Artículo publicado por VICE Argentina
El 3 de junio de 2015 una multitudinaria movilización copó las calles argentinas con un lema contundente: "Ni Una Menos". Cuatro años después, miles de personas se vuelven a organizar para caminar hacía el Congreso de la Nación de Buenos Aires, con carteles y nombres de mujeres que fueron asesinadas, con velas y globos negros. Ni Una Menos se transformó en una necesidad, en un grito para que dejen de matarnos.
Feminicidio es una palabra que hasta hace pocos años no existía en el diccionario de la Real Academia Española y menos en nuestra cotidianidad. El término se incluyó en su diccionario en octubre del 2014, en su 23ª edición. El asesinato de una mujer por razón de su sexo resultó ser más común de lo que mucha gente imagina, ya sea dentro de la familia o en cualquier otra relación interpersonal; por parte de cualquier persona. Es así como en el ámbito internacional comenzó a escucharse, indistintamente, los términos feminicidio y femicidio, donde se refleja el odio a la condición de mujer como principal motivo que impulsa al perpetrador a ser violento. Un feminicidio no es un simple homicidio, sino el ataque deliberado por condición de género.
Relacionados: Las hijas del feminismo
El cuerpo de Daiana García, de 19 años, apareció dentro de una bolsa de arpillera (costal). Fue hallado el 14 de marzo de 2015 en un descampado debajo de un puente, al costado de una carretera a la vista de todos. Daiana estaba semidesnuda y tenía un calcetín en la boca. Murió asfixiada. Las investigaciones policiales llevaron hasta Juan Manuel Fígola, de 38 años, que, tras matarla, se suicidó en las vías del tren en Laferrere, Buenos Aires. Antes de quitarse la vida le mandó un mensaje de texto a su exmujer, y madre de su hija, que decía: “Perdóname por la cagada que me mandé”.
Ese mismo mes, y con la frase “Ni una muerta más” como consigna —frase que la poeta Mexicana Susana Chávez escribiría en 1995 en protesta a los feminicidios llevados a cabo en Ciudad Juárez—, un pequeño grupo de comunicadoras y activistas feministas argentinas organizó una maratón de lectura en la Biblioteca Nacional bajo el lema #NiUnaMenos. El objetivo era tratar temas vinculados a la violencia de género, trata y feminicidios. El caso de Daiana dio el puntapié para usar, a partir de la frase de Chávez —a quien años después, en 2011, dos menores de edad asesinarían y mutilarían en la Colonia Cuauhtémoc—, como referente, el inicio de un encuentro de lecturas y luchas feministas en Argentina.
Meses más tarde, en mayo de 2015, salió a la luz el feminicidio de Chiara Páez, una niña argentina, de 14 años, quien estaba embarazada de Manuel Mansilla, de 16 años. La menor desapareció en la localidad de Rufino, provincia de Santa Fe, Argentina, en la madrugada del 10 de mayo de 2015. Sus padres denunciaron la desaparición horas después y se formó un grupo de 300 rescatistas y vecinos que rastrearon la localidad y los alrededores. El cadáver de Chiara Páez apareció en posición fetal y desnudo de la cintura para abajo, enterrado en el patio trasero de la casa de Manuel Mansilla. La noche del 11 de mayo, el padre de Manuel, sargento de la comisaría de Rufino, entregó al menor en el centro penal de justicia.
El adolescente declaró ante la justicia haber matado a su novia a golpes y dijo haberla arrastrado y enterrado. Se encontraron prendas de ropa con manchas de sangre escondidas debajo de una cómoda en el dormitorio de la madre de Manuel. Según las declaraciones, el motivo había sido el embarazo, un asunto que les traía conflictos: ella quería seguir adelante y él le insistía con un futuro aborto.
En respuesta a esto, el 11 de mayo de 2015, la periodista Marcela Ojeda tuiteó: “Actrices, políticas, artistas, empresarias, referentes sociales ... mujeres, todas, ¿bah… no vamos a levantar la voz? NOS ESTÁN MATANDO”. Minutos después, Florencia Etcheves, periodista y conductora argentina, le respondió: “Se me ocurre mujeres referentes grosas convocando a mega marcha. No sé si sirve, pero visibiliza”.
