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jueves, 25 de abril de 2019

Así ahorra la generación que, supuestamente, no ahorra

Presentado por Bancolombia

Dicen que los millennials solo piensan en el presente, que no planean ni buscan comprar una casa; todo se va en viajes. Los millennials respondemos que es difícil ahorrar con salarios bajos y una inestabilidad laboral creciente, pero hacemos lo que podemos ¿Y de qué forma ahorran los millennials? No fue una materia del colegio, tampoco nos lo enseñaron en la universidad-sino estudiamos economía o finanzas- algunos patrones lo traemos de casa y otros los hemos aprendido de la vida y la experiencia. Pero ¿están funcionando esos patrones de ahorro que tenemos ahora para cumplir objetivos financieros?

Acá van ocho testimonios que muestran distintas opciones para planear una vida financiera más ordenada en medio de tanta turbulencia.

María José, 27, administradora de empresas. Tengo dos formas de ahorrar. La primera: pido a mi empresa que me descuente un monto fijo y me lo pase de una a mi fondo de pensiones voluntarias. Y la segunda: de mi salario paso cierta plata a un fondo de inversión. Lo que me sirve a mí, personalmente, es no tenerlo en mi cuenta de ahorros, que no aparezca en mi saldo cuando la reviso. No tengo nada físico, todo el ahorro lo hago virtual, no tengo inversiones.

Federico, 25, antropólogo. A mí, mis asesores financieros me lo enseñaron desde joven y lo aplico siempre: ahorrar al menos 20% de mis ingresos. Eso no lo toco para nada. Y si ahorro para otras cosas es aparte, ese 20% queda intacto. Eso lo aprendí por una persona que pasó por un proceso de rehabilitación, y ahí aprendió esa técnica y me la enseñó. Ese porcentaje no es excesivo pero es significativo, crece rápido también. Al principio lo tenía fuera de mi cuenta, pero ahora lo tengo dentro, simplemente consiste en ordenarse y saber cuánto se tiene, algo que es normal si uno está serio con las finanzas y con el tema de ahorrar. Igual no es tan estricto, si solo guardó el 15% un mes está bien también. Pero la idea es no pasarse, y organizarse para saber, de lo que le entra, cuánto se puede gastar.

Juliana, 24, periodista. Yo me opongo a la acumulación de capital y no lo he hecho hasta ahora, aunque soy consciente de que en diez años puedo estar arrepentida de esto cuando mis amigos empiecen a invertir y a comprar propiedades. En este sentido, solo ahorro para metas a corto y mediano plazo. La mayoría de las veces se trata de viajes. Entonces el año pasado, por ejemplo, yo sabía que en el último semestre del año me iba a ir del país, a donde fuera, así que empecé el año separando cada mes un porcentaje pequeño de mi sueldo y si me salían otros trabajos aparte, no tocaba esa plata porque era para mi viaje. Solo gastaba el dinero del sueldo de mi trabajo fijo. Supongo que es más fácil para mí ahorrar si sé para qué voy a usar el dinero que estoy ahorrando que cuando acumulo sin saber para qué.

Julián, 23, economista. Apenas llega el salario, calculo el 20% y sé que es plata con la que no cuento. A mí me lo enseñó mi mamá en la casa: desde chiquitos ella siempre insistió con que así se ahorraba. Esa plata la dejo en la misma cuenta que tengo para todo. Esa parte no me gusta tanto porque uno puede confundirse, pero no he encontrado otra solución tampoco no he querido abrir otra cuenta, pero estoy buscando qué otras opciones tiene el sistema financiero que me ayuden en este propósito.

Marcela, 21, estudiante de Comunicación Social. Más o menos ahorro entre 10 y 20 lucas diarias para quedar al menos con $100.000 pesos o $50.000 pesos a la semana. Esa platica se va en chorro o en un comodín para salir un fin de semana o cuando viajo a Bucaramanga, soy de allá. Decidí ahorrar porque me da pena pedirle más plata a mis papás cuando voy a un toque o bailar. Sin embargo, no soy tan estricta ahorrando, a veces es complicado porque me gasto todo en copias o en transportes. Es decir, salgo muy tarde de la casa a coger SITP y me toca irme en Uber o taxi para llegar a la universidad, y ahí se van entre 14-20 lucas del ahorro del día.

