Artículo publicado por VICE Argentina
Todas las mesas ya están llenas cuando Sónica Satana entra a La Paz Arriba, el bar en pleno centro porteño en el que una vez por mes se celebra el Bingo Marica. Madre de la Casa Satana, es la última en llegar. Las cabezas van girando a medida que saluda a sus amigas y se acomoda junto a Nube, una de las tías de la Casa con quien conduce. “Ayer hice una perfo a las 7 am. ¿Saben lo que es volver a montarse después de eso?”, comenta Sónica sobre su tardanza apenas agarra el micrófono, que maneja con destreza a pesar de sus filosas uñas postizas. "Y los machirulos que ponen cara de culo mientras esperan en vez de disfrutar el lugar, sepan que este es un espacio para maricas, ¿ok?”, remata antes de dar la bienvenida al bingo más espectacular de la Ciudad de Buenos Aires.
Victoria "Bebo" Secreto, parte también de la Casa Satana, se mueve con rapidez entre las mesas. Tiene 28 años y es museóloga. Hace una década que organiza eventos culturales, entre ellos el Festival Furia, y es una de las fundadoras del Bingo Marica. Junto a Anneta Expande, la co-fundadora, idearon una alternativa para quienes se interesan por el mundo y el arte del drag, pero no frecuentan fiestas, boliches ni afters. "El objetivo principal es sacar un poco a las drags de la noche y mostrar que el mariconaje no es dañino y que se puede dar en un ambiente familiar”, dice Victoria. Cuando termina de chequear que todo está en orden, se sienta en la mesa grande de las Satana. Todas ahí contribuyen en algo al Bingo, ya sea con las visuales (Neo Satana), el bolilleo (Francx García), puerteo (León Satana), el montaje constante (Chaco Satana) o las perfos que, edición a edición, nunca faltan.
Empieza la timba. La gente va tachando uno a uno los números que Sónica y Nube anuncian a dos voces. Sentadas, hacen un show casi sin notarlo. Son amigas que se conocen y se divierten juntas. La imperdible risa de Sónica se contagia en las mesas que más botellas acumularon en la espera. Una chica de la mesa de al lado canta línea pero nadie la escucha. Está junto a su novio y otra pareja amiga. Los dos hombres, sentados de espaldas al escenario, todavía están chinchudos por el reto de hace un rato. “¡Griten! Griten fuerte que, si no, no vale” dice Nube cuando la escucha. La chica se levanta y, después de los aplausos, vuelve chocha a su mesa con un póster del Bingo.
De fondo, sin tapar las voces de las conductoras, la maricoteca a cargo de Adrio Fermata amerita subir el volumen y sacar las mesas para armar ahí mismo una pista de baile. Pero ya habrá tiempo para eso. “¡Bingo!”, se escucha y, con la chica tímida que se ganó un set de labiales que me hubiera venido bárbaro, termina la primera ronda. Sónica y Nube se levantan y, como está sonando un tema de Tomasa del Real que les encanta, se mandan un lip sync fabuloso. “Salió perfo gratis, chicas. Un mimo”, dice Sónica mientras se ríe y encara hacia las escaleras.
Llegó el recreo. La gente sale a fumar y, como dice Nube, las mostras aprovechan para señorear. “El Bingo es un espacio de reunión. Otra posibilidad que tenemos las mostras de encontrarnos, sin la necesidad de estar siempre metidas en el antro. Que no está mal, pero también está bueno crear otros espacios. Son muy pocos los lugares que hay, sobre todo para nosotras”, comenta. Una a una, bajan las escaleras con sus tacos imposibles y toman la calle. Como es tradición desde hace varias ediciones, salen a copar la avenida Corrientes, donde en esta ocasión se está inaugurando una ridícula peatonal con la que, por su demorada construcción, el Jefe de Gobierno porteño arruinó a más de un negocio.
Esta tradición empezó un domingo en el que también se jugaba un partido muy importante de fútbol. Victoria no recuerda si las camisetas eran de River o de Boca, pero las calles estaban llenas de hombres agresivos después de una final de la Copa Libertadores. A ella y a Anneta intentaron golpearlas de camino al Bingo. A pesar de que para todas fue difícil llegar, La Paz Arriba era un espacio seguro. Pero eso a Victoria no le alcanzó: “Con Anneta se nos ocurrió bajar a la calle como acto de rebeldía. Ahí mismo armamos nuestra propia runway. Atrás había gente detenida. Todos estaban con camisetas de futbol menos nosotras, que estábamos montadas”.
