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jueves, 28 de febrero de 2019

México, a un paso de terminar con la prohibición de la marihuana

El fin de la prohibición está cerca. A partir del viernes 22 de febrero, la prohibición absoluta de la marihuana en México fue declarada inconstitucional, reconociendo el derecho que tienen los mexicanos de consumir marihuana, así como llevar a cabo todas las actividades relacionadas con el autoconsumo, desde sembrar y preparar, hasta transportar. Con las tesis publicadas en el Semanario Judicial de la Federación —resultado de los cinco casos de amparo que llevaron a la jurisprudencia—, el Congreso está obligado a reformar las leyes para que vayan de acuerdo con lo resuelto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La batalla por liberar esta planta ha sido larga. Por más de una década, el movimiento cannábico mexicano creció a la sombra de los reflectores, organizando marchas y eventos informativos independientes para difundir la información relacionada con la mota. No fue hasta 2015 que la marihuana en México alcanzó un plano legal y mediático gracias a tres casos que cuestionaron la manera en que las leyes mexicanas abordan el cannabis.

En agosto de ese año, la revista Cáñamo recibió un dictamen de la SEGOB para presentar pruebas para defender su publicación, ya que podía ser considerada ilegal por supuesto contenido inmoral. En septiembre, Grace Elizalde se convirtió en la primera persona en México en recibir un amparo para importar un tratamiento basado en cannabis. Y en noviembre del mismo año, la SCJN resolvió a favor del colectivo SMART el primer caso de amparo para consumir marihuana de manera personal. A partir de ese momento, la marihuana pasó de un plano callejero a uno legal, de salud, y derechos humanos. Pero eso es solo la punta del iceberg.

Detrás de esas historias, una comunidad conformada por miles de personas observaba impaciente desde sus hogares, trabajando desde sus casas y sus vecindarios para convertir al cannabis en una cultura. Cada vez más personas decidieron dar la cara y empezaron a surgir eventos cannábicos, foros dedicados a la marihuana en donde no se podía fumar pero en donde esta comunidad secreta comenzaba a conocerse las caras. Siguieron los talleres clandestinos, pequeñas reuniones privadas en donde se enseñaba a los asistentes a autocultivar marihuana para dejar de recurrir al mercado negro, y para preparar aceites medicinales a partir de la planta. Finalmente, en 2018, se llevó a cabo la primera Copa Cannábica en México, un evento profesional en donde cultivadores de todo el país compitieron por presentar la mejor marihuana frente a un jurado internacional.

De la mano de los derechos llegaron los intereses económicos. Después del amparo otorgado a Grace para importar un tratamiento de cannabis, muchos pacientes vieron en la planta una posible medicina para diversas enfermedades. De la misma manera, diversos empresarios, tanto mexicanos como extranjeros, vieron en este amparo la oportunidad de incursionar en una de las ramas de la medicina que mayor crecimiento económico promete en los próximos años. Mientras algunas personas siguieron impulsando la legislación para facilitar la importación, hubo también quien decidió tomar el camino del autocultivo para obtener su propio medicamento.

Asimismo, mientras la marihuana ganaba terreno en la Suprema Corte —a través de diversos amparos impuestos por activistas cannábicos—, colectivos de productores mexicanos comenzaron a profesionalizar sus productos para llevarlos a niveles internacionales y poder competir cuando finalmente sea legal: surgió la primera cajetilla de cannabis, algunos cultivadores comenzaron a realizar cromatografías para asegurar la calidad de sus cosechas, pequeños emprendedores comenzaron a distribuir sus propias gotas medicinales o cartuchos de THC para vaporizar. A finales de 2018 se creó la Asociación de la Industria del Cannabis en México, para defender los intereses de la industria nacional. Y a principios de 2019 cultivadores de diferentes estados se unieron para formar la Federación Mexicana de Cultivadores y Extractores, para hacer un frente unido que represente los intereses de los productores.

