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viernes, 22 de noviembre de 2019

El Dojo será un símbolo patrio: la historia oral del colectivo más notorio del rap latino

Pensar en la trascendencia universal puede ser una idea cargada de ambición pero también un espejismo del ego. Un terreno jabonoso sobre el cual solo pocos se atreven a transitar con la mano en el bolsillo, el cuello levantado, las gafas de sol en los ojos y la riñonera por el cuello. El Dojo lo ha hecho sin una gota de sudor en la frente.

El colectivo estelar de ninjas líricos venezolanos estrenó la semana pasada Worldwide, su primer largometraje de estudio en conjunto y una completa declaración de principios a dos partes por la conquista de un planeta entero. "Dando patio hasta que el logo de El Dojo será un símbolo patrio", declaran en "No Habrá Salvación", y dado este momento, el trayecto a ese objetivo parece estar encaminado. Repasamos la historia del netlabel de hip hop más notorio de Latinoamérica para entender sus inspiraciones, códigos y ambiciones.

Los samurais

Willie DeVille: El fundador, D.T. y capitán del equipo. Nacido en Caracas, criado en Lechería y recién vuelto a Venezuela tras un breve periodo de afincamiento en Guadalajara, México, donde participó dando forma a una de las microescenas de hip hop más relevantes de la región. Tío borracho, ex 12” Ninjazz y arquitecto visual y sonoro de buena parte del rap latino a través de diversos proyectos: desde Los Serios del Caribe y La Nueva Onda Latina hasta sus trabajos independientes y personales con cámara y/o mic en mano.

Ríal Guawankó: El zurdo. Cinta negra en artes marciales líricas y cofundador del colectivo más notorio del rap latino junto a Willito y Drama. El caraqueño es un MC y productor con prestigio manifiesto dentro del under, especialmente debido a su papel transgresor en el uso, fusión y sampleo de ritmos afro-caribeños así como de soul, r&b y más. En 2014 firmó Latin Jazz Rap, su primer placa de estudio en uno de los discos que se guarda con mayor capricho en los cofres y gustos del consumidor habitual de hip hop manufacturado en Latinoamérica.

Drama Theme: El iluminado. Productor inicial del colectivo y una de las tres cabezas cofundadoras del mismo. Es uno de los miembros responsables de la saga protagónica actual que vive el hip hop venezolano en su tarea colaborativa junto a nombres de todas naturalezas. Por su enfoque experimental y vanguardista, es buscado desde todos los rincones posibles y ha trabajado junto a Akapellah, ToteKing, Lil Supa, Jonas Sanche, Rxnde Akozta, N-Wise Allah, RayOne, Dano, entre otros. Actualmente, radica en Guadalajara, México (aunque nació en Mérida), donde cocina apuntando hacia toda las latitudes del planeta.

Dann Niggaz: El mentor. Pionero en el juego veneco. Activo en la pluma desde que Stockton las hacía de tres y Hakeem destrozaba el aro. Nativo de La Victoria, estado de Aragua, es heredero de las guirnaldas del Wu-Tang y Cypress, y fundó uno de los primeros esfuerzos de unificación de MCs y productores venezolanos en Supremacy Hip Hop Clan junto a Lil Supa, DJ Krieitor y Afromak. Forma parte de El Dojo desde 2013, donde ha tomado un rol cuasichamánico de guía espiritual y canalizador de energías, consejero y hombre sabio para las almas en crecimiento.

Gegga: El hacedor de lluvia. Productor y liricista con pen game afilado y de constante ataque a la sesera. Con la escritura como oficio y la palabra como dogma. Flaco, calvo, sin súper poderes. Creció y vive en Los Teques donde comenzó a improvisar desde los 14 en La Cima, pero fue hasta 2010 en que lanzó su primer largometraje de estudio Últimos Días. A partir de ello, vinieron más y mejores materiales, hasta que se dio su llegada al YoYo! Dojo, donde es uno de los personajes más versátiles y partícipes de la familia.

