2009, “Lisztomania” y la escuela. Los audífonos, la noche y las conversaciones continuas entre amigos. El estado mental de una generación. El disco que marcó el crossover definitivo entre indie, new wave y synth pop. La revolución pastel del formato de banda que adoptó de lleno al sintetizador como elemento clave. Diez tracks que le dieron a la música contemporánea una renovada y sofisticada cara basada en el trabajo rítmico. Y un álbum que a la postre, marcaría una huella indeleble en América Latina.
El domingo pasado, 26 de mayo, se cumplieron diez años del lanzamiento de Wolfgang Amadeus Phoenix, la obra magna del cuarteto francés formado por Thomas Mars, Laurent Brancowitz, Deck d’Arcy y Christian Mazzalai. Un disco de trascendencia global, quizás sin él no existía un Two Door Cinema Club o Vampire Weekend y otros proyectos que retomaron los fundamentos finos a la vez que digeribles que Phoenix puso a la orden desde su creación a mediados de los 90, hasta llegar a su cumbre más alta en el material de las bombas parisinas.
En Latinoamérica, el impacto de esos explosivos ha sido cada vez más notorio. W.A.P. abrió un capítulo en la música independiente de la región que, hasta ese momento, se encontraba un poco abstraída en la sobreposición de teclados sintéticos y drumbeats de batería –con una clara influencia del house francés del que Phoenix formó parte parte y bebió de– sobre elementos melódicos y rítmicos más tradicionales. Con ello en mente, nos acercamos a diversos actos del continente para hablar de su relación personal con el LP, y la manera en que éste intervino en sus respectivas narrativas artísticas.
Alejandro Bernal (Mr. Bleat - Colombia)
¿Cuál piensas que es el impacto más significativo que el disco le dejó a la música alrededor del mundo y especialmente en Latinoamérica?
AB: Creemos que lo más particular de este disco es que siendo un disco de pop, que transita por el indie rock y la música electrónica, no deja de ser interesante y puede demostrar que en pleno siglo XXI todavía se puede sorprender con la fórmula de la canción. Que se pueden tomar riesgos y llevar a cabo experimentos en la producción y en la sonoridad de un álbum conceptual con esas características.
¿De qué forma sientes que el disco ha influenciado tu obra como artista? Digamos que escuchamos Phoenix hasta ese disco. De ahí en adelante perdimos un poco el interés en la banda. El W.A.P. fue un punto de referencia muy importante cuando hacíamos nuestro segundo disco, Señor Bleat. Bebimos mucho de ese álbum para la fórmula de hacer canciones, la creación de melodías, los métodos de producción. Hay algo muy interesante y es esa capacidad de hacer beats que no se sabía si eran tocados por una batería o programados. Esa, por ejemplo, sigue siendo una inquietud constante en nuestra producción. Otro factor interesante es el uso de los sintes y la composición de líneas de guitarras a partir de ideas contrapuntísticas más que de bases armónicas.
¿Algún recuerdo o anécdota particular alrededor del disco en tu vida? Recuerdo mucho que en las sesiones de grabación de nuestro álbum Señor Bleat, nos vimos junto a Pablo y Juan Diego (nuestro ingeniero), un documental del making of del disco. Todavía está por ahí en YouTube. Fue una gran inspiración en ese momento en el que teníamos la cabeza llena de dudas sobre cómo producir un disco.
Recuerdo con Sara, cuando los vimos en vivo. Fue en un festival Estéreo Picnic, en la carpa cerrada. El concierto empezó con una intro muy larga y al fondo en la pantalla se veía una proyección de un hall muy elegante, muy francés del Palacio de Versalles. Ver cómo sonaban esas canciones en vivo también es algo que sin duda nos ha marcado a la hora de pensar nuestros conciertos en vivo.
Andrés Jaime (Wet Baes - México)
¿Recuerdas ese primer momento de tu vida donde escuchaste Wolfgang Amadeus Phoenix o alguna etapa de ella en la que haya tenido un impacto particular?
AJ: El primer recuerdo que tengo con Phoenix o al menos la primera vez que escuché de su existencia fue con ese disco cuando andaban en la etapa de los sencillos. Recuerdo perfectamente a mi hermano mayor circa 2009 tener “quemada” en un disco la de “1901”, creo que esa fue la primera canción que recuerdo de ellos. Y honestamente solo pensaba como “órale, esta rola tiene a un vato con voz pegajosa”. Pero fue hasta cuando “Lisztomania” entró por mis oídos la primera vez que Phoenix sin yo saberlo ni darme cuenta, ya se iba a quedar para siempre en la red de mis pensamientos y en mis futuras inspiraciones. Sin embargo, fue hasta 2011 que volví a escuchar mucho ese disco durante el primer año de la prepa por alguna razón, y sin duda ya todas las rolas tenían un significado todavía más grande para mí, las entendía de otra forma. Realmente disfruté mucho de ese disco en la prepa.
