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jueves, 21 de junio de 2018

Ema Gabriela: un feminicidio con la complicidad de las autoridades

El feminicidio en México es un problema que nos debe importar a todos. Del 1 de enero al 20 de junio se han reportado 875 feminicidios, principalmente en el Estado de México con 83, Veracruz con 79 y Guanajuato con con 75.

A pesar de haber recibido múltiples denuncias, las autoridades no hicieron nada para evitar el feminicidio de Ema Gabriela Molina. Visité a su madre, Ligia Teresa, en la ciudad de Mérida, Yucatán. Ahí me contó la historia de violencia que vivió su hija.

Ema Gabriela Molina nació el 22 de junio de 1974. Era la mayor de cinco hermanos. Estudió becada y se recibió como Licenciada en Administración de Empresas. Cuando Ema Gabriela se casó con Martín Alberto Medina, ningún temor había en su madre.

Sin embargo, las cosas cambiaron. Ligia me detalla que en 2007 la violencia contra Ema Gabriela Molina se hizo descarada. Gaby padeció durante más de siete años violencia económica, psicológica y física. Fue acusada de seis delitos fabricados, sobajada y detenida por las instrucciones de su esposo Martín Alberto. Durante esos años, Ligia se acercó a infinidad de organismos civiles, autoridades municipales, estatales y federales. "En múltiples ocasiones declaré que nos seguían, que nos acosaba la familia del individuo. Solo me dijeron que llamara a la policía cuando viera algo raro”.

El 25 de mayo de 2012, Ema fue interceptada en la ciudad de Mérida y encañonada con una pistola por su esposo, quien se encontraba en calidad de prófugo por lavado de dinero, y que iba acompañado con policías y sicarios. Entonces Martín Alberto sustrajo a los hijos de Ema, cuyo destino no se supo por dos años. Tratada como delincuente de alta peligrosidad, Ema Gabriela fue arrestada por los policías que acompañaban a Martín, y la trasladaron a la cárcel de Villahermosa, donde estuvo recluida cuatro meses acusada por delitos fabricados.

Al salir, acompañada de su madre y con las fotografías de sus hijos, exigió a las autoridades y a la sociedad que le ayudarán a encontrar a sus pequeños. Durante más de dos años Ema Gabriela luchó para rescatar a sus hijos.

Ligia recuerda que el 21 de diciembre de 2012, durante la visita de Enrique Peña Nieto a Yucatán, Ligia Canto, Gaby, y un grupo de activistas yucatecas exigieron en aquel momento ayuda para recuperar a los niños. "El presidente prometió que se atendería el asunto. Poco tiempo después, me enviaron una carta de la oficina de la Presidencia de la República donde nos comunicaban que nuestra solicitud había sido turnada al Instituto Nacional de la Mujeres para que fuera atendida a la brevedad".

Sin embargo, durante ese periodo Gaby fue acusada falsamente por otro deilto, situación que la obligó a esconderse durante más de año y medio, en un lugar donde Medina no la alcanzara. Durante ese tiempo, su madre se encargó de dar la cara en la búsqueda de los pequeños.

Pero la violencia de Martín Alberto no solo estaba dirigida a Gaby. El 4 de agosto de 2014, Ligia se presentó en la Fiscalía General del Estado de Yucatán a rendir su declaración en el caso de la desaparición de sus nietos. En el transcurso de camino a su casa, agentes de la Procuraduría General de la República provenientes de Guadalajara le cerraron el paso a la camioneta donde viajaba Ligia para detenerla, argumentando que tenían una orden de aprehensión expedida por el Juzgado Octavo de Distrito de Guadalajara.

El incidente repercutió gravemente en la salud de Ligia, quien de inmediato se sintió mal, debido a sus padecimientos de diabetes y problemas cardiacos. Su abogado solicitó la atención médica inmediata y su traslado al hospital, pero la petición fue negada. Abandonó las instalaciones de la PGR Yucatán en una ambulancia y fue trasladada a Campeche. Más tarde fue trasladada al aeropuerto de la Ciudad de México para ser enviada a Guadalajara, donde ingresaría al penal federal de Puente Grande, Jalisco.