Oldtape: El alquimista. Beatmaker, mezclador, masterizador, productor, DJ y básicamente capaz de cumplir eficazmente con cualquier tarea en la que su cursor se pose sobre el Ableton, aunque su cualidad más grande se encuentra en su capacidad de cortar y samplear como cocinero de sashimi. Le ha dado forma a un extenso catálogo de discos instrumentales y líricos, contando a la vez con una larga lista de colaboradores entre quienes destacan Apache, Foyone, Big Soto, Akapellah, Supa y Canserbero, entre muchos más. Hoy en día, está avecindado en Barquisimeto, Colombia.

Lou Fresco: El diez. De Caracas pero representando de manera constante y notable la ciudad de Maracay. Orgullo del underground, amante del buen gusto y, discutiblemente, el mejor rapero latino en el tatami contemporáneo. En la movida desde finales de los 90, es protagonista de la fábula del hip hop vinotinto a través de sus diversos roles, alter-egos y features: en Supremacy u Oceánica, con Can o Mad Pee, sobre Drama o sobre Dano, como Supa o como Fresco, su reputación y gloria en el trabajo lírico, estético y de producción es simplemente innegable.

Gustavo Boombox: El manejador. La definición viva del hustla contemporáneo. Comenzó veinte años atrás vendiendo discos de rap a los skaters de Maracay, conectando así con una escena de la que pronto formaría parte. Tomó control de las fiestas de hip hop hechas en la Ciudad Jardín, y para 2014 decidió llevar los eventos de mediana escala al siguiente nivel desarrollando All-Star Showcase, proyecto que presenta en vivo a los exponentes con mayor proyección de Venezuela. Es booker y socio de crimen de Supa desde hace varios años, y el hombre encargado de la tremenda gestión administrativa de El Dojo.

Nasty Killah: El sucio matón. El más ruthless y frío de la alineación. Un nueve de área de los que no necesitan mandarse sacrificio cuando se trepa en el bombo y la caja. Caraqueño de cepa que comenzó su camino junto a Ley de Barrio, de donde se desprendió a otras agrupaciones hasta que en 2012 lanzó su carta de presentación con El tiempo es oro. Aterrizó en el Dojo hace algunos años, siendo junto a Kpú el último par de miembros en hacer click, y convirtiéndose de inmediato en uno de los pesos pesados de la formación estelar.

Kpú: El fundamento. Amo y señor de la pista. Kputo fue parte del grupo Códigos de Barrio y cofundador del crew de estrellas antecesor a El Dojo Bas.y.Co., que incluiría entre sus filas a personajes como RayOne, Zaga, Gary, Rxnde Akozta, los propios Supa y Dann Niggaz y, por supuesto, Tirone José González Oramas a.k.a. Canserbero. El productor caraqueño fue mano derecha de Can a lo largo de su carrera y, en palabras del propio Tirone, quien le dio otra dimensión a su sonido. Se encargó de la labor instrumental de las más grandes obras del legendario MC como Vida y muerte, y por ello se le reconoce como uno de los nombres grabados en oro dentro de los libros del hip hop latino.

El génesis

Los orígenes de El Dojo no están tan claros. Sobre todo porque hablamos de algo que partió de una intención abstracta más que de una meta concreta. Así lo cuenta Willie Deville. “Para mí todo esto fue la solución, y no hablo de manera personal porque yo en ese entonces trabajaba para agencias de otro tipo, y contaba con una herramienta con la que no contaba el grueso del movimiento hip hop venezolano y sentía que podía aportar, además de que en la unificación veía la fuerza y una plataforma para crear un legado persistente por más tiempo”.