Pocas semanas después, el 3 de junio de 2015 a las 5 pm, el Congreso de la Nación estaba iluminado de violeta. Las mujeres habían salido a la calle. La movilización se reprodujo en varias ciudades y logró reunir a más de 300 mil personas. Fue el resultado de una convocatoria que se difundió en redes sociales, periódicos y revistas, hasta llegar, de a poco, a otros países de Lationoamérica. Las fundadoras de la organización jamás iban a pensar que la convocatoria se convertiría, cuatro años después, en uno de los movimientos políticos más influyentes, que no sólo marca agenda en Argentina sino también que inspiró a feministas de otros países. El feminicidio de Chiara Páez dio puntapié a la primera marcha de Ni una menos.
Relacionados: Por día se entregan 20 botones antipánico en la ciudad de Buenos Aires ¿Funcionan?
Ni Una Menos, como colectivo de activistas feministas, surgió como movimiento para dejar de justificar un asesinato por la vestimenta o el comportamiento de una mujer. Pidió, mediante comunicados, que se deje de culpar a la víctima de su propia muerte. Ni Una Menos exige, como movimiento, un índice actualizado de feminicidios, una creación de fueros regionales especializados en violencia contra las mujeres con competencia civil y penal, la reglamentación en su totalidad de la Ley N 26.485, la incorporación de la temática violencia contra las mujeres en los pénsums educativos y la creación de un Ministerio de Igualdad de Oportunidades entre mujeres y varones. A partir del hashtag #NiUnaMenos en las redes sociales, logró difundir sus reclamos en más de 30 ciudades de Argentina.
En 2009 se sancionó en Argentina la Ley 26.485, que aborda de manera integral la violencia de género ("Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollan sus relaciones interpersonales"). En 2012 fue sancionada la Ley 26.791, que modificaba el Código Penal e incorporaba entre sus supuestos la figura del homicidio de una mujer cometido por un hombre con quien se mantiene o ha mantenido una relación, o cuando exista un vínculo de consanguinidad ascendente y/o descendente; con el propósito de causar sufrimiento; y en un contexto de violencia de género. Sin embargo, a pesar de una sanción de prisión perpetua, se siguen produciendo un número alarmante de femicidios, y es que, más allá del cambio legislativo, la sociedad exige un cambio de conciencia en las instituciones encargadas de aplicar la normativa y en la sociedad civil.
Según La Casa Del Encuentro, una organización feminista ubicada en Buenos Aires que lucha por los derechos humanos de las mujeres, niñas, niños y adolescentes, en Argentina matan a una mujer cada 32 horas. Por su parte, el Observatorio “Ahora que sí nos ven”, enfocado en violencia de género, que se originó el 3 de junio de 2015 y es presidido, desde el comienzo hasta la actualidad, por Raquel Vivanco revela en un informe, especifico de Argentina, que hubo 1.193 feminicidios en los últimos 48 meses, es decir, después del surgimiento de Ni Una Menos en el país.
Cuatro años después de aquel 2015 Ni Una Menos se convirtió en uno de los movimientos políticos más influyentes, que no solo marca la agenda en Argentina, sino que también inspiró a feministas de otras partes de mundo. Muchos de los carteles que hoy se ven en las calles, como, por ejemplo, "Tu madre, tu abuela, tu hermana y tu tía, todas decimos basta" hacen que actualmente la violencia hacia la mujer ya no pase desapercibida.
La ola en el resto de la región
El feminicidio en México es una constante problemática que no deja de crecer. Siete mexicanas son asesinadas cada día y solo un 25 por ciento de los casos son investigados como feminicidios, según el Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, articulación de participación ciudadana basada en el ejercicio de la defensa de los derechos humanos con perspectiva de género.
Entre los movimientos más reconocidos del país se encuentran Ni Una Mas, Comando Colibrí - agrupación que promueve la autodefensa como respuesta a la violencia que viven a diario las mujeres en la ciudad-, Feminismo Radical - Abolicionistas del género, la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler-, Vía Campesina -movimiento internacional que coordina mujeres rurales, comunidades indígenas, trabajadores agrícolas emigrantes, jóvenes y jornaleros sin tierra- entre otros.
Con el lema #24A VIVAS NOS QUEREMOS, miles de mujeres salieron a la calle a denunciar en distintas ciudades de México la protección del Estado a los agresores, pidiendo a los gritos que dejen a las mujeres en paz el 24 de abril del 2016.
