Presentado por Bancolombia
A lo lejos se escuchan gruñidos y aullidos mientras el sol se oculta ¿Sobreviviremos una noche más a los depredadores? ¿Podremos comer mañana? ¿Qué pasará en unas horas? ¿Cuándo tendremos que volver a movernos de acá con lo poco que tenemos?
Este es un relato con el que no nos podemos relacionar hoy, pero en algún momento fue la realidad de la humanidad. No siempre pudimos pensar en el futuro, planear y estructurar el porvenir. Por mucho tiempo de la historia humana, solo importaba el día presente. La vida era frágil y la subsistencia precaria, era difícil especular sobre qué vendría después. Así, no había forma de ahorrar o de guardar recursos para la semana siguiente.
Abordar la dimensión histórica del ahorro permite entenderlo mejor, así como las condiciones que lo posibilitan ¿Desde cuándo pudimos empezar a ahorrar? ¿Qué lo permitió? ¿Cómo cambió eso nuestra sociedad?
Ahorrar: algo que solo se puede hacer cuando hay algo para hacerlo
Para la humanidad fue posible ahorrar solo cuando se alcanzó un nivel mínimo de la línea de subsistencia. Es decir, cuando estuvimos lo suficientemente lejos de los riesgos y amenazas que hacían difícil saber si se iba a sobrevivir un día más. Cuando había muchas amenazas a la subsistencia, lo que había que hacer era apoyarse en otros seres humanos y en el ambiente para poder garantizar lo principal. Estando ahí, en medio de la supervivencia, la prioridad no era acumular un poco más, sino lograr un mínimo vital para poder vivir. Cuando el riesgo fue menor, se pudo empezar a pensar en desarrollar un pequeño ahorro.
Hoy en día sí se puede ahorrar si somos organizados. Ya quedaron atrás las amenazas a la subsistencia, por lo que no hay excusa para no planear las finanzas personales y lograr ir ahorrando un poco cada mes. VICE habló con Pablo Jaramillo, profesor asociado y director del departamento de Antropología de la Universidad de los Andes, para entender más a fondo el origen del ahorro, y estas son algunas de las conclusiones.
Ahorrable: algo que tu comunidad determine como tal
¿Qué ve la gente como ahorrable? ¿Lo ahorrable debe ser objeto de intercambio en el mercado? Hoy por hoy pensamos en la tierra como algo que se puede ahorrar, en cuanto se puede intercambiar en el mercado; también el ganado es ahorrable. Pero en un contexto social en el que ni la tierra ni el ganado son objeto de intercambios materiales en un mercado, entonces no son objeto de ahorro. En India, por ejemplo, las vacas no pueden ser intercambiadas en el mercado, por lo que tener mucho ganado no funciona como ahorro. Depende de cómo los humanos se relacionen entre sí y con su entorno que se generen esas condiciones para hablar de ahorro, y de un objeto que pueda ser ahorrado.
Podemos pensar en qué ahorramos hoy, y para qué. Sin duda la plata es el principal objeto de ahorro, pero los bienes de finca raíz también constituyen una posibilidad atractiva, así como las acciones financieras. Todo esto lo ahorramos para poder asegurar nuestro futuro, para planear y blindarnos ante la incertidumbre.
Dinero: un legado para el tiempo
La aparición del dinero (que empezó a establecerse hace más de 2500 años) hace que el ahorro pueda influir en relaciones sociales a control remoto, por decirlo de alguna manera. El dinero permite que la riqueza acumulada en un lugar pueda ser reinvertida en otro, y así también hacer que las relaciones políticas que se crean alrededor del dinero, como las relaciones de poder, puedan tener influencias en lugares donde no se tomaron esas decisiones políticas. Por ejemplo, el dinero permitía que los ahorros funcionaran no solo para el contexto local más inmediato, sino para que alguien en Inglaterra, que ha acumulado riqueza, pudiera tomar decisiones que repercutieran en India, reinvirtiendo su dinero ahorrado allá en un negocio distinto. Entonces el dinero, y su expresión de ahorro, sí permite crear unas relaciones más extendidas en el espacio y en el tiempo. El dinero permite tomar decisiones en una época histórica particular para que tenga influencia sobre épocas futuras. Entonces también nos pone a pensar en escalas más grandes, intergeneracionales y en espacios más allá de lo local.
Ahorro colectivo: todos en la cama o todos en el
El ahorro colectivo genera relaciones sociales porque hay una comunidad formada a través del ahorro. El ahorro colectivo sostiene la comunidad más allá de los individuos que ahorran. En cooperativas o en grupos indígenas, se puede ver una forma de ahorro en la que no es solo una persona sino un grupo el que va guardando más recursos para lo que viene, y de ese ahorro puede depender también la identidad del grupo.
Podemos encontrar otros ejemplos en los que se ahorra. Ciertas comunidades, por ejemplo, ahorran y planean para el futuro guardando el agua de la lluvia para protegerse frente a la sequía del verano. Así el ahorro está orientado hacia el futuro, para prepararse para lo que viene. En nuestro mundo, sabemos que la Navidad viene cada año y hay que comprar regalos: una buena planeación puede evitar angustias cuando se acerca el final del año.
El ahorro da tranquilidad frente a la deuda
La deuda y el ahorro tienen implicaciones tremendamente diferentes: quien adquiere deudas, y deudas que no puede pagar va a estar muy intranquilo frente a la persona a la que le adeudan; pero si a alguien le adeudan demasiado, sabiendo que la gente no las puede pagar, también estará intranquilo. Así, quien adquiere deudas sin tener una buena planificación, deudas que no puede pagar, no tendrá tranquilidad y estabilidad. Pasa lo contrario con el ahorro: nos da tranquilidad y estabilidad a la hora de planear el futuro. Hay entonces que ser equilibrado con las deudas y disciplinado con el ahorro. Una buena práctica de ahorro puede evitar que las deudas se vuelvan una bola de nieve imposible de controlar.
Cuando tu mamá o tu abuela te digan “que guardes para las vacas flacas”, piensa que no son ellas las que están hablando, sino la historia humana a través de sus voces. El ahorro o nuestra capacidad para hacerlo puede que sea casi tan importante para nuestra evolución como el pulgar prensil, el lenguaje y la capacidad de andar erguidos. Este artículo le rinde tributo, en esta búsqueda de Vice y Bancolombia, a ese acto y de paso a tu mamá y tu abuela.
Staff de VICE http://bit.ly/2VFeHti
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