Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Si estás leyendo esto, es probable que pienses que el canibalismo es asqueroso. Lo sabemos porque te lo hemos preguntado después de nuestra entrevista con un usuario de Reddit que se volvió viral por ofrecer a sus amigos tacos hechos con su propio pie amputado. ¿Qué es lo que odiamos exactamente de la idea de comer carne humana? En este caso, era técnicamente ético, pero, aun así, la noticia generó un pánico colectivo.
Hicimos una encuesta en Instagram, Twitter y Snapchat: “¿Probarías carne humana si fuera ético y estuviera socialmente aceptado?”. Contando las más de 500.000 respuestas entre las tres redes sociales, la proporción era más o menos la misma: alrededor de una de cada cuatro personas dijo que “por supuesto”, mientras que las tres restantes dijeron que “ni de broma” (sí: 114.625; no: 424.761). Si la razón por la que el canibalismo es repulsivo no es la implicación moral que tiene el hecho de hacer daño a otro ser humano (el terror principal en los clásicos sobre canibalismo, como en El silencio de los corderos), ¿cuál es entonces?
Contactamos a Bill Schutt, autor de Cannibalism: A Perfectly Natural History (“Canibalismo: Una historia totalmente natural”), para que nos explique qué pasa por la mente de las personas que eligieron la opción “no”.
VICE: ¿Por qué hay tanta gente que parecer sentir una repulsión innata a comer carne humana?
Bill Schutt: No estoy tan seguro de que sea innata, ya que está profundamente arraigada en la cultura occidental. Llevamos con este tema desde los tiempos de la Grecia clásica, con Homero y Heródoto, hasta Shakespeare, Daniel Dafoe y Sigmund Freud, pasando por los romanos: más de dos mil años. Para estos escritores, el canibalismo era el peor de los tabúes, razón por la que, sumado al cristianismo y al judaísmo, religiones para las que es importante mantener el cuerpo intacto, actualmente, reaccionamos como reaccionamos solo con el simple hecho de oír la palabra.
Históricamente, censurar el canibalismo le ha caído bien a la sociedad occidental. Si eres Colón y puedes acusar a las personas de ser caníbales, tienes vía libre para tratarlos como alimañas porque piensas que no son humanos, lo cual te da derecho a arrasar con su civilización. Sin embargo, hay otras civilizaciones, como los Wari’ (situada al oeste de Brasil y descubierta en tiempos más recientes), a las que les daría tanta vergüenza enterarse de que nosotros enterramos a nuestros muertos como a nosotros saber que ellos se comen a sus seres queridos.
La cultura manda, y la nuestra dicta que el canibalismo es un tabú terrible.
¿Cómo es capaz de gestionar la ética de los diferentes tipos de canibalismo la gente que piensa en este tipo de cosas?
Antes de escribir mi libro, tuve que definir qué era el canibalismo. Existen varios tipos: el canibalismo como ritual, el canibalismo medicinal, el canibalismo relacionado con los derechos de los difuntos, el canibalismo que infunde terror, el canibalismo por estar al borde de la inanición y, por supuesto, el canibalismo criminal.
Hasta hace relativamente poco en China, el canibalismo no era un tema tan tabú como lo es en Occidente, ha sido la occidentalización progresiva del país la que lo ha hecho desaparecer. Lo mismo sucede con otras culturas, especialmente las más aisladas y pequeñas de América del Sur y África, donde probablemente no se siga haciendo y, en caso contrario, se hace en secreto, para que no se enojen los occidentales. Nuestra cultura se ha generalizado tanto que el canibalismo se ha extinguido en lugares en los que se estaba practicando hasta hace muy poco.
Si analizamos el canibalismo por supervivencia, como los casos de la expedición de Donner y el equipo de rugby que tuvo un accidente de avión en los Andes en los años 70, llegamos a la conclusión de que esas personas no estaban pensando en cuestiones éticas, sino en sobrevivir. Cuando llega un punto en el que tu cuerpo se está consumiendo literalmente, puede pasar de todo: tienes que decidir entre vivir o morir para que vivan tus hijos, pero una de las formas de sobrevivir es comerte los cadáveres que haya alrededor.
Es un caso muy diferente al de aquellas personas que se comen su placenta después de dar a luz porque están convencidas de que van a recuperar las hormonas que han perdido durante el proceso y les va a curar la depresión postparto. Esa personas tienen una perspectiva diferente acerca del canibalismo, en caso de que consideren que esto lo sea.
Según tu estudio, en caso de que el canibalismo fuera ético y legal, ¿cuál sería la mejor parte del cuerpo en cuanto a sabor?
Dependiendo de lo que comieras, el sabor y la forma de cocinarla sería diferente. Los tejidos musculares se pueden cortar como los filetes de la vaca. No estoy seguro de que las personas a las que les gusta la carne orgánica sean capaces de diferenciar entre el sabor de un hígado o un riñón humanos y el del hígado de una vaca o el del riñón de una oveja, ya que todo depende de la parte que se coma y de cómo se cocine. En ese sentido, no hay mucha diferencia: no es más que un mamífero con distintos tipos de tejidos que, si decidieras comértelos (algo que no defiendo), tendrían sabores diferentes.
