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martes, 24 de abril de 2018

Los ricos saben menos sobre la nutrición de lo que piensan

La socioeconomía juega un papel importante en las actitudes sobre la comida, especialmente en relación con la seguridad y a los hábitos de compras. Y tener un ingreso más alto no siempre va de la mano con hacer las mejores elecciones. Al contrario, investigaciones muestran que los estadounidenses ricos tienden a sobreestimar su conocimiento sobre la salud y la nutrición.

La última encuesta del Food Literacy and Engagement de la Universidad Estatal de Michigan Food @ MSU revela que casi la mitad de los estadounidenses (49%) que ganan al menos $50,000 dólares al año creen conocer más sobre los sistemas alimentarios mundiales que la persona promedio, mientras que solo el 28% que ganan menos tienen tanta confianza. Sin embargo, cuando encuestamos a las personas sobre varios temas relacionados con la comida, a las personas ricas no les fue tan bien, y en ocasiones les fue peor, que a sus contrapartes con menos ingresos.

Encuestamos a más de 2.000 estadounidenses mayores de 18 años en línea. Los resultados fueron ponderados para reflejar los datos demográficos del censo de los Estados Unidos por edad, sexo, raza y etnia, educación, región y su ingreso para alinearlos con sus proporciones reales en la población.

En nuestra encuesta, le preguntamos a las personas si evitan los productos que contienen "productos químicos" al comprar el super, sin definir más el término. Setenta y tres por ciento de los encuestados con altos ingresos dijeron que sí, en comparación con el 65 por ciento de las personas que viven en hogares de menores ingresos. Los productos químicos tienden a ser satanizados en la cultura popular, pero son fundamentales para las formas en que vemos, escuchamos, olemos e interpretamos el mundo.

Sospechamos que muchos estadounidenses confunden el término general "productos químicos" con pesticidas o aditivos alimentarios, como sabores y colores artificiales, porque estos ingredientes muchas veces son noticia cuando se demuestra que son dañinos. Pero en términos generales, los productos químicos son los que componen los humanos y nuestra comida. Este ejemplo destaca la gran desconexión que hemos encontrado entre la ciencia, los alimentos y el público en general, y también sugiere que los estadounidenses ricos no están más informados que sus compañeros menos pudientes.

Nuestros nuevos datos de las encuestas también se suman a un creciente cuerpo de literatura que demuestra cómo los factores socioeconómicos influyen en el acceso a la información sobre salud, seguridad y nutrición. Por ejemplo, solo el 59 por ciento de los estadounidenses con ingresos bajos reconoció el término " bisfenol A (BPA) ", un químico industrial en algunos plásticos y resinas que pueden filtrarse en alimentos y bebidas. Por el contrario, el 80 por ciento de los consumidores más ricos estaban familiarizados con eso.

Del mismo modo, el 85 por ciento de los encuestados de bajos ingresos estaban familiarizados con el término " ingredientes genéticamente modificados (OGM) " en comparación con el 93 por ciento de los mayores ingresos. Aunque el BPA y los OGM son dos temas muy distintos, ambos se debaten en las discusiones sobre políticas y parece que los estadounidenses con ingresos más bajos se quedan de manera desproporcionada en la conversación.


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También observamos que, aunque los que ganan más tienen más acceso a la información sobre los alimentos, también es más probable que se vean influenciados por información errónea y por la pseudociencia.

Por ejemplo, un estudio completo de 2016 de la Academia Nacional de Ciencias concluyó que los cultivos modificados genéticamente son tan seguros para comer como sus contrapartes que no están modificados genéticamente. Sin embargo, en nuestra encuesta, el 43 por ciento de los que tienen altos ingresos y el 26 por ciento de los que perciben menores ingresos informaron que evitan comprarlos.

Sospechamos que los estadounidenses ricos son más propensos a encontrar información sin fundamento, en internet, entre amigos y familiares, y en los mercados de agricultores y tiendas de comestibles de mayor categoría, que suscitan preocupaciones infundadas sobre esta tecnología ampliamente utilizada.

El resultado es una percepción constante de que ciertos productos "orgánicos" o no transgénicos son de alguna manera más saludables, lo cual no está respaldado por la investigación. Esta actitud ejerce presión sobre algunos consumidores para que paguen más por los productos con estas etiquetas o que sufran sentimientos de culpa o vergüenza si no pueden permitirse proporcionar artículos más caros para sus familias.

Nuestros hallazgos revelan que los ingresos de las personas tienen una influencia significativa en el acceso a la información y moldean las actitudes sobre la dieta y la nutrición, aunque los mayores ingresos no se correlacionan sistemáticamente con una mejor comprensión. Creemos que muestran la necesidad de que expertos en alimentos y profesionales de la salud trabajen con científicos sociales para comprender las formas en que las diferentes comunidades toman decisiones sobre los alimentos.


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Sheril Kirshenbaum es la directora ejecutiva de ScienceDebate y es anfitriona de Our Table en la Universidad Estatal de Michigan, una iniciativa para ayudar a los consumidores a tomar decisiones más informadas sobre los alimentos.

Douglas Buhler es el director de AgBioResearch y vicepresidente asistente de investigación y estudios de postgrado de la Universidad Estatal de Michigan.

Sheril Kirshenbaum https://ift.tt/eA8V8J

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