Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Antes de que Kai Cheng Thom atendiera mi llamada telefónica, estaba en una clase de artes marciales. "Estoy realmente fascinada por el mundo de la somática y el movimiento de bienestar basado en el cuerpo", explicó la escritora canadiense. "Estoy constantemente haciendo entrenamiento de artes marciales y trabajo de respiración. Estoy obsesionada con la sanación a través del drama". ¿O era la sanación del trauma? La mala recepción telefónica me impedía escuchar sus letras "d y "t".
"¿Dijiste que estás 'obsesionada con el drama' u 'obsesionada con el trauma'?", le pregunté.
"¡Ambas!" Eso queda claro en la escritura de Thom: su trabajo narra el complicado funcionamiento interno de la comunidad queer, donde el drama y el trauma son básicamente ineludibles. Sobre la base de estos temas, tal como aparecen en su novela de 2016, Fierce Femmes and Notorious Liars, y su colección de poesía de 2017, A Place Called No Homeland, su más reciente libro, I Hope We Choose Love: A Trans Girl's Notes at the End of the World, aborda la dinámica de la comunidad queer en una mezcla de poemas y ensayos personales.
Publicado el otoño pasado, I Hope We Choose Love aborda una serie de prácticas y lógicas de la comunidad queer que se han convertido en algo común en las últimas dos décadas. La comunidad queer, de acuerdo con el análisis hecho por Thom y en el mundo en general, puede adoptar muchas formas: un modelo más íntimo de ayuda y apoyo mutuo; o una red nebulosa de conexiones creada por personas que frecuentan los mismos bares, fiestas o círculos debido a sus identidades y experiencias compartidas. Para algunos, estas comunidades proporcionan catarsis, un espacio para soltarse el pelo después de un largo y duro día de tener que interactuar con personas heterosexuales. Para otros, también son un elemento vital: un referente para oportunidades de vivienda y trabajo libres de la discriminación que podrían enfrentar en otros lugares.
En I Hope We Choose Love, a Thom le preocupa cómo podría funcionar la comunidad y dónde se queda corta. Analiza cómo las personas queer han adaptado las viejas tradiciones de la justicia intercomunitaria en la época de las redes sociales, cuestionando la efectividad de la supuesta convocatoria inclusiva de Facebook, cuando ésta podría tener un impacto tan desproporcionadamente bajo en las personas blancas cisgénero acusadas de violación y abuso, mientras que potencialmente podría destruir la vida de personas trans y de color.
En otra parte de la colección, la autora considera por qué algunas mujeres trans abandonan sus círculos sociales por elección después de años de ser activas y visibles en ellos. Ella relaciona esto con la hipervisibilidad endémica de la existencia de mujeres trans "tanto dentro como fuera de las comunidades queer". También critica la defensa del derecho de una mujer trans a suicidarse que ha ganado tracción anecdótica en algunos círculos queer en los últimos años, lo que plantea que, si una mujer trans decide que quiere morir y da a conocer su decisión, no debe haber una intervención. Según Thom, esta postura refleja una aplicación errónea del consentimiento informado y la soberanía del cuerpo, y solo sirve para librar de culpa a los miembros de la comunidad por no apoyar adecuadamente a estas mujeres cuando se encuentran con vida.
La base de todo el libro es la esperanza fundamental de que, a medida que los gobiernos de derecha asuman el poder y el cambio climático destruya el planeta —las cuales son algunas de las fuerzas que contribuyen al "fin del mundo" mencionado en su título—, la gente queer continuará operando con afecto —honesto, valiente, compasivo y responsable— en lugar de llegar a la desesperación. "Es un libro sobre el amor revolucionario", escribe Thom en la introducción. "Un amor que podría no salvarnos del fin del mundo, pero que podría hacer posible vivir en él".
En una entrevista con VICE, Thom, una ex trabajadora social que llama hogar al barrio Gay Village —de rápida gentrificación— de Toronto, dijo que ha visto a la comunidad queer en su mejor y peor momento: las expresiones de esos polos pueden diferir según la comunidad, pero se resumen en ofrecer refugio a las personas marginadas por el mundo heterosexual mientras fracasan en apoyar activamente a sus miembros más vulnerables. "Realmente quiero que este mundo sea mejor", dijo Thom, "al igual que quiero que mejore esta comunidad en la que he invertido tanto". Para ella, lograr el segundo objetivo es la única esperanza para el primero.
Thom ha convivido con mujeres trans que son trabajadoras sexuales, quienes, señala en el libro, "tienen experiencias únicas e intensas de marginalidad", incluso dentro de las comunidades queer. Ella sabe qué tanto puede perderse cuando una comunidad no funciona como debería, y quién paga el precio más alto por esas fallas. Es por eso que escribió I Hope We Choose Love, y por eso espera que elijamos el amor.
Si bien I Hope We Choose Love analiza todas las formas desordenadas de las funciones de la comunidad queer en general, sentí que estaba leyendo sobre una relación interpersonal, como si la comunidad misma fuera la pareja de Thom, y yo fuera una mosca en la pared durante una sesión de terapia de parejas particularmente profunda.
"La comunidad es una de mis relaciones principales, si consideramos que mis relaciones son parte de una red gigante, poliamorosa y polidireccional", dijo Thom. "Soy una mujer trans de color, y he vivido en varios niveles de precariedad en mi vida. Cuando vives en la precariedad como una persona marginada, la comunidad se convierte en un recurso central y esencial para tu vida, ¿sabes? Por ejemplo, las mujeres trans de color que hacen trabajo sexual a menudo confían unas en otras para obtener información, compartir clientes, seguridad, comprensión y apoyo".
