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miércoles, 27 de junio de 2018

Qué fluidos contiene la eyaculación de una mujer

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos. Leer en inglés.

Fue, y sigue siendo, una de las cosas más espectaculares que he visto en mi vida. Una docena de mujeres, mi pareja de entonces entre ellas, disparando al unísono chorros de líquido en el aire desde sus genitales por primera vez. Esto había comenzado 90 minutos antes, cuando una lección de anatomía bastante cruda en una casa de Brooklyn se transformó gradualmente en algo parecido al espectáculo que ofrecen las fuentes danzantes del hotel Bellagio.

Aunque estaba intensamente enfocado en la aparentemente repentina capacidad de mi pareja para "eyacular", también estaba muy consciente de que las otras eyaculadoras primerizas en la habitación parecían estar expresando las mismas dos cosas que ella: una liberación desenfrenada de emociones reprimidas y una total incredulidad ante la capacidad de su cuerpo de hacer algo completamente nuevo y casi mágico.

Hasta este momento, albergaba serias dudas de que el musculoso hombre de los calzoncillos coloridos y el peinado de guerrero Lenape pudiera guiar a este diverso grupo de mujeres y sus parejas a lograr abrir sus compuertas por primera vez, y mucho menos que sucediera al mismo tiempo. De hecho, llegué ahí bastante seguro de que había mujeres que podían eyacular y mujeres que no, y que esto sucedía en una proporción similar a la de la gente que es diestra o zurda.

Lo que es más, durante mi carrera de 15 años escribiendo sobre sexo y sexualidad, había leído muchos artículos científicos que concluían que la eyaculación femenina es definitivamente algo que existe y puede ocurrir y otro número similar de artículos que contradecía a los anteriores. Otro par de artículos argumentaban que sí existe, pero que no es lo que probablemente piensas que es si tu fuente de información es Pornhub. Había incluso más investigación

sobre de dónde proviene esta eyaculación, de qué está compuesta y qué tan frecuente es.

Cuando nos permitieron la entrada a la casa, todas estas conclusiones en los artículos me habían hecho resignarme a que me iría a casa imperturbable y seco; pero cuuando salí de ahí, el "Laboratorio de juegos" de la eyaculación de Kenneth Play, hace más de dos años, ya era un agradablemente húmedo y firme creyente del hecho de que la mayoría de las mujeres tienen la capacidad de eyacular. Desde entonces, lo he visto muchas veces. Pero aunque la eyaculación femenina se ha vuelto un subgénero muy popular en la pornografía y aunque haya una tonelada de objetos disponibles en Amazon para facilitarla y lograr que el juego sexual termine en un gran charco, la literatura científica, a primera vista, es tan poco concluyente como siempre.

La principal interrogante es cómo se define la eyaculación femenina, de la cual se ha escrito durante miles de años tanto en el mundo oriental como occidental. Algunos artículos concluyen que la expulsión de grandes cantidades de un líquido claro que a menudo se representa en la pornografía y que suele requerir de un cambio de sábanas, se trata principalmente de orina. El término "eyaculación femenina", argumentan, debe usarse para referirse exclusivamente a volúmenes mucho más pequeños de un líquido blanco lechoso que también puede expulsar la uretra.

Antes de convertirse en sexóloga, consejera sexual y educadora sexual, Anita Hoffer fue profesora de Urología en el Brigham and Women's Hospital. Ella me confirma que virtualmente toda la eyaculación que he visto volar por los aires había estado contenida momentos antes en una vejiga, explicándome que no hay otro lugar del que pudiera provenir.

Hay estudios que sugieren que lo que se piensa que es la "verdadera" eyaculación femenina brota de las glándulas de Skene. Estas glándulas, que corren a lo largo de la uretra, suelen ser referidas como la próstata femenina porque, al igual que la versión masculina, producen antígeno prostático específico (PSA) y fosfatasa ácida prostática (PAP). "Es importante señalar que las glándulas de Skene son muy pequeñas y no hay manera de que puedan producir 150 o incluso 30 ml de eyaculación femenina por sí mismas", dice Hoffer.

Un estudio francés se enfocó en observar de dónde provienen las masivas cantidades de líquido que se pueden ver en el Laboratorio de juegos de la eyaculación o en películas para adultos como 'Squirt Squad', 'Liquid Lesbians' y 'White Water Shafting'. Los investigadores reclutaron a siete súper eyaculadoras autoproclamadas cuyos borbotones coincidían con sus orgasmos, y les pidieron proporcionar una muestra de orina. Las mujeres luego se sometieron a un ultrasonido para confirmar que sus vejigas estaban vacías. Después, las siete hicieron lo necesario para que se presentara la lluvia. Algunas lo lograron solas, otras requirieron la ayuda de sus parejas.