Jorge, 23, fotógrafo. Durante mi infancia ahorré e hice dos grandes gastos: uno fue comprar mi primera cámara y el segundo fue invertir el resto en irme para Barcelona a estudiar. Cuando llegué a esa ciudad no tenía ahorros, solo lo que tenía para vivir allá, y volví con $70.000 pesos en el bolsillo. Ahorita lo que estoy haciendo es volver a ahorrar para irme a Barcelona otra vez. Ahorita no tengo un grueso de ahorros, porque la vida es muy cara, porque los salarios no son dignos y porque mis intereses en este momento son puntuales, no a futuro. Pero bueno, la manera en la que ahorro es que con uno de los trabajos que me encargan al mes vivo. Todavía vivo con mis papás entonces mis gastos son pocos: cuando salgo a comer, y cuando compro algunas cosas. Y el resto de los trabajos sí los ahorro. Trato de salir dos o máximo tres veces a la semana, no gastar más de $20.000 pesos en una comida y así. Voy ajustando por todos los lados.

Juliana, 26, politóloga. Para ahorrar tengo, hace como tres años, un fondo de ahorros con mis amigos del colegio. Para entrar di una cuota de $500.000 pesos, y cada mes hay que aportar mínimo $200.000 sí o sí, pero hay meses que doy más si tengo ingresos extra. Con esa plata hacemos préstamos o inversiones, ya ha crecido un poco. Hay un comité que decide en qué invertir, entre todos aprobamos. En Bancolombia tengo una Fiducuenta, como un fondo de inversión personal. El primer día de cada mes me descuentan una plata y no la puedo tocar en un año, y ahí se generan intereses. Tengo también dos vacas, y me da plata por la leche que dan al mes. Puedo ahorrar ahora que tengo un contrato fijo, pero cuando estaba en prestación de servicios era mucho más difícil. Igual es difícil porque todo es muy caro.

Camilo, 27, estudiante de una maestría en Arte. Antes tenía una bolsa de ahorro, ahorrando lo que podía, así fueran solo $20.000 pesos; y paralelo a eso, un ahorro con un objetivo directo, con un plazo inmediato. Luego empecé a establecer un valor específico y lo mantenía, fuera como fuera, así me quedara sin plata. Eso lo hice para poder venirme a estudiar a España. En este momento no puedo ahorrar, porque no tengo trabajo y soy becado, soy estudiante. Pero lo que hago para no quedarme sin plata es tener un presupuesto muy establecido en transporte, arriendo y salir, y así vivo, pero no me queda nada para ahorrar. Previendo eso, antes de venir a España invertí la plata que tenía, una suerte de ahorro activo.

Le preguntamos a David Nieto, docente y coordinador del área financiera de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad El Bosque, qué patrones podía identificar en estos testimonios, y qué aciertos y dificultades encontraba. Esto fue lo que respondió:

“Es importante entender que en gran parte de las observaciones que hacen las personas de los testimonios son fundamentales dentro de su formación y gestión en temas de educación financiera. Asimismo, es importante resaltar que una de las recomendaciones de ahorro es destinar aproximadamente el 15%- 20% de su ingreso, lo cual termina siendo no solo un criterio de ahorro sino de generación de cultura financiera."

Es importante entender que este tipo de ahorros no solo se ajusta en un porcentaje, sino de la capacidad de no gastar, lo cual puede ser mayor al porcentaje sugerido lo que puede beneficiar el poder adquisitivo y la calidad de vida a futuro de las personas.

De igual forma es vital entender que el ahorro planteado no solo se debe concebir a corto plazo o mediano, dado que son capitales que en tiempos medios terminan desapareciendo y no aportan a los proyectos a futuro de las personas.

Por otra parte se recomienda utilizar los instrumentos que ofrece el sistema financiero para obtener un crecimiento de capital, no solo asegurando el poder adquisitivo, sino un mayor capital para realizar inversiones que permitan incrementar el patrimonio y asegurar activos productivos que permitan tener ingresos adicionales”.

El ahorro, como los tiempos, va cambiando. Y ese cambio, esa dinámica, es al que buscamos acercarnos y entender. De la mano con Bancolombia, con este proyecto VICE busca hacer preguntas y darle la vuelta a temas financieros: que dejen de ser una historia de terror y se conviertan en una herramienta para planear la vida y cumplir sueños, una forma de empoderamiento que nos permita tomar mejores decisiones. Hacia allá va el proyecto, a acercarnos a la gente y preguntarles qué les duele; no tenemos todas las respuestas, pero entre todos las preguntas y dudas pueden ser más fáciles de responder.

elvira liceaga https://ift.tt/eA8V8J

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