Kim Jong Un tomó al presidente surcoreano Moon Jae In de la mano y lo condujo a Corea del Norte este viernes, un acto espontáneo que probablemente logrará definir la primer reunión histórica entre ambos líderes. El momento improvisado llegó unos minutos después de una escena bien coreografiada en la que Kim se convirtió en el primer líder norcoreano en pisar suelo surcoreano desde antes del comienzo de la Guerra Coreana en 1950.
Al final del primer día, Kim y Moon se abrazaron luego de una declaración conjunta anunciando nuevos objetivos comunes: la desnuclearización "completa" de la península y una conclusión oficial de la Guerra de Corea, transformando el armisticio de 1953 en un tratado de paz. Para esto, será necesario sostener conversaciones trilaterales entre ambos países y Estados Unidos o inclusive conversaciones tetralaterales con China, se anunció en un comunicado.
"Hemos confirmado que la desnuclearización de la península de Corea es nuestro objetivo común", dijo Moon. "No habrá más guerra en la península".
Momentos después, Kim habló con los medios de comunicación y dijo: "Las dos Coreas tardaron mucho tiempo en reunirse y tomarse de las manos. Los coreanos son las mismas personas, con la misma sangre. Somos compatriotas". Y añadió que: "Nos gustaría establecer una paz permanente. Usar un idioma, una cultura, una historia, Corea del Norte y Corea del Sur se unirán como una sola nación".
Kim, que cruzó la zona desmilitarizada sin su séquito de ayudantes y guardaespaldas, se acercó al surcoreano Moon con una amplia sonrisa, éste esperaba en la losa de hormigón de 50 centímetros de ancho que marca la frontera.
Kim saludó a su homólogo, diciendo: "No puedo dejar de sentirme emocionado al encontrarme en este lugar histórico". Moon respondió que había sido una "decisión valiente" cruzar la frontera.
"Mientras caminaba por aquí, pensé '¿por qué fue tan difícil llegar a este punto?' La línea divisoria ni siquiera es tan alta", Kim le dijo a Moon y a los oficiales reunidos. "Fue muy fácil pasar por esa línea y nos tomó 11 años llegar hasta aquí".
Las acciones espontáneas y los comentarios emocionales de Kim provocaron titulares en todo el mundo, algo que el líder norcoreano probablemente habría anticipado. "Kim es un conocedor de los medios. Él sabe que este tipo de movimiento sin guión atrae la atención de los medios y lo haría verse cosmopolita frente a una audiencia mundial", dijo Baohui Zhang, director del Centro de Estudios del Pacífico Asiático de la Universidad de Lingnan en Hong Kong, a VICE News.
Una “nueva historia”
Luego de ingresar a la renovada Casa de la Paz, Kim firmó el libro de visitas: "La nueva historia comienza a partir de ahora, en el histórico inicio de una era de paz".
Luego, los líderes hablaron a puerta cerrada, sosteniendo “discusiones serias y honestas sobre las formas de desnuclearizar la península, establecer la paz permanente y desarrollar las relaciones Norte-Sur de Corea", aseguró un funcionario surcoreano.
Después de las primeras conversaciones, Kim insinuó un futuro en el que las personas viajarían libremente entre los dos países. "Debemos valorar esta oportunidad para que las cicatrices entre el sur y el norte puedan sanar".
Kim también bromeó acerca de cómo perturbó el sueño de Moon durante el año pasado, cuando el líder surcoreano tuvo que convocar a una reunión de seguridad nacional después de que Pyongyang realizara una prueba de misiles nucleares. "Ya no vamos a interrumpir los sueños de nadie en las madrugadas", dijo Kim, reiterando la promesa de finalizar las pruebas.
La pareja se separó para el almuerzo, Kim regresó atravesando la frontera en su limusina negra flanqueada por 12 guardaespaldas a pie.
La pareja participó en una ceremonia después del almuerzo, que consistió en echar tierra a un árbol plantado en 1953. Una placa descubierta junto al árbol decía: "Plantamos paz y prosperidad". Luego pasaron media hora hablando en privado por los jardines antes de reanudar la cumbre oficial. Los líderes renovarán su bromance este otoño cuando Moon visite Pyongyang, anunciaron las delegaciones al final de la cumbre.
