Artículo publicado originalmente por VICE España.
Elisa Garrido Gracia nació en 1909 en el pueblo zaragozano de Magallón. Sus padres eran anarquistas y militantes de la CNT y ella acabó emigrando a Barcelona, donde conoció a su futuro marido Marino Ruiz de Angulo, y donde siguió los pasos de sus padres afiliándose también al sindicato libertario. Antes de la guerra estuvo trabajando de sirvienta para una familia aristocrática.
Tras producirse el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, Elisa se movilizó como miliciana y se unió a las milicias que organizó el movimiento anarquista, ingresando en el cuartel barcelonés de Ausias March, para dirigirse hacia el Frente de Aragón donde la guerra civil ya había comenzado. En 1938 luchó en la Batalla del Ebro, pero tras el desastroso resultado que obtuvo el bando republicano y el avance franquista tuvo que cruzar los Pirineos junto con su pareja Marino, igual que hicieron miles y miles de españoles, para exiliarse en Toulouse (Francia), donde ambos se casaron.
Tras la invasión de Francia por parte de la Alemania Nazi en 1940, se unió a la Resistencia francesa, concretamente en un grupo liderado por el cenetista Francisco Ponzán, que creó un grupo de evasión para ayudar a españoles a cruzar la frontera. En 1941 este Grupo Ponzán se puso al servicio de la red "Pat O'Leary", la red clandestina más importante de evasión, información y correo al servicio de la Resistencia Francesa entre 1940 y 1944. Elisa estuvo en el departamento de los Altos Alpes de esta red, relevando a su marido detenido por la Gestapo, dedicándose a varias misiones de correo de la Resistencia y saliendo por las noches para ayudar a exiliados a pasar la frontera. En ese momento se le empezó a conocer con el mote de la Mañica y con el nombre de guerra Françoise.
En octubre de 1943, fue detenida por la Gestapo en Toulouse. Tuvo que pasar varios interrogatorios en los que fue torturada para que la policía nazi obtuviera información de la organización de la Resistencia, pero ella nunca los delató, lo que provocó que fuera internada en una celda incomunicada durante tres semanas. Pasó por tres cárceles, por la de Saint Michel, la de París y por último la de Compiègne.
"Elisa fue destinada a trabajar como esclava en una fábrica de obuses en el Kommando Hasag, un complejo de la industria militar nazi ubicado en la ciudad alemana de Leipzig y dependiente del campo de concentración de Buchenwald"
El 30 de enero de 1944, un convoy con 959 mujeres salió hacia el campo de concentración de mujeres de Ravensbrück (Alemania). En ese convoy se encontraban alrededor de una docena de mujeres españolas como la histórica Neus Català, la única superviviente española del campo de concentración de Ravensbrück que quedaba viva hasta su fallecimiento en 2019 y gracias a la cual se conoce una parte de la historia de Elisa por su libro "De la resistencia y la deportación: 50 testimonios de mujeres españolas". El 3 de febrero, el convoy llegó al campo de concentración y a Elisa la registraron con el número 27219.
En septiembre de ese mismo año, Elisa fue destinada a trabajar como esclava en una fábrica de obuses en el Kommando Hasag, un complejo de la industria militar nazi ubicado en la ciudad alemana de Leipzig y dependiente del campo de concentración de Buchenwald. Allí arriesgó su vida para unirse al grupo de mujeres que realizaban acciones de sabotaje.
Su hazaña más destacada fue la que hizo que parte de la fábrica quedara inutilizada varias veces: dejaba parte del explosivo en las bombas que, al no haber quedado bien acabadas, tenían que volver a pasar por la fresadora para ser pulidas otra vez, entonces la máquina hacía de percutor y provocaba una explosión en cadena.
Esto la hizo volver a ser internada en el campo de concentración de Ravensbrück, en el pabellón 28 donde normalmente destinaban a los condenados a muerte y donde aguantó las torturas de los guardias, hasta tal punto de sufrir un aborto provocado por las violaciones del personal nazi. En junio de 1945 consiguió ser liberada por un intercambio de prisioneros que organizó la Cruz Roja y fue destinada a Frankfurt, para ser enviada luego a Dinamarca, y finalmente ser liberada en la ciudad sueca de Estocolmo.
"Aguantó las torturas de los guardias, hasta tal punto de sufrir un aborto provocado por las violaciones del personal nazi"
Se mudó a París con su marido, donde vivió hasta finales de los años 50 cuando volvió a España. Una vez de vuelta, abrió una pescadería en el municipio navarro de Cortes de Navarra, mientras su marido estuvo trabajando como taxista en Mallén (Zaragoza).
Pero la vida durante la dictadura franquista no fue fácil y sus negocios no prosperaron, así que acabaron volviendo a Francia, donde tuvieron una vida mucho más solvente y donde por fin recibió el reconocimiento que se merecía, siendo galardonada con la Orden Nacional de la Legión de Honor, la distinción francesa más importante, y obteniendo también el grado honorífico de teniente de la Resistencia Francesa. Allí pasaron el resto de su vida hasta que Elisa falleció en marzo de 1990.
Esta historia no se conocería si no fuera por la labor de dos asociaciones, AFAEM (Asociación de Familiares de Enterrados en Magallón), que la preside su sobrina Pilar Gimeno, y Amical de Mauthausen, de la que es miembro el historiador Juan Manuel Calvo. Él se encontraba investigando a los miles de aragoneses que habían pasado por los campos de concentración nazis cuando encontró los nombres de Elisa Ruiz de Angulo, Ruiz de Masalle y Ruiz Garrido, y acabó descubriendo que los tres nombres eran en realidad de la misma persona, Elisa, ya que había adoptado el apellido de su marido al casarse.
El único lugar de España en el que se le da reconocimiento a Elisa es en su pueblo, Magallón, donde el 29 de junio del año pasado se realizó un acto de homenaje en el que se inauguró una placa con su nombre en una de las calles de las afueras del pueblo. A este acto acudieron su familia, entre ellos su sobrina Pilar Gimeno, el alcalde Víctor Chueca, el presidente de las Cortes de Aragón, Javier Sada, el líder de IU en Aragón, Álvaro Sanz, así como el presidente de Jueces Para la Democracia, Joaquim Bosch, y un grupo de personas en representación de la CNT.
"Como cientos de miles de españoles, Elisa dio su vida para luchar contra el fascismo y que todavía no han tenido todo el reconocimiento que merecen en nuestro país"
En noviembre del año pasado también se realizó en Magallón una jornada de memoria democrática para rendirle otro homenaje a Elisa. El homenaje se hizo en el cementerio de la localidad e incluyó una ofrenda floral y un coloquio al que fueron invitados los periodistas Javier del Pino, Gervasio Sánchez, Ramón Lobo, Conchi Cejudo y Gonzalo Barroso. También fue invitada la cantante Rozalén, muy sensibilizada con la memoria histórica.
La asociación AFAEM piensa dirigirse al Ayuntamiento de París para solicitar que se le dedique una calle a Elisa, ya que la nueva alcaldesa parisina, Anne Hidalgo, está llevando a cabo un proceso de feminización del callejero de París y en el que ya ha incluido a Neus Català. Mientras, la historia de Elisa sigue en constante investigación y todavía pueden salir nuevos datos de la vida de esta mujer que, como cientos de miles de españoles, dio su vida para luchar contra el fascismo y que todavía no han tenido todo el reconocimiento que merecen en nuestro país.
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