Nos gusta convencernos de que hemos evolucionado: ya dejamos atrás nuestro aspecto más animal. Pero lo cierto es que la humanidad todavía puede verse reflejada en la fauna que lo rodea. Somos mucho más perros, gatos o vacas de lo que nos gustaría creer. Tomamos decisiones estratégicas, sí, pero también somos tercos como una mula. Incluso cuando somos inteligentes y actuamos con calma, podemos identificarnos con, por ejemplo, una lechuza.
Uno de los grandes economistas de la historia, John Maynard Keynes, hablaba de los espíritus animales para referirse a las emociones que influyen en el comportamiento humano. Así, aunque somos seres racionales, hay sentimientos difíciles de domar en nuestro interior que pueden guiar nuestro accionar en la vida y en las finanzas. No nos lo estamos inventando, lo dice la teoría económica.
Esta animalidad, entonces, está en todos los ámbitos de nuestra vida, y también en nuestro comportamiento financiero. Ya seas alguien que se endeuda fácilmente o una persona extremadamente precavida, probablemente hay un animal que es tu reflejo. Acá exploramos algunas de las relaciones entre los comportamientos financieros y el animal que les corresponde.
- Toro: Nada te detiene ¿Un obstáculo financiero? Lo aplastas. Sean deudas o quizás un desempleo temporal, tu voluntad y fuerza hacen que puedas superar lo que sea. Te tomas las finanzas de manera personal, cada problema como un agravio, cada acierto como un triunfo absoluto por celebrar. Esa actitud puede incomodar a algunos, pero la agresividad constante hace parte de ti y no vas a cambiarlo. Al toro por los cuernos, pero solo si logran detenerlo. Solo ten en cuenta que a veces ese comportamiento agresivo puede funcionar mejor en dosis módicas: no puedes dejar al toro suelto todo el tiempo.
- Rinoceronte: Tienes todo para ser agresivo frente a tus finanzas, pero, normalmente, esperas a estar en aprietos para despertar y canalizar toda tu energía. Ignoras tus problemas hasta que ya se vuelven enormes, y entonces los solucionas. Sabes que eres capaz y potente, pero esa misma confianza te hace más distraído de lo deseable. En todo caso, la fuerza y la coraza que te caracterizan evitan que los problemas tengan consecuencias negativas. Son solo molestias que puedes solucionar, pero a los que solo les prestas atención cuando es absolutamente necesario. Si pudieras ser más consistente con tu esfuerzo y tu atención a las finanzas, seguro evitarías aprietos. No te duermas y busca la forma de planear antes de que la presión aumente.
- Hormiga: Tus gastos más pequeños se van acumulado. Un café por allá, un dulce por acá y llega el fin de mes y no ahorraste nada. Progresivamente, los pequeños egresos cotidianos se suman y se vuelven un monstruo que te aplasta. Buscas controlarlos, pero de alguna forma logran escaparse. No te das cuenta donde están solo hasta que ves los recibos de tu tarjeta de crédito o el polvo en tu billetera. Esto es fácil de controlar si abordas a las hormigas una por una. Primero deja de comprar tantos chicles, luego de tomar tanto café en la calle. Te darás cuenta de que el grupo de hormigas no era tan grande como pensabas y podrás mejorar tus finanzas.
- Oveja: Tu estrategia financiera es seguir la de los demás ¿Tus amigos están invirtiendo en un nuevo bar? De una, tú también entras al negocio, ¿Tu novio o novia está ahorrando y dejó de salir los fines de semana? Ya son dos, así se harán compañía. Le cedes a los demás el peso de las decisiones, y tú los sigues, sea hacia el triunfo o hacia el abismo. No hay una sola estrategia que te defina, tú estás abierto a todas. La mentalidad de rebaño te guía, y tú eres una oveja que busca al resto del suyo. Si bien está bien confiar en tus amigos, puedes investigar e informarte tú también: así podrás decidir según lo que más te convenga, y no solo sobre lo que los demás hacen.
