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viernes, 11 de mayo de 2018

Esta meditación rápida puede ayudarte a tener mejor sexo

Artículo publicado originalmente por Tonic. Leer en inglés.

"No hay nada que sincronice más el cuerpo y la mente que el orgasmo. Es la sincronización suprema. Tu mente discursiva se apaga. No puedes estar en la Luna y tener un orgasmo", dice Susan Piver, fundadora del Centro de Meditación en Línea del proyecto Open Heart.

Pero, ¿qué pasa cuando queremos que nuestro cuerpo y mente se sincronicen, pero no podemos? ¿O qué pasa cuando ni siquiera nos importa si nos venimos o no, sólo queremos disfrutar del sexo? Cuando vivimos en una cultura que fomenta activamente la distracción, ¿qué hacemos cuando queremos contrarrestar nuestro estado distraído con una cogida?

Bueno, podemos meditar.

Un reciente estudio sugiere que las mujeres que meditan experimentan una mayor satisfacción sexual que las mujeres que no lo hacen. "En un nivel muy superficial, el mindfulness (la atención plena) nos ayuda con la distracción", dice Lori Brotto, profesora de ginecología de la Universidad de Columbia Británica, coautora del estudio y autora de Better Sex Through Mindfulness. "Sabemos que las personas pueden distraerse fácilmente en general, y en particular en torno a la actividad sexual. Una de las formas en que la atención plena nos ayuda en ese sector es que nos enseña a estar completamente anclados en el aquí y ahora, en las sensaciones", dice Brotto.

En otras palabras, las prácticas de meditación y mindfulness pueden ayudarnos a aprender a estar presentes en la experiencia real vivida del cuerpo y menos atrapados en la parte posterior de nuestros cerebros. "Practicamos la sincronización de la mente y el cuerpo para que cuando nos adentremos en la vida o nos acostemos con alguien, la sincronización sea más familiar", dice Piver, "en cierto sentido, el sexo puede ser la máxima práctica mente-cuerpo".

La sincronía de la mente y el cuerpo es clave para experimentar la satisfacción sexual. En el mundo médico, llaman a esta sincronía "concordancia". Concordancia significa que tu mente y tu cuerpo están de acuerdo en estar en el mismo lugar al mismo tiempo. Brotto ha estudiado este fenómeno midiendo las respuestas sexuales físicas de los pacientes y las experiencias propias cuando se les estimula (a través del erotismo y la fantasía) antes y después de desarrollar prácticas de mindfulness. Cuantos más pacientes tengan experiencia haciendo mindfulness, mayor será su nivel de concordancia.


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"Después de desarrollar la práctica del mindfulness, el grado de concordancia entre la respuesta física y la respuesta propia aumenta. En otras palabras, el cuerpo se excita y la mente se excita en el mismo grado", dice Brotto. Básicamente, para experimentar la satisfacción sexual, no podemos simplemente experimentar la excitación física; también tenemos que saber que estamos excitados y que debemos estar en sintonía. La práctica del mindfulness y la meditación nos ayudan a desarrollar la habilidad de sintonizar y, como resultado, podemos tener mejores experiencias sexuales.

Si alguna vez has intentado meditar, sabes que estar en el presente es una práctica. Aunque el objetivo de la meditación no es mejorar el sexo (la meditación, en general, no tiene una misión en concreto), puede ayudarte a estar presente, a tener consciencia sobre tu cuerpo y, por lo tanto, a tener más y mejor sexo presente.

La siguiente meditación está diseñada para ayudarte a sintonizar con las sensaciones del cuerpo; Brotto recomienda realizarla con un compañero o solo. La intención de la práctica no es conducirte al orgasmo, sino simplemente ayudarte a iniciar la práctica de sentir curiosidad por lo que el cuerpo está sintiendo para que pueda experimentar más placer sexual o de cualquier tipo.

Meditación de Placer Frontal Total

1. Busca un lugar cómodo para recostarte. Puedes utilizar almohadas y mantas, lo que sea que te haga sentir más cómodo. Enciende una varita de incienso o aceites aromáticos. Puedes poner música suave si quieres, pero no incluyas en la playlist canciones que puedan distraerte.

