Artículo publicado originalmente por VICE Dinamarca. Leer en danés.
Pueden pasarle muchas cosas a tu cuerpo y tu mente después de haber consumido cocaína y MDMA. Algunas de esas cosas serán buenas —conversaciones profundas con amigos, el tsunami de serotonina que inunda tu cerebro—, aunque otras pueden ser un poco vergonzosas en retrospectiva.
Un efecto secundario nada agradable que ambas drogas tienen en común es que, cuando estás en pleno subidón, empiezas a mover la mandíbula y a chasquear los dientes de forma incontrolable. Si la noche ha sido muy loca, puede que incluso sigas teniendo esos efectos al día siguiente.
Pero, ¿qué pasa si no se te pasa el dolor? ¿Puede este efecto provocar un daño irreparable en la mandíbula?
“Empecé a notar como un clac en la mandíbula, poco después de haber tomado MDMA por primera vez”, nos cuenta Jonas, de 27 años, quien nos pidió que no reveláramos su nombre completo. “Me desperté con la cara dolorida después de una noche de fiesta el verano pasado; ahí empezó el chasquido. No es la primera vez que tengo resacas, pero esto no me había pasado nunca. Aquí pasa algo malo, pensé”.
Jonas pensó que el chasquido acabaría por desaparecer, pero su mandíbula empeoró, curiosamente después de otro fin de semana de fiesta. “Al día siguiente me estaba comiendo un sándwich y de repente la mandíbula empezó a emitir unos crujidos muy fuertes”, recuerda. “Creo que es como consecuencia de haber tomado drogas. Ahora solo puedo masticar con la parte derecha de la boca”.
“El chasquido es síntoma de que los discos se están rompiendo. Cuando se rompan del todo, ya no hay vuelta atrás"
No se sabe a ciencia cierta por qué la gente mueve tanto la mandíbula cuando toma droga, aunque sí se sabe que la MDMA libera una gran cantidad de serotonina en el cuerpo; asimismo, estudios en roedores han demostrado que esa liberación de serotonina provocada por la MDMA influye de forma negativa en los reflejos naturales de la mandíbula.
Lene Sandal, fisioterapeuta danesa especializada en lesiones de mandíbula, nos cuenta las consecuencias que pueden tener estos efectos secundarios en la mandíbula. “La mandíbula humana tiene dos articulaciones con unos discos en su interior que permiten su movimiento sin sentir dolor”, señala Sandal. “Pero cuando tienes la mandíbula tensa, esos discos pueden bloquearse, impidiendo que abras y cierres la boca. Si eso ocurre y no se trata adecuadamente, existe el riesgo de daños permanentes en la mandíbula, que a su vez pueden derivar en osteoartritis”.
Sandal sugiere que imaginemos que la mandíbula está formada por dos piezas de madera lisa separadas por una goma de borrar. Cuando masticamos, tragamos o movemos la boca en general, las dos piezas de madera se deslizan sin problema sobre la superficie de la goma, sin llegar nunca a tocarse. Pero si la goma de borrar desapareciera, se produciría fricción entre ambas piezas al moverse.
Quería una segunda opinión, así que hablé con el dentista Per Stylvig, un reconocido experto en el campo de la función oclusal —es decir, la forma en que los dientes se alinean cuando cerramos la boca—. Stylvig afirma que ha tratado a muchos pacientes con problemas de mandíbula al parecer derivados del consumo de drogas, y aunque no pudo confirmarme cuántos consumidores podrían sufrir este problema, sí coincidió en que podría causar daños permanentes y osteoartritis.
“Si los discos se dañan debido a la presión de la mandíbula, empezarán a partirse y, con el tiempo, eso añadirá más presión de lo que es capaz de soportar la mandíbula”, apunta Stylvig. “Entonces se produce la osteoartritis. A la larga, esto puede traducirse en un bloqueo constante de la mandíbula, aunque no hay riesgo de muerte”.
"No hay nada que puedas hacer para proteger la mandíbula cuando estás bajo la influencia de las drogas”
Sandal coincide con Stylvig: “El chasquido es síntoma de que los discos se están rompiendo. Cuando se rompan del todo, ya no hay vuelta atrás. Es como estar un tiempo masticando una gominola y luego quitártela de la boca: esa es la forma que tiene ahora, no se puede revertir”.
Entonces, ¿qué pueden hacer los consumidores de droga para evitar dañar la mandíbula, aparte, claro está, de no tomar drogas?
“Realmente, no hay nada que puedas hacer para proteger la mandíbula cuando estás bajo la influencia de las drogas”, añade Sandal. Comprar una férula estándar de las que se compran en farmacia solo empeoraría las cosas. Podrías hacerte una específica, pero si estás drogado y sufres violentos calambres en la mandíbula, corres el riesgo de desencajártela por completo. Además, cuando llevas férula no puedes beber, respirar ni hablar correctamente. Hay muy pocos especialistas capaces de tratar este tipo de problemas tan específicos y nunca volverás a tener la mandíbula totalmente recuperada”.
Pero que no cunda el pánico: para llegar a provocar ese daño irreparable, sería preciso consumir muchas drogas durante un periodo de tiempo considerable. Por otra parte, si después de una noche de fiesta notas estos síntomas, no significa que ya no haya nada que hacer.
“Los incidentes aislados no son problema”, señala Stylvig. “Por aislados me refiero a cuando notas un clic en la mandíbula pero no experimentas dolor. Si hay dolor o se te bloquea la mandíbula con mucha frecuencia, entonces sí que hay que preocuparse. En ese caso, creo que si te estás metiendo tanta droga, la menor de tus preocupaciones será el estado de tu mandíbula”.
Katrine Krøjby https://ift.tt/eA8V8J
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