Ante este panorama es urgente regular. Lo que comenzó como un fin común —la liberación de una planta con beneficios personales, médicos y económicos— se convierte poco a poco en una batalla por conseguir la mejor parte. Mientras consorcios internacionales negocian su entrada al país, los productores mexicanos se preparan para no quedar atrás. Y aunque algunos pacientes ya importan los medicamentos que necesitan, otros todavía luchan porque se permita el autocultivo como manera de acceder a esta medicina.

La política prohibicionista fracasó: generó un aumento en la violencia y dejó a los consumidores como uno de los eslabones más débiles de la cadena. Y aunque regular la marihuana no resuelve de golpe los problemas profundos del país —aquellos relacionados con la violencia, la corrupción y la impunidad—, sí puede crear las reglas para proteger a todas las partes. Y más importante, crear un espacio de convivencia en donde todos aquellos interesados en la marihuana puedan beneficiarse de la planta, tanto los productores, como los consumidores y los pacientes.

Para llevar a cabo una regulación responsable se necesita la participación de la sociedad civil, de la iniciativa privada y del Estado. Y después de años de perseverancia e intensas batallas legales, es el turno del Congreso, donde ya hay una iniciativa presentada por la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, que contempla el aspecto personal, médico y comercial. Con las resoluciones publicadas la semana pasada, el Congreso está obligado a regular. De lograrlo, México no solo estaría terminando con la prohibición insostenible de una planta, sino que estaría poniendo un ejemplo a nivel mundial, por ser uno de los primeros países en regular a nivel federal, y por haberlo hecho basado en las leyes, la salud, y los derechos humanos.

@fixzion

José Luis Martínez Limón https://ift.tt/eA8V8J

Lo que aprendí haciendo pruebas de VIH a hombres gay en saunas públicos

Artículo publicado originalmente por Tonic Estados Unidos.

El estigma que acompaña al VIH ha impedido que muchas personas busquen un tratamiento, o incluso que entren a instalaciones donde realicen la prueba, y por eso hay miles de personas que, sin saberlo, viven con el virus y con el riesgo de propagarlo a otros.

Ya que me he dedicado a la atención médica durante años, he aprendido que no puedo darme el lujo de ser tímido al luchar contra una epidemia de VIH que se estima afectará a casi la mitad de los hombres negros que tienen sexo con hombres. Las mujeres negras siguen siendo el grupo más infectado, y los hombres latinos que tienen sexo con hombres tienen una tasa de contracción del 24 por ciento durante su vida, cifras desproporcionadas en comparación con nuestras contrapartes blancas.

Mientras trabajaba en una de las organizaciones de comunidades negras que luchan contra el VIH más antiguas, aprendí la importancia de ingresar a la comunidad y de convertirme en un rostro conocido para las personas. Fomentar la confianza en personas que están cansadas de un mal trato por parte de la industria médica es una necesidad para cualquier avance en el trabajo.



Como persona queer negra, trabajé en la misma comunidad en Washington, DC en donde socializaba y tenía citas. Dos veces por semana, tomaba mi kit de detección, que incluye pruebas de VIH, hepatitis C, gonorrea y clamidia y me iba a un "sauna". Para quienes no lo saben, un "sauna" es similar a un spa, algunos tienen habitaciones y espacios dedicados a la actividad sexual que se realizan de manera privada y pública. Al que yo iba, era como un club de sexo para adultos y un spa. Al igual que la mayoría de los "saunas", había todo tipo de clientes de cualquier raza, clase social y edad demográfica.

El "sauna" era uno de mis lugares favoritos para trabajar, porque era un entorno donde la transmisión de ITS podría ocurrir a un ritmo mayor. Realizar pruebas allí también hacía que las personas que nunca acuden a una clínica para recibir tratamiento se interesaran más en su salud sexual. Una de mis responsabilidades era facilitar ese proceso.

Me encantaba platicar con la gente sobre la reducción de daños, que en este caso significaba reconocer que el sexo va a pasar, entonces, ¿cómo enseñamos los principios que reducen el riesgo de una persona? Falta educación sexual en las escuelas, es aún peor para aquellos que tienen una identidad LGBTQ porque puede que no haya educación dirigida a ellos. Hablar sobre la abstinencia ha demostrado una y otra vez que es un método de enseñanza ineficaz. La reducción de daños, en el contexto de las prácticas de sexo seguro, es un enfoque mucho más realista para salvar personas y/o mejorar su calidad de vida.

