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miércoles, 19 de junio de 2019

Detrás de la ropa que llevas puesta hay muchas mujeres medicadas por la fuerza

Artículo publicado originalmente por VICE India.

Varias fábricas hindúes de ropa fueron sorprendidas dando a sus empleadas analgésicos ilegales para el dolor menstrual, los cuales tienen serios efectos secundarios en su salud, reveló una nueva investigación realizada por la Fundación Thomson Reuters (TRF). A través de entrevistas con cerca de 100 mujeres que trabajan en la industria de la confección de prendas de vestir de Tamil Nadu, India, salió a la luz que a todas les dieron analgésicos sin marca en el trabajo para ayudar a aliviar sus dolores menstruales. Más de la mitad de las entrevistadas dijo que esto tuvo un gran impacto en su salud.

Muchas de estas mujeres tomaron las pastillas durante años antes de darse cuenta de lo dañinas que eran para ellas. Más tarde descubrieron que los efectos secundarios que acompañan a estas píldoras incluyen depresión, ansiedad, infecciones del tracto urinario, periodos menstruales irregulares e incluso abortos espontáneos.

Estas píldoras son administradas por un supervisor conocido como 'cronometrista', cuyo trabajo también incluye llevar el control de las horas laborales de los empleados e incluso de sus pausas para ir al baño, además de administrar un pequeño dispensario médico. Las mujeres entrevistadas por la TRF, tenían entre 15 y 25 años, y dijeron que siempre les pedían que se tragaran las pastillas frente al supervisor, sin que nunca les dijeran qué clase de medicamento era ni cuáles eran sus efectos secundarios. "La elección era entre perder tu salario o tomar más píldoras para cumplir con los objetivos de producción del día", dijo Kanaga Marimuthu, una mujer de 21 años que trabaja en una de esas fábricas. Marimuthu ingirió estas pastillas todos los meses durante un año antes de comenzar a sentir dolores, espasmos, fiebre, y finalmente la perdida de su período menstrual. Si bien esta joven empleada se encuentra mejor ahora, después de haber consultado a un médico calificado y haberse alejado por completo de esas píldoras, hay muchas jóvenes como ella que no tienen otra alternativa. Sudha, una costurera, habló sobre cómo las píldoras terminaron por arruinar su ciclo menstrual y le causaron fibromas, que son crecimientos no cancerosos en el útero.

La TRF hizo que estas píldoras sin marca fueran examinadas por expertos y descubrieron que se trataba de medicamentos antiinflamatorios no esteroides, similares a medicamentos de venta libre como el ibuprofeno y el Advil. Estos les brindan a las trabajadoras alivio para los cólicos menstruales, pero también se sabe que tienen efectos secundarios dañinos si se toman con frecuencia. De hecho, un cronometrista anónimo encargado de suministrar estas pastillas a las empleadas le dijo a la TRF: "Durante sus períodos, las pastillas las ayudan a terminar el trabajo. Yo nunca me tragaría una de esas pastillas y disuadiría a mis amigos cercanos de tomarlas".

Si bien la Ley de Fábricas de la India ha hecho obligatorio que los dispensarios médicos sean administrados por enfermeras o médicos calificados, se sabe que las fábricas más pequeñas violan esa ley. La Dra. P Nalina Kumari, quien ha tratado a muchas mujeres que trabajan en hilanderías y fábricas de prendas de vestir, dijo: "Al parecer, las pastillas que les dan les están causando básicamente un desequilibrio hormonal en sus cuerpos. Los síntomas visibles son náusea y vómito. Los síntomas invisibles son ciclos menstruales erráticos, depresión y en muchos casos dificultad para concebir".

Jeeva Balamurugan, secretaria general del Sindicato Textil y del Trabajo Común de Tamil Nadu, dice que los jefes de las fábricas estaban al tanto de la manera en que las píldoras podían afectar los períodos de las mujeres y, aun así, siguieron suministrándoselas sin reservas para garantizar su máxima productividad.

Los datos del gobierno indican que más de 3,000,000 mujeres son empleadas de las 40,000 fábricas de prendas de vestir e hilanderías de Tamil Nadu, pero el número en realidad es mayor, considerando que muchas personas trabajan en el sector informal y, por lo tanto, no aparecen en las cifras oficiales.

Se trata principalmente de mujeres jóvenes de origen humilde, marginadas y analfabetas que tienen que trabajar durante largas horas con un salario mínimo, para hacer esas lindas prendas que probablemente ves en los aparadores de tiendas como H&M y Gap. Pero fabricar esa ropa a un ritmo rápido y con precios bajos conlleva un alto costo. La explotación es una práctica común en la industria, ya que a los empleados ni siquiera se les da el tiempo suficiente para ir al baño para así evitar que baje la producción. Y esto no se limita solo al sector de los empleos informales en las fabricas. También sucede en los campos, donde las mujeres optan por ir a que les extirpen el útero porque los contratistas no suelen emplear a mujeres que menstrúan pues "los períodos menstruales entorpecen el trabajo".

Un funcionario de Tamil Nadu dijo que, a la luz de esta investigación, el estado lanzará un proyecto para monitorear la salud de los trabajadores de la confección y recolectar datos sobre la cantidad de personas que padecen alguna afección relacionada con el trabajo.

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