Artículo publicado originalmente por VICE Italia.
El pasado noviembre, la ciudad de Venecia sufrió una inundación por marea alta que alcanzó los 187 centímetros sobre el nivel del mar y causó destrozos en hogares y en obras de arte de valor incalculable, esto dejó en evidencia a todos los políticos negacionistas del cambio climático. Es una de las inundaciones más graves desde 1966 y el alcalde de la ciudad estima que el costo por daños rondan los mil millones de dólares.
Este suceso no es algo fuera de lo normal. Entre 1923 y 2000, Venecia se vio afectada por diez inundaciones con mareas altas que, en algunos casos, alcanzaron los 140 centímetros. Entre 2001 y 2019, se registraron 12 inundaciones. Según un artículo publicado en Oceanography en 2016, estas ocurren por una serie de factores astronómicos (como las mareas), meteorológicos (como las tormentas repentinas) y humanos. Por ejemplo, el siglo pasado, la ciudad se hundió 26 centímetros cuando se extrajo agua de la laguna de Venecia. Todo esto, junto con el crecimiento del nivel del mar a causa de la crisis climática, ha propiciado las inundaciones.
El fotógrafo Matteo de Mayda decidió retratar las secuelas de las inundaciones con sensibilidad y con el fin de poder distanciar del sensacionalismo con el que los medios habían cubierto la catástrofe. Así fue como nació Era Mare, una colaboración con la escritora Francesca Seravalle y Studio Bruno. Si doblas las fotografías del álbum por la mitad, se ocultan las partes anegadas de la ciudad. Los beneficios de la muestra serán donados a la asociación cultural veneciana Do.Ve, que ayuda a los negocios locales a salir a flote tras las inundaciones. Hablamos con Matteo sobre el proyecto y el futuro de la ciudad de los canales.
VICE: Hola, Mateo. Tú estabas allí en noviembre. ¿Cómo describirías lo que pasó?
Matteo de Mayda: Bueno, se anunció que habría mareas altas el 12 de noviembre, pero no se sabía qué tan altas iban a ser. Justo había leído un análisis de la organización sin ánimo de lucro American Central que decía que, en 2050, Venecia se iba a hundir debido a la crisis climática. Por la mañana me fui a Venecia imaginando que estábamos en 2050 y saqué fotografías de una ciudad que está acostumbrada por completo a las mareas altas.
Luego, por la noche, el nivel del agua subió hasta los 187 centímetros, una altura que no se registraba desde 1966. Los canales de Venecia parecían ríos desbordados. Mis amigos publicaban todo lo que veían, parecía el Apocalipsis.
¿Hay alguna anécdota detrás de las fotografías con la que te hayas quedado?
Bueno, no he visto a ningún veneciano perder la esperanza. Siempre lo han tomado con ironía y una fuerza increíble. Pero una cosa que me desconcertó, algo pequeño pero increíble, fue el "187" que los dueños de los negocios y tiendas marcaron dentro de sus locales y en las paredes. Es la altura a la que llegó el agua aquella noche de noviembre.
Las fotos son algo "delicadas", por decirlo de alguna manera. ¿Por qué decidiste tomarlas?
No me gustan las imágenes dramáticas. Creo que es importante documentar las cosas con ética. Como dijo el fotógrafo Ando Gilardi: “Los peores crímenes fotográficos se cometen en nombre del derecho a la información. Los participantes en el proyecto hemos acordado evitar los reportajes agresivos y respetar a las personas involucradas, para poder hablar de la situación tan frágil e incierta en la que se encuentra Venecia, la laguna y su gente.
¿Cómo se te ocurrió el título?
Por aquel entonces, me puse en contacto con la autora Francesca Serravalle a través de Instagram. Ella publicaba muchas historias de lo que estaba pasando y yo las usaba como compás para saber a dónde ir y sacar fotos. Cuando le comenté la idea del libro, me dijo que el título debía ser evocativo, pero no dramático, para trasmitir ese sentimiento de ruptura en el equilibrio medioambiental.
Ella creyó que Era Mare hacía alusión a este cambio radical, esta nueva realidad medioambiental a la que los venecianos se enfrentarían desde aquel día. El ecosistema de la laguna se nutre del agua salobre y cualquier incremento en la salinidad puede producir grandes daños.
Otros fotógrafos han señalado la impasibilidad de los turistas frente a la situación. ¿Pero cómo pueden los turistas, y cualquiera fuera de la ciudad, ayudar de forma activa?
Por un lado, algunas de las asistencias inmediatas que llegaron de fuera venían de iniciativas como Venice Calls, un grupo de 1.500 niños que fueron a Venecia para ofrecer socorro y ayudar a la gente.
Ahora, el mayor problema es la falta de información. Se calcula que entre Navidad y Año Nuevo, hubo un 45 por ciento de cancelaciones de reservas por turistas preocupados con la situación, a pesar de que todo había vuelto a la normalidad. Creo que algo pequeño que todos podrían hacer para ayudar a Venecia es evitar hablar en términos catastróficos y visitar la ciudad para impulsar la economía local. Sumergirte en la ciudad y no visitarla fugazmente es la forma más sencilla de entender la extraordinaria fuerza de Venecia.
Para donar o recibir una copia de Era Mare, visita el sitio web del proyecto.
Vincenzo Ligresti https://ift.tt/31MYOpc
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