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viernes, 25 de mayo de 2018

¿Por qué no usamos condón en los encuentros de una noche?

Este artículo se publicó originalmente en Broadly España.

El verano pasado conocí a un profesor de primaria en un bar insufrible. A los pocos minutos de reconocer su acento de Montenegro decidí que quería acostarme con él. Hagamos un corte y pasemos a la escena siguiente: estamos tonteando en su cama, que de hecho era un sofá-cama en casa de su hermano —los dos estábamos pasando por un momento delicado—. Le pregunté si tenía un condón, se encogió de hombros y me dijo que no tenía.

"Mierda, entonces no vamos a hacerlo", dije antes de ponerme a buscar mi móvil. Me preguntó si estaba tomando la píldora y yo le dije, "Sí, pero no conozco tu pene". Estuvo cinco minutos insistiendo en que estaba limpio. Cuando finalmente se dio cuenta de que yo hablaba en serio, porque nunca es suficiente que una mujer diga las cosas una sola vez, me dijo: "En realidad sí que tengo un condón. Voy a buscarlo".


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Exacto, ese hombre trató de engañarme y yo lo encontré tan despreciable que aborté el rollito de una noche. Por desgracia, esto no es inusual. Aunque ponerse un preservativo beneficia a ambos miembros de la pareja, tengo la sensación de que siempre tengo que hacerla de vigilante.

Obviamente, el sexo sin condón es más agradable, pero, ¿a qué precio? La respuesta es "a un precio muy alto". Los preservativos actúan como barreras para protegerte de infecciones transmitidas a través del fluido vaginal, del semen y del líquido preseminal, además de protegerte de las infecciones que se transmiten mediante el contacto de la piel. El método de la marcha atrás ofrece cero protección frente a las ETS que puedes contraer mediante los fluidos previos a la eyaculación. Contraer una ETS no es el fin del mundo, pero no es nada divertido.

Creo que mucha gente conoce este hecho. Sin embargo, un reciente estudio sobre el sexo sin protección llevado a cabo por la cadena británica de droguerías Superdrug desveló algunos resultados bastante preocupantes: de las 1,000 personas encuestadas, el 65,5 por ciento dijo tener sexo sin protección y el 29,1 por ciento de esas personas dijo que tenía sexo sin protección todas y cada una de las veces —resulta en cierto modo sorprendente saber que las mujeres dieron esta respuesta bastantes más veces que los hombres—.

Pero esto es lo que más me horrorizó: una encuesta realizada entre 2.000 personas descubrió que el 68,4 por ciento nunca pregunta a su pareja si se han hecho las pruebas de ETS antes de acostarse con ella. Por supuesto, nunca puedes saber si alguien te va a responder con sinceridad. Pero, ¿deberías acostarte con alguien a quien te cuesta hacer la pregunta más vagamente incómoda?

Un amigo mío que admite haber tenido sexo ocasional sin protección recientemente intentó explicarme el fenómeno de saltarse esta conversación:

"Como podrás imaginar, beber alcohol dificulta mucho correrse. Añádele un condón y es prácticamente imposible si has bebido suficiente", dijo. "Cuando era más joven, confieso que me entregaba al juego previo y si la chica no lo pedía o no decía nada, simplemente me la follaba sin condón. Aunque nunca era nada como esa mierda del stealthing, siempre era consentido. Algunas chicas también odian los preservativos, así que se trataba de confiar mutuamente el uno en el otro".

En cuanto a preguntar a una pareja si se ha hecho las pruebas, muchas personas dudan en detener un juego previo para hacer una pregunta que parece bastante personal "¿tienes alguna enfermedad en tu cuerpo que hayas contraído follando?", aunque debería ser tan casual como el sexo que van a tener.

De forma similar, muchas personas con las que hablé dijeron que se sentían intimidadas por la idea de pedir a su pareja que vaya a buscar un condón en el calor del momento. Como queda patente por mi experiencia, algunos hombres harán lo que sea para que digas, "Bueno, vale, de acuerdo". Eso es lo que más me cabrea de mi montenegrino, que tenía la esperanza de que sería demasiado tímida, o estaría demasiado cansada o borracha para seguir insistiendo. Con frecuencia los hombres presionan a las mujeres para no utilizar preservativo.