Willie, Rial y Drama fueron los primeros. Rial presentó a Gegga y se unió. Apareció en el mapa Dann Niggaz en un combo que llevó a Lou Fresco a hacer click. Posteriormente Oldtape, y al final se sumaron Nasty y Kpú para redondear al equipo. “Me uní oficialmente a la idea de El Dojo en el año 2013-2014, pero ya de antes conocía a Willie De Ville, fundador y cerebro de esta idea, y sabía del concepto que él manejaba y el propósito que él tenía para entonces, que era que El Dojo fuera una netlabel independiente que apoyara a talentos emergentes tanto a nivel musical, como de redes y audiovisuales”, narra Dann para explicar los procesos iniciales de El Dojo como sello reunidor de talento más que como colectivo. “Supa y yo aparecimos en un mixtape de artistas de El Dojo, puedo mencionar incluso que mi primer video como solista, el de "What You Wanna Do" de mi primer EP (Motivo Personal), fue dirigido por Willie De Ville y la presentación del estreno de ese EP fue también a cargo de El Dojo”.

La netlabel tomó el nombre inicial de YoYo!Dojo, que evolucionó a un colectivo por las formas y condiciones en que su desarrollo se fue dando, en donde la unión de fotógrafos y artistas visuales cobró otra dimensión, y donde de una canción conjunta surgió el chispazo para lo que vendría después. “Paralelamente a nuestro crecimiento como agrupación, también crecían nuestras conexiones con fotógrafos, realizadores visuales y otros artistas que vieron en nuestro proyecto un espacio para expresarse. Entre el 2015 y 2016 nos presentamos unas diez veces en seis ciudades diferentes del país, vimos que funcionaba y decidimos crear la canción "Kun", la cual tuvo una buena receptividad por parte de nuestros seguidores, naciendo así el mito de este "super-combo" de MC's y productores”, platica Oldtape. Aunado a los miembros oficiales del colectivo, vale la pena mencionar que se han encontrado con aliados comunes que han sido claves para recortarle las puntas al proyecto, desde Nelson G. Navarrete y Esteban Chacín, hasta DJ Lokiuno y Sanabria.

“Hablando de El Dojo y sus códigos creo que la respuesta correcta sobre lo que nos unió sería LOA (Law of Attraction)”, dice Gustavo sobre la serie de circunstancias que darían pie a la formación del dream team, de conocer a Dann vendiéndole discos, a programar a Supa en uno de sus eventos, hasta planear entre tragos lo que vendría después con Willie. “El día de la edición 2014 del All-Star Showcase en Maracay me llevaron a conocer a Dantes de 12” Ninjazz, quien estaba entre los invitados de Lil Supa en el concierto. Una semana después estaba con Jorge Romero [Willie] en algún local nocturno de Caracas hablando de planes a futuro y celebrando entre cervezas y Jägermeister una sociedad que nos ha hecho recorrer el mundo y nos ha convertido a todos y cada uno de los miembros de esta familia en hermanos de vida. El resto es historia”.

El éxodo

Está bastante claro que, hoy en día, no hay ninguna otra movida nacional dentro del hip hop latinoamericano como la del rap venezolano. Comandan en términos de calidad. Los dos más grandes MCs hispanoparlantes de la actualidad crecieron en el área metropolitana de Maracay (Akapellah y Lou Fresco). La redefinición estética del boom bap regional surgió de la cabeza de personajes nacidos en Venezuela. El Dojo, colectivo vinotinto, está reconfigurando la manera de producir hip hop en la región. A ello hay que sumar la calidad de otros exponentes contemporáneos como Apache, MCKlopedia, Piso 8 (Veztalone, Tayko, Robert Tiamo), Jack Russell, Big Soto, Micro TDH, Neutro Shorty, entre muchos más.

Y todo puede tener que ver con la coyuntura sociopolítica del país. En el caso de El Dojo, la diáspora migratoria jugó un papel imperante en términos de cómo y cuándo poder llevar a cabo un plan de trabajo. “Entiendo que se asuma que la crisis en Venezuela comenzó hace cinco años, que realmente fue cuando se exacerbó, pero la crisis puedo decir que tiene 20 años atrás”, establece DeVille-San, quien tuvo que exiliarse por un par de años en México por su situación política. “El colectivo, una vez que la diáspora dio inicio, no te voy a mentir, se entorpeció mucho el trabajo, mermó mucho las publicaciones de El Dojo. Cada quien estaba en modo sobreviviente, pero con el tiempo le hemos dado la vuelta”.

