Artículo publicado originalmente por VICE Australia.
Australia arde. En los últimos meses el fuego ha consumido más de 4 millones de hectáreas. Al menos 24 personas han muerto, siete en la última semana, y se calcula que 480 millones de animales fallecieron solamente en los incendios de Nueva Gales del Sur. El fuego ha destruido más de 1500 hogares.
Zonas enteras del país se ahogan en el humo y los gases tóxicos, que ya han llegado hasta Nueva Zelanda, mientras que Canberra, la capital, se llevó hace poco el título de la ciudad con la peor calidad de aire en el mundo. En muchas zonas, el cielo se tiñe de color rojo sangre; en otras, no se ve nada en pleno día. El avance de las llamas ha obligado a poblaciones enteras a dirigirse a las costas y playas, donde las Fuerzas Armadas australianas esperan poder evacuarlos en lanchas neumáticas y buques de guerra probablemente en la operación marítima pacífica más grande de la historia de Australia.
Más allá de cifras y números, la situación en Australia es indescriptible. Las imágenes evocan la palabra “apocalíptico” constantemente. Y se espera que empeore; las autoridades advierten que estos infiernos, que se propagan gracias a las olas de calor y los vientos secos, podrían continuar durante cuatro meses más.
Cada día, aparecen más fotografías de la primera línea de fuego que muestran la extensión y devastación de las voraces llamas, y las terribles secuelas que dejan a su paso, que han devorado poblaciones enteras en uno de los desastres medioambientales más severos que ha conocido Australia.
Bomberos aplacan un incendio entre el denso humo en la ciudad de Moruya, al sur de la Bahía de Batemans, en Nueva Gales del Sur, el 4 de enero del 2020. Hasta 3000 reservistas han sido convocados para combatir los fuegos que devoran Australia el 4 de enero, mientras que cientos de miles de habitantes dejan su hogar y escapan en terribles condiciones. Peter Parks / AFP
Un vehículo consumido por las llamas en una calle de Quinlans después de un incendio nocturno en Quaama en Nueva Gales del Sur, 6 de enero de 2020. Ese mismo día, se desplegaron tropas reservistas en las regiones hostigadas por el fuego de tres estados australianos después de un fin de semana tórrido en el que franjas enteras de tierra se convirtieron en un paisaje oscuro e infernal. Saeed Khan/AFP
Residentes defienden una propiedad del fuego en Hillsville cerca de Taree, a 350 km del norte de Sídney, el 12 noviembre de 2019. Se declaró el estado de emergencia el 11 de noviembre y se avisó a los habitantes del área de Sídney de daños por fuego “catastróficos”, al tiempo que Australia se preparaba para una nueva ola de incendios que han asolado el este del país que ya sufría una sequía. Peter Parks / AFP
Vista aérea de los incendios descontrolados en el valle de Richmond, en Nueva Gales del Sur, el 26 de noviembre de 2019. Australia, país propenso a sufrir incendios, comenzó su temporada de fuegos antes de lo normal, según algunos científicos, y ha empeorado a causa del cambio climático, que ha elevado las temperaturas y ha acabado con la humedad. Saeed KHAN / AFP
Esta foto, tomada el 7 de diciembre de 2019, muestra a unos bomberos llevando a cabo una quema controlada para asegurar que las llamas no se extendieran hasta zonas residenciales de Mangrove, a unos 100 kilómetros al norte de Sídney. los incendios forestales son comunes en el país, pero los científicos afirman que en 2019 comenzaron antes y con más intensidad debido a una sequía prolongada y a unas condiciones climáticas propiciadas por el calentamiento global. SAEED KHAN / AFP
En esta foto, tomada el 3 de enero de 2020 y publicada por la Armada Real Australiana, se ve a gente evacuada de Mallacoota, un estado de Victoria, en una lancha de desembarco que se dirige al navío MV Sycamore. El 3 de enero, la armada australiana comenzó a evacuar por mar a cientos de personas atrapadas en una ciudad que se encontraba rodeada por las llamas al sureste del país. Shane Cameron / Armada Real Australiana / AFP
Bomberos extinguiendo un incendio en Dargan, a unos 130 kilómetros al noroeste de Sídney, el 18 de diciembre de 2019. Esa semana, Australia había sufrido uno de los días más cálidos de una ola de calor que solo empeoró, exacerbando una temporada de incendios sin precedentes, según las autoridades, el 18 de diciembre. SAEED KHAN / AFP
El cielo se vuelve rojo por el humo del incendio de Snowy Valley a las afueras de Cooma, 4 de enero de 2020. SAEED KHAN / AFP
Residentes de la zona mirando uno de los incendios desde Bargo, a 150 km al suroeste de Sídney, el 19 de diciembre de 2019. Ese mismo día, se declaró el estado de emergencia en una de las zonas más pobladas de la región mientras que una ola de calor sin precedentes avivaba descontroladamente los fuegos, destruyendo hogares y arrasando zonas enteras. Peter PARKS / AFP
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