Mientras la gente vuelve a sus mesas y las Satana terminan su cotilleo en la vereda después del show a la intemperie, quienes se quedaron en La Paz Arriba aprovechan para pedir más cervezas, que no están caras, y recorrer la feria curada por Victoria. “Queremos incentivar y darle un espacio a proyectos autogestivos de maricas, trans, travestis, no binaries”, comenta una de las fundadoras del Bingo sobre los puestos montados en las mesas de billar. Se puede encontrar ropa, arneses, libros, dildos y hasta los anteojos fantásticos que luce Sónica, cortesía de Carolo Giladas. El Bingo Marica no sólo es una salida ideal de domingo (incluso en los que, como es el caso, compite contra el estreno de temporada de Game of Thrones), sino que contribuye a que personas de la comunidad LGTBQ puedan intentar vivir de lo que hacen. Aunque, como denuncia Nube, “es imposible vivir del drag”.
Ya todes le compraron sus cartones a la Feli para la segunda ronda. Marcadores en mano, esperan mejor suerte para ganar alguno de los premios que quedan: un set de pestañas postizas y un cambio de look en la Lesbiqueería. Pero antes, como no podía ser de otra manera, una perfo más. Sónica y Nube se mandan juntas un tremendo lip sync entre el público. Se mezclan el camuflado de una y el animal print de la otra. La gente grita, aplaude y hasta arroja algún billete (nunca escatimen las propinas con sus drags locales) mientras Sónica se para sobre una mesa y, en su fantasía Braty Puti, se vuelve la reina del neoperreo.
Todavía agitadas, vuelven a sentarse para seguir cantando los números de esta ronda. Como la vida no siempre es justa, la misma chica de la ronda anterior vuelve a cantar línea, aunque ahora con más entusiasmo. “Ay, ¿me lo regalás?”, pregunta Sónica cuando le da su segunda copia del póster y, de la risa, me sale cerveza por la nariz. Mientras me limpio la cara y el labial que se me corrió, el novio de la misma chica vuelve a cantar línea, incluso cuando hace menos de cinco minutos Nube aclaró que sólo puede cantarse una vez por ronda. Tardan en hacerle entender pero el muchacho, más chinchudo que al principio, vuelve a sentarse. Minutos después, esa mesa se vació en cuanto terminó la ronda, justo antes del último show de la noche.
Cada domingo, la consigna del Bingo es una fantasía distinta a la que Sónica y Nube siempre asisten en composé: a la de Mortal Kombat fueron como Raiden y Jade; a la de Twin Peaks como el Agente Dale Cooper y la Log Lady; y a la de John Waters como Divine y el reconocido director. Las drags van montadas en relación a la temática de la fecha, e incluso entre el público también suelen verse looks despampanantes. Además, es costumbre en el Bingo Marica que haya al menos unx performer por edición. En la fantasía Mortal Kombat, por ejemplo, Shiva the Destroyer aniquiló al público con su movimientos viscerales y unas visuales intensísimas; y en la de Twin Peaks, Mabel hizo mi perfo favorita de todos los Bingos cuando, envuelta en plástico como Laura Palmer, lipsynqueó “Manifiesto” de Alex Anwandter.
En esta edición, la artista invitada es Julieta “Vinito” Farioli que, no conforme con llevarse los aplausos y todos los billetes que el público le metía entre las tetas, se quedó conduciendo junto a Sónica y Nube en la tercera y última ronda. Además del cartón que compré, una chica de la mesa de al lado me regala uno de los suyos. Tiene tantos que no puede prestarles atención a todos. A medida que avanza la ronda, la veo marcar con agilidad los números en sus cartones mientras yo lucho con los dos que tengo. Entre la cerveza y los números empiezo a marearme, pero antes de frustrarme por no poder seguirle el ritmo a algo tan simple, alguien canta bingo y la ronda se da por terminada.
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La próxima edición ya tiene fecha: domingo 12 de mayo, fantasía Almodóvar. Por más que la concurrencia baje, el Bingo Marica se seguirá haciendo. “El Bingo ya no es mío, es de la gente que va. Yo no puedo tomar la decisión de terminarlo por la crisis”, comenta Victoria sobre la difícil tarea de llevar adelante un proyecto en los tiempos que corren. “Estos últimos dos meses bajó muchísimo la recaudación. De 300 personas en febrero pasamos a poco más de 70. Siempre trato de absorber los gastos. No pretendo vivir del Bingo pero sí que las amigas tengan un ingreso estable. A veces no hay ganancias pero ellas siguen cobrando. La idea siempre fue generar espacios laborales para las amigas. El próximo objetivo del Bingo es registrarlo y que las chicas puedan tener aportes y obra social”, dice.
Después de tres rondas, la timba termina. Algunas dan un último paseo por la feria para no irse con las manos vacías. La música empieza a sonar cada vez más fuerte. Las amigas se abrazan después de otro encuentro exitoso y de tanto cotorreo. Finalmente, las mesas empiezan a correrse y en el centro de La Paz Arriba, las Satana arrancan la fiesta. Terminó la hora del señoreo. Ahora, todas a bailar.
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