Rial lo sigue sintiendo. “Honestamente, veo que este asunto volvió mierda mi país, punto. Para mí la mayoría de la población sufrió y continúa sufriendo una enorme cantidad de injusticias”. Sin embargo, también cree que con ello se han fortalecido las ganas y la necesidad de abrir puertas. “Es obvio que también dichas experiencias traumáticas se transforman en grandes oportunidades para muchos a corto o largo plazo”.

En “Criados”, Fresco recita: “Fuimos criados en un pueblo subdesarrollado, pero el instinto de superación nos ha formado”. Y se suma a la idea de Rial. “Para nadie es un secreto la situación que atraviesa nuestro país, pero sería injusto decir que en Venezuela "no se puede hacer nada" porque nosotros mismos somos prueba de que sí, se pueden hacer muchas cosas para transformar el pensamiento de la juventud en pro de nuestro crecimiento y desarrollo cultural. Es difícil, pero no imposible poder surgir y salir de un sistema que no tiene mucho que ofrecernos. Al contrario, esa circunstancia nos ha preparado para competir a nivel mundial y estar a la altura. El Dojo es solo un ejemplo entre miles de realizadores/artistas venezolanos que están escribiendo la historia de las artes visuales en Latinoamérica. Nuestro ejemplo es el trabajo y la disciplina”, concluye.

Durante el tiempo en que el colectivo se encontró separado geográficamente, el flujo creativo se ralentizó mas nunca se detuvo. “El Dojo es literalmente Worldwide, desde el sonido hasta la dinámica de trabajo”, como dice Gustavo. Tuvieron que surgir las alternativas, las maneras de hacer que el concreto no detuviera la ambición. “Muy pocas veces durante los últimos años hemos podido estar más de la mitad del grupo juntos en el mismo sitio, es algo a lo que hemos tenido que acostumbrarnos y adaptarnos, crear nuevas estrategias y buscar el tiempo perfecto para desarrollarlas es nuestro pan de cada día. Muchas veces es frustrante tener que darle largas a un proyecto por todas las complicaciones que puede generar la distancia y los episodios personales que pueden presentarse estando solo y de inmigrante ilegal en algún país del mundo, pero hemos aprendido a lidiar con eso o como decimos nosotros, a "buscarle la vuelta". Todo lo que te puedas imaginar lo hemos puesto en práctica; desde enviar un disco duro con algún emisario a otro país, tratar de coincidir lo más que se pueda en las mismas tarimas para aprovechar ese viaje y rodar video, y hasta el método más convencional de enviar archivos por Internet”, narra el mánager del crew.

Hoy en día, la mayor parte del equipo se encuentra asentada en Venezuela, con las excepciones de Drama y Oldtape quienes permanecen en México y Colombia, respectivamente, por cuestiones personales o de trabajo más que sociales o políticas.

La visión

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En El Dojo circulan personajes que, por sí solos, ya son una referencia de calidad y cualidad por encima del resto. Digamos que hay un Beckham con impecable golpeo de balón, un Roberto Carlos con capacidad de sacar bombazos de zurda, un Zidane pulcro en el manejo de pelota, un Figo que vuela cuando se inspira en su hábitat natural, y un Ronaldo que simplemente no falla. Jugadores que, por su cuenta, son magníficos, pero cuando se reúnen bajo la misma playera, simplemente joden con la visión.

"Somos como una suma de ingredientes en la proporción exacta para deleitar al comensal, una suma de energías importantes, alimentados también por las influencias musicales diversas y el amor por el rap. El Dojo innova y al mismo tiempo trae de vuelta el rap de las bases y sus fundamentos. Somos referentes y representamos a mucha gente y eso es una gran bendición y responsabilidad para todos nosotros. Somos el templo de marfil, la logia de nuevos métodos de hacer rap", como define Dann Niggaz.

