Artículo publicado originalmente por VICE Australia.
Desde que fui al festín "Eat the Problem" (Cómete el problema) en el MONA (el Museo de Arte Antiguo y Moderno) el mes pasado, la gente me ha estado preguntando a qué saben los gatos. Para ser más específico, a qué sabe el consomé de gato que comí, el cual también contenía zarigüeya y una cabeza de paloma sin ojos. Todos quieren saber a qué sabía, porque nadie se atrevería a probarlo. Los gatos en Australia siempre son o mascotas o plagas —pocas personas tendrían la iniciativa de dispararles, despellejarlos y hervirlos.
Los occidentales, en general, son raros respecto a lo que comen y lo que no. Las adorables vacas pueden ser descuartizadas sin culpa alguna, mientras que los caballos –considerados los animales más mortales de Australia– son sagrados. También es válido comer cerdo, pero comer perro es un pecado. Y mientras tanto, envenenamos "plagas" deliciosas como los brumbies (caballos), los conejos y los venados, y dejamos sus cadáveres para las moscas. Tal vez ya sabes a dónde voy con esto: la pregunta es, ¿por qué no nos alimentamos de las plagas? ¿Por qué no nos comemos el problema y matamos dos pájaros de un tiro?
La artista y arquitecta Kirsha Kaechele es el cerebro detrás de esto, y al parecer es una buena idea: una buena manera de cerrar ese ciclo y desenredar algunos de esos dilemas éticos que giran entorno a la forma en que tratamos a los animales. Al invitar a la gente a su festival cuidadosamente curado y alimentarla con abundantes pero asquerosos insectos y animales como grillos, sapos y gatos, quiere que todos sintamos algo —repulsión, curiosidad, lo que sea—pero, en general, es un ejercicio filosófico. Kirsha quiere que sus invitados profundicen un poco sobre la forma en que ven a ciertas especies.
“Simplemente creo que es un poco imprudente llamar 'problema' a estas especies” me dice. "¿Desde qué perspectiva? ¿Según quién? Todo depende del contexto. La gente dice cosas como, 'es terrible que haya tantos venados destruyendo todo' y todos estén de acuerdo y los envenenen y dejen que sus cadáveres se pudran –lo cual tiene sus consecuencias en el medio ambiente– y luego consuman carne proveniente de una granja industrial donde los animales sufrieron y los procesos son horribles y asquerosos en todos los niveles. Simplemente no tiene sentido. Entonces, pregunto, '¿a qué te refieres con problema? Son recursos’”.
Entonces, sí, parece una buena idea –pero quería saber qué tan bien se traduce en la práctica. ¿Ampliar nuestros horizontes alimentarios es meramente una cuestión de superar los tabúes culturales, o comer plagas es tan nauseabundo como todos piensan? O algo más egoísta: ¿es posible no solamente comer sino disfrutar comer especies invasivas en nuestra vida diaria? No soy un crítico de comida calificado, lo que sí es que a veces me alimento de comida, entonces esto es lo que pienso de algunos de los ingredientes incluidos en este festín —los cuales califiqué basándome en si los volvería a comer o no.
Erizo de espina larga y estrella de mar frita con garo (salsa) de estrella de mar
Esta fue mi primera comida de la noche, sin contar un shot de mezcal con hormigas –que en lo personal siempre me ha sabido a hormigas, entonces fue difícil identificar los sabores. Los platos principales eran monótonos, y a todos se les asignó un color para vestirse, de la cabeza a los pies, con algo que combinara con su platillo principal. Yo fui de anaranjado. El erizo de mar, atravesado por un palillo de acero sobre el vodka martini con suero de leche de oveja, era más de un color verde fangoso, así que fue un comienzo extraño. Y honestamente, solo sabía a agua salada.
El platillo principal era una porción de estrella de mar frita con alga marina fermentada y garo de estrella de mar. Muchas gente probablemente piensa que las estrellas de mar son lindas, con sus colores pastel brillantes y sus extremidades gomosas, pero en realidad son de lo peor. La estrella de mar del Pacífico Norte es una de las 100 peores especies exóticas invasoras en el mundo, y miles de estrellas de mar (de la especie corona de espinas) están abriéndose camino a través de la Gran Barrera de Coral mientras hablamos.
¿En cuanto al sabor? No estuvo mal. Fue difícil identificar todos los ingredientes en este platillo, pero la mayoría sabía a mar o a sal, esa nitidez arenosa que normalmente tienen las ostras o el sashimi. Así que:
7/10, lo volvería a comer.
Consomé de gato con paloma y tortellini de liebre y zarigüeya
La comida del momento; la piece de resistance. Al entrar en este festín, todos hablaban sobre el hecho de que nos servirían gato en cualquier presentación. Esa presentación resultó ser líquida. Y si eso te abre el apetito, vale la pena señalar que esta experiencia culinaria no se le puede ofrecer a todos, es ilegal cocinar gato en Tasmania, incluso como "arte", así que no se podrá incluir en el menú de banquetes públicos.
La paloma, como era de esperarse, sabía a pollo y el tortellini de zarigüeya y liebre, aunque parecía un pedazo de intestino, sabía como a ravioles de ternera. Creo que esto fue lo más rico de la noche. Y luego, un hombre me tocó amablemente el hombro y me sirvió el caldo de gato.
