Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos. Leer en inglés.
El sexo es una experiencia multisensorial. Vista, oído, olfato, gusto, tacto… cada uno de ellos contribuye de forma exclusiva a nuestra vida sexual. Y si bien todos son importantes, nuevos estudios sugieren que el sentido del olfato, en particular, desempeña un papel mucho más relevante de lo que se creía inicialmente.
Desde hace un tiempo se sabe que un deterioro en el sentido del olfato —ya sea adquirido o congénito— afecta negativamente a la vida sexual de quienes lo sufren. Un estudio de 2009, por ejemplo, reveló que las personas que habían desarrollado un trastorno del olfato sentían menos deseo sexual. Asimismo, un estudio de 2013 permitió concluir que los hombres que nacen sin sentido del olfato tenían menos experiencia en el ámbito sexual.
Hasta la fecha, todos los estudios sobre este tema se habían centrado en pacientes con un deterioro considerable del sentido del olfato, pero ¿qué hay del resto de la población? Digamos que simplemente tienes el olfato menos desarrollado que el promedio: ¿qué implicaciones tiene eso en tu vida sexual? Pues bien, un nuevo estudio publicado en Archives of Sexual Behavior sugiere que probablemente el sexo te parecerá menos placentero.
Para este estudio, se pidió a 70 adultos saludables de entre 18 y 36 años (la mayoría heterosexuales) que completaran una encuesta sobre el deseo sexual, su rendimiento durante el sexo y su experiencia en ese terreno; también realizaron un test de sensibilidad olfativa, para el cual se les vendó los ojos y se les pidió que olieran tres rotuladores, uno de los cuales habían impregnado con una sustancia química que desprendía olor. Los participantes debían identificar el olor del rotulador de cada grupo, algo más difícil de lo que parece, ya que a veces la sustancia había sido altamente diluida y solo los que tenían el olfato muy agudizado eran capaces de distinguir.El resultado fue que la sensibilidad a los olores no estaba relacionada con el deseo ni el rendimiento sexual. Dicho de otro modo: el hecho de tener el olfato muy sensible no influye en que una persona esté más o menos interesada en el sexo ni en la frecuencia con que lo practica.
Sin embargo, la sensibilidad olfativa sí sirvió como indicador para predecir de qué forma los participantes —hombres y mujeres— experimentaban el sexo. Concretamente, y al margen del género, mientras más agudizado tenía alguien el sentido del olfato, más probabilidad había de que definiera su experiencia sexual como placentera. En el caso de las mujeres —no de los hombres—, la agudeza olfativa estaba asociada a una mayor cantidad de orgasmos experimentados durante el sexo.
¿Cómo se explica esto? ¿Por qué tener el olfato más sensible está asociado a tener experiencias sexuales más positivas y (al menos para las mujeres) más orgasmos?
Los autores del estudio sugieren que ciertos olores corporales, como el de las secreciones vaginales, el semen o el sudor, pueden “enriquecer la experiencia sexual” provocando mayor excitación. Los investigadores evitaron utilizar la palabra “ feromonas” en el estudio, imagino porque la cuestión de si las feromonas humanas realmente existen sigue siendo un tema controvertido en la comunidad científica; sin embargo su argumento sugiere que puede tratarse de un efecto similar.
Esta interpretación cobra fuerza si se tienen en cuenta investigaciones anteriores. En un estudio de 2013, por ejemplo, los investigadores descubrieron que los hombres a los que les habían presentado olores procedentes de las axilas y vulvas de mujeres mostraban un aumento en los niveles de testosterona y cortisol. Si esos olores corporales son capaces de modular nuestros niveles de hormonas sexuales, parece plausible que también influyan en el aspecto psicológico de la experiencia sexual.
Como todo estudio científico, este también tiene sus limitaciones, como el hecho de que su naturaleza correlacional impide que puedan extraerse conclusiones definitivas sobre la causa y el efecto. Asimismo, los investigadores no tuvieron en cuenta en qué fase del ciclo menstrual se encontraban las participantes del estudio, un aspecto que puede ser muy importante dado que el sentido del olfato de la mujer varía en función de dicho ciclo.
Aunque hace falta seguir investigando más para entender mejor lo que ocurre, los resultados sugieren que nuestro sentido del olfato desempeña un papel crucial y poco valorado en nuestra forma de experimentar el sexo.
Justin Lehmiller es investigador del Kinsey Institute y autor del blog Sex and Psychology. Su último libro se titula Tell Me What You Want: The Science of Sexual Desire and How It Can Help You Improve Your Sex Life.
Puedes seguirlo en Twitter en @JustinLehmiller.
Justin Lehmiller https://ift.tt/eA8V8J
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