Cuando uno piensa en Canadá, viene a la mente el mítico invierno canadiense: nieve y los hermosos paisajes naturales del país. Pero el clima de la región no supone sólo imágenes alucinantes, sino principalmente una forma de vida. El invierno permite la práctica de docenas de deportes y actividades como el esquí, raqueteo o el patinaje, pero es particularmente emocionante convivir con manadas de perros amigables y subirte a un trineo que ellos se mueren de ganas de jalar.
Para experimentar esto en primera persona, visité el centro de actividades de Mont-Tremblant con la esperanza de aprender más sobre los trineos de perros.
Ubicado aproximadamente a dos horas al norte de Montreal, en los montes Laurentians, Mont-Tremblant es un lugar en el que pueden practicarse una variedad de deportes invernales y de verano, además de disfrutar de su villa peatonal con restaurantes y boutiques.
Tan pronto como llegué a la residencia canina, pude escuchar un gruñido creciente desde el estacionamiento trasero, donde docenas de perros esperaban impacientes su próxima carrera. Los cuatro cuidadores del lugar nos dieron la bienvenida con mucha buena onda, antes de dirigirnos a la parte trasera de la propiedad, donde descansaban una husky madre y sus cachorros.
"Estos cachorros tienen dos semanas de edad, ¡pero pronto se harán muy grandes e irán a correr con nosotros!"
Según Mathieu Pilon, quien ha trabajado como cuidador de perros de trineo durante los últimos 17 años y posee la mitad de los huskies del lugar, los perros pueden comenzar a correr en trineo antes de que cumplan un año de edad. Todo el entrenamiento está basado en el puro instinto animal: "Intento ser la mejor madre y el mejor padre, y elegir a los mejores líderes. Los cachorros llevan el trineo en la sangre. Incluso si nunca antes lo han hecho, sienten un impulso natural dentro de ellos que les dice lo que deben hacer: ir siempre hacia adelante. La primera vez que colocamos el arnés a los perros que entrenamos intentamos sumarlos a un grupo de perros experimentados. De esa forma, aprenden observando a los demás. Yo no soy quien les enseña. Por sí mismos lo aprenden".
Aunque su propósito ha cambiado con los años, los trineos tirados por perros siempre han sido parte de la cultura canadiense. Los aborígenes de estas tierras utilizaban los trineos de perros para cazar y transportarse antes de que el hombre blanco pisara el territorio canadiense. Ahora, sin embargo, esta actividad se identifica como una actividad de ocio durante el invierno y como un deporte competitivo, aunque los trineos de perros también se emplearon en el pasado para llevar, por largas distancias, el correo del servicio postal canadiense.
Los recorridos que ofrece el centro de actividades de Mont-Tremblant son puramente recreativos. Para ello, los entusiastas del trineo reciben una breve y concisa lección sobre cómo guiar un trineo antes de que cada pareja se prepare para la salida. Los comandos son simples: "Gee" sirve para girar a la derecha, "ha" para la izquierda, y cualquier grito es suficiente para que el equipo de perros se ponga en marcha; aunque, según Pilon, "en realidad no tienes que decir nada. En el momento en que sientan que dejas ir el freno comenzarán a correr. Eso es todo lo que están esperando".
De los ocho componentes de la expedición, solo uno de ellos era residente en Quebec. Como afirma Pilon, "no veo muchos clientes locales”. "La mayoría de las personas que pasan por aquí viven fuera de Canadá". Según el musher, solo el 5% de los clientes son canadienses, mientras que el resto llega de Estados Unidos, Europa y Sudamérica. Si bien la práctica atrae principalmente a aquellos que desean descubrir los paisajes naturales de Quebec, también representa uno de los estereotipos de lo que los extranjeros esperan encontrar en Canadá.
“Es un elemento central de nuestro folklore canadiense, y creo que una excelente manera de iniciar a los visitantes en nuestra cultura".
A pesar de lo impresionante del paisaje, este apenas compite con la alegría y la sensación de logro que comparte la manada. Antes de cada viaje escuchas los aullidos de felicidad de los perros, una verdadera prueba del entusiasmo y el deseo del perro de embarcarse en una nueva aventura.
Aunque muchos de estos huskies han pasado la mayor parte de sus vidas guiando los trineos de Pilon, algunos de los miembros de la manada son antiguos perros de carreras entrenados para el aclamado Yukon Quest, una carrera que, todos los años y durante 10 días recorre más de 1,000 millas por el gran norte canadiense. Ya retirados, estos “ex-atletas” disfrutan de una vida de ocio en el grupo de Pilon, con recorridos diarios a través del Golfo del Diablo.
"Esto no es nada para ellos. Hoy solo van a correr 20 kilómetros, cuando pueden correr hasta 160 por día. Es como una pequeña copa de vino, es un dulce retiro", dice Pilon.
Y realmente se siente así. Aunque la actividad transcurre rápidamente y sin duda supone una descarga de adrenalina, resulta ser increíblemente pacífica y armoniosa. En la mayor parte del recorrido, todo lo que uno escucha es el sonido del trineo deslizándose a través de la nieve y algún ocasional ladrido. No es extraño que la tradición haya sobrevivido durante tanto tiempo.
Si los visitantes nos fuéramos con solo un pensamiento, a Pilon le gustaría que fuera el siguiente: "Quiero que la gente sepa que a estos perros los amamos, y que son felices de estar aquí. Quiero que la gente se vaya con la sensación de haber creado un vínculo con los perros mientras se siente orgullosa de haber tomado las riendas. Esto es una adicción: nunca me he perdido un invierno desde la primera vez que lo probé".
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