Tengo que decir esto: es imposible comerte algo líquido que sabes que es caldo de gato sin saborear el gato. Ese aroma cálido y penetrante de casa de tu abuelita se filtra y domina el paladar, aunque solo sea de manera inconsciente. Pero tal vez eso sea porque todos superponemos nuestras ideas preconcebidas a estos ingredientes poco atractivos; sin permitirnos probar el verdadero sabor.
Porque una vez que te olvidas de eso, el consomé de gato sabe como a caldo de borrego o de pollo, o a sopa de verduras, los cuales pueden saber a sopa instantánea. No sé cuántos gatos usaron, pero no sabe tan concentrado—por eso pierde algunos puntos. Pero de todas formas...
8/10, lo volvería a comer.
Pemmican de venado con caballo, salami de gato, y salsa de sangre
Todos sabemos que el venado es delicioso, así que no es necesario demostrar nada, pero me gustaría hablar de caballos por un momento. La gente cree que comer caballo es repulsivo y que es un acto moralmente inconcebible que merece desprecio y disgusto. Y sí, está bien, son criaturas espectaculares con pieles relucientes que han cargado a los humanos sobres sus lomos durante miles de años. Pero la cosa es que, todos hemos comido caballo.
¿Has comido lasaña de supermercado? Ah, pues está hecha con caballo. Muchos alimentos contienen caballo y está bien. ¿Por qué no comeríamos un animal que es A: enorme y carnoso y B: que hay de sobra?
Hay una sección en el libro de Kirsha donde los académicos del medio ambiente, Don Driscoll y Sam Banks, cuentan cómo vieron a un grupo de caballos hambrientos en la sierra de Snowy, literal comiéndose a uno de su especie para sobrevivir. En ese pasaje sombrío, los autores describen la escena con tres animales parados junto a “un cuarto caballo que yace muerto en el suelo. Dos de los caballos tenían sus hocicos dentro de su cavidad abdominal, mordisqueando lo poco que quedaba de su tracto digestivo".
¿Ves? Incluso los caballos comen caballo, (aunque bajo circunstancias dramáticas). Y tú también deberías hacerlo. En este caso particular, sabía rico y estaba jugoso, lo que esperarías de un pemmican (comida concentrada, consistente en una masa de carne seca pulverizada), de cualquier tipo de carne.
En cuanto a los otros ingredientes: el “salami de gato” sabe a salami normal, es como si quisieras describir un vino como “alcohólico”—así que el sabor era bastante familiar. ¿Y la salsa de sangre? No sabía que tenía sangre hasta que leí el menú después, así que estuvo bien.
10/10, lo volvería a comer.
Caña de azúcar fresca con caviar de langosta y aderezo de garo de sapo
El sapo de caña, la plaga más notoria de Australia, fue otro tema de conversación antes del festín. La historia de estas criaturas suena como sacada de la Biblia: un grupo de productores de caña de Queensland notaron que los escarabajos de caña se estaban comiendo sus cosechas, así que decidieron introducir a un depredador en el entorno natural, el sapo de caña. Luego los escarabajos de caña, porque son escarabajos, comenzaron a trepar hasta la parte superior de los tallos de la caña; y los sapos de caña, porque son sapos, no podían alcanzarlos. Ahora hay montones de los dos. Estos horribles anfibios también envenenan todo lo que los rodea, se reproducen como locos y son casi imposibles de controlar en términos de población.
Como sea, este platillo fue obviamente una declaración de esa narrativa, con el pedazo de caña de azúcar y todo. Según yo, el sapo de caña es comestible, si evitas las glándulas tóxicas en sus hombros, ojos y ovarios, pero en este caso, convirtieron en otra cosa a la criatura, así que eso no fue un problema. También el plato en el que venía servido estaba raro, parecía zapato.
Al final del día, todo lo que había en este platillo me gustó, aunque estaba un poco dulce y azul. Ninguno de los que estaban sentados a mi alrededor estuvo de acuerdo, pero:
7/10, lo volvería a comer.
Trasplante fecal con estofado de tofu ahumado, shiitake fermentado, y hongos en escabeche
Un trasplante fecal es cuando tomas las heces de una persona y las insertas en el sistema digestivo de otra persona para darle una dosis saludable de bacterias intestinales. Esto no era eso, pero parecía. El vaso de líquido café que estaba frente a mí, parecía diarrea. Y esa era la idea: al parecer, todos los ingredientes de este platillo tenían estaban predestinados a causar diarrea, para estimular la digestión, y más de una persona expresó su preocupación por cagarse ahí en la mesa. No sé si alguno lo hizo, pero yo no.
El estofado de tofu ahumado tenía un sabor bastante sórdido, y los hongos en escabeche y el shiitakefermentado (una seta comestible originaria de Asia Oriental), también tenía un mal sabor. En general, aunque no había nada demasiado indignante o grotesco en cuanto a los ingredientes de este platillo, sabía horrible. Pero la cosa es que esta comida en realidad no era tan tabú. La comida, con apariencia de heces, fue lo más cercana a algo que uno esperaría encontrar en una nueva era, en un restaurante vegano, por ejemplo.
A lo mejor ese era el punto de Kirsha: que la mayoría de la gente ya come cosas asquerosas, y paga por hacerlo.Todo se reduce a lo que la sociedad nos dice que es adecuado consumir. Pero si el factor "de asco" es tu excusa para no comer plagas, entonces hay que profundizar un poco más: porque el caballo, el gato y el sapo de caña saben mucho mejor que toda la mierda hiper-orgánica que está de moda.
2/10, no lo volvería a comer.
Gavin Butler http://bit.ly/2WuMXgf
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