El Dojo es sinónimo de Los Galácticos. El Dream Team del '92. La Francia de Jacquet. Los Yankees del Bambino. Hay clase, casta, condición, pedigrí individual. Y una vez reunidos, también un concepto estético que se eleva a otra dimensión. La clicka ninja ha redefinido cómo suena, cómo se hace y cómo luce el hip hop. Tratamientos líricos conceptuales que abordan la iluminación personal, la travesía de la ambición, la conflagración del ego. Visuales de calidades que envidiarían Spike Jonze, Wes Anderson o Ryan Coogler. Y en general, una imagen personal creada desde el vestir y el diseño, donde las referencias a la cultura japonesa reinan y convierten a cada uno de los miembros del colectivo en senseis contemporáneos.

"Creo que todo lo hemos ido resumiendo a una frase bien práctica, que es hacer rap cinematográfico", establece Willie, encargado de parte importante del trabajo estético del colectivo. "A nivel contenido, tiene muchas referencias de cine, somos muy adeptos, sampleamos también mucha banda sonora. Y a nivel visual también lo intentamos, que contenga elementos referenciales de películas empleadas en el tema, que sea vea de cierta forma. Eso es lo que hacemos a diferencia de otros artistas, que hacemos un trabajo conceptual que sea redondo, no se concibe una letra sobre un beat al azar y después le hacemos el video".

Fresco complementa: "El Dojo es 'todo códigos'; de conducta, respeto, simbología, experiencia, trabajo, aprendizaje, por donde nos veas, Desde la riñonera de Guawankó hasta los collares de Danni, cada rasgo individual lo consideramos 'nuestro', y nos representa donde quiera que vamos, los logros de cada uno son de todos, eso nos hace sentir orgullosos de formar parte de El Dojo, cada quien conoce su rol en el grupo y defiende a su compañero". Clara muestra de su influencia en la sabiduría oriental. "Siento que también solemos confesar en la música muchos rasgos filosóficos, pero también humanos que son propios de nuestras diferentes personalidades", culmina Rial.

La dinámica de trabajo funciona de manera distinta al modelo tradicional de producción del rap, donde un beatmaker produce una base, un rapero la toma para escribir encima de ella, se graba, y posteriormente se improvisa un video. Acá no. "Intentamos hacer las cosas de forma diferente. No creo que hayamos repetido una estrategia todavía. Compartimos la opinión de que algunos procesos son multidireccionales y eso ha aportado mucho a nuestra fluidez. Hemos trabajado como células independientes y como colectivo, porque de tantas combinaciones posibles siempre nacen ideas nuevas", platica Kpú sobre un primer paso en el proceso. "Hay sonidos que suenan más al estilo de Gegga, otros beats suenan más a Nasty, por ponerte un ejemplo. Hay temáticas que las resolvería más fluidamente un MC que otro, igual también cuenta la dinámica de trabajo en la composición de rimas que hallan tenido los MCs entre sí con anterioridad, como por ejemplo el caso mío con Supa (Supremacy), o de Rial Guawankó con Gegga, etc.Esas interacciones ya hechas, y el conocer el proceso creativo del otro hace más fluida la creación del tema. Cada quien sabe en que temáticas o en que beats está más cómodo para desarrollar la composición. Igual los beatmakers de El Dojo saben a la perfección en que instrumental podemos sonar mejor", establece Dann, uno de los más inmiscuidos en este tipo de ciclos.

Todo se resume a una visión y emoción conjunta, que viene del pasado pero apunta al futuro. Rial lo resume así: "Cuando se junta El Dojo, existe allí un sentimiento común de que sabes que estamos cocinando rap que es la vaina que nos gusta hacer y con esto todos nosotros soñábamos cuando niños. Esa es nuestra virtud y dicha, compartir horas de creación junto con gente que aprecias y admiras".

