Realizar cualquier actividad en Venezuela se ha vuelto difícil: desde tener luz en tu casa o ganar un salario que te alcance para hacer mercado, hasta algo tan simple como comprar papel sanitario.
El país se ha convertido en una esfera de dificultades que cualquier persona que no sea venezolana —o que al menos haya vivido allá— encontrará difícil de creer. Cualquier compromiso, cita de trabajo o fiesta pueda ser suspendido por contratiempos como asaltos, corte de luz o agua, escasez de algún producto o como me pasó a mí, que la persona que ibas a ver te diga que se va del país en pocos días.
Encima de todo esto, tienes que tener dealers o contrabandistas para todo: comida, productos básicos o boletos de avión. Lo que nombres. Y las drogas no se escapan de la crisis en Venezuela. Los últimos meses que viví allá fui testigo de una profunda crisis de marihuana. Durante meses no conseguía nada y si lo hacía, era a un precio impagable.
Creo que la manera y forma en la que se compran drogas habla mucho de las sociedades: A quién tienes que llamar. Qué tan seguro es. Cuánto te tardas. Qué tanto puedes caminar por las calles con una bolsa de marihuana en el bolsillo. Qué pasa si los policías te atrapan con un porro.
Actualmente en Venezuela, la mayor parte del tiempo no hay luz. No hay agua. Entonces consumir y comprar drogas se hace algo más bien curioso. Imaginen fumar mota con todo el país a osscuras. Una nota bastante difícil de superar e imaginar.
Además, el salario mínimo ronda los 7 dólares. Entonces hay momentos en que tienes que tomar una decisión: o gastas tu dinero en comida o lo gastas en marihuana.
Emigré de Venezuela hace un poco más de dos años. Así que contacté a varios de mis amigos que aún quedan allá para que me comentaran cómo era actualmente comprar marihuana en el país.
Dos salarios mínimos por cinco porros
En Maracaibo tenemos luz seis horas diarias y la vida cotidiana se ha hecho casi imposible. Fumar marihuana ayuda a que no perdamos la cabeza y relajarnos un poco de tanto estrés.
Últimamente se ha vuelto cuesta arriba conseguir marihuana y los precios no ayudan. Los dealers aumentan el precio casi a diario por la inflación. Pasó de un dólar el gramo a tres: se triplicó el precio de un día a otro. El salario mínimo de una persona normal son casi siete dólares mensuales. A las personas que les gusta una nota más activa y optan por consumir cocaína pueden conseguirla entre ocho o diez dólares el gramo. El MDMA cuesta 25 dólares cada pastilla, y el LSD te sale en 15 dólares por cartón o papel. Esas son las drogas que más fácilmente se consiguen en Maracaibo.
Otro obstáculo es la escasez: con el éxodo masivo de jóvenes a otros países, los dealers también han disminuido (diría que en un 80 por ciento) y si consigues uno nuevo de confianza probablemente dentro de un mes ya esté en Colombia, Perú o Chile.
En los últimos meses, debido a las protestas y los apagones, la presencia de policías y militares se ha multiplicado, y recordemos que la marihuana y el resto de las drogas son totalmente ilegales en el país. Entonces todo se hace mucho más caótico. Aunque si un policía te consigue algo, probablemente no te lleve detenido, pero te quitará “algo” a cambio de soltarte: dinero, celular o cualquier cosa de valor que tengas encima, hasta tus zapatos Nike o productos básicos (en serio).
Hace apenas una semana, en pleno apagón de 90 horas, tenía muchas ganas de fumar un poco y logré cargar mi teléfono con un generador de energía eléctrica para comunicarme con el dealer. Como buen comerciante, él rápidamente me contestó pero me dijo: “Voy en moto, apenas me veas te me tiras encima, agarras tu marihuana y te largas, porque hay muchos policías en las calles”. Efectivamente a los 10 minutos llegó, pero con la moto apagada y empujándola para que no lo vieran los policías. Cinco gramos de marihuana por 15 dólares: o sea dos salarios mínimos por cinco.
—Andrés Gómez, 25 años.
Niñas con marihuana en la oscuridad de Caracas no es la mejor combinación
En Caracas todo depende de la moneda con la que decidas comprar: bolívares o dólares (son muy pocos los que actualmente aceptan bolívares y por lo general, cuesta dos dólares al cambio del día). Generalmente está el gramo de marihuana entre 0,90 dólares a 3.5 dólares.
