Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.
"Tenía los ojos cerrados, y comencé a ver una forma ovalada de color rosa-naranja frente a mí, como un amanecer", dice Connie Arlanda, una mujer de 33 años de Vermont. "El óvalo crecía y se expandía como un globo al ser inflado lentamente... unos segundos más tarde, la forma ovalada estalló y tuve un potente orgasmo. Mi vagina se aferró a su pene lo suficientemente fuerte como para empujarlo hacia afuera. Y vi una explosión de colores mientras sentía el orgasmo".
Arlanda experimenta sinestesia sexual, un raro fenómeno en el cual la estimulación sexual desencadena percepciones sensoriales, que incluyen efectos visuales, olores y sabores. La sinestesia sexual es solo una de las varias formas existentes de sinestesia, término genérico para un rango de experiencias en donde la estimulación de uno de nuestros sentidos induce percepciones sensoriales automáticas e involuntarias.
Los sinestésicos —el nombre para las personas con esta afección— comúnmente experimentan sinestesia 'color-grafema', donde las letras y los números están fuertemente asociados con colores específicos; otras formas incluyen la cromestesia (asociación de sonidos con colores) y la sinestesia léxico-gustativa (asociación de palabras con sabores).
"Para ser claros, no es una condición que requiera de tratamiento", dice Clare Jonas, una investigadora y comunicadora de ciencia del Reino Unido especializada en la psicología de la sinestesia. "Para la mayoría de los sinestésicos con los que he hablado, la sinestesia es neutral o agradable, y está asociada a beneficios como una mejor memoria y una mayor creatividad".
Aunque un estudio de 2006 que utilizó un método de muestreo aleatorio no encontró diferencias de género significativas, Markus Zedler, director médico adjunto de la Escuela de Medicina de Hannover en Alemania, me dice que, profesionalmente, conoce a más mujeres sinestésicas que hombres. Las estimaciones de cuántas personas experimentan sinestesia varían, pero ese mismo estudio mostró una prevalencia de 4.4 por ciento. Este número puede ser más alto, ya que muchos sinestésicos no se dan cuenta de que su experiencia es diferente hasta que alguien se los señala de manera específica.
"No sabía lo que era la sinestesia hasta que llegué a los 20 años, y llevaba años viendo colores durante mis orgasmos", dice Arlanda. "Simplemente pensé que era normal, que todo el mundo tenía orgasmos coloridos".
Hasta la fecha, no existe consenso científico sobre cuáles podrían ser las bases de la sinestesia. "Nadie sabe realmente por qué sucede, pero hay varias teorías", dice Jonas. "Por ejemplo, que los cerebros de los sinestésicos tienen patrones de conexiones neuronales diferentes a los de las otras personas, que los sinestésicos tienen más serotonina en el cerebro que otras personas, y que todos nacemos siendo sinestésicos, pero la mayoría de nosotros lo perdemos con el tiempo".
Esta sensación de misterio, junto con lo inocuo del fenómeno y su asociación con la creatividad, tal vez expliquen el imperecedero atractivo popular de la sinestesia: la utilizan para explicar la destreza culinaria de Remy en Ratatouille de Pixar; también para matizar el genio nihilista de Rust Cohle en True Detective de HBO.
Entonces, quizás sea sorprendente que no escuchemos más seguido acerca de los sinestésicos sexuales. La Sra. Jones, una maestra de 32 años de Virginia que prefiere no usar su nombre completo en caso de que sus estudiantes lean sobre sus orgasmos coloridos, comenzó a notar que tenía experiencias sexuales sinestésicas hace algunos años. Después de un embarazo de gemelos donde utilizó técnicas de visualización y meditación para conectarse con sus hijos y aliviar los dolores abdominales, el sexo también se convirtió en un acto más meditativo.
"Realmente me puse en contacto con la forma en que mi cuerpo reaccionaba ante mi pareja y, a su vez, mi pareja se empezó a sintonizar conmigo", dice. Esta conexión hizo que Jones sintiera literalmente una corriente eléctrica, una sensación que comienza durante el sexo y se hace más fuerte a medida que llega al clímax. "Siento un flujo eléctrico que alivia el dolor por todas partes, y mi boca sabe como si acabara de lamer una batería de 9 voltios". Hace un año, comenzó a ver colores mientras alcanzaba el orgasmo, y también empezó a experimentar una serie de sabores. "Puede variar de lo dulce a lo salado: el olor del aire del océano suele presentarse con mucha frecuencia", explica Jones. "El sabor generalmente llega cuando estoy en el punto más alto del orgasmo y se queda mientras nos relajamos".