Antes de que las mujeres experimentaran la petite mort, se realizó un segundo ultrasonido y, en el momento del orgasmo, el líquido liberado fue recolectado en una bolsa para realizar un tercer y final examen. El segundo descubrimiento de los investigadores fue que las vejigas de las mujeres se habían rellenado por completo antes de llegar al orgasmo. El tercer descubrimiento fue que mientras dos de las muestras de orina de las siete voluntarias eran idénticas al fluido que expulsaron durante el orgasmo, las otras cinco mujeres tenían una pequeña cantidad de PSA en su eyaculación que no estaba presente en su muestra de orina inicial. La primera conclusión de los científicos fue, probablemente, que no están haciendo nada para cambiar la idea general que se tiene de cómo es ser un académico francés.

Hoffer explica que a medida que la orina pasa a través de la uretra durante la estimulación sexual, recoge las secreciones de las vecinas glándulas de Skene. Play dice que mientras algunas personas en sus clases emiten una pequeña cantidad de fluido blanco, la mayoría rocía un volumen mucho más grande de líquido transparente. Piensa que aunque algunos de los miles de participantes de su laboratorio expulsan sólo 'verdadera' eyaculación o sólo orina, la mayoría —como sugiere un consenso tentativo dentro de la comunidad científica— está produciendo un cóctel de ambos: un poco de la columna A y mucho de la columna B.

"Descubrí que la composición de tal eyaculación no es muy importante para ninguna de las mujeres que la experimenta", dice Play, añadiendo que es bastante común que las nuevas eyaculadoras lloren, rían o griten cuando llegan al orgasmo. Piensa que los sentimientos de vergüenza o la preocupación por ser normal o por simplemente dejar un charco cuando uno se masturban es lo que nos lleva a refrenarnos cuando sentimos la necesidad involuntaria de orinar durante el juego sexual. "Si bien la técnica de enseñanza y la ergonomía para facilitar la eyaculación a la pareja es importante, es más importante ayudar a que la nueva eyaculadora se abra física y emocionalmente cuando la sensación de querer orinar comience a manifestarse".

"Las mujeres reportan que la eyaculación puede acompañar a la excitación sexual, pero que también puede ocurrir durante la actividad sexual sin ser simultánea al orgasmo", dice Hoffer; quien una vez realizó una encuesta "informal" a 160 mujeres sobre la percepción de la estimulación del punto G, que por lo regular se asocia con la eyaculación femenina. Descubrió que a casi la mitad de ellas no les importaba en absoluto. "Todas son diferentes."

Hoffer comenta que a surgido toda una industria en torno al punto G y la eyaculación femenina que puede provocar, haciendo referencia a juguetes, libros, otros objetos y, supongo que a talleres de eyaculación femenina como los que ofrece Play de manera presencial y en línea. Dice que la capacidad de eyacular se ha convertido en un marcador de éxito sexual para algunas mujeres y que los hombres también "miden su destreza sexual por el tamaño de la mancha húmeda en las sábanas después de la actividad sexual".

"Esto es desafortunado y se basa en la emulación del modelo masculino donde la eyaculación se encuentra asocia con el placer", dice, "y puede dejar a ambas partes sintiéndose innecesariamente frustradas si la mujer no responde en esta forma en particular".

Por supuesto, incluso si una mujer no eyacula o no puede eyacular, eso no significa que no sea muy buena en el sexo y que no lo disfrute a plenitud. De hecho, a pesar de que la pareja que fue conmigo al PlayLab quedó impresionada por su habilidad para eyacular, me disuadió de esforzarme demasiado por provocarle de nuevo tal efecto.

"No, estoy bien", solía decir, cuando le ofrecía poner en práctica lo que había aprendido en mi papel de facilitador. Sin embargo, de acuerdo con un intrigante estudio, mi exnovia pudo haber sido un caso atípico. La encuesta, publicada en el British Journal of Urology, reveló que el 78.8 por ciento de las mujeres que eyaculan descubrió que eso enriquecía su vida sexual. Sus parejas se sentían aún más entusiasmados cuando ellas se mojaban y perdían el control: al 90 por ciento de los encuestados les encantaba la experiencia. Siempre que a mis parejas les entusiasme que se abran las compuertas y el agua fluya, yo estaré encantado de contribuir.

Grant Stoddard https://ift.tt/eA8V8J

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