Artículo publicado originalmente por VICE Noticias Estados Unidos.
El pasado lunes, la política de inmigración de "cero tolerancia" del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue criticada y condenada como "desmedida" por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Y como si se hubiera planeado, la Casa Blanca respondió el martes retirándose por completo del Consejo.
Aunque la decisión de abandonar al grupo ha sido especulada durante meses, algunos diplomáticos y defensores de derechos humanos le contaron a VICE Noticias que retirarse en una semana tan controversial podría significar enviarle al resto del mundo un mensaje peligroso: cuando se trata de derechos humanos, Washington podría estar saboteando su pretensión de autoridad global.
"Se ve muy mal", dijo Michael Green, asistente especial en materia de asuntos de seguridad nacional del expresidente George W. Bush. "Hay un debate válido frente a la efectividad del Consejo de Derechos Humanos, y hay argumentos válidos a favor de retirarnos. Pero si lo hacemos, entonces Estados Unidos debe demostrar que le importan los derechos humanos de otras maneras; y este gobierno no ha hecho eso".
El martes, la embajadora de la ONU Nikki Haley anunció que Estados Unidos abandonaría el organismo de 47 miembros, acusando al grupo de tener tendencias antiisraelíes.
Haley acusó al Consejo de ser "protector de abusadores de los derechos humanos y un pozo negro de prejuicios políticos", así como de ser "una organización egoísta que es una burla a los derechos humanos".
La embajadora también acusó a Rusia, China, Cuba y Egipto de frustrar los intentos de Estados Unidos de hacer una reforma.
“La política de ‘América primero’ de Trump, en realidad es ‘América sola’”.
Pero aunque Haley buscó contrastar la hipocresía del Consejo con el inquebrantable compromiso de Estados Unidos, muchos argumentan que el gobierno de Trump ha hecho muy poco para demostrar que los derechos humanos siguen siendo un pilar de la política estadounidense. Hace solo unos días, por ejemplo, Trump llenó de halagos a Kim Jong Un de Corea del Norte, considerado por muchos como uno de los dictadores más radicales del mundo.
Y la retirada del Consejo de Derechos Humanos no es lo primero que Trump hace que le preocupa a los diplomáticos y defensores de derechos.
El presidente empresario ha rechazado las normas de política de Estados Unidos en varias instancias; ya sea halagando a dictadores, atacando a la prensa, o haciendo trizas los tratados internacionales frente al comercio y el cambio climático. El martes pasado amenazó con quitarle su apoyo a los países que enviaran a "su peor gente" como inmigrantes a Estados Unidos.
En este contexto, el anuncio del martes demuestra no solo una falta de compromiso con los derechos humanos, sino también un rechazo al sistema internacional que Estados Unidos ayudó a construir después de la Segunda Guerra Mundial, dijo Hady Amr, un alto funcionario del Departamento de Estado durante el gobierno del expresidente Barack Obama.
“La política de ‘América primero’ de Trump, en realidad es ‘América sola’”, dijo Amr.
Y en el ámbito de los derechos humanos, no cabe duda que Trump ha estado rodeado de una compañía desagradable.
En febrero de este año, Amnistía Internacional puso al presidente de Estados Unidos en una lista de riesgos para los derechos humanos junto a líderes autócratas como Vladimir Putin de Rusia, Rodrigo Duterte de Filipinas, y Abdel Fattah el-Sisi de Egipto.
En enero, Human Rights Watch condenó a la administración de Trump por un "radical retroceso en esfuerzos gubernamentales para proteger y promover un rango de derechos humanos" en su primer año.
“Este no ha sido un gobierno que realmente se haya interesado por los derechos humanos de alguna manera significativa”.
El informe destacó "cambios de política que han perjudicado a refugiado e inmigrantes, una pobre rendición de cuentas de la policía por abuso, y un retroceso de los derechos de las mujeres, incluidos el acceso a importantes servicios de salud".
Para Sarah Margon, directora de HRW en Washington, la decisión del martes fue solo el último ejemplo de un gobierno para el cual "los intereses estadounidenses están siempre primero", mientras que temas como los derechos humanos han llevado siempre una prioridad más baja.
“Este no ha sido un gobierno que realmente se haya interesado por los derechos humanos de alguna manera significativa”, dijo.
Amnistía Internacional lo llevó incluso más lejos: "Nuevamente el presidente Trump muestra un total menosprecio por los derechos y libertades fundamentales que los Estados Unidos dice defender", escribió el grupo en un comunicado. "Aunque el Consejo de Derechos Humanos no es perfecto y que sus miembros están frecuentemente bajo el escrutinio, sigue siendo una fuerza importante para la rendición de cuentas y la justicia".
Mal Consejo
No obstante, los partidarios de la decisión dicen que esta jugada se veía venir desde hace mucho.
"Estoy seguro de que vamos a ser criticados por esto, pero hay muchas maneras de defender esta decisión", dijo David Rivkin, un abogado que sirvió en los gobiernos de los expresidentes Ronald Reagan y George H. W. Bush. "He visto de primera mano cómo funciona ese lugar. Es una orgía de denuncias antiisraelíes y antiamericanas, y el resto es opcional".
Una de los reclamos constantes, especialmente entre republicanos estadounidenses, es el "punto del temario número siete" del organismo, la moción recurrente para discutir —e inevitablemente criticar— sobre Israel.
"Ninguna otra nación tiene un tema de la agenda exclusivamente dedicado a esto en el Consejo", dijo el Departamento de Estado en marzo de 2017. "Que siga existiendo este punto del temario es una de las amenazas más grandes para la credibilidad del Consejo".
Aún peor, el Consejo incluye miembros como China, Congo, Venezuela, Arabia Saudita y Egipto; países que han sido fuertemente criticados por su historial por grupos de derechos.
En 2017, un informe de la ONU enumeró a nueve miembros del Consejo de Derechos Humanos como países que podrían tomar represalia contra los ciudadanos que ayuden a la ONU con trabajo de derechos humanos.
Pero Margon, de HRW, dijo que esto solo da más razones para que Estados Unidos permanezca en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y ayude a enmendar los errores.
"No es perfecto. Debe ser reformado" dijo. "¿Pero cómo lo reformas cuando lo abandonas? Es una buena pregunta".
"Yo estoy a favor de retirarnos", dijo Elliot Abrams, asesor adjunto de Seguridad Nacional del expresidente George W. Bush. "Creo que este es tan buen momento como cualquier otro".
Pero le recomendó al gobierno de Trump salir del Consejo en la medida que empiecen con iniciativas más robustas de derechos en otras áreas.
"Creo que esta administración no hace lo suficiente en términos de derechos humanos", dijo Abrams.
Greg Walters https://ift.tt/eA8V8J
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