En Brasil #1J #PORTODASELAS, “NenHumaMenos” surgió en el 2016, siendo el quinto país con más asesinatos de mujeres del mundo según el reporte "Mapa de la violencia 2015. Homicidio de mujeres en Brasil" de la organización intergubernamental Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y que es citado por la ONU Brasil. En la primera manifestación el 1 de junio de 2016 participaron más de 30 mil de mujeres reclamando igualdad. Hubo manifestaciones en más 10 ciudades donde marcharon contra el machismo y la violencia de género.
Actualmente #EleNao (El No) es el movimiento conocido contra Jair Bolsonaro, con manifestaciones lideradas por mujeres que tuvieron lugar en varias regiones del país. A partir del 19 de septiembre de 2018, comenzaron a organizarse en redes sociales contra las declaraciones sexistas y amenazas que atentan a la democracia brasileña.
En Perú, Ni Una Menos surgió el 13 de agosto de 2016. Actualmente es el movimiento más grande que unifica a los colectivos feministas peruanos. Entre ellos el espacio Trenzar y La Munay, comprometidos con temáticas de memoria, identidad de género y derechos humanos, utilizando diversas disciplinas artísticas.
Anteriormente, entre la década del 70 y 80 se fundó en el país el Movimiento Manuela Ramos, una asociación civil peruana sin fines de lucro, que trabaja para mejorar la situación y posición de las mujeres. Realiza trabajos de asesoría, defensa, capacitación, investigación, difusión y defensa de los derechos legales, económicos, sociales políticos y reproductivos de las mujeres de las diversas culturas que habitan en el Perú.
En Paraguay el 2017 fue clave para comenzar con el #8M Paro Internacional de Mujeres, como actividad más convocada del país, donde sobresalen entre todos los reclamos, los derechos laborales y la violencia de género.
A través de otras organizaciones como Kuña Roga -creada en octubre de 1998 en la ciudad de Encarnación- realizan capacitaciones a mujeres sobre participación política y violencia de género. También Amucap, Kuña Poty, Colectivo Serafina Dávalos y Conamuri, como primer Intercambio de saberes entre Mujeres Indígenas del Paraguay, integrado por mujeres indígenas, artesanas, defensoras ambientales de las regiones Oriental y del Chaco, de los Pueblos Ache, Ava Guaraní, Mbya, Paï Tavyterä, Guaraní Occidental, Ayoreo, Ishir, Qom, Nivacle, Enlhet Norte, Enxet Sur y Angaite, y representantes internacionales.
Colombia es otro de los países de Latinoamérica en el que las mujeres ejercieron sus derechos políticos de forma tardía, teniendo en cuenta que “Cada 2 días y medio una mujer es asesinada por su pareja o expareja”, señaló en 2015 la Consejera Presidencial para la Equidad de la Mujer, Martha Ordóñez, según informó ONU Mujeres.
Sin embargo, la formación de organizaciones para la mujer, ha dejado como resultado 59 grupos sociales y feministas que buscan reconocer al género femenino como un sujeto en igualdad de condiciones. Colombia se sumó en octubre de 2016 a Ni una Menos como respuesta al caso de Lucía Pérez -una joven de 16 años que fue drogada, violada y asesinada- para reclamar a la sociedad latinoamericana no más feminicidios.
Fundaciones, Organizaciones no gubernamentales, colectivos universitarios tales como YWCA, que incentiva el liderazgo y el emprendimiento del género femenino juvenil se sumaron a la lucha. Otros como ¡OYE! Bogotá, Organización que busca enseñar sobre el feminismo, ¡Mujer, despierta!, una ONG formada por madres cabeza de familia y la ANMUCIC que tiene como principal objeto el empoderamiento político de mujeres a través de proyectos económicos y sociales, también están en la búsqueda de veeduría por la vida y el bienestar de las mujeres en el país.
Son muchas las organizaciones y movimientos que encabezan las manifestaciones integradas por mujeres, travestis y trans en varios países de Latinoamérica. Trabajan por la vida digna de pueblos, comunidades y barrios marginales para que dejemos de ser invisibilizadas, abusadas, violadas, asesinadas y constantemente maltratadas.
Sigue a Paloma en Instagram
Paloma Navarro Nicoletti http://bit.ly/2WrHVkJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario