Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Científicos han descubierto los antiguos restos de hienas que trituraban huesos al norte del círculo ártico, lo que demuestra que vagaron por el paisaje helado durante la última era de hielo.
En un estudio publicado el martes en Open Quaternary, investigadores de la Universidad de Buffalo analizaron dos dientes recolectados en el Yukón en los años 70 y se percataron de que pertenecían a hienas antiguas, lo que proporciona un eslabón perdido entre las antiguas poblaciones de Norteamérica y Eurasia.
Este descubrimiento les da a los científicos una pista sobre el papel de las hienas en los ecosistemas antiguos del Ártico. Según los investigadores, entre 1.4 millones y 850,000 años atrás, pudieron haber cazado manadas de caribúes o devorar restos de mamut. Su capacidad para romper huesos —que les da el mote de "quebranta-huesos"— las convirtió en hábiles carroñeros capaces de alimentarse de los cadáveres de la mayoría de los grandes herbívoros.
"Las hienas son buenas para 'reciclar' sus ecosistemas debido a su capacidad para comer y digerir casi todo un cadáver", dijo el autor principal Jack Tseng en un correo electrónico. "El Ártico fue y es un entorno implacable, así que los cazadores-carroñeros como las hienas podrían haber sido los animales más adaptados a la baja abundancia de alimentos".
Las hienas ya no merodean estos paisajes septentrionales, pero sus fósiles son comunes en Eurasia y en algunas partes de Norteamérica. Los científicos habían asumido durante mucho tiempo que habían llegado al Nuevo Mundo por el puente terrestre de Beringia antes de viajar hasta el sur de México, pero no habían tenido pruebas contundentes hasta ahora. El análisis de estos dos dientes diminutos ha acortado la distancia de una enorme brecha geográfica: fueron hallados a unos 4,000 kilómetros de los fósiles de hiena de Norteamérica y a unos 6,500 kilómetros de los restos en Eurasia.
Los investigadores sospechan que la competencia con otros carnívoros y el cambio ambiental probablemente contribuyeron al declive de la hiena, pero esa cuestión aún sigue debatiéndose.
"Los fósiles no nos dicen por qué se extinguieron, solo revelan que los animales se había extendido desde el Yukón hasta México hasta el periodo de su extinción", dijo Tseng. "Eso deja abierta la pregunta de qué los eliminó".
Los dos dientes analizados por los investigadores forman parte de una enorme colección de fósiles de vertebrados del Museo Canadiense de la Naturaleza, en Ottawa. Más de 50,000 fósiles han sido recuperados de esta región septentrional del río Old Crow del Yukon desde el siglo pasado, la mayoría de ellos pertenecientes a herbívoros, como el bisonte.
Los investigadores compararon estos dientes con los de otros fósiles de hiena conocidos, utilizando pequeños detalles para determinar el género exacto: Chasmaporthetes, un género extinto conocido como "hiena que corre". Debido a que solo había dos dientes, los investigadores no pudieron identificar la especie.
Los investigadores utilizaron las capas de roca para determinar la edad de los fósiles, lo que sugiere que no tienen más de 1.4 millones de años. Sin embargo, los fósiles son difíciles de fechar porque fueron descubiertos en el lecho de un río, lo que significa que el río los barrió desde su ubicación original, exponiendo el sedimento a lo largo del camino.
Sólo cuatro especies de hienas persisten en la actualidad: tres quebranta-huesos y una que come hormigas. Sin embargo, las hienas antiguas tenían mucha más variedad y vivían en todo el mundo, incluido el Ártico. La forma en que murieron sigue siendo un misterio, pero ahora sabemos cómo llegaron a Norteamérica, desafiando el clima helado de un puente de tierra congelado.
Madeleine Gregory https://ift.tt/eA8V8J
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