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miércoles, 27 de noviembre de 2019

En búsqueda de crear la mejor cancha callejera de basquetbol de México

Esta nota fue co-creada con Nike Sportswear

Stéphane Ashpool siente un cosquilleo en los pies y en las manos. Se encuentra parado en lo que actualmente es un terreno en construcción, pero que en un mes se transformará en la mejor cancha callejera de basquetbol no sólo de la Ciudad de México, sino del país –o al menos, esas son sus intenciones. Pero en este momento, en lo único que puede pensar es en salir corriendo de ahí para realmente jugar basquetbol –donde sea, con quien sea, sin importar que trae puestas unas sandalias con calcetines. Y eso mismo hace, subiéndose a una camioneta que lo lleva a una de las canchas más cercanas, en el parque de los Viveros, en Coyoacán.

Pero retrocedamos un poco. ¿Cómo es que un diseñador de moda francés terminó siendo el líder del proyecto para crear una cancha de basquetbol en México que sea un atractivo mundial? Para eso, hay que ir 11 años atrás, a los inicios de Pigalle.

Stéphane Ashpool en la Ciudad de México. Foto por Ana Hop.
Stéphane Ashpool a las afueras del Gimnasio Juan de la Barrera. Foto por Ana Hop.

En 2008, Stéphane creó la tienda Pigalle, nombrada por el barrio en el que se sitúa, en lo que solía ser la zona roja de París (donde se encuentran cabarets como el famosísimo Moulin Rouge, en donde de hecho la madre de Stéphane trabajaba como bailarina). Ese barrio es también donde Stéphane creció, y donde ha residido toda su vida. Pigalle, la tienda, comenzó como una boutique para vender ropa de algunas marcas de diseñador icónicas, como Rick Owens y Comme des Garçons, pero también funcionaba como escaparate para su propia marca de streetwear –a pesar de que no tenía experiencia alguna en el mundo del diseño textil.

Rápidamente, Pigalle se transformó en algo más grande que una tienda de ropa: se volvió la plataforma en la que Ashpool iba a desarrollar todos los proyectos con los que soñaba. Y entre ellos estaba, principalmente, tener una cancha de basquetbol decente en el barrio. “Cuando yo era chico, teníamos que tomar el metro 30 minutos para poder jugar”, recuerda- Ashpool se enamoró del básquet en el colegio, y ahí, junto a su escuela primaria, encontró un estacionamiento que tenía el tamaño perfecto para que fungiera como cancha. Después de hacer una campaña con las autoridades locales, consiguió que Nike se sumara al proyecto, y en 2009 crearon la cancha Pigalle Basketball, la cual inauguró LeBron James, y que se ha convertido en un atractivo no sólo para los fanáticos de basquetbol en el barrio, sino a nivel mundial, por su inusual y llamativa gama de colores, la cual es perfecta para un mundo en donde Instagram reina.

La cancha de Pigalle en Beijing. Foto cortesía de Nike.
La cancha de Pigalle en Beijing. Foto cortesía de Nike.

A la par, Ashpool consiguió convertir a Pigalle en una marca respetada y admirada a nivel mundial, colaborando con algunas de las marcas de ropa más importantes del mundo, como Chanel y Missoni, y generando una base de fanáticos gigante en países como Japón, así como de celebridades como A$AP Rocky. En estos 11 años, Pigalle dejó de ser únicamente una marca de streetwear, para crear prendas más convencionales, así como una línea específica para jugar basquetbol. Sin embargo, en el centro de todo lo que hace siempre está su barrio como inspiración, sede, y como el sitio en donde todo recae. Es ahí donde suceden todos los desfiles en donde presenta sus nuevas colecciones, y de ahí proviene la mayor parte de la gente con la que trabaja y juega.

Pese a esa identidad híperlocal, Ashpool ha logrado llevar su influencia por todo el mundo, tomando el éxito de la cancha en París para replicarlo en otras ciudades, como recientemente sucedió en Beijing, y próximamente será en México, continuando su colaboración con Nike 10 años después de esa primera alianza, tomando los aprendizajes y adaptándolos a las realidades de cada ciudad.

Stéphane Ashpool en la CDMX. Foto por Ana Hop.
Stéphane Ashpool caminando por la cancha que está rediseñando en la CDMX. Foto por Ana Hop.

En México, el proyecto busca renovar por completo las dos canchas disponibles afuera de la Alberca Olímpica y el Gimnasio Juan de la Barrera, sedes de los Juegos Olímpicos de 1968, y casa de los Capitanes, el equipo local de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional. Por todos lados, un lugar icónico para el básquet en la capital. Ese domingo soleado en el que Stéphane no podía más con las ganas de irse a jugar, me enseñó antes de marcharse el diseño tentativo: un degradado de colores fuertes, como es el caso de las canchas de París y Beijing, sólo que aquí la gama de color está completamente inspirada por los tonos que uno puede ver en los alrededores de ese centro deportivo: amarillos y azules, predominantemente, alejándose de los pasteles.

Tres cosas quedan absolutamente claras al charlar con Stéphane. La primera, que está completamente loco por el básquet. Y no en el sentido de ser un fanático que vive por ver los partidos de la NBA, sino que la actividad como tal es algo que inunda su mente constantemente, y que desahoga tanto jugando en cualquier oportunidad que se le presenta; como entrenando al equipo de baloncesto juvenil de su barrio, al cual lleva dirigiendo unos ocho años, cuando el promedio de edad de los jugadores era de 12; y, por supuesto, haciendo proyectos como el de la Ciudad de México (entre sus planes está crear una cancha en Cuba, un proyecto completamente personal que está financiando de su propio bolsillo).

En segundo lugar, es evidente que realmente tiene un interés por crear una comunidad, de conocer e involucrarse con la gente local del sitio en el que se encuentre, y que considera que los deportes, y en específico el basquetbol, es el mejor vehículo para hacerlo. El tipo genuinamente va a las canchas y se pone a platicar, o a comunicarse de la manera que pueda, con el que sea que tiene enfrente, y a todos los chicos que entrena los ha ido involucrando en la marca Pigalle de alguna manera u otra, ayudándolos a desarrollar sus habilidades creativas y a tener una experiencia laboral envidiable, creando una gran familia, y llevándolos de viaje con él para que conozcan el mundo.

Finalmente, conocerlo es darse cuenta de que estás con una de las pocas personas en este mundo que ha logrado hackear el sistema y crear el mundo en el que quiere vivir. Por determinación propia, Stéphane ha logrado salirse con la suya una y otra vez, viajando por el mundo, explorando su creatividad de distintas maneras, uniendo a la gente a través del deporte, y echando fiesta y bailando salsa en cada parada, matando las resacas al día siguiente en la duela.

Así es como lo conocí ese día en las afueras del gimnasio Juan de la Barrera, y como lo dejé. De platicar con el equipo local que le está ayudando a crear este santuario del basquetbol, pasó a una cancha a jugar primero con un chavo que andaba practicando sus tiros libres, y luego a echar un 3 contra 3 con una familia. Él, incluso sin entender lo que decían los demás, estaba en su elemento.

La cancha Pigalle/Nike inaugurará al público el 8 de diciembre a las 10am, en las afueras del Gimnasio Juan de la Barrera, en la Ciudad de México. De 10 a 4 habrá actividades de básquetbol, customización, live shows de DJs y otras sorpresas.

Lucas Vernon https://ift.tt/2L15FnL

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