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lunes, 13 de agosto de 2018

Hablamos con mujeres obsesionadas con penes gigantes

Artículo publicado originalmente por VICE Canadá.

Cuando Alicia* conoció en el trabajo a un jardinero que trabajaba por cuenta propia, este le dio su tarjeta de presentación y le dijo que podía llamarle si quería plantar un árbol muy grande. Resultó que el “árbol” en cuestión medía 23 centímetros y Alicia, de 35 años, se la pasó genial plantándolo.“Siempre me ha gustado mucho el sexo oral y hacer mamadas profundas, por eso fue genial hacerlo con alguien con el pene tan largo”, recuerda. “Fue divertido, excitante y desafiante poder usar las dos manos y la boca. Notaba cómo sus centímetros entraban y salían por mi garganta. Me prendió muchísimo y me dieron muchas ganas de tener sexo”.

Este fue un momento crucial para Alicia. Después de su primera relación sexual con un “superdotado”, se dio cuenta de que quería repetir la experiencia una y otra vez, por lo que se convirtió en lo que se denomina una size queen, es decir, una persona a la que le gustan los penes gigantes. Esta preferencia puede ser oral, vaginal y anal. En general, las personas con las que he hablado tienen consensuado que las erecciones consideradas como “tallas grandes” comienzan a partir de los 18 centímetros de largo y los 14 centímetros de contorno, entonces, su preferencia por el tamaño se sitúa unos 5 cm de largo y 2,5 cm de contorno por encima del promedio.

Matt, que mide unos 26,5 x 20 cm, está familiarizado con todo lo anterior. Descubrió por primera vez que la tenía más grande que sus compañeros de clase en las regaderas del gimnasio de la escuela. Poco después, se empezó a divulgar el rumor y le empezaron a llamar "El Burro". Por un lado, Matt siente que algunas mujeres lo trataron como un juguete (en una de sus primeras experiencias sexuales, un grupo de chicas le pidieron que les enseñara el pito a cambio de poder verlas en brasier) y, al mismo tiempo, siendo un tipo que se define como un poco nerd y con pocas capacidades sociales, cree que sus dimensiones lo ayudaron a explorar su sexualidad en la adolescencia. “No cabe duda de que los rumores me daban mucha ventaja”, me confiesa este británico de 35 años. “Estoy seguro de que había chicas que nunca se habrían fijado en mí de esa forma si no fuera por eso, pero al menos les entró la curiosidad después de que me pusieron el apodo”.



Es lógico que el nacimiento del deseo sexual adolescente —que no deja de aumentar,—combinado con los rumores en una ciudad pequeña, diera paso a un interés creciente en el pene de Matt. Aunque la curiosidad no siempre se puede equiparar con el deseo sexual. Alicia descubrió que era una size queen en un encuentro casual, igual que muchas otras personas. Hanna*, de 43 años, vio su primer pene enorme cuando se tiró a un tipo que conoció en una fiesta de la universidad; Bella*, de 19 años, tuvo una de sus primeras experiencias sexuales en la escuela con una persona con un gran pene y Theresa*, de 21 años, salió con un hombre muy bien dotado y, después de que rompieron, se le hizo muy difícil volver al tamaño promedio de los demás hombres.

Hay varias razones por las que los penes grandes son atractivos para las amantes de lo sobredimensionado, entre las que se incluye la posibilidad de hacer felaciones profundas, la sensación del ensanchamiento de la vagina y su estética visual. “Me encanta comparar el tamaño del pene con mi cuerpo y agarrarlo para comprobar con mis propias manos lo grande que es”, afirma Bella, mientras Theresa cree que tamaño y masculinidad van de la mano. Además, Bella revela que nunca tiene arcadas y que disfruta tener esa habilidad con un pito grande. Alicia tuvo una revelación parecida durante su primera vez con el jardinero superdotado. “Normalmente, una mamada a fondo con un pene de tamaño medio sería una simple penetración, pero él se cogía mi boca de verdad”, recuerda.

A Alicia también le da placer el simple aspecto físico de un pene de tamaño por encima del promedio. “Me gusta que sea capaz de llegar hasta el fondo sin riesgo a que pueda dejar de funcionar”, comenta. Además, añade que disfruta la sensación de que la vagina se ensanche. “Los tipos con penes más pequeños lo logran gracias a los dedos y juguetes, pero los que tienen el pene más grande lo logran de manera natural o cambiando de ángulo”. Prefiere que el sexo sea más primitivo y espontáneo, dejando de lado los juguetes sexuales, ya que rompen con la dinámica. Hanna piensa lo mismo y le apasiona el reto de poder lidiar con un miembro considerable. “Por muy raro que pueda parecer, me siento orgullosa. Me encanta la sensación de que la vagina se ensanche y el recuerdo si me duele al día siguiente”.

Mientras que a Hanna le gusta sentir dolor al día siguiente, a Alicia le pone muchísimo el dolor que siente durante el propio acto. “Disfruto con el dolor durante el sexo, así que me encanta el dolor inicial que siento cuando un pene enorme me destroza el cuello del útero”, explica Alicia. La primera vez que sintió cómo un pene entraba en contacto con su cuello uterino, estaba muy excitada y sobrepasó los límites del dolor. “Normalmente, tengo orgasmos con mucha facilidad, pero aquella vez fue algo mucho mejor”, recuerda. “Me temblaban las piernas y, cuando terminamos, se me quedaron débiles durante un tiempo. Los orgasmos intensos se conseguían con mucho menos esfuerzo comparado con los que me daban los tipos menos dotados”.

