Artículo publicado por VICE México.
Con el fin del verano, después de habernos acercado a albercas locales, compartidas en hoteles o en fiestas de cualquier tipo, nos despedimos del calor y las lluvias con alegría para aceptar el inicio de la nueva temporada climática. No sin antes romper los sueños y expectativas de todos nuestros amados lectores hablando de la cruel realidad detrás de los elementos que hacen a una alberca un estanque de mentiras, tretas y engaños.
Desde pequeños hemos escuchado el mito de que el cloro o el material usado para mantener las albercas limpias son el causante de que los ojos se pongan rojos después de meterte al agua. Hoy, desgraciadamente, sabemos que no es así. Acorde a un estudio llevado a cabo por el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), existen muchos más compuestos en juego para hacer que tu cuerpo responda defensivamente ante el medio, es decir, al mar de bacterias que son las albercas. “El nitrógeno en la orina se combina con el cloro y forma un compuesto conocido como cloramina y de hecho es la cloramina lo que causa los ojos rojos”, dijo a Today Michele Hlavsa, jefa del CDC. “Es el cloro o clorina combinado con popó, sudor y cualquier otra cosa que traigamos a las albercas con nosotros”.
Lejos de ser sorprendente, solamente es doloroso ver fríamente la situación y comprender que, durante años, hemos nadado en heces, sudor y pipí e incluso, si eres un poco arriesgado, tomado buches de agua de esa misma alberca solamente por diversión. De hecho, añadió Hlavsa, si una alberca huele mucho a “cloro”, no es el cloro como tal lo que hace que huela tan fuerte, sino la combinación de todos estos compuestos en interacción con lo que busca mantener la alberca limpia, “las albercas sanas no huelen a químicos”, dijo.
Para añadir un par de medidas de seguridad extra y evitar que se te pongan los ojos rojos, te arda la nariz, garganta o te de diarrea después de estar en una alberca, el CDC dio cuatro lineamientos base que son bastante intuitivos: primero, darte una ducha antes de meterte a la alberca; segundo, no ingresar a una alberca si tienes diarrea o problemas estomacales; tercero, no hagas pipí o popó dentro de la alberca; cuarto, no te tragues el agua.
Ya lo saben amigos, una vez más queda claro que la vida es un riesgo: estén seguros de cuáles toman y cuáles no, y también, como favor personal, no hagan popó en albercas.
Las fotos de Sergio en Instagram no te pondrán los ojos rojos.
Sergio Pérez Gavilán https://ift.tt/eA8V8J
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