2. Comienza permitiéndote relajarte en el espacio. Cierra los ojos. Observa la atmósfera. Nota cómo huele, qué se escucha, lo que siente tu cuerpo recostado, cómo se siente tu ropa —si es que estás vestido— contra tu piel. Trata de no juzgar ninguna de las sensaciones como mala o buena, placentera o no. Sólo nota cómo se siente estar en este espacio en este momento.

3. Observa tu respiración. Date cuenta cómo el cuerpo se expande y contrae con cada respiración. Invítate a sentir la ligereza y flotabilidad de la inhalación y el vacío de la exhalación. No hay necesidad de cambiar la respiración de ninguna forma, pero está bien si cambia.

4. Lleva tu conciencia al cuerpo. Establece la intención para permitirte sentir curiosidad por las sensaciones del cuerpo, sin juicios ni prejuicios, sin tratar de hacer que una parte del cuerpo se sienta más importante que las otras. Puedes usar esta afirmación: "Tengo curiosidad por mi cuerpo".

5. Observarás sistemáticamente las sensaciones que sientes en cada parte del cuerpo. Trata de no hacer historias en torno suyo, sólo observa las cualidades sutiles de cada sensación. Está bien si hay partes del cuerpo que experimentan más o menos sensaciones. Nota la calidad e intensidad de cada sensación. Puedes nombrar las sensaciones en voz alta si lo prefieres. Algunas sensaciones pueden ser: suave, cosquilleo, apretado, tenso, abierto, caliente, frío o pulsante. No te limites a estas descripciones. Permítete sentir en cada sensación la manifestación de tu experiencia. Permítete permanecer donde las sensaciones te intrigan más.


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6. Observa las sensaciones del cuerpo desde los dedos hasta la punta de la cabeza, sin saltarte ninguna parte. Comienza con los dedos de los pies, las plantas de los pies, la parte superior de los pies, los tobillos. Avanza hacia las espinillas, las pantorrillas, la parte posterior de las rodillas, la parte frontal de las rodillas. Nota las sensaciones en la parte posterior, la parte externa, frontal e interna de los muslos. Observa las sensaciones en los genitales, el ano, el piso pélvico, el escroto y el pene, o la vulva y el clítoris.

Sé consciente de las sensaciones a través de la pelvis, las caderas y las nalgas. Nota las sensaciones en la parte baja, la parte media y superior de la espalda, así como los hombros. Observa las sensaciones en los brazos, las manos y los dedos. Date cuenta de las sensaciones en el vientre, las costillas, el pecho, los pechos y los pezones. Observa las sensaciones en el cuello, la cara, los labios, los ojos, la frente, el cuero cabelludo e incluso los pequeños músculos alrededor de las orejas.

7. Haz una exploración del cuerpo y observa si hay sensaciones que destacan para ti. Regresa a ellas. Dales un poco de atención extra.

8. Devuelve tu conciencia a tu aliento. Observa el aumento y la caída de la respiración.

9. Agradece a tu cuerpo por cualquier información que te haya ofrecido. Tenemos la tendencia a etiquetar las sensaciones del cuerpo como positivas o negativas, pero son sólo información que el cuerpo nos ofrece.

10. Deja que tus ojos se abran y atrae tu conciencia al espacio. Observa tu entorno.

Después de esta meditación, trata de pasar un momento escribiendo o reflexionando sobre la práctica. ¿Qué te sorprendió? ¿Dónde tienes más sensaciones? ¿Menos? ¿Hay partes de tu cuerpo que estuviste tentado a ignorar o enfatizar? ¿Dónde tuviste las sensaciones más placenteras? ¿Las menos placenteras?

Puedes repetir este ejercicio tres o más veces por semana. Esta es una gran práctica no sólo para aprender a aprovechar el placer sexual, sino también para establecer una relación amorosa y atenta con tu cuerpo.

Tracey Duncan https://ift.tt/eA8V8J

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