Artículo publicado por VICE Argentina
Se habla de grooming cuando un mayor de edad oculta su condición de adulto, se contacta con un menor vía Internet; y mediante la manipulación o engaño induce al niño o niña a realizar acciones de índole sexual. ¿Cómo? obteniendo primero su amistad, creando una conexión emocional y generando confianza.
En Argentina, desde fines del año 2013, el grooming o ciberacoso está incorporado como delito penal mediante la Ley 26.904, diciendo en el artículo 131: “Será penado con prisión de seis meses a cuatro años el que, por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra tecnología de transmisión de datos, contactare a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra la integridad sexual de la misma”.
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En VICE hablamos con Hernán Navarro fundador de Grooming Argentina, una ONG creada en el 2014 para la prevención, concientización y erradicación del grooming en el país. Hernán nos contó que esta organización nació luego de observar la ausencia de protección dentro de las políticas públicas: “una persona tarda un segundo en hacerse un perfil falso, esos segundos le pueden arruinar la vida a un chico, derriba factores psíquicos y le arruina la inocencia”. Con un equipo de psicólogos, trabajadores sociales y abogados especializados Grooming Argentina intenta brindarle la mayor contención a las víctimas y acompañarlas legalmente hasta el día del juicio penal.
“El grooming es el delito de siglo 21 dónde la premisa tiene que ver con la nueva modalidad de abuso sexual infantil. Los chicos están siendo abusados vía Internet sin contacto físico”. El concepto es desconocido, los padres y las madres están cada vez más ocupados, mientras que los niños y niñas comienzan a tener acceso a una computadora cada vez más temprano.

Grooming Argentina acaba de lanzar una aplicación dónde la víctima puede denunciar una situación de acoso cibernético con facilidad. Ellos activan automáticamente el protocolo de actuación y envían la denuncia vía mail directamente a la justicia, “es una herramienta segura y confidencial”, cuenta Hernán asegurando que el 90 por ciento de los casos empieza y culmina en el mundo digital, no trasciende del pedido de imagen acompañado de la recepción, donde viene la extorsión, la amenaza y todo el trabajo psicológico de manipulación que hacen los adultos hacia los pibes.
Actualmente no alcanza con tutelar el bien jurídico protegido basado en la integridad sexual del niño, niña o adolescente en los entornos digitales, actualmente se necesitan más herramientas, es por eso que Hernán nos explica que a veces los padres se “meten en las conversaciones que ven sospechosas y eso entorpece el proceso penal. No sirve de nada que se hagan pasar por sus hijos, eso empeora las cosas”.
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“Estos tipos tiran 500 anzuelos y alguno agarra. Hoy se multiplicó la oferta para los abusadores, porque actualmente mucha gente tiene acceso a Internet. Por otro lado, la vulnerabilidad se relaciona con la poca presencia adulta, antes era más fácil, tu hijo o hija se conectaba a Internet y generalmente la computadora estaba situada en un lugar fijo dentro de la casa, donde había transito. Hoy es imposible, no se puede tener el control absoluto. Es importante generar pensamiento critico, que es lo más difícil de generar en los adolescentes, tienen a creer que no todo lo que pasa por las pantallas es verídico, es un trabajo que lleva tiempo” concluye Rodrigo.
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