Con esquiar vienen los bocadillos de costumbre después del ejercicio, y para pasarse la botana es casi obligatorio echarse un trago. Entre los entusiastas del deporte invernal, a este ritual se le conoce como l’Après-Ski o “después-de-esquiar”: el momento en que las personas se agrupan alrededor de una mesa, se quitan las capas superiores de sus trajes de nieve para quedarse en ropa térmica y beben sin preocupaciones mientras disfrutan de la más exquisita comida de bar. Es, sin duda, uno de los rituales más reconfortantes.
En Mont-Tremblant está Le P’tit Caribou, el après-ski de tus sueños. No es extraño que la revista Forbes nombrara este bar como el cuarto mejor après-ski del mundo. Aunque su menú es delicioso y sus tragos son realmente impresionantes (piensa en lujosos quesos a la parrilla cocinados con verduras y frutas locales, con picante extra; en cocteles spicy bloody caesar’s con deliciosa carne seca, y una variedad de encurtidos), el éxito de Le P’tit Caribou se debe al increíble personal que se ha encargado del lugar por ya más de veinte años.
Hay una sensación inexplicable de entrar en una reunión familiar que viene con cada visita. Marie Ève Landry, gerente de Le P’tit Caribou, me explica que el bar es, de hecho, “como una familia realmente grande. Todos son bienvenidos aquí. No importa si eres súper joven o tienes sesenta y tantos años, aquí hay un lugar para todos”. Y eso es totalmente cierto. Cuando le pregunto por qué lo cree así, Marie Ève me cuenta que, hace dos años, el bar fue comprado por los antiguos miembros del personal. Algunos trabajaban detrás de la barra, abrían la puerta o cumplían otras funciones: “Todos nosotros amamos este lugar. Es realmente genial ver que ahora sus propietarios son las mismas personas que han trabajado aquí desde hace tanto tiempo”.
Uno de los detalles más interesantes de este lugar es que no tiene grupos dominantes de edad: “Tenemos clientes habituales que llevan veinte años viniendo y tenemos clientes universitarios que están aquí para pasar el fin de semana”, explica Landry. “Aquí no juzgamos”. Y es por la ausencia de juicios que los clientes se liberan total y absolutamente. La mayoría de las noches puedes ver a las personas entregarse a la fiesta, bailando en la barra del bar, jugando beer pong en una de las mesas más grandes y conociéndose, (casi siempre coqueteándose). “Siempre ha sido así aquí”, celebra Marie Ève. “La gente siempre ha bailado sobre las mesas y se ha vuelto loca. Eso es por lo que somos conocidos”. Tal vez tiene que ver con el hecho de que lo que pasa en la cabaña, se queda en la cabaña. O eso lo que la mayoría decide creer.
Le P’tit Caribou se ha hecho de una reputación desde que abrió sus puertas en 1993, y continúa haciéndolo. No solo es frecuentemente visitado por ávidos esquiadores, también atrae a quienes llegan a Mont-Tremblant a disfrutar del lugar y a festejar como si nadie los viera. Es cómoda la proximidad del bar a las principales atracciones de Mont-Tremblant. La montaña está organizada de una manera muy particular, que invita a los visitantes a pasear por docenas de tiendas y restaurantes que adornan las laderas de la villa. Ya sea que elijas los caminos adoquinados e inclinados de Mont-Tremblant después de un largo día de esquiar, o dar un paseo casual, tarde o temprano, vas a encontrarte cara a cara con Le P’tit Caribou. Y si la adorable fachada al estilo casa de campo no te atrae hacia el interior, entonces la animada terraza donde los voyeristas se sientan cómodamente a saborear un coctel y las delicias de la gastronomía de pub, seguramente lo hará.
Para mi sorpresa, Marie Ève incluso especifica que la mayoría de la clientela no es de Quebec. Aunque la industria del servicio en Mont-Tremblant es asombrosa, la “vida nocturna” no es en lo que uno piensa normalmente cuando piensa en resorts de esquí y en parques nacionales. De hecho, la mayoría de las pistas de esquí canadienses y las villas a sus alrededores suelen ser aclamadas por su ambiente pacífico y relajante. Así que tener un bar en el corazón de un resort de esquí y que éste sea reconocido por su alocada vida nocturna es una hazaña notable. Y que, además, sea reconocido por turistas internacionales es todavía más impresionante: “Tenemos tantos clientes internacionales… Veo a muchos estadounidenses, mexicanos y europeos. Incluso tuvimos al ex esposo de Fergie, Josh Duhamel, aquí, hace una semana”, me cuenta Marie Ève con una risita. “Realmente tenemos una clientela diversa. Recibimos a grupos de empresarios, tenemos excelentes DJs… Hay algo para todos”.
Y eso es precisamente lo que hace a Le P’tit Caribou lo que es. No importa quién eres, la edad que tengas, ni por qué estás curiosamente en Mont-Tremblant una noche, hay algo seguro: si la pasas en Le P’tit Caribou tendrás la noche de tu vida.
Anna Saviolakis http://bit.ly/2GDpMW7
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