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jueves, 4 de julio de 2019

'Stranger Things 3' es más aterradora (y más cachonda) que nunca

Artículo publicado originalmente por VICE Reino Unido.

Los hermanos Duffer siempre han sido maestros del déjà vu, reelaborando constantemente lo que nos es familiar en algo nuevo. La primera temporada del dúo de Stranger Things fue una fascinante fusión de los cánones de los dos Steves (King y Spielberg) que de alguna manera lograron evitar convertirse en un simple pastiche. Fue un collage posmoderno de influencias y referencias, construido a partir de las mismas piezas que JJ Abrams usó para su propia película inspirada en Spielberg, Super 8, pero Stranger Things tuvo éxito donde Super 8 fracasó: logró ser más que la suma de sus piezas, gracias al grupo de talentosos actores infantiles, que en aquel momento eran desconocidos. También es extremadamente encantadora.

Ahora, tres años después de que Stranger Things llegara a Netflix en 2016, los hermanos Duffer están de vuelta con una tercera temporada muy mejorada. Claro, los ocho episodios nuevos, llenos de acción, apelan a la nostalgia de la década de 1980, pero lo que hace que Stranger Things 3 tenga éxito no es que los Duffer hayan pasado de inspirarse en Stephen King a inspirarse en John Carpenter; es que finalmente han comenzado a tomar influencia de ellos mismos. Finalmente, parece que los Duffer han descubierto qué es Stranger Things y en qué quieren que se convierta. La serie se beneficia ampliamente de esto.

Stranger Things 3 toma los tropos nostálgicos de la ciencia ficción que funcionaron en la primera temporada, destruye todo lo que estancó a la segunda temporada (lo cual significa no más viajes terribles a Pittsburgh), y refina el producto terminado para convertirlo en un verdadero blockbuster del verano. Hay más acción, las explosiones son más fuertes y el horror es legítimamente aterrador. (Los personajes actúan extraordinariamente cachondos por alguna razón. Pero hablaremos de eso más adelante).

La tercera temporada tiene lugar en el verano de 1985, continuando la historia medio año después de los eventos de la segunda temporada. Volver al futuro está en los cines. La fiebre por la nueva Coca Cola recorre Estados Unidos. Los niños están de vacaciones (Dustin está en un campamento de verano), los adolescentes tienen empleos de verano (Nancy y Jonathan en el periódico local, Steve sirviendo helado en un traje de marinero), y Joyce y los adultos de la ciudad se enfrentan a la destrucción de los negocios locales a manos del nuevo y flamante Starcourt Mall.

Por supuesto, esto es Stranger Things, así que los propósitos infames del centro comercial van más allá de destruir los negocios locales. También alberga un laboratorio subterráneo oculto donde una horda de científicos rusos utiliza un rayo láser gigante para volver al Upside Down. ¿Por qué estos científicos soviéticos están tratando de liberar al Mind Flayer de nuevo? ¿Y cómo pueden hacerlo en un búnker masivo en Indiana sin que nadie se dé cuenta? Son preguntas que las temporadas anteriores de Stranger Things podrían haber tratado de explicar, pero la tercera temporada posee la confianza necesaria para darse cuenta de que las respuestas son irrelevantes. Los rusos son malos, el Mind Flayer es peor, y toda la operación secreta no ha sido detectada gracias a que el alcalde corrupto de la ciudad se hace de la vista gorda. ¿Ya entendieron? Bueno.

Puede que no tenga lógica, pero, ¿a quién le importa? Los episodios se mueven a un ritmo tan rápido que no hay tiempo para considerar las complejidades de cómo, exactamente, un gobierno extranjero podría excavar cientos de metros bajo un centro comercial suburbano bajo las narices de los funcionarios municipales. ¡Pero no importa! Lo que importa es que el Mind Flayer está de vuelta, y ha descubierto una manera de construirse un cuerpo en el mundo normal a partir de las vísceras de ratas muertas. (Ah, sí, hay muchas ratas que explotan. Demasiadas ratas que explotan.) Parece que Netflix invirtió una tonelada de dinero en esta nueva temporada, y los Duffer gastaron una buena parte en entregarnos horrores tipo Cronenberg. Esta no es la primera temporada, donde los visuales más aterradores involucraban a una persona con un traje de flor demoníaca. Es un un nuevo y más maduro Stranger Things.

Hablando de madurez: tal vez sea el calor, tal vez sea la libertad del verano, tal vez sea la necesidad de algún escape carnal después de unos años muy malos en Hawkins, pero todos en Stranger Things 3 están listos para entregarse al amor. Karen Wheeler, el cliché de la mamá sexy, pasa su tiempo en la piscina, deseando al chico malo, Billy, mientras él se pasea como una Phoebe Cates con mullet; el romance a largo plazo entre Joyce y el Sheriff Hopper finalmente

toma forma; Nancy y Jonathan pasan su tiempo juntos dentro o fuera de la cama; y Steve Harrington comienza a interesarse por su compañera de trabajo, Robin, interpretada por la estrella de la tercera temporada, Maya Hawke, quien es absolutamente impactante en todas las escenas en las que sale.

Pero el verdadero corazón de la temporada no son las aventuras de la población en celo de Hawkins, sino las incipientes vidas amorosas de los preadolescentes de la serie. A medida que comienza la temporada, Mike y Lucas se abren camino a través de un incómodo romance con Eleven y Max, respectivamente, y Dustin supuestamente tiene una novia mormona en el campamento, aunque tiene problemas para proporcionar pruebas de que ella realmente existe. Estas tramas secundarias sobre el amor joven templan la grotesca grandilocuencia de la nueva temporada, porque los hermanos Duffer parecen haber aprendido que Stranger Things funciona mejor en los momentos de calma: en los momentos tranquilos entre Mike y Eleven, o Steve y Dustin; en las escenas en las que la serie recupera el aliento y nos permite vivir junto a los personajes por un minuto. Stranger Things 3 consigue un buen balance entre la acción y las emociones.

El final de la temporada se lleva a cabo, como era de esperarse, dentro del Starcourt Mall, y es la mejor pelea final de la serie hasta la fecha. Pero es el equilibrio de la nueva temporada entre las piezas llenas de acción y las relaciones interpersonales profundas lo que lleva la temporada a una conclusión sorprendentemente satisfactoria.

Stranger Things es obviamente la serie insignia de Netflix, y el servicio de transmisión continuará produciendo temporadas o spinoffs hasta que Finn Wolfhard decida dejar de actuar y dedique su vida a viajar con Mac Demarco. Pero Stranger Things 3 posee una resolución satisfactoria, y si los Duffer deciden que es hora de acabar la serie, lo habrán hecho de la mejor manera posible.

River Donaghey https://ift.tt/eA8V8J

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