En los saunas, mis conversaciones sobre reducción de daños incluían la importancia del uso del condón, ya que algunas personas probablemente tendrían múltiples parejas sexuales durante una sola noche. Otras discusiones eran acerca de cómo si insistes en tener sexo oral sin condón, al menos usa uno para el coito anal: el riesgo de transmitir una ETS a través del sexo anal es mayor. En general, trataba con clientes que no estaban dispuestos a dar información completa sobre su vida sexual por miedo a ser juzgados. Sin embargo, en este entorno, las personas estaban mucho más dispuestas a discutir sus ITS anteriores y preguntar sobre la PPrE u otros tratamientos.

En la mayoría de los lugares donde se realiza la prueba es necesario que las personas estén completamente vestidas, lo que hace que este entorno sea muy diferente. Mi equipo estaba en la sala principal, donde la gente caminaba con una toalla alrededor de sus cinturas o desnuda. Cuando alguien aceptaba hacerse la prueba, esa persona me acompañaba al baño para realizar el proceso, que generalmente duraba 15 minutos. Durante este proceso, les pinchaba el dedo para realizar la prueba del VIH y la prueba de la hepatitis C. También era necesario que el cliente pasara un hisopo por su ano (que ellos mismos hacían), y yo les tomaba la prueba final con otro hisopo, que era oral, para detectar cualquier otra ETS.

Al intentar cambiar la cultura en torno al VIH trabajando en la comunidad, encontré que mi propia mente se estaba expandiendo y podía aplicar las lecciones que yo mismo había aprendido. Los saunas me llevaron más allá de mis propios límites y el miedo a la exploración sexual. Era tímido acerca de estos entornos, más temeroso de lo que la gente creía. No fue hasta que comencé a ver a mis amigos que iban ahí mientras yo trabajaba, que pude romper parte del estigma que llevaba: el estigma se centraba en la forma de ver a los hombres homosexuales como seres más desviados sexualmente e imprudentes y lo arraigadas que estaban esas percepciones a establecimientos como este. También me di cuenta de lo importante que es reconocer las subculturas para poder realizar las pruebas en estos lugares y crear confianza en las personas asiduas.

Al conocer las enormes tasas de transmisión entre las personas de color LGBTQ, me acuerdo de lo que aprendí mientras trabajaba en los saunas y lo aplico a gran parte del trabajo que hago ahora a nivel nacional como escritor y defensor. Hemos experimentado continuamente la retórica fuera de contacto de los funcionarios de salud, así como sus acciones para ayudarnos a vivir nuestras vidas más saludables.

Los que estamos en este campo sabemos que no importa lo que pase con los de arriba, tenemos que trabajar en un nivel micro, ingresar a las comunidades vulnerables que más nos necesitan y generar confianza de personas que muchas veces son vistas como desviadas sexualmente, o, mucho peor, personas que son consideradas como solo un número.

George M. Johnson https://ift.tt/eA8V8J

"No lo supero": la triste realidad del abandono a mascotas por migrantes venezolanos

Artículo publicado por VICE México.

En mi cabeza siempre estuvo presente la idea de emigrar. Venezuela no era (ni es) un país que se ajuste a lo que quiero para mi vida. Allá fue donde tuve dos perros.

Ronny murió a los 15 años y Ronna, a los 13. Uno de mis pensamientos más recurrentes era saber qué iba a hacer con ellos cuando emigrara. No podía llevármelos. La gran mayoría de los venezolanos que logramos salir lo hicimos con el dinero contado. Algunos, de hecho, con plata que apenas cubría unas cuantas semanas. Otros, para meses. Yo no tenía dinero para mantener a alguno de ellos en el extranjero. Era imposible. Primero tenía que comer y saber qué iba a pasar conmigo. Si ya de por sí emigrar solo es muy, muy difícil, imagínense con una mascota.

