Artículo publicado por VICE México.
Desde que la Cámara de Diputados aprobó el uso medicinal del cannabis en abril de 2017, el país se encuentra a la espera de un reglamento que regule dicha planta. Desde entonces, la COFEPRIS, el órgano encargado de diseñar el reglamento, ha dado algunos indicios de lo que contendrán estas normas, pero nada concreto. Finalmente, el pasado 19 de julio se reunieron algunos representantes del movimiento cannábico en México con dicha institución para discutir los pormenores del reglamento, que busca ser aprobado antes de que termine esta administración. Dentro de los avances que se dieron ese día se mencionó que no se contempla el autocultivo y que el cultivo nacional será únicamente con fines médicos y científicos.
Dentro de las personas que asistieron a esta reunión se encontraba Zara Snapp, cofundadora de Instituto RIA y consejera en ReverdeSer Colectivo, autora del Diccionario de las Drogas y una de las nueve personas en México que pueden fumar marihuana de manera legal. Platicamos con ella sobre fumar legalmente, el reglamento de uso medicinal del cannabis, y las políticas de drogas como el tema más urgente para nuestra generación.
VICE: ¿Cómo te involucraste con la política de drogas?
Zara Snapp: Cuando era adolescente la mayoría de mis amigos estaban consumiendo o vendiendo sustancias ilegales. Lo que vi es que una vez que entras en el sistema criminal es muy difícil salir. Conocí a un par de personas que tuvieron un consumo problemático de drogas, pero la mayoría de nosotros estamos bien, no pasó nada.
Yo estaba trabajando sobre el VIH dentro de reducción de daños. Después me ofrecieron un trabajo relacionado con política de drogas y empecé a indagar y a meterme en el tema. Ahora llevo ocho años trabajando desde estas diferentes perspectivas. Siento que es el tema más urgente para nuestra generación. Desde las familias de las víctimas hasta el movimiento de plantas sagradas, es algo que va creciendo y diversificándose.
Empezamos con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Dentro de ese movimiento conformamos una plataforma de política de drogas, porque aunque buscamos la regulación de la marihuana, también buscamos un cambio de paradigma en toda la política de drogas. La marihuana es la sustancia de más consumo y son los cannábicos quienes más se organizan. También por el lado internacional hay más apertura en este tema, por eso lo tenemos que abordar.
¿Cómo conseguiste un amparo para consumir marihuana?
En noviembre de 2015 llegó el primer caso a la Suprema Corte, el de SMART, donde la Corte reconoció la inconstitucionalidad de los artículos de la ley general de salud que prohiben la marihuana para uso personal y que prohiben el cultivo.
Dos días después de la sentencia de SMART nos reunimos de nuevo para llevar más casos. Buscamos personas que tuvieran presencia en medios y en el movimiento. Metimos nuestros casos a finales de noviembre a COFEPRIS. Tomó desde 2015 hasta el 4 de julio de 2018 para que llegara a la Suprema Corte.
Lo que sucedió fue que nuestro caso llego a un juez administrativo que resolvió a favor de nosotros, de que pudiéramos cultivar para consumo personal. Entonces nosotros hicimos algo que fue autoimpugnar. No estábamos de acuerdo con esa sentencia, que es lo que buscábamos, porque no queda claro cómo es que vamos a obtener las semillas. Las semillas eran la nueva parte de lo legal. Por eso creemos que llegó a la Segunda Sala, por ser de temas más administrativos, y es ahí donde se resolvió.
¿Qué buscas con este amparo, además de poder consumir?
Todo forma parte de un litigio estratégico. Esto no es para que yo pueda consumir. Yo consumo dentro dentro de una burbuja de privilegio porque soy mujer, porque soy rubia, porque soy de ciertos ingresos y recursos y la ley se aplica de una manera discriminatoria y discrecional. Para nosotros también está la parte de crear justicia social con este cambio de paradigma.
Es importante salir del clóset psicoactivo, demostrar que una persona puede consumir y tener una vida funcional, y una maestría y un hijo y que todo está bien. Y que en realidad ser una persona que usa sustancias ilegales no debe ser la única cosa que te identifica. Por eso digo que nuestro consumo y el que yo pueda hablar abiertamente de mi consumo viene de un privilegio porque muchos no pueden. Pero sí creo que es importante que cada vez más de nosotros hagamos ese trabajo.