"A menudo he pensado que esa relación con la comunidad es potencialmente tóxica, porque hay mucha dependencia y donde hay dependencia hay potencial de violencia", dijo Thom. Por ejemplo, una persona que depende de su red queer para obtener trabajo o vivienda podría no hablar sobre ser agredida sexualmente por un miembro prominente e influyente de ese grupo por temor a ser condenado al ostracismo y, por lo tanto, a perder el acceso a esos recursos vitales.
Thom dijo que una buena parte del dolor que surge en la comunidad se deriva del incumplimiento de las expectativas, como cuando una comunidad queer no cumple con un ideal imaginado que un miembro más nuevo podría proyectar en él. En I Hope We Choose Love, Thom explora cómo la presión por cumplir con las expectativas podría empujar a una mujer trans a abandonar su comunidad voluntariamente, en lugar de lidiar con el intenso escrutinio y la "vigilancia social" de sus compañeros miembros de la comunidad. "Ya es bastante difícil dejar a un compañero", dijo. "Salir de una comunidad puede hacer que te sientas como si abandonaras tu identidad. Nos definimos a través de la comunidad: quiénes somos, en qué creemos, nuestros valores, a quién apreciamos. Es aterrador pensar en marcharse.
"Hay muchas razones por las cuales la salud mental de las mujeres trans se deteriora lentamente por la comunidad. Tengo que reconciliar el hecho de que es su elección marcharse, incluso cuando es una elección que no necesariamente querría verlas hacer", dijo Thom. "Todos somos individuos soberanos, lo que significa que podemos apartarnos de las conexiones, y lo digo en todos los niveles posibles. Tienes permitido partir. Tienes permitido alejarte de mí. Con las mujeres trans mayores, es difícil pensar en eso. Por ejemplo: 'Oh, si tan solo te hubieras quedado, tal vez podríamos haber tenido algún tipo de relación...' Pero no se quedaron, lo cual es totalmente comprensible". Hasta donde Thom sabe, esas mujeres que se marcharon encontraron nuevos comienzos en otras comunidades que las apoyan y les permiten prosperar, tal vez en otra ciudad o en el bosque, rodeadas de un grupo nuevo de personas con las que se sienten más a gusto... o solos y en paz consigo mismos. En efecto, se trata de un final, pero también de un comienzo.
Este ciclo constante de miembros de la comunidad golpea particularmente a las mujeres trans, según la experiencia de Thom, ya que las mujeres trans dependen unas de otras para sobrevivir. "Necesitamos mentores que nos enseñen cómo vestirnos y maquillarnos, cómo comportarnos, cómo sobrevivir a la violencia callejera y el acoso sexual, cómo hacer trabajo sexual (a menudo la forma más confiable para que una mujer trans sobreviva económicamente) y mil cosas más", escribe en I Hope We Choose Love.
Las mujeres trans constituyen un porcentaje minúsculo de la población general, y el número de posibles figuras maternas se ha reducido aún más gracias a los niveles alarmantes de asesinatos y la violencia impulsada por el odio; tasas de suicidio descomunal; y décadas de inacción gubernamental en la epidemia del VIH, que continúa impactando desproporcionadamente a las mujeres trans. Las altas tasas de discriminación en el empleo y la vivienda pueden forzar a una mujer trans a circunstancias precarias en las que corre un mayor riesgo de violencia, o incluso convencerla de detener su transición.
La sociedad tal como la conocemos podría estar llegando a su fin, pero esa sociedad dependía de la explotación y la opresión de una subclase marginada. Tal vez su final podría conducir a algo nuevo; según Thom: un futuro en el que todas las personas que luchan por sobrevivir al presente finalmente puedan prosperar, donde las comunidades puedan formarse en torno a un amor libre de dependencia, abuso o explotación. Las comunidades son difíciles de construir y mantener, y no hay estructuras fundadas en piedra. Qué son y cómo funcionan depende por completo de las personas dentro de cada comunidad, y las personas, como la autora nos recuerda una y otra vez en I Hope We Choose Love, son falibles y capaces de cometer errores.
"Ya hemos estado sufriendo bajo el capitalismo, el patriarcado, la cisnormatividad y la colonización", dijo Thom. Ahora, con el inminente desastre climático, el aumento de las disparidades de la riqueza y el surgimiento de gobiernos de derecha en todo el mundo, la autora nos ve dirigiéndonos hacia el final de los tiempos. Dentro de ese final, espera que tengamos, como dijo: "La posibilidad de crear un nuevo comienzo. Para hacer eso, también necesitamos liberar una parte de nosotros mismos. Pasamos mucho tiempo hablando de cambiar la sociedad, pero no tanto acerca de cómo podríamos convertirnos en personas diferentes para ayudar al prójimo".
Thom tiene la esperanza de que las comunidades queer puedan aprender de sus errores, rehusarse a reflejar la violencia del mundo en general y convertirse en un lugar donde cada miembro pueda encontrar apoyo y prosperar, sin sacrificar la responsabilidad. Ella piensa que el amor puede llevarlos allí, ya que, como escribe en su libro: "El amor... es la única buena opción en este momento del apocalipsis. ¿Qué más nos queda?".
"Puede ser difícil de creer", concluye. "Será más difícil vivir. Espero que lo elijamos de todos modos".
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