Artículo publicado originalmente por Broadly Estados Unidos.
Descubrí que tenía VIH de una manera muy extraña. Mi pareja de ese momento se enfermó y le llevaron de urgencia al hospital; resultó que tenía una enfermedad muy grave relacionada con el SIDA. Llevábamos 10 años, consumíamos drogas por vía intravenosa y muchas veces teníamos relaciones sexuales sin protección, así que sabía que yo también tenía VIH. Esto fue a principios de los años 90, antes de que inventaran los medicamentos contra el VIH, cuando los doctores literalmente te decían que ibas a morir. Pero tenía que ser fuerte por mi pareja, porque estaba lidiando con esta enfermedad.
Me hice la prueba del VIH y salió positiva. En aquel entonces, te daban un documento con ciertos beneficios, y decía que no se esperaba que vivieras más de seis meses. Eso fue algo muy difícil. Sentía que era un castigo. Sin embargo, recuerdo que estaba convencida de que si me iba a morir, terminaría la universidad.
Es difícil para las personas recordar cómo era la vida antes de que existieran los medicamentos contra el VIH. El SIDA era visto como una plaga que tú mismo te provocabas, y merecías morir, e ibas a morir, así que no serías problema para nadie durante mucho tiempo. Vivirías poco tiempo y luego desaparecerías, como debía ser. Así lo veían todos. Fue difícil vivir en ese entonces. Incluso conseguir un doctor o un dentista era difícil, ya que nadie quería atenderte. La gente no quería ni tocarnos.
Mi universidad nunca había tenido a nadie con VIH y querían que me fuera. Decían cosas como: "¿Qué tal que te cortas?". A las personas con VIH se les decía que tenían sangre tóxica y que no podían exponer a otras personas. Estaba cursando la carrera de filosofía y arte, y me quedé. Mi trabajo se convirtió en ser VIH positiva. El trabajo que hacía parecía invisible: como si el mundo quisiera que yo fuera invisible o que me fuera, entonces el arte era una forma de existir en un mundo donde era reprimida y tenía que mantenerme al margen.
Mi pareja sobrevivió y nos separamos. En ese momento, lo único que recuerdo es haberme sentido como una extraña. Nadie quisiera sentirse así, pero aprendí a ser una extraña. Cuando iba a cenar a casa de alguien, se me quedaban viendo para asegurarse de que no agarrara su vaso por accidente. Pero no me sentía enojada –no en ese momento– te vuelves bastante sumiso. Pero lo que sí hizo el VIH fue hacerme obstinada por quedarme en la universidad.
Me tomó mucho tiempo volver a salir con alguien después de haber sido diagnosticada. Disfrutaba del sexo y quería intimidad y conocer gente, pero sabía que tendría que contarles que era VIH positiva. Cuando eres una mujer trans con VIH, existe un riesgo de contarles a tus posibles parejas. He estado con hombres que responden agresivamente. Por otro lado, había veces que le contaba a alguien y estaba completamente de acuerdo con eso, y sentía que tenía que enamorarme de esa persona porque me aceptaba. Mucha gente con VIH que conozco se mantuvo en relaciones, porque era más fácil. O sea, literal había portadas de periódicos que decían: "Mándenlos a una isla y déjenlos morir". Y tú tratando de salir con alguien en ese entorno. Esa es tu cualidad. No eres atractiva, o divertida ni educada o brillante. Esas no son tus cualidades. Tus cualidades son: debes desaparecer, mereces morir. Y piensas, ¿le digo a alguien que esa es mi etiqueta? ¿Qué pasa si se enteran?
Recuerdo a alguien que me gustaba y con quien quería relacionarme, e hice que otras personas se involucraran para saber cómo reaccionarían si conocieran mi diagnóstico. Cuando teníamos relaciones sexuales, era difícil porque, aunque me gustaba mucho, todo me preocupaba. Mentalmente, yo no estaba allí, porque estaba tratando de asegurarme de que todo estuviera bien con el condón y todo.
Incluso hoy en día, si pusiera "Soy una mujer trans con VIH" como mi eslogan en Tinder, nunca tendría éxito. Pero entiendo mi cuerpo y lo valiosa que soy en el mundo, y me siento sexy y atractiva. También me gustan las personas transmasculinas, lo cual es reconfortante, ya que siento que tengo a mi gente y a mi comunidad. Así que tener citas ha vuelto a ser emocionante, a mis cincuenta.
Como mi carga viral es indetectable, no siento la necesidad de decirle a mis posibles parejas que tengo VIH, ya que no puedo transmitir el virus. Hoy en día, es completamente seguro tener relaciones sexuales con alguien que toma un buen medicamento. Ahora, una de las cosas buenas para los jóvenes que salen VIH positivos, es que pueden volverse indetectables muy rápido.
Si alguien me rechazara por ser VIH positiva, pensaría: El mundo es un lugar horrible gracias a personas como tú. ¿Por qué no puede desaparecer la gente como tú? Creo que es muy importante que los sobrevivientes de VIH a largo plazo compartan sus experiencias con las personas. Acabo de comenzar un proyecto global llamado "Life and Love with HIV", y es una plataforma para que las mujeres de todo el mundo compartan sus experiencias de vivir y amar con el VIH.
El consejo que les daría a las personas que acaban de ser diagnosticadas con VIH es: respirar. Tómense el tiempo para entenderlo. Formen un grupo de personas a su alrededor en las que confíen plenamente, y compártanlo con ellas. Porque puede sentirse como el final de todo, pero no lo es. Las medicinas que existen hoy en día son maravillosas. Llevo 17 años tomando la misma medicina y apenas tengo efectos secundarios. Y sé bueno contigo mismo. Porque la vida es demasiado corta como para tener en cuenta lo que la gente piensa de ti.
Juno Roche https://ift.tt/eA8V8J
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