¿De qué forma sientes que el disco ha influenciado tu obra como artista? Pues creo que definitivamente puedes escuchar elementos o la influencia de Phoenix en mi música porque siempre intento querer involucrar la nostalgia y el amor a las cosas no matter what, y creo que ese disco es una bomba de esos feelings. Todos los coros y las melodías de voz son súper cabronas. Y me gusta que es un disco que no es otra cosa más que puras good vibes, siempre me pondrá de buenas. Tiene una energía inigualable.
¿Cuál es tu track favorito del disco y por qué?
Como ya dije, “Lisztomania” me voló la mente muy duro, pero creo que entre una fuerte competencia entre “Rome” y “Fences” tendría que elegir “Fences”, la voz me puede muy cabrón.
Gonzalo García (Planeta No - Chile)
¿Recuerdas ese primer momento de tu vida donde escuchaste Wolfgang Amadeus Phoenix o alguna etapa de ella en la que haya tenido impacto particular?
GG: Conocí la banda y el disco al mismo tiempo cuando me encontré el video de “Lisztomania”, lo encontré medio gris, pero me intrigó mucho el concepto. Lo busqué en Google y encontré increíble que una banda me hubiese obligado a aprender un concepto nuevo, por el mero nombre de su canción. Tiempo después, cuando ya era fan, descargué el multitrack completo del disco cuando lo pusieron para libre descarga, a modo de despedida. Ahí volví al disco, esta vez conociendo el detalle de cómo trabajan, que es otra práctica que imito hasta hoy, publicar las pistas de nuestras canciones con Planeta.
¿Cuál es tu track favorito del disco y por qué?
Es difícil elegir, la verdad ahora me doy cuenta de la importancia de este disco para mí. Pero me quedo con “Rome”, como que ejemplifica mejor la combinación entre emociones delicadas y la potencia de una banda tocando abajo para expresarlas. Traté de copiar un poco ese beat para la canción “El Campo”, sobre todo se nota en los demos que he subido a Bandcamp.
¿Cómo sientes que ha cambiado la experiencia de escuchar el disco diez años después? ¿Sientes lo mismo? ¿Lo sigues sintiendo relevante?
Lo siento con un poco más de distancia, frialdad, pero en algo me siento similar. La admiración por esa forma tranquila y honesta de responder al problema o desafío de la creación personal versus las tendencias actuales, sigue en mí, sigo imitando a la banda en otras cosas. El año pasado copiando sus visuales simples, algunos videos, la performance en vivo, como aceptan la propia timidez, con esa especie de tranquilidad francesa, donde resuelves el problema de tener estilo con media sonrisa y una bufanda larga.
Emilia Bahamonde (Sexores - Ecuador)
¿Recuerdas ese primer momento de tu vida donde escuchaste Wolfgang Amadeus Phoenix o alguna etapa de ella en la que haya tenido impacto particular?
EB: Escuché el disco por primera vez en 2010. Una amiga mexicana con la que siempre compartíamos nueva música me lo hizo llegar. Recuerdo que me llamó la atención el nombre y cuando escuché el disco me encantó el juego instrumental y la voz dulce. Es un disco alegre y no me cabe duda de que podría ser la banda sonora de mis salidas de juventud.
¿De qué forma sientes que el disco ha influenciado tu obra como artista?
Cuando escuché por primera vez W.A.P. todavía no nacía Sexores, pero fue una influencia importante que marcó el inicio de nuestra banda. Justamente pensábamos en formaciones que tengan sintetizadores y guitarras. Aunque en un principio nuestra estética musical era distinta, pasaron algunos años y rescatamos varias de estas ideas musicales, como lo pueden escuchar en nuestro último disco East/West.
¿Cuál es tu track favorito del disco y por qué?
Mi track favorito es “Love Like a Sunset Pt. I”. Es el único tema instrumental del disco, que marca un punto de quiebre cuando escuchas el álbum completo. Es una estructura no convencional que se desarrolla en un crescendo majestuoso y se rompe súbitamente, sin abandonar el elemento sorpresa. Pienso que cada instrumento interviene de forma concienzuda y siento que, aunque no hay letra cantada, la música narra una historia.
Orlando Fernández (CLUBZ - México)
¿Cuál piensas que es el impacto más significativo que el disco le dejó a la música alrededor del mundo y especialmente en Latinoamérica?
OF: Hay varias cosas, pero una de ellas es el crecimiento exponencial de la banda, generaron tanto impacto que pasaron de ser una banda “indie” o más de culto a ser una súper banda que se acomodó bien en el mundo comercial y siguió siendo fiel al indie. Se convirtieron en headliner de todos los festivales, gira por todo el mundo, ganaron un Grammy por mejor disco alternativo. Fue un crecimiento exponencial al sacar este disco, todo mundo hablaba de ellos, me dio mucho gusto, se lo merecían. Todavía me acuerdo que contaron que nadie estaba interesado en sacar ese disco, a las disqueras que se lo enseñaban no les gustaba, lo cual siempre me ha costado mucho creer, apenas escuchas “1901” o “Lisztomania” y sabes que son un súper hit.