- Tiburón: Te gusta vivir a lo grande, comidas finas y buenos licores. Lo puedes hacer porque has trabajado bien en tus finanzas, no para ahorrar sino para poder disfrutar de los días que tienes en este mundo. No tienes miedo en asumir riesgos, pero también sabes cuándo ir por la opción de inversión más estable. La clave, para ti, es que el rédito te permita seguir llevando el estilo de vida al que estás acostumbrado. Y bueno, uno que otro de tus triunfos es un golpe de suerte. No importa, mientras tu estómago esté lleno y tú estés bien atendido. Y no está mal ser así, pero quizás puedas controlar tus impulsos y buscar que todos tus ahorros no se esfumen en los bacanales de cada fin de semana. Así cada uno de esos banquetes será más emocionante. Podrás tener más de ellos a lo largo del tiempo si los distribuyes con sabiduría.
- Gallina: Todo te asusta, desde una gran inversión hasta comprar algo que te parece caro. Solo aceptas invertir o gastar en lo que es absolutamente seguro, solo si sabes que no te va a desequilibrar para nada. Así es difícil que te lleguen grandes beneficios, pero tú lo prefieres así, pues también es la forma en la que te aseguras de que no lleguen dificultades. Un paso a la vez y mirando dos veces en ambas direcciones antes de cruzar la calle. La cautela te caracteriza y, bueno, por algo sigues acá y tranquilo. Y está bien ser cauteloso, pero puede que de vez en cuando sea necesario actuar con fuerza. Si hay una posible inversión en la que confíes, ve por ella con entusiasmo. Estudia tus posibilidades y toma decisiones enfáticas: eso le puede dar un empujón inesperado a tu vida financiera. Recuerda: no se trata de no gastar sino de saber cómo y cuando hacerlo.
- Avestruz: Te lo han dicho tus amigos, te lo ha dicho tu pareja y hasta tus padres: es una mala decisión financiera esa que vas a tomar ¿Y tú qué haces? Escondes tu cabeza. Eres terco para mantenerte en tu camino, así intuyas que puede no ser el mejor, y no quieres discutirlo con nadie. Una nube negra se avecina, pero tú te haces el de las gafas. Si bien que no te dejes alarmar juega a tu favor, no es conveniente ignorar una crisis cuando todas las pistas indican que se avecina. Para tus finanzas posiblemente sea mejor que reacciones y hagas algo al respecto cuando aún haya tiempo. No dejes de pensar que tú tienes la razón, pero busca la forma de planear para que las sorpresas y los impulsos no te cojan mal parado.
- Mono: No todo lo que brilla es oro, pero todo lo que brilla te atrae. Quieres tenerlo, de alguna forma, y terminas comprando compulsivamente. El instinto te guía, aún si en el fondo sabes que quizás no sea la mejor decisión cargarle más deudas a tu tarjeta. Vas de liana en liana y de compra en compra, distrayéndote fácilmente, olvidando que ya tienes un acopio grande de comida, ropa, o lo que sea que tengas delante. Quizás puedas reposar y reflexionar antes de hacer la compra, cuestionar si realmente lo necesitas, o si solo estás actuando impulsivamente. Tu energía y vigor te caracterizan, pero no dejes que se vuelvan en una fuerza que te controla: más bien, contrólalos tu y déjalos fluir cuando sea preciso.
Siempre creemos que uno de los atributos que diferencia al ser humano de los animales desde tiempos muy remotos es el razonamiento. Ellos no usan dinero, no lo necesitan para saciar sus necesidades básicas en su hábitat natural, pero extrañamente, nosotros, cuando de manejar el dinero se trata, tenemos actitudes muy similares al comportamiento animal. Desde este análisis conjunto entre Bancolombia y Vice, te preguntamos: ¿Qué animal serías?
Santiago Cembrano https://ift.tt/eA8V8J
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