Artículo publicado originalmente por i-D Reino Unido.
Nuestra imagen mental de Cuba involucra a menudo autos antiguos bañados por el sol y mojitos en la playa. O está atada a la historia política del país. Pero la isla más grande del Caribe alberga una riqueza cultural poco representada. Recientemente Sofia Prantera, fundadora de Aries, y el fotógrafo Joshua Gordon unieron fuerzas con Havana Club para producir Butterfly, un libro de fotografía que ofrece una mirada honesta y edificante de la comunidad trans cubana, una cara de la isla que rara vez tiene visibilidad.
Cuando Sofia se acercó por primera vez a la marca de ron cubano, sus pensamientos la llevaron inmediatamente al fotógrafo Joshua Gordon. Conocido por explorar las realidades cotidianas de comunidades ocultas en todo el mundo, Joshua retrata a los miembros de la comunidad trans de la isla con la espontaneidad que caracteriza su fotografía. "He estado interesado en Cuba durante años", explica, "y por un tiempo había querido hacer un proyecto centrado específicamente en la vida nocturna LGBTQ+ y la identidad trans". Joshua hizo su casting inicial en un evento local del Orgullo. Durante el mes siguiente, vivió junto a las musas que él mismo había elegido y desarrolló amistades marcadas por la apertura, la calidez y la intimidad, características que permean sus imágenes. El libro, que contiene retratos e incluso preguntas y respuestas escritas a mano, es un homenaje robusto a las mujeres trans de Cuba.
Para celebrar el lanzamiento del libro, conversamos con Sofia para conocer mejor el proceso detrás del proyecto, el suplemento de moda que realizó con Joshua y la estilista Jane How, y cómo se relaciona todo con el mundo de Aries.
Entonces, ¿cuál es la intención detrás del título del libro?
Bueno, como las mariposas son un símbolo de la transición de un estado a otro, las personas que están en transición de género a menudo tienen un tatuaje de mariposa. En realidad fue idea de Josh: a todos nos encantó tan pronto lo dijo, fue realmente hermoso.
¿Cómo surgió la colaboración con Josh? ¿Qué parte de su trabajo te hizo sentir que era la pareja perfecta para este proyecto?
Había estado al tanto de su obra por un tiempo. Había escuchado sobre el estreno de su película Krahang a través de un amigo, y fui a verla. Me encantó la forma en que su obra representaba comunidades olvidadas, personas que generalmente no son representadas en entornos de moda ordinarios. Tiene tacto, nunca explota: siempre busca empoderar a las personas que viven de formas que nosotros normalmente ignoramos. En Krahang, por ejemplo, estuvo siguiendo a las pandillas de motocicletas de Tailandia. Pero fue una especie de cotidianidad lo que me atrajo. Las imágenes no embellecen la violencia ni nada, sino que muestran a las personas como realmente son.
También vi otro documental que hizo, The Wicked Shit. Trata sobre los Juggalos, con los que he estado obsesionada desde hace bastante tiempo: me encanta cómo se visten y ya los había investigado antes. Es una representación realmente hermosa —casi de ensueño— de sus vidas difíciles. Cuando Havana Club nos contactó, mi primer pensamiento fue "Josh sería perfecto. No hagamos algo relacionado con la moda, hagamos algo que realmente aproveche al máximo este proyecto". Aunque Havana Club ha realizado muchas colaboraciones de moda urbana, en realidad estaban abiertos a hacer algo diferente. Fue más como una asociación con una marca de alcohol en los años setenta, cuando podías hacer algo más parecido a un documental. Asociarnos con ellos nos permitió hacer esto de una manera que no hubiéramos podido hacer por nuestra cuenta. Cuando le pregunté a Josh si le gustaría ir a Cuba a tomar fotos, inmediatamente pensé en la escena de clubes de Cuba. Es muy vibrante, y se siente como si hubiera sido la escena de clubes de Italia en los años ochenta. Fue entonces que Josh decidió enfocarse en la comunidad trans dentro de esa escena.
