Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
La serie documental del año pasado Surviving R. Kelly
trajo innovación a la televisión en una era en la que muchas personas en el mundo están despertando de los horrores del abuso sexual en manos de personas con poder. También se convirtió en un espacio para que más de una docena de mujeres hablaran sobre el abuso inconmensurable que dicen que el cantante les infligió cuando eran jóvenes.
La segunda parte de esta serie, que se transmitió por el canal Lifetime, hace dos fines de semana, dio un giro distinto e inesperado durante su primer episodio: se volvió un espacio igualmente seguro para que los hombres discutan sus propias experiencias traumáticas de agresión sexual.
Esta vez, los hermanos de R. Kelly, Carey Kelly y Bruce Kelly, dan entrevistas separadas con historias interconectadas sobre cómo los tres sufrieron acoso y abuso sexual cuando eran niños y detallaron lo que saben sobre los años de abuso que el mismo Robert Kelly experimentó hasta su adolescencia temprana.
A través de sus historias, los hermanos no necesariamente minimizan décadas de acusaciones, procedimientos judiciales y las resultantes protestas públicas vinculada a R. Kelly. El cantante fue despedido de la discográfica RCA Records, las estaciones de radio acordaron vetarlo, y ahora se encuentra en la cárcel enfrentando más de dos docenas de cargos en tres estados. Por el contrario, las revelaciones de sus hermanos arrojan luz sobre cómo algunos hombres que fueron abusados viven con el dolor, o lo replican al convertirse en agresores sexuales, en una sociedad que premia los modelos poco saludables de masculinidad, valida los mitos que han sostenido a la cultura de la violación y, por lo regular, fracasa en la impartición de una educación sexual saludable y con límites.
Aunque las estadísticas varían, la organización 1in6 da apoyo a los hombres sobrevivientes de agresión sexual y analizó numerosos estudios para estimar que 1 de cada 6 hombres y niños han sido víctimas de abuso o agresión sexual a lo largo de su vida. En comparación con las mujeres, también es menos probable que ellos divulguen o denuncien esas experiencias. En esta entrega de la serie, Carey y Bruce compartieron sus experiencias, al lado del análisis de psicólogos clínicos y defensores de sobrevivientes de abuso.
"Alguien que enfrenta un trauma [sexual] a una edad temprana estará confundido sobre qué es el sexo, cuáles son sus reglas y cómo [vivir] una vida sexual", dijo Jody Adewale, psicóloga clínica radicada en el sur de California; y luego agregó que "alguien que fue abusado a una edad temprana puede tener una lucha de por vida para tratar de recuperar el control".
Los hermanos primero detallaron cómo un hombre de unos 60 años, al que apreciaban y conocían como el "tío del vecindario" por ser amable y generoso, estableció una relación de buena voluntad con todos a través de acciones como la distribución de alimentos gratuitos a los vecinos. El Sr. Henry, como lo llamaban, vivía en un edificio donde los hermanos practicaban con su banda.
“Y luego comenzó a comprarnos cosas. En aquel entonces no pensé nada al respecto porque era un niño”, dijo Bruce, el hermano mayor de Kelly, antes de recordar que los tres salieron corriendo de su departamento después de que el hombre exhibiera sus genitales frente a ellos. "No le digan a nadie", recordó Bruce que les dijo el hombre mientras huían.
Lo que Bruce y Carey describen es una táctica pederasta más conocida por el anglicismo grooming, en la cual los menores son elegidos y luego manipulados por agresores sexuales adultos, a menudo a través de métodos como comprarles regalos y ofrecerles otros incentivos para ganar su confianza antes de intentar abusar de ellos. Aunque escaparon a este incidente en particular, los hermanos de Kelly dijeron que Robert fue sometido al abuso rutinario de ese hombre hasta que, un día, el hombre le dio dinero a la madre de los chicos para que no presentara cargos penales contra él.