Hace tiempo probé la placenta y me supo igual que la carne orgánica. No sabía ni a pollo, ni a filete ni a cerdo, era simplemente carne orgánica. Si hubiera sido un trozo de bíceps (no lo hubiera probado porque no era lo que buscaba), hubiera sabido diferente, ya que todo depende de la parte del cuerpo de la que procede. Además, habría pasado lo mismo si el tipo que hizo tacos de su propia pierna amputada se hubiera cortado el hígado y se lo hubiera comido: habría tenido un sabor diferente al de su pie, que describió como “intenso”.
Si te hubieran invitado a comer esos tacos, ¿hubieras aceptado?
No, ni de broma. De ninguna manera. Ya lo hice una vez. La placenta que probé era de una mujer que se ganaba la vida cocinándolas para sus clientes. Hacía tinturas con ellas, las pintaba y las convertía en cuadros de globos, pero también las preparaba para que se las comieran sus clientes. Cuando me enteré de esto, me invitó a su casa para que comiera placenta y pensé que diez años después me arrepentiría en caso de no atreverme en aquel momento, por lo que tardé diez minutos en reservar un boleto de avión para ir. Aquel viaje fue un aventura y todo funcionó de manera espectacular, pero no lo volvería hacer. Eso sí, me gustó mucho y el chef la cocinó al estilo ossobuco. No dejé nada en el plato. Sin embargo, no veo la necesidad de repetirlo.
¿Qué riesgos se corren al comer carne humana?
Existe la posibilidad de que el tejido pueda estar contaminado. No es por asustar al tipo de los tacos, pero hay enfermedades que se pueden transmitir a través de la ingesta de carne humana. Había grupos culturales en lugares como Papúa Nueva Guinea que estuvieron a punto de extinguirse por comerse a los muertos. Los Fore, situados en las zonas montañosas de Nueva Guinea, se estaban muriendo de una terrible enfermedad neurológica llamada Kuru, causada por la contaminación de la carne humana. No quiero decir con esto que el tipo de los tacos pudiera tenerla, pero existen patógenos que podrían haberse contagiado por consumir esa carne.
Probablemente sea el mismo tipo de patógenos que se pueden encontrar en un ciervo que acabas de matar o también pueden ser bacterias, como el E. Coli. Es una decisión personal. El tipo de los tacos y sus amigos decidieron hacerlo y la probabilidad de que estén perfectamente es muy alta, pero yo no lo haría. El kuru deteriora el cerebro de manera parecida al alzhéimer y es incurable: si te da, te mueres. Es una enfermedad nerviosa degenerativa terrible que convierte tu cerebro en un queso suizo. Solamente con pensar en esa posibilidad es suficiente para no querer comer carne humana.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de tu estudio sobre el canibalismo?
Una cosa que me sorprendió fue lo mucho que predominaba el canibalismo en el reino animal por motivos distintos a la escasez de comida. Eso me impresionó. En cuanto a los humanos, lo que me sorprendió fue lo habitual que era el canibalismo medicinal en Europa, a pesar del estigma existente ya desde la Grecia clásica. Se destrozaban completamente partes del cuerpo y las convertían en tinturas. Durante cientos de años, se cocinaban y se comían crudas para curar todo tipo de enfermedades. Además, bebían sangre para curar la epilepsia y comían grasa para resolver los problemas estomacales. No daba crédito. De hecho, no he encontrado ni un solo informe de personas que se hayan enfermado por haber seguido el método del canibalismo medicinal.
Comenzó en la Edad Media y pasó por el Renacimiento y la Edad Moderna. En el siglo XX, el Índice Merck incluyó el término inglés mummia (“momia”, en español), pero se trataba de un error de traducción de una palabra árabe que significa “betún”, la pez se usaba para preparar a las momias y vendar las heridas. Los europeos, al observar ese término, pensaron que le daba nombre a la “momia” entendida como “cadáver vendado”, por lo que hubo una gran demanda de momias porque se pensaba que tenían un gran valor medicinal. Sin embargo, se quedaron sin momias y empezaron a producir momias de imitación para simular a las egipcias. Las hacían polvo y se las comían. En pleno siglo XX. Increíble. Los últimos rastros de aquello es la idea de comer tu propia placenta tiene beneficios médicos.
¿Cómo es el canibalismo moderno?
El canibalismo sigue existiendo. No hay más que mirar a los lugares donde se pasa hambre. Por ejemplo, hay informes que indican que en Corea del Norte se practica el canibalismo. Hoy en día, el canibalismo se puede encontrar en cualquier lugar en el que la gente pobre se haya quedado sin comida de repente.
La mayoría de las culturas en las que el canibalismo era una práctica habitual en el pasado ya no lo tienen, debido a la gente con camiseta y zapatillas. El predominio de la cultura occidental ha reducido considerablemente el número de rituales de muchas poblaciones indígenas consideradas sagradas en los últimos cientos o miles de años. Es complicado encontrarse con gente que siga practicándolo.
¿Crees que llegará el día en el que el canibalismo ético se acepte culturalmente?
He trabajado mucho en este tema durante los últimos dos años para poder incluirlo en el libro y mi respuesta es que no, básicamente porque sigue siendo un tabú demasiado arraigado.
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