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martes, 2 de abril de 2019

Conocimos al exfutbolista y combatiente que fue detenido por cantar el himno argentino en Malvinas

Artículo publicado por VICE Argentina

Para Luis Escobedo, la Guerra de Malvinas es un capítulo cerrado en su vida. De hecho, se había prometido a sí mismo que el viaje que hizo a las islas junto a otros compañeros el mes pasado sería el último. Ni bien comenzaron su estadía, se encontraron con algunos militares y ex combatientes ingleses con los que se saludaron y sacaron fotos muy respetuosamente. Al día siguiente, decidieron visitar el Cementerio de Darwin, lugar que habilitó el Reino Unido en su momento para sepultar a los soldados argentinos que murieron en el campo de batalla. Allí, descansan los restos de 237 combatientes que nunca lograron volver a casa. “Está alejado como a 60 kilómetros de la ciudad, en una zona llana donde casi no hay gente”, describe Escobedo sobre el lugar.


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Una vez allí, desplegaron sus banderas y cantaron el himno al unísono. Luego, hicieron un minuto de silencio que rompieron al grito de “¡Viva la patria!”. Según el ex futbolista, todo lo que querían hacer era “rendir homenaje a los héroes que quedaron ahí, sobre todo ahora que cada una de las cruces tiene su nombre y apellido”. En ese mismo momento, una camioneta se estacionó a varios metros de distancia de ellos. Del lado del acompañante se bajó un periodista austríaco que comenzó a observarlos con detenimiento y a fotografiar cada cosa que hacían. Al cabo de unos minutos, se volvió a subir al vehículo y emprendieron la partida. Los argentinos, por su parte, le restaron importancia a la situación, desconociendo el mal momento que les tocaría atravesar más tarde.

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Malvinas

Dos días después, la policía local irrumpió en el hotel donde se estaban hospedando. Los ocho ex combatientes se sobresaltaron por los golpes en las puertas y el tono con que se dirigían hacia ellos. “No entendíamos qué era lo que nos decían”, recuerda Escobedo. Rápidamente apareció un traductor que les dijo que debían salir de la habitación con sus pasaportes en la mano. Una vez reunidos todos en el hall, les comunicaron que estaban detenidos porque el chofer de la camioneta que habían visto en el cementerio los había denunciado por exhibir la bandera argentina e insultar a los gritos, utilizando las fotografías que había tomado el hombre que estaba con él como prueba. “Estábamos tranquilos porque no habíamos hecho nada malo, pero nos sacaron los pasaportes, los celulares, las cámaras de fotos, la ropa con el logo de Malvinas y las banderas”.


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Como las autoridades del lugar no tenía suficientes celdas, los hicieron quedarse en el hotel hasta que todo terminara. “Cuando íbamos a declarar era realmente humillante”, dijo el ex futbolista. No era para menos: les leyeron sus derechos, les ofrecieron abogados, grabaron cada una de las palabras que dijeron y hasta imprimieron sus huellas digitales. Incluso, les sacaron la típica foto en plano medio de ambos perfiles como en las películas policiales. Finalmente, los dejaron ir porque no pudieron encontrar ninguna evidencia de agresión ni insultos. Les pidieron disculpas y les dijeron que iban a interceder para que los locales “bajaran los decibeles respecto a su estadía allí”. En base a su propia experiencia, Escobedo afirma que, cuando un argentino va a las Islas Malvinas, debe cuidarse de todo lo que hace: así como están los ingleses que respetan a los ex combatientes, también están los isleños de las Falklands —conocidos también como kelpers, falklanders o malvineros— que se muestran hostiles ante su presencia.

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Malvinas

Luis Alberto Escobedo nació en Santiago del Estero hace 57 años. A los 19 ya había terminado el servicio militar y se preparaba para cumplir el sueño de jugar en la Primera de Los Andes, el equipo de su querido Lomas de Zamora. Sin embargo, en marzo de 1982, le llegó un telegrama del Ejército que lo llevó a poner el cuerpo en el desigual conflicto territorial entre Argentina e Inglaterra. Como muchos otros jóvenes, Escobedo no eligió estar en el campo de batalla. Como algunos pocos, él sí tuvo la oportunidad de continuar su historia donde la había dejado. Al principio, su intención no era volver a calzarse los botines, sino conseguir un trabajo para ayudar a su familia. Sin embargo, bastó con ir a ver nuevamente al “milrayitas” a la cancha para cambiar de parecer.

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Malvinas

Así fue que comenzó su carrera profesional de futbolista en la segunda división de Los Andes. Luego, pasó por Belgrano y Racing de Córdoba, Tigre, y Colón de Santa Fe. Algún tiempo después, tuvo una breve, pero positiva experiencia en el exterior con los colores del Santiago Wanderers de Chile. En el medio, se casó y fue padre de Brenda y Alan. Más tarde, volvió a la Argentina para jugar en Vélez Sarsfield y Temperley, hasta que finalmente se retiró de las canchas en Sportivo Dock Sud en el 2000. Tras 18 años de profesión, Luis actualmente juega en la Selección Argentina de mayores de 50 años. “Soy un privilegiado y agradecido por haber sido futbolista, eso me hizo reinsertarme en la sociedad”, recordó sobre aquella época, y destacó: “Por eso quería cerrar esta historia de la mejor manera. Malvinas me hizo conocer las miserias humanas, la dignidad y el valor”.

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