Artículo publicado por VICE Argentina
Estamos en el 25 de octubre de 1997. Futbolistas como Maradona, Caniggia, Salas, Gallardo, Riquelme o Palermo se enfrentan en un Monumental repleto para un River – Boca histórico. Al final del primer tiempo, el local gana 1 a 0 y a los dirigidos por “Bambino” Veira el campeonato se les escapaba.
Julio César Toresani era el lateral derecho Xeneize. Parecía un actor de reparto entre tantas figuras, pero no quería dejar pasar esa oportunidad. "El huevo" apodo con que sueña todo hincha del fútbol argentino, como referencia al sacrificio y la entrega, sabía de batallas difíciles y él mismo Maradona qué dos años atrás había dicho "Toresani no existe" y lo había invitado a pelear ahora necesitaba su ayuda. ¿Cómo negarse?
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Es por eso que al principio del segundo tiempo, “Huevo” apareció por sorpresa después de un pase genial de Latorre entre la defensa local y mano a mano con el arquero definió con suavidad a un palo como el mejor delantero.
La cancha explota en el grito de gol y ese héroe silencioso salta los carteles y extiende los brazos como abrazando a 30 mil que explotan al grito de “Huevo ,Huevo”. El inesperado goleador se había transformado en el chico de la tapa. Cerrará los ojos para escuchar la mítica “12”(hinchada de Boca) gritar su nombre, pero antes se llena las púpilas y el corazón de imágenes que nunca olvidará.
El mismísimo Maradona le revienta el pecho entre abrazo y orgullo. Luego llegaría el gol de Palermo para el 2 a 1 final a favor de Boca. Una semana después Maradona se retira, ese sería el último partido, de para muchos el mejor jugador de la historia, la misma historia que empezó a cambiar gracias al golpe de coraje de “Huevo”.
Ahora avanzamos 20 años en el tiempo. El 23 de abril de 2019 en una oficina de la liga santafesina encuentran sin vida al cuerpo de Toresani. Todo indica que fue un suicidio, a raíz de una profunda depresión.
Los medios aseguran que pasaba una situación económica angustiante y que no podía readaptarse al mundo del fútbol, así como peleas familiares que hacían que esté viviendo en las instalaciones de ese edificio donde apareció muerto.
El mismo “Pelusa” lamentó la pérdida del ex futbolista y dejó un mensaje claro en sus redes sociales: “¿Por qué Boca, River o la AFA, no le dan apoyo a los jugadores que pasan esta situación? No creo que el caso de Toresani sea el único”, sentenció y de esa manera abrió un interrogante difícil de resolver. ¿Qué pasa con los ídolos cuando los años dicen qué no va más? ¿Cómo se reinventa una persona acostumbrado a los lujos y el reconocimiento del fútbol a primer nivel? ¿Cómo es su nueva vida cuando duelen los músculos y pesan los recuerdos de lo que nunca volverán a ser?
“El peor momento para un futbolista, no es cuando sale de la alineación inicial. El peor momento es el día después. Por eso hay que hacer hincapié en la educación, mientras juega y cuando no”, el que habla es Sergio Marchi, Secretario General de Futbolistas Agremiados desde 2006(el máximo gremio de del rubro del país)
Marchi
Marchi hace referencia a la necesidad de desarmar un lugar común que ve al futbolista como alguien que tiene su realidad económica: “La sociedad cree que el jugador de futbol está salvado. Pero la gran mayoría la pelea día a día. No todos son Messi o Palermo, por eso es necesario que el jugador esté asesorado y resguardo”.
Plataformas online para la terminalidad de colegio secundario, talleres, cursos a distancia y asesoramiento psicológico son algunas de las herramientas que según Marchi ofrece Agremiados, pero ¿cuál la visión de los ex jugadores?
