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viernes, 1 de noviembre de 2019

Científicos descubren que puede haber planetas similares a la Tierra fuera de nuestro sistema solar

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Un grupo de científicos logró estudiar el interior rocoso de algunos exoplanetas —mundos de otros sistemas estelares—, tras observar qué ocurría cuando se estrellaban contra los cadáveres de estrellas muertas.

Esta técnica reveló que la composición de esos exoplanetas es similar a la de planetas de nuestro sistema solar, lo cual implica que podría haber varios planetas como la Tierra en nuestra galaxia, de acuerdo a un estudio publicado la semana pasada en la revista científica Science.

"Es genial porque es la única manera en la que podemos medir directamente la geoquímica de los cuerpos exoplanetarios", dijo vía telefónica la autora principal del estudio, Alexandra Doyle, una estudiante del posgrado de Geoquímica y Astroquímica de la Universidad de California.

Edward Young, coautor del estudio y profesor de Geoquímica y Cosmoquímica en la misma universidad, añadió que la investigación representa "la primera vez que ha sido usada una forma tan avanzada de observar la geoquímica de estos cuerpos".

Vivimos en la era dorada del descubrimiento de exoplanetas. Miles de ellos han sido detectados; incluso se identificó uno del tamaño de la Tierra que orbita alrededor de la estrella más cercana al sol. Pero sigue siendo extremadamente difícil conseguir todos los detalles de la composición interior y las dinámicas de estos mundos. A diferencia de otras propiedades planetarias como la masa o la composición atmosférica, la geoquímica de un planeta no puede ser deducida simplemente observando los objetos que pasan enfrente de su estrella anfitriona.

Las enanas blancas, al parecer, pueden ayudar a suplir este vacío de información. Estos cuerpos son esqueletos de estrellas que han explotado y colapsado en esferas enanas y densas del tamaño de la Tierra (nuestro Sol pasará por ese mismo proceso en 5 mil millones de años).

La muerte pirotécnica de estas estrellas modifica la órbita de muchos objetos de nuestro sistema solar, como asteroides y planetas. Algunos de estos planetas pueden acabar precipitándose hacia estas enanas blancas, que tardan en despedazarlos entre cien mil a 1 millón de años.

"Cuando un cuerpo o roca se acerca lo suficiente, la enana blanca lo despedaza y todo el polvo y los escombros caen y se amontonan en la estrella", explicó Doyle. “Las enanas blancas son la única manera en la que podemos estudiar las rocas directamente porque sabemos que cuando las observamos, lo que vemos en ellas —hierro, silicona, magnesio— viene directamente de esa roca”.

El equipo de Doyle observó seis de estas enanas blancas “contaminadas” situadas a entre 200 y 665 años luz de la Tierra. Los investigadores estaban especialmente interesados en cuantificar el contenido de hierro de las rocas despedazadas en la superficie de las enanas blancas. El hierro es un indicador clave de la fugacidad de oxígeno, que es una forma de medir los niveles de oxidación de un cuerpo planetario en el pasado.

"Cuanto más oxigeno haya en una roca, más hierro acabará en ella, a diferencia de lo que pasa con el metal", dijo Young. "Eso es lo que nosotros medimos en las enanas blancas: la cantidad de hierro que había en la roca cuando se estrelló contra la enana blanca".

Todavía se desconoce por qué los planetas de nuestro sistema solar están enriquecidos con tanto oxígeno, lo cual dificulta las formulación de conjeturas sobre el contenido de oxígeno en sistemas alienígenas. Pero está claro que la oxidación influye profundamente en que un planeta desarrolle un campo magnético, placas tectónicas y otros procesos que son cruciales para la vida en la Tierra.

“La fugacidad del oxígeno es tan importante como la constancia de la presión y la temperatura a la hora de determinar qué minerales predominarán en el interior del planeta”, dijo Doyle. “Así, puede tener unas implicaciones importantes en los parámetros cruciales para la habitabilidad”.

Los investigadores descubrieron que los mismos compuestos químicos encontrados en la Tierra, Marte, y asteroides de nuestro sistema solar —incluido el hierro— son abundantes en objetos que se estrellaron en estas seis enanas blancas. "Las rocas son rocas en todas partes, creemos", dijo Young.

Es decir, hay cuerpos similares a la Tierra y a Marte cuya existencia a lo largo de la Vía Láctea parece ser algo común, lo cual aumenta la probabilidad de que haya vida extraterrestre en otras partes de la galaxia.

Doyle y sus colegas planean observar las enanas blancas contaminadas para construir un modelo más robusto del contenido de esos exoplanetas.

"Yo nunca hubiera pensado que fuera probable hacer el tipo de química que hacemos en planetas dentro de este sistema solar en otros planetas fuera del sistema solar", dijo Young.

"Pero es posible", continuó. "Estamos haciendo geoquímica real en rocas de diferentes sistemas planetarios. Para mí, es bastante apasionante porque ahora todo lo que hemos aprendido sobre el sistema solar podemos aplicarlo más allá de él".

Becky Ferreira https://ift.tt/eA8V8J

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