Comprar marihuana en Caracas es una de las actividades más estresantes del mundo. Primero tienes que esperar a que al dealer le dé la gana de aparecer, ya cuando cuadras cuánto quieres y cómo vas a pagar, mínimo esperas una hora más a que se digne a entregarte lo que pediste. Por alguna extraña razón todos las dealers en Caracas tienen complejo de princesa, tienes que tratarlos mejor que a tus parejas. Ahora, cuando ya tienes la marihuana encima, todo se complica más: tienes la paranoia de que te van a parar y te pones nervioso al ver a cualquier policía. A todo eso súmale que se va la luz en todo el país: no tienes señal, no tienes pila en el teléfono y menos ganas de vivir. ¿Qué puedes hacer? Intentar buscar señal en cualquier lugar y rezar para que caiga la llamada, pero pasa muy pocas veces. Lo bonito de la comunidad marihuanera venezolana es que en estos tiempos difíciles cualquiera te invita un porro. Así que básicamente dispones de tus amigos hasta que vuelve la luz o consigues señal.
Tenía como dos semanas sin ver a mis dealers y creo que jamás habían estado tan felices de verme, obviamente para ellos es casi imposible vender sin señal ni luz. Los que tienen carro pueden hacer delivery hasta tu casa, pero no es así la mayoría de las veces. Fumar marihuana es uno de las pocas maneras que quedan de “escaparse” de la situación, puedes no tener luz o agua pero si tienes un grupo de amigos y porros, no piensas tanto en que el país se esta yendo a la mierda.
Uno de los tantos días sin luz en el país decidí quedarme en casa de una amiga para no morir de la tristeza y fumar. Decidimos agarrar la cota mil (una avenida de Caracas) para evitar policías. Sin embargo, cuando estábamos a una cuadra de su casa, fumándonos un porro con los vidrios abajo, en plena oscuridad, se nos atravesaron (o mejor dicho, casi nos chocan) dos motorizados. Después de que las luces del auto los iluminaron nos dimos cuenta que eran dos policías. Nos hicimos las locas y seguimos nuestro camino, pero nos siguieron hasta la puerta del estacionamiento. Corrimos con suerte porque éramos solo niñas en el carro y ellos hombres. No duramos más de 15 minutos porque la escondimos muy bien y no podían revisar tanto nuestro auto, pero después de eso no dejábamos de temblar. O sea: tres niñas con marihuana y cuatros policías en la oscuridad de Caracas no es la mejor combinación.
—Carla Rojas, 25 años.
Los dealers están bastante preocupados por la situación del país
A mí me venden la marihuana en aproximadamente 2 dólares por cada gramo. La mayoría de los dealers acá mandan cadenas por Whatsapp ofreciendo sus productos. Regularmente te encuentras con algunos en un sitio y los que son más de “confianza” te hacen delivery hasta donde estés. Con todo esto de la luz hemos tenido que hacer como con cualquier otra necesidad de la vida: tomar previsiones y tener un backup de marihauna. Porque hay momentos en que se va la luz y también se caen las comunicaciones telefónicas, por lo que quedas totalmente incomunicado.
Y bueno, como los otros grandes emprendedores y empresarios de Venezuela, los dealers están bastante preocupados por la situación. Por esto es que solamente aceptan dólares. Nadie acepta bolívares.
—Manuel Ángel Redondo, 29 años.
Hace semanas pasé un apagón en casa de mi dealer
Creo que la mejor forma de explicarles cómo es comprar marihuana actualmente en el país es contándoles mi última experiencia. Tratar de hacer cualquier cosa en Venezuela es difícil. Se mezcla todo con la situación del país. Un gran ejemplo fue la semana pasada. Vivo en Maracaibo, donde estamos teniendo luz de tres a seis horas al día. Llamé a mi dealer para preguntarle si tenía luz. Él tenía, entonces quedamos en que buscaría los dólares (porque solo acepta dólares) y lo llamaba para vernos en su casa. Lo llamé y le dije que iba en camino. Prendí mi auto y fui. Cuando llegué a su casa se había ido la luz en casi todos lados. Me dio miedo, porque la ciudad es super insegura. Me quedé en mi auto unos 20 minutos hasta que mi dealer pudo abrir el portón de su casa manualmente para meter mi auto y que así no me lo robaran. Entré a su casa, con una linterna me mostró la marihuana que tenía, la pesamos y me la dio.
Preferí pasar el apagón fumando con él y hablando de nuestros planes para salir del país. Él estaba ahorrando para irse a Colombia, por la frontera. Y yo para llevarme a mi hermano a Santiago de Chile.
—Daniel Arrieta, 31 años.
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