La forma en que has descrito el enfoque de Josh hacia las subculturas se alinea bastante bien con tu manera de abordar estos temas con Aries...
¡Sí! Creo que siempre me han interesado las subculturas, pero nunca de manera obsesiva. Se trata más de entender lo que le gusta hacer a la gente. Cuando llegué por primera vez a Londres, la subcultura principal en ese momento era el rave. Parecía que se impulsaba a sí misma. Creo que es lo fascinante de las viejas subculturas; tuvieron tiempo para respirar y ser lideradas por personas que no necesariamente tenían intereses financieros. Solo estaban viviendo un sueño. Al hacer esto en Cuba, se sintió como volver a una época en que las cosas eran más simples, la gente realmente pensaba en expresarse de una manera que ya no existe. Las cosas son mucho más lentas allí, más nutridas.
¿Cómo conociste a las chicas? ¿Cómo fue el proceso de entrar en sus mundos?
Havana Club organizó las primeras reuniones; obviamente es bastante difícil, ya que Cuba tiene ciertas reglas. Pero Josh tuvo la oportunidad de conocer a la comunidad. Sentí que yo no debía estar allí. Su forma de trabajar implica ir y vivir con la gente, les genera confianza, y eso para mí le da a su trabajo una cierta pureza. Sentí que debía dejarlo solo. Mi papel fue el de facilitadora y convencer a Havana Club de que lo correcto era otorgarle la libertad de hacer lo que quisiera. Y se la dieron, lo cual fue sorprendente. Por lo general habrían llevado a un equipo numeroso, lo que habría comprometido el efecto que Josh logró obtener: una intimidad verdadera. Las personas a la que retrató se convirtieron en sus amigos.
¿Qué aspectos del mundo de Aries sientes que se superponen con los mundos de las chicas que Josh documentó?
Creo que no se superponen tanto, en realidad. Mi trabajo siempre explora el género, pero desde una perspectiva femenina: es la idea de quererse ver más masculino. Me gustaría que desapareciera el género, pero sentí que aceptar lo que Josh propuso llevaría mis ideas más allá, que me permitiría ver las cosas desde un ángulo diferente. Obviamente, Josh está interesado en este tipo de comunidades. Ha trabajado mucho en los clubes gay, así que me sentí cómoda explorándolo desde su perspectiva. Con Aries siempre es al revés, pero creo que es por eso que Aries atrae a muchos hombres: hay una cierta sensación de libertad.
Un proyecto en el que aportaste más tu toque creativo fue el suplemento de moda diseñado por la colaboradora de iD Jane How: ¿lo consideras un complemento de las imágenes que Josh tomó en Cuba?
Se trataba de esta idea de "la fiesta" y "el carnaval". Hay un lado de Cuba que es muy deslumbrante y similar a la Italia en la que crecí. Queríamos que se viera bastante chapado a la antigua, pero como una fiesta. Tenía que ser muy diferente, alegre. También se trataba de celebrar la parte de la marca de la colaboración de una manera que normalmente no se ve. Había ciertos requisitos que teníamos que cumplir y no pensé que sería oportuno tener un enfoque estilo documental, así que quisimos hacer algo parecido a una revista Playboy de los años setenta, donde había imágenes muy serias —reportajes de guerra, por ejemplo—, yuxtapuestas con anuncios de marca más alegres y sexualizados. No era necesario que hubiera una intersección, algunas imágenes eran una especie de celebración de la marca, mientras que otras tenían un tono más serio. Jane tuvo mucho que ver con el resultado final porque es una estilista brillante, pero creamos todos los atuendos. Quería que se viera lo menos posible como una típica colaboración streetwear. Todo luce un poco anticuado, un poco extraño y fuera de lugar. Siento que cuando colaboras con una marca, y te permiten tanta libertad, les debes algo: celebrar la marca de esta manera estuvo en sintonía con el resto de la temática.
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