Esteban “Gallego” González (Futbolista profesional desde 1982 hasta 1997)
“El Gallego” González fue el primero que rompió el silencio, después de lo de Toresani. El ex delantero de San Lorenzo que en 1995 le dio un campeonato después de 21 años al “Ciclón”, trabajaba en las juveniles del club hasta que la dirigencia decidió echarlo. “Hoy por hoy estoy sin trabajo y todos sabemos que en este contexto un solo ingreso en una familia es poco y ahora vivimos del sueldo de mi mujer y tengo dificultades para llegar a fin de mes. Yo podría salir a manejar un taxi, pero no es para lo que me preparé. Mi vida es el fútbol”.
González hizo uno de los goles más importantes de la historia de San Lorenzo, es amado por los hinchas y había sido invitado a una reunión en el interior del país (lo que se conoce como Peñas), sin la autorización del club. La dirigencia no lo perdonó “A veces uno se siente usado y descartado por este ambiente. A los dirigentes del fútbol les importas tres carajos, cuando te vas vienen otros”, aseguró.
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“Cuando trabajaba en la las inferiores de San Lorenzo promocioné a casi 20 chicos, entre los que estaban Correa, Kanneman y Villaba, chicos que dejaron mucha plata en el club, y ahora por un error invalidan todas las cosas buenas que hice. Eso no me parece justo”, explica.
“No poder trabajar es muy difícil porque te sentís que no servís y uno tiene fuerzas, tiene ganas, tiene proyectos, pero parece que el mundo del fútbol te olvida después de tantos años.Tengo 56 años, no 90, tengo mucho que dar y trasmitir a los más chicos. Los futbolistas aportamos muchos años y terminamos siendo los más perjudicados”, se lamenta.
“El Gallego” revela que muchas veces se siente deprimido y que se decidió hablar “para buscar una salida”, sin embargo, aclaró que no piensa tomar la misma decisión que Toresani “Yo sé que no voy a tomar una decisión de ese tipo, ya que tengo una esposa hijos y nietos que ver crecer, pero es muy feo cuando sentís que estorbas en un lugar al que le dedicaste tu vida”.
Alberto Márcico (643 partidos como profesional)
Distinto es el caso del ex Diez de Boca, Toulousse (Francia) y Gimnasia (La Plata) “Beto” Márcico que asegura que “nunca extraño” el ser futbolista. “En la vida también hay otras cosas”, explica.
“Hay mucha gente que quiere seguir involucrada con el fútbol. Yo la verdad que no tenía interés de seguir. Tuve una pequeña experiencia como técnico y no me gustó. No quería vivir el día a día con el jugador; ya no tenía más ganas de pasarlo. Pero para otros es muy difícil, te tenés que ir preparando, encontrar alguna actividad rápido, porque sos muy joven para estar jubilado y no podés estar sin hacer nada”, señala.
“Yo te puedo decir de jugadores muy millonarios que no saben que hacer una vez que dejan el fútbol y lo pasaron muy mal. Hasta físicamente cambias. Engordás te sentís con menos fuerza, todo influye”.
Márcico tuvo una pequeña experiencia como Ayudante de Campo de Silvio Marzolini a principios del 2001 en Boca, pero al no poder “adaptarse los nuevos tiempos” se volcó una actividad por fuera de lo deportivo donde maneja los tiempos como cuando era el eje de sus equipos “Yo me hice una empresa constructora de la que me encargo y eso me mantiene la cabeza ocupada. A mi nunca me volvió loco dejar de firmar autógrafos, es lindo que la gente te reconozca y te quiera pero tenés que entender que ahí no se termina la vida, al contrario”.
"Quique” Hrabina (320 partidos como profesional)
“A pesar que pasaron muchos años todavía el retiro me parece una de las cosas más difícil que me tocó vivir. Vos pensá que nosotros nos dedicamos a esto toda nuestra vida, desde que sos chico. Nuestras familia se constituyeron alrededor de nuestra profesión y de intentar cuidarnos y de un día para el otro te piden que te inventes otra vida y no es fácil” El que habla es Enrique Hrabina, símbolo de Boca en los ochenta y emblema de la garra y el sacrificio que tanto venera el hincha del equipo de la Rivera.