Ligia fue acusada por el delito de violación a la Ley de Instituciones de Crédito por clonación de tarjetas de crédito, delito que es considerado como grave en el Código Penal Federal, por lo que no tuvo derecho de obtener su libertad bajo fianza. Sin embargo, el 12 de agosto de ese mismo año Ligia fue liberada debido a la presión social que hubo en aquel momento.

El 16 de octubre de 2014, tras años de búsqueda, las autoridades encontraron a los tres hijos de Ema. Un día despúes, el 17 de octubre, Martín Alberto fue arrestado por lavado de dinero.

A pesar de la gravedad del problema, el Secretario General de Gobierno, Roberto Rodríguez Asaf, aseguró de manera cínica que en ningún momento Ema Gabriela pidió protección, versión que fue apoyada por el titular de la FGE, Ariel Aldecua Kuk.

Sin embargo, la Comisión de Derechos Humanos (CDH) refutó a ambos funcionarios estatales al establecer que el 31 de octubre del 2014 se emitió la recomendación 54/2014, en la cual se evidenciaron las violaciones a los derechos de la joven mujer, de su madre y de sus hijos, por lo que recomendó dar protección, seguridad jurídica, acceso a la justicia, trato digno y el derecho a las mujeres de vivir una vida libre de violencia. Desde el 2014 se pidió apoyo para protección de Gaby y sus hijos, pues sus vidas corrían peligro. Sin embargo, el apoyo siempre fue denegado.

Ema Gabriela fue asesinada el 27 de marzo de 2017. Como Martín Alberto Medina se encontraba preso por fraude, contrató a Omar Miguel López y Jonathán Mézquita, de 19 y 22 años, a quienes les pagó sesenta mil pesos para asesinar a Gaby, La joven madre fue apuñalada frente a sus hijos afuera de su casa. Las autoridades de inmediato quisieron aparentar que había sido por un asalto, sin embargo, se comprobó que Gaby fue mandada asesinar por Medina, el padre de sus hijos. Omar y Jonathán fueron sentenciados a 46 y 43 años. Medina se encuentra preso en un penal de Tabasco, donde cumple una pena de 12 años y 6 meses por lavado de dinero del erario de esa entidad. En abril de 2017 Martín Alberto fue vinculado a proceso por el feminicidio de su ex esposa Ema Gabriela.

"Todo ha sido más difícil desde que me asesinaron a mi niña. Yo estaba en el congreso exigiendo la alerta de género en la entidad cuando me arrebataron a mi Gaby”. La lucha por la justicia no cede en esta mujer, que continúa: “Luego del feminicidio de mi hija todo mundo se pronunció, se indignaron, ya hay una sentencia a los autores materiales, hay una reparación del daño a la cual los tres hijos de Gaby tienen derecho, la cual hasta el momento no me ha sido entregada”.

Desde el feminicidio de su hija, Ligia es la tutora de los niños. “He sido amenazada de muerte. Y todos y todas aquellas que se pronunciaron me han dejado sola”.

"¿Tienes miedo?", le pregunto.

De manera tajante me dice que no. El miedo que tiene es no darles a estos pequeños lo que necesitan, “Ya no puedo regresarles a su mamá. Lluego de que asesinaron a Gaby, a mí me mandaron el mensaje claro de que seguía yo. Las autoridades me dan protección después de que asesinan a mi hija, cuando pedimos infinidad de veces que evitaran que la asesinaran. Tengo claro que somos un peligro para Medina y su familia, porque ese asesino nunca ha actuado solo”.

Escuchar y abrazar a Ligia me hace exigir desde este espacio protección real para ella y su familia. El dolor es demasiado, pero su lucha como activista y madre, no para, ni se detendrá. El feminicidio de Gaby se registró en medio de una madeja solapada en una red macabra que alcanza distintos niveles de complicidad, desde organizaciones civiles hasta autoridades municipales, estatales y federales. Ante esto me pregunto ¿volverán a fallar? Como sociedad no lo podemos permitir.

Quieres contar una historia de feminicidio, desaparición, o intento de feminicidio búscame, ayúdame a visualizarlas.

@FridaGuerrera
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