Ronny y Ronna murieron justo antes de que yo emigrara. Siempre dije que lo hicieron porque sabía lo que venía. Mi hermano no pudo ver morir a uno de ellos porque ya había emigrado. Y quizás eso fue mejor: no hay nada más terrible que ver a tus padres llorar por la muerte de sus mascotas. Es de las experiencias más terribles que guardo en mis recuerdos. Varios de mis amigos que emigraron sí tuvieron que abandonar a sus mascotas. Por ejemplo, en Cúcuta (frontera de Colombia con Venezuela), si los albergues no dan abasto para venezolanos, menos para sus mascotas. Y si por suerte te toca emigrar por avión, pues como dije arriba: los costos son bastante difíciles de pagar y tenemos que escoger entre ahorrar para vivienda y comida o llevarnos a nuestros animales.

Y no es una decisión fácil.

La separación de las mascotas y sus dueños debido a la emigración venezolana es algo de lo que poco se habla, pero que la gran mayoría de personas que conforman mi círculo cercano de amigos ha tenido que vivir las muertes de ellas mientras viven en otros países. Óscar Redondo, médico veterinario, le comentó al diario El Nacional que solo entre 5% y 8% de los animales domésticos logran salir del país con sus dueños, un dato no tan fiable —el único que pude encontrar en una búsqueda de medios— que no aclara casi nada acerca de una realidad que parece más grande de lo que logran reportar.

Otros encuentran una manera de extrañar la casa viendo a sus mascotas celebrar cumpleaños vía Skype. Pregunté a varios venezolanos migrantes sobre las mascotas que tuvieron que dejar atrás para hacerse vida en el extranjero.

Una de las primeras cosas que quiero hacer es traer a mi gata

Dejé a Perla en Caracas junto a mi mamá y mi hermano. Llevaba más de cinco años con ella. No pude traérmela a Buenos Aires porque venía sin trabajo y para ese momento no tenía ni resuelta mi residencia permanente. Ya todo eso está en orden, pero de igual forma es un gasto bastante importante. Emigré hace año y medio y siento que pronto podré pagar el pasaje para traérmela a Argentina. Mi mamá me contó que Perla estuvo bastante deprimida cuando me fui: no comía, la tocabas y se quejaba muchísimo. Su veterinaria dijo que realmente tenía una especie de depresión y que era normal. La veo siempre por Skype y juro que me reconoce. Era imposible pensar en traer a Perla apenas llegué. Fueron momentos bastantes complicados y en los que me moví muchísimo de lugar de residencia y de trabajo. No existía algo parecido a alguna estabilidad. Y tener una mascota en el extranjero es mucho más caro que en Venezuela: desde la comida hasta las medicinas y que muchísimos caseros no aceptan mascotas. Entonces traerla no hubiese sido nada inteligente aunque la extraño todos los días. Una de las primeras cosas que quiero hacer el año que viene es traer a mi gata conmigo. —María, 29

Mis padres me escondieron que mi perro murió por una semana

La relación que yo tenía con Danilo, mi perro, era hermosa. Entraba en todos los clichés que te imagines. Jamás entró en mi cabeza sacarlo de Venezuela por los cuidados y costos: mis papás podían mantenerlo y cuidarlo mejor que yo. Emigré a Madrid y los primeros meses solamente tenía dinero para hacer mercado y pagar una habitación compartida. Por suerte mi pasaporte español me ayudó a encontrar una chamba estable y ya estoy muchísimo mejor. Pero los primeros seis meses fueron duros: no tenía amigos, pasaba casi todo el tiempo de mi día solo o trabajando. Danilo se enfermó, de repente empezó a tener un sangrado extraño cerca del hocico. Mis padres nunca me dijeron que no se había recuperado, me mintieron para que yo estuviese tranquilo y no me fuese a sentir mal. Pero en una conversación por teléfono mi mamá me confesó que luego de llevar a Danilo al veterinario; concluyeron que estaba sufriendo mucho y que lo mejor era dormirlo. Tenía nueve años. Me enojé con mis padres varios días. No les hablé. Pasé el luto sin tener contacto con mi familia. Ya estamos bien, y entendí por qué lo hicieron. Mucha gente no entiende la fragilidad psicológica que puede tener un emigrante con todos los problemas que se presentan. Siento que mis papás hicieron lo correcto. —Miguel, 27