Enrique Hrabina
“Quique” es probablemente uno de los máximos ídolos del club. Se retiro a los 31 años por lesiones, pero a más de 25 años de su despedida la gente todavía lo aclama. Los mayores le piden autógrafos y los más chicos que no lo vieron jugar pero se alimentaron de las anécdotas de sus hazañas le piden selfies. “Es algo que nunca me deja de sorprender el cariño de la gente”, asegura.
Hoy es el DT del Senior de Boca. Un equipo repleto de viejas estrellas del club como Caniggia o Mauricio Serna que compite en el torneo de “veteranos” del fútbol Argentino “Ahí te encontrás con viejos amigos que jugaron con vos o fueron rivales; y aunque es algo amateur el espíritu competitivo está intacto eso te devuelve un poco esa adrenalina, aunque desde otro lado”, comenta.
Claudio “Turco” García ( 569 partidos como profesional)
Si hablamos de ídolo de los 90, el Turco García es un nombre de los primeros que pasa por la cabeza. Desfachatado, potente y goleador supo ser jugador de selección argentina con la cual ganó la Copa América en 1991.
Amado principalmente por los hinchas de Racing, conoció un mundo de adicciones que lo tuvo contra las cuerdas, se fue a vivir a Venado Tuerto (provincia de Santa Fé) en 2006 donde fundó un club de fútbol y hasta escribió su biografía. En los últimos años logró re inventarse como entrenador y hoy es un referente para todos los chicos que llegan a las inferiores de “La academia” donde trabaja .
“Hice el curso de DT, me preparé, dirigí 10 años en ligas y hoy estoy en Racing en la búsqueda de talentos, rodeado de ex compañeros y referentes del club con un gran sentido de pertenencia por lo cual me siento muy cómodo”, asevera.
Turco
Cuando le preguntamos como fue su adaptación al retiro, García explicó: “En mi caso yo sabia un año antes de retirarme que faltaba poco para que la luz se apague y que quería seguir ligado al fútbol. Estaba preparado para eso”.
“Mi día a día no cambió mucho de cuando jugaba, es más ahora me consume más tiempo porque hay que prepara los partidos, los entrenamientos y demás. Así que en ese sentido sigo viviendo como cuando jugaba, tanto yo como mi familia”.
Cuando habla de la cantidad de compañeros que están en una mala situación económica y no consiguen trabajo, Claudio se pone serio y deja su tendencia natural al humor “A veces el futbol se llena de gente que nada tiene que ver con la actividad y se deja de lado gente muy valiosa, eso es muy triste”.
Claudio Úbeda (profesional desde el 1987 al 2007)
Claudio Úbeda fue el capitán de Racing que en el 2001 rompió con la sequía de 35 años sin títulos, entre otros hitos de dos décadas de carrera por demás exitosa.
Luego del retiro se dedicó a la formación de jugadores juveniles, primero en selecciones nacionales y ahora en su querido Racing Club donde busca talentos por todo el país.
“Yo me dediqué a ser entrenador y ahí tengo que demostrar todo de nuevo. No alcanza con tener un nombre propio para dirigir. Hay que preparase todo el tiempo, y capacitarse para demostrar que uno lo puede hacer bien. Hay momentos que te va a ir mejor, otros peor y hay que aprender de esas experiencias y no lo digo solo den lo futbolístico, hablo en general”.
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“El Sifón” dejó la actividad hace un poco más de una década y aunque reconoce que “no es fácil salir de la adrenalina diaria del jugador” el siempre tuvo claro que “esta es una carrera corta y hay que saber generar otros ingresos y proyectos”.
Úbeda declara con la con la misma seguridad que daba en la defensa y explica que no quiere sobresaltos económicos “El jugador suele no entender que debe intentar generar otro tipo de actividad más allá del fútbol, que te permitan seguir generando recursos. Eso a veces no se ve y se gasta en proporción a lo que se ganaba como jugador y eso después es imposible de sostener”.
“Cuando el cuerpo no da más para competir en el primer nivel, algunos trataran de seguir ligados de otra manera y otros tendrán que hacer diferentes cosas, y ahí suelen empezar los problemas. No todos están preparados para aceptar ese cambio de vida tan abrupto, lejos de las canchas y del reconocimiento.”
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