Nos influenció el sonido del disco, nos daba mucha curiosidad cómo lo grabaron, dónde, con qué instrumentos, la mezcla, etc. Investigamos todo lo que pudimos. Me acuerdo de ver unos mini documentales del proceso en el estudio, entre muchas otras cosas una sesión de Philippe Zdar –coproductor– platicando en su estudio Motorbass donde se grabó el disco, platicando de la mezcla y grabación de “1901”. De lo más interesante fue el sonido de la batería, como mezclaron la batería acústica con las drum machines y no saber qué es real y que no, es un sonido muy particular con mucho dulce auditivo. También cómo todas las canciones son hits, funcionan perfecto por separado como singles y en conjunto como álbum.
¿Cuál es tu track favorito del disco y por qué?
Es difícil, fue cambiando con el tiempo pero “Countdown” siempre fue una de mis favoritas, probablemente la menos popular y menos escuchada del álbum por la mayoría, pero a mí me encanta el feeling nostálgico y la letra, de esas canciones que sientes que son tuyas. En vivo es un momento padre acústico e íntimo, aunque siempre la he querido escuchar como la versión del álbum y creo que nunca la han tocado de esa manera.
¿Algún recuerdo o anécdota particular alrededor del disco en tu vida?
Todavía me acuerdo cuando me llegó el newsletter a mi mail con una carta escrita por ellos y con el download de “1901”. Me volví loco, literal estaba gritando de felicidad cuando la escuché por primera vez, no lo podía creer. Aparte en ese momento no mucha gente conocía a Phoenix y sentía como que era “mi bandita”. Llegaba y se la presumía a mis amigos.
Tuve la suerte de abrir el show de esa gira en Monterrey en 2010 con mi primera banda, Lemons. Tuve oportunidad de tener una buena platica con el baterista Thomas Hedlund, que admiro mucho y es una máquina, es de mis favoritos, me identifico con su manera de tocar. Vio parte del show, estaba al lado del stage y me puse muy nervioso, sentí la presión, hasta cierto punto no pude disfrutar tanto el show por los nervios. Después del show me dijo que le gustó mucho mi manera de tocar la batería y pues ya se imaginarán.
Me acuerdo también de topármelos un par de veces en 2009. La primera fue en NY un día antes de que hicieran SNL, saludé a Branco en Terminal 5 en un show de los Cold War Kids. Y después en Austin cuando fueron a tocar a ACL me los topé en Beauty Bar –que ya no existe– en el baño ya medio pedos jajaja, cotorreé un rato con algunos de ellos.
Francisca Moreno e Ignacio Albini (Fransia - Argentina)
¿Cuál piensan que es el impacto más significativo que el disco le dejó a la música alrededor del mundo y especialmente en Latinoamérica?
FM: Cuando salió W.A.P. fue un antes y un después en la música pop/rock. Con el primer single ''1901'' dejaron en claro que se venían con algo muy elevado, con nivel y con el toque francés. El impacto fue grande en todo el mundo –incluyendo Latinoamérica– porque estaban demostrando cómo un formato de banda podía crear canciones con muchos sintetizadores conviviendo con dos guitarras que ejecutaban los arreglos perfectos para cada ocasión. Y ni hablar de cómo sumó el trabajo del baterista, que en vivo también demuestra porque toca en Phoenix. En fin, con W.A.P. nos vinieron a enseñar cómo combinar ciertos instrumentos y géneros musicales –incluyendo música clásica– y lograr canciones bailables y climas atrapantes a lo largo del disco.
¿Cuál es su track favorito del disco y por qué?
Ufff, muy dificil jajaja. Ni bien salió el disco fue ''1901'', pero mientras iba pasando te ibas fanatizando de todos los tracks. La favorita de Fransia es ''Love Like a Sunset Part I & II” por los sintes, las guitarras tapadas y el clima que se va generando segundo tras segundo.
¿Algún recuerdo o anécdota particular alrededor del disco en tu vida?
Este disco lo gastamos con amigos y en bares. Algunos no lo podíamos creer ser contemporáneos de tal obra de arte. Queríamos ser como ellos en aquella época. Tener la magia necesaria para lograr algo así, por eso buscábamos todo el tiempo qué instrumentos usaban y cosas técnicas. Cuando tuvimos la suerte de verlos en vivo, fue más fuerte aún, redoblaban la apuesta con su show y su sonido. Todo era increíble, el baterista en vivo manejando los matices del show conviviendo con todos esos climas, las guitarras, los sintetizadores.
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