Emigré con mi novio y di a mi perro en adopción

Es de las decisiones más difíciles que he tomado en mi vida. Me venía una nueva vida, nuevos problemas y una realidad que tenía que afrontar sin ningún tipo de preocupación. A mi novio le ofrecieron un trabajo en Bogotá y pues nos pareció que era la oportunidad perfecta para emigrar. Llegar con trabajo a una ciudad nueva es un lujo que no muchos venezolanos tienen y lo entendimos. Chispita vivía con nosotros en nuestro depa. Tenía solo tres años pero la adoptamos justo cuando empezamos a salir. De cierta forma nos recordaba a nuestros comienzos como pareja y era algo muy bonito. Ni siquiera pensamos en traerla. No se podía. Al comienzo mi novio era la única persona que tenía trabajo. Yo conseguí uno estable hace poco. Decidimos dar a Chispita en adopción y tratar de olvidar lo que hicimos. Sentimos que una de las claves de emigrar y tener éxito es dejar atrás la vida que tenías porque si no vas a estar lamentándote por toda decisión que tomaste. —Sofía, 29

Es lo más difícil que me ha tocado hacer, no lo supero

Mi emigración fue una constante despedida: de mis abuelos, mis padres, mi ex y mis amigos. Nunca acaba. A diario me hablo con ellos y siento que cada día los extraño más. Pero con mi perro me pasa algo mucho más fuerte. No lo supero y según lo que cuentan mis padres él tampoco. Cada vez que platicamos por videollamada la felicidad de mi perro me pone muchísimo más triste. Se llama Felipe y probablemente ha sido el amor más incondicional que he tenido en mi vida. Es mi familia y una parte que el gobierno arrancó de mí. Emigré a Ciudad de México hace dos años. Juro que no ha habido un día que no piense en mi perro. Es lo más difícil que me ha tocado hacer, no lo supero y siento que separarme de él fue como arrancar parte de mi cuerpo. Es como si estuviese en México sin mi pierna derecha y veo bastante complicado volver a ver a mi perra. —Gabriela, 30

Tuve que darle mi perro a mi ex novio y ahora que está con otra pareja es horrible

No quise darlo en adopción. Necesitaba que mi perro estuviese con alguien de confianza. Que conociera. Y pues no encontré otra persona que se encargara de él que mi ex. Mi perro (o ex perro) se llama Jazz. Terminé con mi ex en buenos términos. Él no tenía planes de emigrar aún y pues me ofrecieron un trabajo imposible de negar. Me mudé a Miami hace dos años y como a los dos o tres meses mi ex y yo terminamos oficialmente nuestra relación. Es imposible tener una relación a distancia y fuimos sinceros: ya los dos estábamos viendo a otras personas. Jazz siempre amó a mi ex y pues yo no tenía problema con eso. Pero ahora ver sus historias de Instagram con su nueva pareja y que realmente la estén pasando bien con Jazz es horrible y no sé si me arrepiento. Como que la única persona que desapareció de esa relación fui yo. —Israel, 31

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Diego Urdaneta https://ift.tt/eA8V8J

Cómo el graffiti pasó de arte prohibido a uno de los mayores atractivos de Montreal

Mural fue creado, de manera independiente, por cuatro amigos en 2013 y desde entonces se ha convertido en el más aplaudido de los festivales de arte. No sólo satisface el hambre de los entusiastas del arte, también presenta conciertos de músicos de la talla de Post Malone, Playboi Carti y Pusha T, además de ofrecer entrevistas interactivas con artistas y una cornucopia de entretenimiento. ¿Lo mejor de esta fiesta masiva? Es en la calle y es gratis.

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Mural de Buff Monster. Foto de Anna Saviolakis

André Bathalon, representante y director de comunicaciones de Mural, y Yan Cordeau, director creativo, trabajaron anteriormente en una de las producciones más icónicas del Quebec, el internacionalmente reconocido Cirque Du Soleil, donde desarrollaron instalaciones retantes artística y técnicamente. Haber sido parte de un espectáculo tan demandante que recorría el mundo les permitió viajar de ciudad en ciudad, pero después de unos años decidieron hacer su propio proyecto, en su propia ciudad.