El "tío del vecindario" no fue la única persona que agredió a los hermanos. Una mujer mayor de la familia no solo abusó de Robert, como señaló en la canción "I Admit" de 2018 y a través de un libro anterior y de entrevistas, también abusó de Carey.
"Tenía 6 años cuando sucedió por primera vez", recordó Carey entre lágrimas, y agregó que le rogó que se detuviera antes de disociarse mentalmente durante las agresiones sexuales. "Imaginaba que estaba en otro lugar jugando con mis amigos, o en el parque haciendo las cosas que deben hacer los niños a esa edad". Él sabía que también su hermano mayor, Robert, estaba siendo agredido por la misma mujer.
Aunque las cicatrices provocadas por una agresión sexual permanecen en el caso de los niños abusados por mujeres, estos actos específicos suelen no solo normalizarse, sino que a veces incluso se celebran. Los niños que son explotados y abusados sexualmente, incluso por mujeres mayores, legalmente no pueden dar su consentimiento para tener sexo, al igual que en el caso de las niñas. Sin embargo, la programación social ligada a una masculinidad poco saludable sirve para secundar tácitamente este tipo de abuso, al disfrazarlo de el proceso de "convertirse en un hombre" que puede atraer a las mujeres y demostrar virilidad sexual. O peor, da como resultado que los niños sobrevivientes de abuso sexual no entiendan completamente que experimentaron tal abuso.
Tomemos a Chris Brown, quien le dijo a The Guardian en una entrevista de 2013 que "perdió su virginidad" a los 8 años con una adolescente. "Es diferente en este país", dijo Brown, quien es de las afueras de Richmond en Virginia. "A esa edad, ya éramos precoces y estábamos listos, ¿sabes a lo que me refiero, ¿no?".
Aunque lo que Brown experimentó involucró a una adolescente que tenía menos de la edad legal permitida para dar consentimiento en la mayoría de los estados y a pesar de lo que él detalló, el incidente no es "diferente". El encuentro fue abuso sexual y es un claro ejemplo de lo que puede suceder cuando no se les enseña a los niños el respeto hacia el cuerpos y los límites que debe haber.
Con las conversaciones desencadenadas por esfuerzos como el de la serie Surviving R. Kelly, puede haber esperanza para el futuro. La segunda edición de la serie documental provocó un aumento del 40 por ciento en las llamadas telefónicas a la línea directa nacional estadounidense de Violación, Abuso e Incesto de la Red Nacional (RAINN), como lo señaló The Root.
No está claro cuántas de esas llamadas fueron por parte de hombres y niños. Aun así, cada vez más hombres se han atrevido a hablar y denunciar en los años que han transcurrido desde que el movimiento #MeToo comenzó a cambiar las perspectivas sobre el abuso y la agresión sexual. Terry Crews habló públicamente en 2017 sobre un poderoso ejecutivo de Hollywood que le hizo tocamientos sin su consentimiento, y continuó hablando al respecto a pesar de la avalancha de vergüenza y culpa que sufren las víctimas por parte de quienes aceptan la mentira de que hombres como él deberían ser "lo suficientemente fuertes" como para jamás ser blanco de abusos sexuales.
Sam Thompson, un inglés que fue agredido por dos hombres en 2016, volvió a contar su historia justo la semana pasada a la BBC después de que uno de los perpetradores fue sentenciado a cadena perpetua por 163 violaciones. Al igual que Carey Kelly, también dijo que no tenía ganas de seguir viviendo después de sufrir el violento ataque. Pero después de hablar al respecto por primera vez hace unos años, compartió una reflexión que debería quedar grabada en la memoria de cualquiera que busque comprender y ayudar más y mejor a los hombres sobrevivientes de abuso sexual:
"Creo que lo que nos define como hombres o lo que supuestamente nos define como hombres se ve afectado desde la raíz tan pronto cómo nos sucede algo como esto".
Derrick Clifton https://ift.tt/eA8V8J
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