Yo creo que lo mejor para los usuarios, y es lo que está sucediendo, es que cada vez más personas están hablando de su consumo. Hay más eventos, hay más diálogos. Vienen conferencias, oportunidades para conectarnos. Los legisladores y los políticos necesitan sentir esa presión desde abajo. Es mucho más que yo, tú y otros que vamos al senado a cabildear. Deben sentir que es una exigencia que viene del pueblo mexicano.
¿Qué piensas de la ley que aprobó la Cámara de Diputados y del reglamento que discute la COFEPRIS?
Lo que se aprobó el año pasado no aborda todas las condiciones que podrían ser tratadas o la calidad de vida que se podría mejorar para muchos pacientes. Aborda un tema muy específico para un grupo de personas que pueden importar un producto de otros países.
En el cabildeo para la iniciativa de cannabis medicinal en México las farmacéuticas tuvieron mucho más poder con la secretaría de salud que nosotros. Por eso vemos una regulación donde hay importación de productos, pero donde no hay producción nacional.
Si tu ves en otras partes de la región, como Argentina, han pasado regulaciones parecidas. Entonces, cómo vamos a captar el mercado medicinal pero desde una perspectiva farmacéutica, donde no contempla el cultivo para pacientes. Un paciente debería tener la oportunidad de cultivar para ellos mismos o para un ser querido. Nadie está buscando hacer un daño.
¿Cómo debería ser una regulación integral?
En México ha tenido más fuerza el tema medicinal por la empatía que la gente siente. Pero en realidad la urgencia para México está en el uso personal. Y más que en el consumo, en los campos y los cultivos. Cómo podemos abordar eso y transformar un mercado que ya existe. Eso es parte de construir la paz, la manera en que el estado aborda estos temas.
Nosotros lo vemos como algo muy vinculado con la situación actual. Cuando piensas en las decenas de personas que mueren cada día por la violencia, en los desaparecidos. Por eso es un tema urgente, a nivel política pública. Y después hay casos individuales. Si podríamos excarcelar a miles de personas en México y encontrar oportunidades para esas personas.
Yo como usuaria no siento que es mi culpa lo que ha sucedido. Ha sido la prohibición y las autoridades quienes han decidido implementar la prohibición de cierta forma. Atrás de eso hay intereses porque es un gran negocio hacer guerra. Creo que el autocultivo, que hemos venido exigiendo con estos casos en la Suprema Corte, tiene que ver con la calidad del producto. Pero también para que no estés contribuyendo tampoco al mercado ilegal. Creo que si eres usuario no necesitas sentir una culpa, porque no tenemos otra opción.
Estamos trabajando para una regulación responsable e integral en todo México. Vamos a tener que abordar el tema de cómo reconocer las semillas y la genética que existe en México, y cómo conservarlas. Hay muchas variedades que deberíamos estar aprovechando y que se cultivan en diferentes partes del país, pues cómo las vamos a conservar, cómo vamos a hacer una regulación completa que permita exportar eso. Ya lo estamos exportando ilegalmente, ¿por qué no exportar legalmente?
¿Qué sigue después de regular el cannabis?
Buscamos cambiar el paradigma, la manera en que se han visto las plantas y las sustancias psicoactivas, y pensar en cuáles pueden ser los beneficios que pueden traer y no solo el estigma la violencia y la militarización. Entonces, se trata de pensar que si regulamos el mercado debemos considerar el autocultivo para normalizar la planta. Que haya clubes cannábicos en donde las personas puedan cultivar de una manera cooperativa. Y también que haya dispensarios para las personas que no quieren cultivar. Pero que haya un control de ese mercado para que esa persona pague impuestos, y que se usen esos impuestos para programas educativos, programas de reducción de daños y gestión del placer. Para tratamiento de calidad, y finalmente para la reparación del daño, para la búsqueda de las personas desaparecidas en México. Lo vemos como algo integral que puede beneficiar a la sociedad y no ser visto como algo negativo.
México podría decir que cultiva la mejor marihuana del mundo, y tener un orgullo en eso. Y que los cultivadores puedan sentir una dignidad sobre lo que ellos están haciendo. Es triste pensar que podría haber una regulación controlada por farmacéuticas en donde México no tiene un papel, y que los legisladores aprobaron una ley que no contempla la producción nacional. Tenemos que basar nuestras políticas de drogas en la realidad. Hay personas que vamos a usar drogas. Lo hemos hecho desde siempre como humanos. Cómo podemos asegurar el acceso y que las ganancias se queden en las comunidades y países de origen.
José Luis Martínez Limón https://ift.tt/eA8V8J
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