Sin embargo, no a todas las amantes de los penes grandes les gusta el dolor. Por ejemplo, para Theresa el contacto del pene con el cuello del útero significa que el tamaño es demasiado grande. Nada de esto es nuevo para Matt, que ha visto cómo algunas de sus citas han acabado antes de lo esperado al pasar al contacto físico. “Mi última cita iba bien hasta que la tercera vez que nos vimos pasamos a la fase de los desabrochamientos y, cuando mi pene salió a la palestra, ella se la quedó mirando horrorizada”, señala. “No era capaz de asimilar que midiera el doble de lo que estaba acostumbrada a ver”. Matt explica que el tamaño siempre es el mismo, sin importar la persona con la que esté, y eso le ha llevado a tener diferentes experiencias en sus citas: hay gente que se enamoró de su pene y otra que salió corriendo.

En un mundo en el que se suele equiparar el tamaño del pene con la virilidad, la consigna “cuanto más grande, mejor” supone un problema para la fragilidad de los egos masculinos. ¿Cuántas veces te han mandado sin pedirlo la foto de un pene que pretende ser la perfección cuando en realidad parece una salchicha mordida por tu perro? Esto complica la vida amorosa de Matt: si avisa con antelación del tamaño de su pene, parece que va de sobrado, pero, si se lo calla, una cita agradable se puede convertir en un fracaso. Matt ha descubierto que la mejor manera de solucionar el problema es mandando fotos suyas desnudo, aunque es plenamente consciente de que no a todo el mundo le gusta hacer eso y no manda fotos si la otra persona no quiere.

Sin embargo, las citas tampoco son perfectas para las size queens. El tipo de la primera vez de Alicia podría haberla conquistado con la confianza descarada de su frase seductora, pero, irónicamente, no todo el mundo que tiene un pene enorme cuenta con la energía necesaria. Theresa y Alicia han intentado predecir los centímetros del paquete de la otra persona calculando a ojo su altura, el tamaño de su mano y su número de pie, pero ambas confirmaron que eso no es más que una leyenda. Ninguna de las mujeres con las que hablé dejaría a medias una cogida con una persona de tamaño medio, ya que todas coinciden en que lo que importa es la calidad pero, como normal general, no tendrían una segunda cita con una persona con un pene corriente. Hanna considera que ha tenido suerte con el número de hombres muy bien dotados que ha conocido, aunque cree que eso también reduce la diversidad de su vida sexual activa. Alicia reconoce que una vez conoció a un hombre que mintió rotundamente sobre su tamaño, pero nunca le ha vuelto a pasar desde entonces. Las size queens disponen de sus trucos en la vida real, aplicaciones (Tinder) y webs (Craigslist, Positive Singles y Doublelist) para quedar con las personas adecuadas.

Ninguna de las aplicaciones o webs anteriores están especializadas en penes grandes, pero los más dotados tienen formas de conocer a las potenciales amantes de las megaestructuras. Matt también ha conocido gente en muchos sitios diferentes, desde una playa nudista y fiestas varias hasta el rodaje de una serie de televisión, además de a través de webs de citas como OkCupid. Además, ha triunfado en webs como Large Penis Support Group (LPSG), 7OrBetter y Size Minded, todas ellas destinadas a hombres con penes gigantes (LPSG también es un foro general en el que se habla de todo tipo de asuntos relacionados con el tema en cuestión).

Size Minded fue fundada en 2010 por una pareja de superdotados hartos de que se silenciara el tamaño del pene en otras webs de citas. “Pensábamos que el tamaño del pene no representa solo una preferencia sexual o una manía, sino también una posible fuente de frustración y decepción en las relaciones”, explica Chris, uno de los fundadores. “Si un pene es demasiado grande, puede causar dolor o incluso daño físico a una o a las dos personas. Por el contrario, si el pene es muy pequeño la otra persona puede que no experimente placer”. Al día de hoy, el sitio cuenta con 11.000 usuarios, un sistema de verificación de género y tamaño, y atrae a una selección de gente curiosa, infieles y, por supuesto, size queens.

Al preguntarle a Matt su opinión acerca de las size queens, me asegura que, como hombre superdotado, les está extremadamente agradecido. “Supongo que la situación utópica sería que todo el mundo estuviera abierto a todo tipo de tamaños, ya fueran grandes o pequeñas, pero la gente tiene sus preferencias, así que respeto a las reinas por tener otra mentalidad con respecto a nosotros”, explica. “Por supuesto, espero que haya más gente que admita sus deseos. Si una mujer necesita un pito enorme para quedar satisfecha, no debería darle vergüenza decirlo por miedo a lo que digan los demás o a que los demás hombres se sientan inseguros. De la misma forma, saber de antemano que no existe ninguna posibilidad con una mujer cuando la cosa se pone interesante solamente por mis dimensiones ahorra mucho tiempo y energía. Lo ideal sería que la sociedad fuera capaz de tener una conversación abierta sobre el tamaño”.

*Los nombres se han cambiado para proteger su anonimato.

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