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lunes, 4 de junio de 2018

Mundo Medieval: Orcos, princesas y vikingos a la mexicana

La época medieval es todo lo que sucedió en Europa occidental entre la caída del Imperio Romano y la llegada de Cristóbal Colón a América, según Wikipedia. ¿Qué pasaba en México durante este periodo? Muchas cosas de orden legendario y mítico, pero ninguna que involucre caballeros, dragones o vikingos. Por eso fui con mucha curiosidad a Mundo Medieval, el festival de fantasía medieval más grande de Latinoamérica.

No esperaba tanto entusiasmo, pero durante tres días el evento recibió cerca de 10 mil asistentes, desde caballeros con armaduras, hasta orcos, doncellas y tropas vikingas.

En verdad, México es único por su habilidad de apropiarse de cualquier cosa y llevarla en una dirección interesante, propositiva y dedicada. Conocí un nuevo matiz de la esfera de los hobbies y pasatiempos amados por los mexicanos, que son varios y diversos. La mayoría de la gente que asistió se identifican con la parafernalia de literatura, cine y fantasía que rodea este tema. Es un escape de sus vidas, que pueden volverse tediosas y monótonas en la ciudad.

Nos tocó un bello día en La Marquesa, por el Valle del Silencio, un espacio de bosque que desemboca en un valle abierto que, supongo, se ve bastante medieval, a excepción de todos los puestos de micheladas y quesadillas que lo rodean.

Ahí disfruté de un pequeño torneo de putazos medievales profesionales. El HMB (por sus siglas en inglés de Batalla Histórica Medieval) es una versión de artes marciales mixtas con armaduras, espadas y hachas. Roja, una de las pocas peleadoras mujeres del torneo, me explicó los aspectos técnicos de este deporte que al parecer tiene auge mundial, y que México tiene un equipo bastante bueno que compite en certámenes internacionales. Fuera del entrenamiento y los 50 kilos de armadura que debes cargar, el aspecto más interesante es que las armaduras —porque no puedes llegar con cualquier pendejada de hojalata a este torneo— debe ser históricamente precisa y coherente. Todas las piezas deben corresponder a un mismo estilo y periodo.

Pasada la tarde de justas a caballo y el slam medieval con gaitas, conocí a la tropa de Draccolish, un grupo de combate escénico, algo así como la versión medieval de la lucha libre (con escudos y espadas), que festejaba su décimo aniversario en el evento. Para celebrar esta gloriosa ocasión decidieron montar una interpretación del Ragnarök, la versión vikinga del Apocalipsis, que cuenta con un final medio hippie en el que casi mueren todos los personajes y sólo sobrevive la Tierra y un par de humanos.

Para cerrar mi jornada en el mundo medieval, Omar, el líder de Draccolish, que a su vez iba a interpretar al líder de los dioses, Odín, me invitó a ser parte de su armada en el acto, cosa que me emocionó porque no quería despedirme sin haberle aventado unos espadazos a alguien, aunque fueran escénicos.

Al final, esta presentación fue todo un éxito. La gente se fue feliz, así como los actores, aunque varios salieron con heridas en las manos y en el rostro, con lesiones que necesitaron la atención del personal médico. Esta experiencia fue algo extraña, ya que sentí que el concepto rebasaba en muchos aspectos la idea de un simple hobby. El compromiso de las personas es tan grande que adoptan la temática como una identidad. Vivimos en una época extraña: estamos luchando como sociedad contra nuestros propios dragones y dioses que buscan destruirnos, y la necesidad de un cambio de paradigma se vuelve palpable en distintos niveles. Tal vez no sean cosas que logremos alcanzar en el futuro cercano, pero siempre podemos escapar a la fantasía del pasado para descansar un rato de este abrumador panorama.

Adrián Mendez https://ift.tt/eA8V8J

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