Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Las playas de arena blanca y las aguas cristalinas de la costa caribeña de México ofrecen a los turistas y residentes una sorpresa este mes: el olor a algas podridas.
Actualmente hay tantas algas Sargassum en el Atlántico que puedes verlas desde el espacio, y cuando llegan a la costa para descomponerse, crean un olor fétido. En un estudio publicado el jueves en Science, investigadores de la Universidad del Sur de la Florida utilizaron imágenes satelitales para identificar un área que llaman el Gran Cinturón de Sargazo del Atlántico (GASB, por sus siglas en inglés), que es la concentración de macroalgas más grande del mundo. En su punto máximo, recorrer su longitud equivaldría a volar desde Los Ángeles a Nueva York y viceversa.
"Es probable que este fenómeno sea una nueva normalidad", dijo el autor principal, Mengqiu Wang. "Creo que tenemos una alta probabilidad de ver [concentraciones] nuevamente en los próximos años".
Los investigadores vincularon el GASB a los impactos humanos —como la deforestación y el uso de fertilizantes en la Amazonía, que ha aumentado constantemente la transferencia de nutrientes al océano— así como a los procesos naturales. Cuando esta macroalga se acumula en las aguas costeras, puede agotar los niveles de oxígeno, matando la vida que la rodea. Cuando muere, se hunde hasta el fondo y asfixia todo lo que no es lo suficientemente rápido para alejarse. Eso, además del olor a huevo podrido, repele a los turistas y puede interrumpir la actividad de las pesquerías locales.
El estado mexicano de Quintana Roo, hogar de destinos turísticos populares como Cancún y Tulum, se declaró el mes pasado en estado de emergencia en respuesta a la concentración de algas Sargassum que cubre sus playas. Barbados declaró una emergencia nacional por sargazo el año pasado. Además, las playas de Florida también están siendo asfixiadas por estas algas.
El sargazo, un tipo de macroalga marrón, refleja la luz en el espectro infrarrojo cercano, que los satélites pueden detectar. Los investigadores analizaron imágenes satelitales en todo el océano para identificar el sargazo, rastreando la ubicación y el movimiento de estos grandes lechos de algas.
Los investigadores realizaron un seguimiento de la concentración de algas mes tras mes, a medida que crecía y se reducía según la temporada. Lo que descubrieron fue una propagación masiva de algas que se extendía por más de 8,000 kilómetros en el Atlántico y pesaba aproximadamente 20 millones de toneladas en junio de 2018. La concentración de este año es similar en longitud, aunque su área tiene menos cobertura y peso, dijo Wang en un correo electrónico.
El sargazo en sí no es particularmente perjudicial. De hecho, un poco de sargazo es algo bueno. Es un hábitat crítico para algunas criaturas marinas, ya que proporciona refugio y alimento. Sin embargo, en cantidades tan masivas, las algas presentan algunos problemas serios. Las grandes concentraciones pueden atrapar la vida marina, lo que dificulta o imposibilita su movimiento.
"Es muy difícil y tal vez imposible manejar estas concentraciones", dijo el coautor Chuanmin Hu. "No es solo un problema local. Se trata detoda el área tropical del océano Atlántico".
La investigación sobre el GASB aún está en sus primeras etapas, y los investigadores están trabajando para predecir mejor las concentraciones futuras. Los brotes generalmente crecen de enero a junio o julio, dependiendo de la disponibilidad de nutrientes de los ríos Amazonas y Mississippi.
El cambio climático puede impactar aún más el GASB. Una mayor temperatura de la superficie del mar podría ralentizar el crecimiento de estos brotes. Hu dice que cree que el calentamiento del océano ocurrirá tan lentamente que será imposible controlar de manera efectiva el crecimiento (y esto devastaría los ecosistemas marinos en cualquier caso). Sin embargo, el clima afecta los patrones de precipitación y factores naturales como los patrones de surgencia del océano. La deforestación y el uso de fertilizantes, si continúan empeorando, contaminarán aún más los océanos con el exceso de nutrientes, lo que contribuirá a un mayor crecimiento de algas.
Las comunidades costeras ya han comenzado a ser creativas en su adaptación a esta crisis. Un equipo de investigadores en México creó un sistema de alerta temprana que utiliza los datos del clima y la corriente oceánica para predecir a qué playas llegarán las algas. Otros están haciendo uso de este nuevo material para crear papel, zapatos, alimentos para animales y biocombustibles. Un hombre incluso construyó una casa con ladrillos de sargazo. Las algas están llenas de vitaminas y proteínas, lo que las hace potencialmente útiles en productos farmacéuticos.
Sin contar con la reforestación, la reducción de la transferencia de nutrientes y, en general, la desaceleración del cambio climático global, los humanos no cuentan con muchos recursos para mitigar estas concentraciones. Hu señala que estas tendencias son difíciles de detener y dice que probablemente tendremos que adaptarnos a las playas llenas de sargazo.
"Podemos tratar de eliminar el sargazo de las playas y hacer uso de esta alga, transformar esta cosa mala en algo bueno", dijo Hu. "La forma en que respondamos al sargazo será muy importante, porque este fenómeno emergente puede ser un nuevo estado de normalidad".
Madeleine Gregory https://ift.tt/eA8V8J
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