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Este tipo de experiencias sensoriales intensas parecen ser típicas de la sinestesia sexual. Este hilo en el subreddit de sinestesia resume su variabilidad y placer absoluto. Un usuario dijo "cuando [mi orgasmo es] duradero y profundo... me envuelve una neblina lujuriosa y oscura". Otro describió cómo "recientemente, mientras me metían los dedos, me imaginé una banda de formas suaves que imitaban ligeramente una tuba, un clarinete, etc.", mientras que otra persona aseguró que su orgasmo "se ve y sabe parecido al chocolate negro".
Tales descripciones de la sinestesia sexual llevaron a un grupo de investigadores a estudiar la relación entre la sinestesia sexual, la satisfacción sexual y los estados alterados de conciencia (las ASC, la sensación que tienes de "perder el control" durante el orgasmo, también conocida como trance o absorción sexual). En su estudio de 2013, los investigadores encontraron que los sinestésicos sexuales obtuvieron puntuaciones significativamente más bajas que el grupo de control en cuanto a la satisfacción sexual, pero puntuaciones más altas en las ASC, específicamente en las subescalas "inmensidad oceánica" y "reestructuración visionaria".
La reestructuración visionaria se refiere a alucinaciones visuales y/o sinestesia. "La experiencia de la inmensidad oceánica durante el sexo puede caracterizarse por un sentido de unidad en el que desaparecen las fronteras psicológicas entre uno mismo y el otro", dice Rui Miguel Costa, investigador del Centro de Investigación William James del Instituto Universitario en Lisboa, Portugal. Al mismo tiempo, la percepción del tiempo de un individuo puede sufrir un cambio considerable y provocar una intensa sensación de atemporalidad. "Esto va acompañado de estados de profundo placer y paz", agrega Costa. "En los momentos posteriores al sexo, pueden surgir ideas originales y nuevas conexiones de pensamientos".
Las experiencias sinestésicas sexuales parecen trascender las emociones regulares que sentimos durante el sexo, y esto se refleja en los relatos de los sinestésicos de sus experiencias más memorables. Jones describe un día en que los niños estaban en la escuela, y ella tenía mucho tiempo a solas con su pareja. Después de tener sexo un par de veces, cambiaron de posición y Jones comenzó a sentirse agradablemente mareada.
"Los colores rosa y blanco comenzaron a arremolinarse en mi visión y mis brazos se pusieron pesados", recuerda. "Ahí comencé a sentir que algo se estaba inflando dentro de mí... Entonces los remolinos se unieron para formar algo así como un orbe rosado con luces turbias blancas rodeándolo. Cuanto más brillantes eran los colores, más necesitaba llegar al orgasmo... Entonces sentí su pene palpitar y que una oleada fluía a través de él hacia mí. Un órgano parecido al corazón que se estaba llenando de una luz blanca se formó en mi visión, y pude ver que él era la luz y yo el corazón... Todo lo que pude oler fue el océano".
Aunque este tipo de experiencia puede ser inicialmente positiva para un sinestésico, Zedler, uno de los coautores del estudio de 2013, sugiere que podría tener una desventaja. "Una mujer que disfruta de un sexo más profundo tiene una gran cercanía consigo misma", dice. "Pero tal vez esto podría causar la pequeña desventaja de que a veces no tenga suficiente consciencia de su pareja que no está en trance sinestésico. Esto podría causar el resultado que encontramos: aunque el sinestésico sienta una conexión más profunda en el sexo, para la pareja podría ser menos satisfactorio".
Esto no coincide por completo con las experiencias de Arlanda y Jones. Para Jones, la sinestesia puede haber beneficiado la satisfacción sexual mutua entre ella y su pareja de años. "Me he dado cuenta de que cuando mi orgasmo está llegando al clímax, puedo ver/sentir una especie de dona rosa de presión dentro de mí cada vez más grande", me dice. Esto actúa como un medidor visual, lo que le permite juzgar mejor cuándo llegará al orgasmo. "Esta visualización me ha ayudado a controlar mi orgasmo para poder esperar hasta que mi pareja esté lista y que así nos vengamos juntos". No obstante, Jones desea enfatizar que la fuerza y la intensidad del sexo con su pareja preceden a sus experiencias sinestésicas.
Arlanda me dice que la sinestesia en realidad no afecta su vida sexual, aunque tiende a no mencionarla a sus parejas sexuales. "Es algo difícil de explicar a las personas que no lo han experimentado por sí mismos". Me ha pasado por la cabeza que sería genial encontrar una pareja que también experimentara los orgasmos de esta manera", dice. "Pero aparentemente este es un fenómeno bastante raro, así que supongo que las probabilidades son pocas... hasta que alguien cree una aplicación de citas para sinestésicos, sólo así".
Richard Greenhill https://ift.tt/eA8V8J
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