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jueves, 19 de julio de 2018

Guía sencilla para autopublicar un libro en Colombia

Artículo publicado por VICE Colombia.


Ya sea por puro punk, o porque las grandes editoriales ni se han dignado a escribirle una respuesta a ese manuscrito, o porque no piensa que solo el 10% de regalías por cada libro sea justo, o porque cree que los cinco litros de agua que se necesitan para producir una hoja de papel pueden ser ahorrados, si lo que busca es autopublicar un libro, aquí en VICE le tenemos recomendaciones para que su proyecto no se vaya al cielo de las buenas —y también malas, a quién vamos a engañar— ideas que fallecieron por falta de experiencia:

1. Escribir: ¡Cuidado! Le van a decir que este es el paso más difícil, y pueda que lo sea, pero no por eso los otros van a ser más fáciles. Escribir es alguna de las 11.122 frases sobre escribir que hay en Goodreads.

2. Publicar: Esta decisión hay que tomarla con un par de güisquis, y si no, con algo que le provoque honestidad brutal: ¿para qué quiere publicar? Para vivir de escribir no puede ser porque es una completa ilusión.

3. Propiedad intelectual: Aunque las obras literarias en Colombia se protegen automáticamente desde su concepción, es aconsejable inscribirlas en el registro de Derechos de Autor. La inscripción es una prueba de la autoría de la obra que solo puede ser rebatida si se demuestra lo contrario con una acción legal.

Otro paso importante que puede hacer usted mismo es sacar el ISBN —la cédula del libro—en la Cámara Colombiana del Libro.

4. Escoger: Hay varias maneras de autopublicarse. Si solo quiere un libro digital puede hacerlo a través de Amazon, que aunque solo le paga el 35% de regalías al autor (en México es del 70%), es el gigante con más infraestructura para este tipo de proyectos. Pero si también quiere su libro impreso, hay plataformas como Bubok, que ofrece servicios editoriales como diseño de portada personalizada ($461.470 COP), traducción ($45.000 COP), consultoría en marketing ($1.170.000 COP), además de la producción básica del libro. Otra opción es la plataforma colombiana Autores Editores en donde una calculadora ofrece el precio de impresión del libro y los autores pueden decidir cuánto dinero de más quieren ganar.

Otra opción, la de la vieja escuela: hacer todo uno mismo. Esto implica tener que buscar una imprenta. En Colombia, Tragaluz además de ser un sello editorial tradicional, también presta servicios editoriales necesarios para la producción de un libro: asesoran y proveen a los autores con formatos, características, correcciones, diagramación, ilustración e impresión. Los precios dependen del tipo de papel, la cantidad de libros a imprimir, las tintas a utilizar, etc.

La tercera opción es financiar su proyecto a través del crowd-funding. Lo bueno de esta alternativa es que si la campaña es exitosa no se tiene que preocupar sobre cómo conseguir el dinero. Lo malo es que para hacer una campaña exitosa hay que tener una idea ganadora, pero sobre todo una idea que capitalice con simpatía. Plataformas hay varias, las más activas en Latinoamérica son: Kickstarter, Indiegogo e idea.me. Una cosa para tener en cuenta: la reglamentación financiera del crowd-funding en Colombia todavía no es muy clara. La autora del libro Fachadas bogotanas, Lizeth León, hace un recuento de su ‘viacrucis’ con el dinero recaudado y los bancos, aquí.

5. Presupuesto: El tema del dinero es mucho más claro si usted en el paso anterior ha escogido una de las plataformas online para autopublicar su libro. Estas le dirán claramente cuánto cuesta cada cosa y cuáles son los servicios extra que usted puede necesitar y ellos proveer. Solo para que se haga una idea: en Autores Editores, mandar a hacer un libro de 120 páginas en formato 14-21 con solapa, encuadernación rústica, papel blanco de 75 gramos e impresión de cubierta a blanco y negro cuesta 23.700.

Pero si usted escogió la opción de hacer todo usted mismo, en el presupuesto hay que meter no solo el costo de hacer el libro, sino también de finalizar un producto para que sea competitivo en el mercado. Estos costos son los que las casas editoriales tradicionales tienen in-house: edición (un par de ojos que le digan cuando un personaje que mató en la página 20 sale silbando en la página 100), diagramación y diseño (es más difícil de lo que cree), corrección (¿ortografía? Hasta a los mejores les pasa), distribuidor (no crea que los libros que ve en las librerías están ahí de gratis) y publicista (bueno, quién no necesita un publicista por estos días).

Ojo, en cualquier caso, lo más importante es tener claro cuántos libros va a imprimir. Andrés Felipe Álvarez, del blog Renunciamos y Viajamos, autopublicó su libro de crónicas de viaje con el mismo nombre hace un año. Aunque su marca tiene más de 50.000 seguidores, de los 2.000 ejemplares que imprimió todavía le quedan más de la mitad. Él mismo les recomienda bajarle a la cantidad.

6. Vender: A mí me perdonarán mis colegas escritores, pero vender me parece inclusive más difícil que escribir. ¿Cómo se vende un libro en un país que lee 2,9 libros al año? Ahora, ¿cómo hacer para que de esos dos punto nueve libros uno sea el de uno? Sin contar con los canales de distribución que tienen las editoriales consolidadas, la tarea se vuelve mucho más difícil. Pero si algo es posible con los quince segundos de fama que prometen las redes sociales y el internet, es que cualquier persona pueda construir una marca si tiene con qué. Saque a su amigo publicista a tomarse una cerveza, pregúntele a su hermana millennial qué hay de viral últimamente, de ninguna manera siga los consejos de Michael Scott, tal vez mire una temporada de Mad Men, pero siempre, siempre, siempre recuerde que si el producto no da la talla, no hay campaña de #influencers que lo salve.

Valentina Calvache https://ift.tt/eA8V8J

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