"Sin duda comprendo la sensación de dejarse llevar en el calor del momento, pero recuerdo haberme sentido un poco horrorizada hace algunos años, cuando tuve un rollo de una noche y el tipo no paró de presionarme para no usar condón", me dijo una amiga. "Estaba borracha, pero estoy totalmente segura de que en ese momento le pregunté si estaba limpio y después fui a consultar a un amigo en común tras aquel episodio para asegurarme de que no necesitaba ir a hacerme las pruebas".

Para muchas mujeres, el protocolo del preservativo varía según lo seria que sea la relación, y una situación prolongada de sexo esporádico puede desembocar en mantener relaciones sin protección de forma regular, presumiblemente después de que ambas partes se hayan hecho las pruebas. Pero a veces el sexo se practica sin condón después de tan solo unos pocos encuentros.

"Cuando tenía sexo esporádico, lo utilizaba las primeras dos o tres veces con alguien y después ya no lo utilizábamos. Era como si, de algún modo, ser responsable las primeras veces me concediera un pase para disfrutar del sexo sin protección sin ninguna preocupación", me dijo una amiga.

"En parte era por no querer tener esa conversación con un tío, porque sabía que todos aquellos encuentros eran casuales y así quería que fuera. Me daba la sensación de que ese tipo no merecía, o no valía la pena perder el tiempo con él manteniendo una conversación que ahondaba profundamente en lo personal y me hacía sentir incómoda. Solo quería tener sexo que me diera una sensación agradable".

Una amiga me contó que se sentía demasiado insegura para pedir nada cuando empezó a tener sexo por primera vez, así que siempre se limitaba a hacer lo que decía el tipo —que generalmente no echaba mano del condón—.

"Cuando empecé a tener sexo tenía una autoconfianza realmente baja y simplemente no podía creer que aquellos tíos quisieran enrollarse conmigo, así que hacía lo que ellos querían y cualquier cosa que me pareciera lo más sexy y lo más guay", me dijo. "No podía imaginarme echándolo todo a perder por pedirles que se pusieran un condón, porque entonces igual pensaban que ya no era tan sexy ni tan guay. Así que si ellos querían yo lo hacía y si no querían yo no preguntaba. Tampoco me preocupaba mucho, porque siempre eran personas que conocía bastante bien y que me gustaban, así que no pensaba que pudieran tener ninguna enfermedad".

Otra amiga llamada Claire, se siente frustrada porque muy pocos hombres con los que se ha acostado han tomado la iniciativa a la hora de usar el preservativo.

"Me pongo negra cuando pienso en aquellas noches en que llegaba el momento de que el tipo se pusiera el condón y me decía cosas del estilo de, "Bueno, tú tomas la píldora, ¿no?". Y yo me convertía en el meme de John Travolta confundido.

"Los tíos definitivamente intentan sobrepasar el límite y esperan a que sea yo la que saque el tema", me dijo otra amiga. "Nunca he comprendido por qué hacen eso, porque, a ver, ellos no saben si estoy limpia. Siempre parecen concentrarse exclusivamente en si tomo la píldora, como si el embarazo fuera el único riesgo". (Aunque el estudio de Superdrug también descubrió que, de los participantes que afirmaron que se sentirían "devastados" si se producía un embarazo, solo el 14,8 por ciento dijo que nunca tenía sexo sin protección).

Como mujer con una actitud positiva hacia el sexo que soy y promiscua según los estándares, siempre he considerado la protección como algo fundamental tanto para mi salud como para mi estilo de vida libre de hijos. Una buena forma de iniciar estas conversaciones ―incluso aunque estés embriagada por el momento o literalmente estés en la cama con Drake― es simplemente iniciarlas, sabiendo que una persona que se resiste o intenta manipularte es asquerosa e imbécil y no merece el honor de estar contigo.

Este artículo apareció originalmente en VICE ES.

Maria Yagoda https://ift.tt/eA8V8J

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