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viernes, 17 de mayo de 2019

'1994': Una serie documental en Netflix contada por Salinas de Gortari y el subcomandante Galeano

El año de 1994 está marcado con el nombre de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Con su discurso del 6 de marzo desde el Monumento a la Revolución como candidato a la presidencia clamando por un “México con hambre y sed de justicia”. Con su homicidio 17 días más tarde en Lomas Taurinas, Tijuana, a las 17:12 horas con la canción de “La culebra” sonando al término de su mitin. Con el brazo de Mario Aburto alcanzándolo entre la multitud para colocar una pistola en su cabeza y disparar.

Ese año también está marcado por paredes pintadas de propaganda política tricolor con la palabra Colosio escrita en ellas; con los pasamontañas negros y las estrellas rojas del Ejército Zapatista en Chiapas; es el año de la inquietante promesa política de un México globalizado entrando al primer mundo con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN); el debate de una devaluación del peso y la latente crisis económica.

Así fue 1994. Uno de los años más significativos en la historia reciente de México.

Y todas las escenas que construyen este periodo se reúnen en la serie documental 1994 del periodista y cineasta Diego Enrique Osorno (Premio Nacional de Periodismo y ganador del Ariel a mejor corto documental en 2018). Cinco capítulos que no sólo retratan las imágenes que millones de mexicanos han visto en las últimas dos décadas y media, sino que por primera vez, son narradas desde la perspectiva del poder.

Los principales personajes de aquel año como el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el subcomandante Galeano (antes Marcos) del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) vuelven a contar la historia, su historia.

“Personalmente, 1994 me marcó como a todos los de mi generación. Sabíamos que había crímenes, que había guerra y como adolescente tenías ciertas inquietudes, había conmoción hacia los de abajo y volteabas a ver hacia los de arriba para tratar de entender”, dice Diego Enrique Osorno sobre su propia vivencia de aquel año. Lo cuenta sentado con una pierna cruzada desde su oficina en la Ciudad de México donde nos hemos reunido.

“Los de abajo”, así es como se refiere a las familias mexicanas que, como la suya, fueron afectadas por la crisis económica del 94 que casi les obliga a vender sus hogares y llevó a jóvenes como Diego Enrique a trabajar como obreros. “Los de arriba” es como llama a quienes gobernaban en aquellos años de ilusión e incertidumbre, incluidos todos los aspirantes que buscaban el consentimiento del presidente para obtener el pase por la candidatura federal como era costumbre.

“Pero mi historia personal quedó más como anécdota y no es importante para mí”, agrega inmediatamente el director, pues este documental no es para mirar hacia arriba o abajo, sino, de frente.

Durante los capítulos de alrededor de 50 minutos de duración, la historia de Colosio es el eje principal de los hechos. “El recorrido es a través de la figura de Luis Donaldo que me parece el personaje más importante de ese año, alguien que generó una expectativa de poder estar en medio del salinismo del PRI y del despertar social que generó el Ejército Zapatista”, comenta Osorno. Siempre se refiere familiarmente al político fallecido como Luis Donaldo, pocas veces como Colosio, “no necesariamente era el estadista que quizás algunos han querido plantear pero tampoco era un amaestrado más del mundo priista. Yo no quería hacer un Luis Donaldo de piedra, sino más bien, alguien humano que de repente parecía muy cercano al despertar social y de repente muy cercano al régimen”.

La serie 1994 que se ha estrenado este viernes en Netflix es enriquecedora en imagen e información y no sigue una sola línea histórica. Confronta las distintas vivencias de protagonistas y antagonistas en una perspectiva que inicia con uno de los personajes más importantes de aquel tiempo: sentado en su biblioteca 25 años después de haber concluido su mandato. Delgado, con una frente amplia por la falta de cabello, las orejas grandes y el bigote abundante, se ríe divertido e irónico por tener que presentarse, señala hacia la cámara (detrás de ésta se encuentra Diego Enrique) y con los brazos apoyados en la silla de madera pregunta y responde: “¿quieres que te dé un resumen de mi currículum vitae? Soy Carlos Salinas de Gortari, fui presidente de México de 1988 a 1994”.

Le pregunto a Osorno qué representa tener a uno de los personajes más desacreditados en la historia del país y que en la consciencia colectiva se considera el homicida intelectual de Colosio. Acusación que es repetida por el subcomandante Galeano —antes Marcos— en la misma serie. Pero el director considera este enfrentamiento de narraciones como una provocación a la imaginación política con información, la posibilidad de ver a los ojos a todos estos hombres de poder, escucharlos y hacer una propia reflexión. Los libros escritos y documentales grabados de Osorno le han hecho conocer y confiar en el pensamiento crítico de los espectadores.

“Yo estoy documentando, no puedo inventar nada. Yo documento la cercanía que tenía Luis Donaldo, los desencuentros, los reclamos contra Salinas, documento las investigaciones... Creo que allí están todos los elementos para que el espectador reflexione. A mí me chocan esas afirmaciones de 'es el asesino' o 'no es el asesino', creo que yo me quise alejar de esas grandes verdades que siempre cubren una gran mentira. Este tipo de trabajos se hacen desde mi subjetividad pero también desde la subjetividad de quién los ve”, responde el director.

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Still de '1994' vía Netflix.

Tras la serie hay un trabajo construido desde 2017 que formó una investigación entre páginas, antiguos escritos, anexos y archivos para construir 1994 con un equipo que reúne a periodistas y cineastas, una fusión de profesiones preferida por el director, en un proyecto que jamás define como complicado, sino como lo que él considera trabajo, mucho trabajo.

Y pese a no tener la intención de hacerlo, el documental parece ser espejo de la vida en México tras 25 años de distancia: una hegemonía política, un candidato y gobernante con mucho poder, un ambiente de ilusión por transformaciones en el país y demás paralelismos que podrían generar conexiones.

No es documental hecho para esta coyuntura aunque es posible que haya un espejo y que la gente que lo vea puede encontrar paralelismos, hacer conexiones que ni siquiera Diego Enrique pensó. Esto le emociona como director y es un poco de lo que espera con el estreno del documental por parte de quienes vivieron en el 94, al igual que de aquellos que hoy son muy jóvenes para recordarlo. Una juventud que considera tiene una capacidad crítica interesante y puede interpretar de otras maneras que ni siquiera él como creador podría pensar.

La recepción no parece ser un tema preocupante para Osorno, pero allí, sentado en su oficina reconoce que la historia del 1994 retratada por el homicidio de Colosio, la rebelión zapatista, las crisis de económica y de poder son hechos que a muchos no les agrada que se investiguen a fondo como hizo con su equipo.

“Hay grupos de interés en el poder que les interesa la desmemoria, la opacidad en torno a los gobiernos que hubo, a investigaciones, al conflicto en Chiapas, al origen de las crisis económica. Todos esos temas hoy en día hay gente que preferiría que los olvidáramos, hay gente que no le va a gustar que se revivan porque algo tienen que esconder y yo no sé si la serie lo exhibe o no, lo determinará quien lo vea”, concluye.

La serie 1994 inicia y termina con la imagen Colosio, crea reflexiones que ameritan verla más de una ocasión y reúne a las voces del poder para cuestionar si algún día México podrá saciar el hambre y la sed de justicia.

@NoSoyPatty

Patricia Ramírez http://bit.ly/2Eiv3lD

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