Después, ambas comitivas celebraron un banquete de 10 tiempos, en el cual la esposa de Kim Jong Un, Ri Sol Ju, se unió a las festividades.
“Mi corazón está a punto de detenerse”
Grandes multitudes se reunieron en Seúl para celebrar y ver los eventos en una enorme pantalla instalada en el lado este de la Plaza de Seúl.
"Siento que mi corazón está a punto de detenerse. No puedo describir lo emocionado que estoy", dijo un hombre de 73 años, originario de la parte norcoreana de la provincia de Gangwon y que no ha vuelto a casa desde la Guerra de Corea, a la agencia de noticias Yonhap. "Creo que podemos liberarnos de las amenazas nucleares, ¿por qué no imaginarnos el día que podamos tomar el tren para llegar a nuestra ciudad natal?
Incluso a los reos en las cárceles de Corea del Sur se les permitió "unirse a la nación por el momento histórico de la cumbre Sur-Norte", dijo el Ministerio de Justicia surcoreano en un comunicado. En Corea del Norte, sin embargo, no hubo cobertura de la cumbre durante las noticias de la noche en la televisión estatal.
En el exterior, hubo un optimismo cauteloso.
Donald Trump tuiteó que después de "un furioso año de lanzamientos de misiles y pruebas nucleares", "algunas cosas buenas están sucediendo", pero advirtió que "sólo el tiempo lo dirá".
“Estoy muy emocionado por lo que está pasando,” dijo el ministro de Exteriores de Gran Bretaña, Boris Johnson, añadiendo que él no quiere ser “demasiado optimistas en este momento, pero evidentemente es una buena noticia que los dos líderes se reúnan".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China también aprobó la reunión, expresando "aprecio por la decisión y el coraje" mostrados por ambas partes.
Quema de banderas
Los activistas conservadores de Corea del Sur se mostraron menos alentados y prendieron fuego a banderas de Corea del Norte durante protestas contra las conversaciones cerca de la cumbre.
También hubo un momento de tensión cuando los dos líderes se presentaron ante las comitivas del otro lado. Mientras que el grupo norcoreano le dio a Moon un saludo completamente militar, la delegación de Corea del Sur prefirió reunirse con Kim con un apretón de manos.
A pesar de la apariencia relajada de Kim, su paranoia permaneció intacta. Antes de ingresar a la Casa de la Paz y firmar el libro de visitas, dos funcionarios norcoreanos rociaron la silla en el mostrador de firma con desinfectante, junto con el libro de visitas y el bolígrafo. Luego barrieron la zona con equipos electrónicos para verificar la existencia de explosivos o dispositivos de grabación, según un funcionario surcoreano que habló con NPR.
¿Qué se logró?
A pesar de la cordialidad y la aparente amistad mostradas, aún no está claro si se ha logrado algo sustancial. "Todo el proceso de paz depende de si Kim renuncia a sus armas nucleares", dice Zhang. "Sin embargo, ¿qué tal si no lo hace?"
A pesar de que el par firmó una declaración para acordar la desnuclearización, no hay una garantía real de que vaya a suceder y los expertos advierten que es poco probable que Kim abandone el arsenal por el que tanto se ha esforzado. Van Jackson, exconsejero de política del secretario de defensa de Estados Unidos experto en Asia, cree que la cumbre es simbólica y emocionante, pero sólo genera expectativas para las próximas conversaciones con Donald Trump.
"Es genial tener buena vibra para la reunión con Trump, pero debes dejar de lado la emoción y preguntarte qué significa esto frente al problema de las armas nucleares y no es mucho", dijo Jackson a The Guardian. "Kim dice que quiere la paz y la desnuclearización, pero lo que eso significa para él no será aceptable para Corea del Sur o Estados Unidos".
Imagen de portada: El líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente surcoreano Moon Jae-in cruzan la línea de demarcación militar para la Cumbre Intercoreana el 27 de abril de 2018 en Panmunjom, Corea del Sur. (Korea Summit Press Pool / Getty Images)
Este artículo fue publicado originalmente por VICE US.
David Gilbert https://ift.tt/eA8V8J
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