Worldwide

La posibilidad de elaborar un disco conjunto es natural y, quizás, hasta necesaria en la cimentación de un proyecto de rap colectivo. Muchas de las más grandes obras de hip hop de la historia nacieron de esta forma. Y en El Dojo existió siempre esa meta. El proceso de hacerlo viene de años atrás. Sabíamos que estaba planeado. Sabíamos cómo iba a llegar. Sabíamos incluso que iba a cambiar la jugada, pero no sabíamos en qué momento iba a aparecer.

El viernes 15 de noviembre pasado, se estrenó de una vez por todas Worldwide, declaración de intenciones de un colectivo que se quiere lanzar por el pastel entero. Que quiere llevar el rap en español a su siguiente capítulo, a la conquista de otro público, a la conquista del mundo. Para ello, han entregado un disco doble de 24 tracks conjuntos que abre con la ambición de una ópera hip-hop donde todos los miembros de la Dojo Nación se tienden sobre la pluma. De ahí en adelante, no hay decepción. Juegos referenciales, barras visuales, skits de contemplación, y samples de naturalezas tan diversas que llegan a incorporar incluso los cantos de Simón Díaz.

Así narra Gustavo el proceso de producción del disco: "A finales del año 2016, estando todos radicados en diferentes países y algunos sin intenciones de regresar a Venezuela en el corto plazo, nos dimos cuenta que era hora de materializar el disco si queríamos seguir dándole vida a este proyecto. Para ese momento yo comenzaba una alianza con La Cafeína, agencia que hoy día represento acompañado de Manuel Díaz, y juntos creamos un plan de trabajo inmediato que trajo como resultado que en Marzo del año 2017 lográramos reunir a todo El Dojo en Guadalajara, México, para comenzar a trabajar en el disco. Estuvimos un mes y medio trabajando 24/7 en el proceso de grabación del disco y en paralelo rodando videos y armando la primera gira internacional de El Dojo por diferentes ciudades de México".

El trabajo conceptual es claramente notorio. Abstracción sensorial con miras positivas. Para ejemplo, versos como: "Si mi ideal es inmortal, yo nunca moriré; no medí capacidá, nunca me limitaré. Si busco la paz, nunca descansaré" o "Hard work, never surrender, como costumbre se tú el sol que alumbre y quien del suelo emerge". "Cuando estuvimos reunidos en México para realizar el disco, planteamos tres bases conceptuales que darían el respectivo soporte a las temáticas musicales: Camino (experiencia), lucha (esfuerzo-trabajo) y conquista (logros). La música, las letras, las imágenes y los videos giran en torno a estos conceptos", platica Oldtape.

Zú, parte esencial de esta construcción, establece que "aunque cuidamos la estética, nuestra premisa es comunicar, transmitir el mensaje que deseamos y poder generar sensaciones al espectador, esa sensación puede tener millones de formas según sea el caso. Lo mismo nos pasa durante el proceso de producción de un track; desde la selección del sample, pasando por el hook, hasta los shoutouts. Todo lo nuestro es diseño puro. Worldwide representa la universalidad de nuestro sonido, la experiencia adquirida en viaje, los pensamientos aspiracionales, la sensación de 'ganar', la importancia de la Ley de Atracción, nuestra proyección al mundo como grupo y nuestra expansión en la industria musical".

Y justo esa expansión, es la que hace de esta entrega un capítulo tan relevante de la saga del hip hop latino. "He dicho esto como en conversaciones bien informales con los hermanos, y es que antes a mí, hablando como El Dojo, me bastaba con tener un pie de página en los libros de historia del hip hop, pero creo que nos hemos ido cimentado, hemos ido creciendo, y con ello nuestra ambición. Creo que ahora ya nos ganamos una página, y con el tiempo espero que sea un doble spread con fotografía y un anexo en la historia del hip hop global", platica Willie entre risas que desfondan seguridad.

Al final, llegar a la trascendencia universal puede solo ser una equis más en la lista de objetivos. Así lo dice Kpú, y probablemente también el resto de El Dojo. "Mientras escribo esto, podríamos estar publicando un álbum todavía mejor. Este álbum es solo un álbum más, y superarlo no es nada para nosotros".

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