado Alex Cifuentes que se desempeñó como secretario personal de El Chapo, dijo que su jefe pagó 5,000 dólares a una mujer llamada "Comadre María" para que le llevara niñas a su escondite en las montañas. La misma "Comadre María" supuestamente estuvo involucrada en el soborno a Peña Nieto.
El abogado de El Chapo, Eduardo Balarezo, negó las acusaciones y dijo que "no pueden ser corroboradas" y las consideró "demasiado perjudiciales y poco confiables para ser admitidas en el juicio". La defensa atacó repetidamente la credibilidad de los testigos, señaló su pasado sórdido y los acusó de mentir bajo juramento.
“No se trata de justicia; no estamos aquí para hacer justicia en este juicio", dijo Lichtman en su argumento final. “Este juicio es sobre una cosa y solo una: condenar a El Chapo. Olviden la justicia, olviden la ley, olviden las obligaciones éticas. Nada de eso importa. Solo condenar a El Chapo".
En respuesta, la fiscal Amanda Liskamm recordó al jurado que las declaraciones de los testigos corroboraron las llamadas telefónicas, los registros de las actividades de narcotráfico y otras pruebas sólidas. La defensa había instado al jurado a no “ceder ante el mito de El Chapo”, pero Liskamm le recordó al jurado que él era un verdadero criminal, sentado allí mismo en la sala del tribunal.
"No es un mito inventado o una presencia inflada de la que seguimos enterándonos", dijo. "Es una realidad".
Ahora los fiscales intentarán incautar la exorbitante suma de 14,000 millones de dólares de El Chapo, el valor total estimado de las drogas que envió a Estados Unidos a lo largo de los años. Hasta el momento no han podido localizar el dinero ni los activos del narcotraficante.
El Chapo no ha recibido una sentencia de manera formal, pero debido a que fue condenado por liderar una "empresa criminal continua", la ley federal requiere que reciba cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Probablemente pasará los años que le quedan en ADX Florence, una prisión de supermáxima seguridad en Colorado, conocida como el "Alcatraz de las Rocallosas".
La instalación ya alberga a otro poderoso criminal mexicano, el exlíder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenes Guillén, así como a varios terroristas, espías y pandilleros convictos de la mafia mexicana, la Hermandad Aria y los Latin Kings. Los reclusos están aislados unos de otros en confinamiento solitario y tienen contacto limitado con el mundo exterior. Ningún prisionero ha escapado, pero nunca ha habido un recluso como El Chapo.
Keegan Hamilton https://ift.tt/eA8V8J
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