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Mural de Le Monstr. Foto de Anna Saviolakis

La otra mitad del equipo de Mural son Nicolas Munn y Alexis Forissant, quienes después de mucho tiempo de planeación de eventos en Montreal, ahora se encargan de la música y el desarrollo del negocio, respectivamente.

Cuando Mural comenzó, los cuatro amigos estaban muy clavados en el arte y compartían una particular admiración por el arte urbano, misma que los llevó a visitar un arsenal de ciudades en todo el mundo donde el arte urbano fuera prominente. La exposición al nuevo muralismo global los inspiró a llevar esta tendencia internacional a su ciudad.

TheSAVCollective LSNR
Mural de LSNR2. Foto de Anna Saviolakis

Ahora, cada año el cuarteto se reúne para reclutar talentos del arte urbano que renueven el boulevard principal de la ciudad, así como las calles y callejones circundantes. El festival entero, los murales, las instalaciones y los conciertos pueden disfrutarse en un segmento de Montreal: Plateau Mont-Royal, conocido por los locales como le Plateau. Las extremidades del barrio son, perpendicularmente, el Boulevard Saint-Laurent, Av. du Mont-Royal, que marca el límite norte del distrito y Sherbrooke, al extremo sur.

TheSAVCollective Sandra Chevrier
Mural de Sandra Chevrier. Foto de Anna Saviolakis

Entre estas calles muchos de los artistas más respetados del mundo le dan un nuevo rostro a la ciudad. Sin imponer un tema específico, ni reglas. A cada uno de los artistas se le asigna una gran pared en blanco, desde fachadas de tiendas hasta inmensos muros de cemento o monumentos históricos, para que trabajen durante días en su pieza, de manera que los montrealeses puedan apreciar el proceso, y los resultados se dan a conocer al final del festival.

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Mural de Poni y Cyrielle Tremblay. Foto de Anna Saviolakis

De acuerdo a Pierre-Alain Benoit, director general de Mural, el festival anual siempre ha tenido el objetivo de democratizar el arte urbano con espacios permanentes alrededor de la ciudad, tanto de artistas locales como internacionales: “Lidiamos con un medio artístico que hierve. Queremos diversidad de artistas y diversidad de culturas. Buscamos artistas enfocados en graffiti, retratos o arte abstracto; y tratamos de reunir a los mejores del momento y de crear un ambiente plural.”

La diversidad ha sido la característica más llamativa de Mural y, en opinión de Benoit, es el ingrediente principal de su creciente popularidad: “Me parece que la diversidad que ofrecemos es la causa de su éxito. La escena local de arte urbano ya era activa antes del festival, pero ahora es motivo de reunión, y eso es completamente nuevo.”

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Mural de Sara Erenthal. Foto de Anna Saviolakis

Naturalmente, la hiperactividad en el Boulevard Saint-Laurent es muy atractiva e invita a residentes y a turistas a formar parte del festival. Pero es innegable que Mural no puede resumirse a la duración propia del festival. Hay un efecto más profundo: Mural embellece Montreal.

De hecho, cuando le preguntamos sobre el impacto de Mural en Montreal, una ciudad que podría no necesitar otro festival, Benoit fue enfático: “El festival participa en la estética y la cultura de la ciudad, lo cual es parte crucial de nuestra misión. No es solo una gran celebración. Nuestro concepto es diferente y mucho más creativo que los festivales de fórmulas tradicionales. También ofrecemos una suerte de arte permanente que crece con cada edición de Mural.”

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Mural de Ben Ein. Foto de Anna Saviolakis

Haciendo un énfasis en una comunidad más grande y en crear una experiencia duradera, duradera literalmente en el cemento, Mural Fest realmente puede distinguirse en una ciudad festivalera donde nunca faltan las opciones de entretenimiento.

elvira liceaga https://ift.tt/2IKKSWQ

Así fue como conseguí PrEP gratis en Colombia a través de mi EPS

Artículo publicado por VICE Colombia.


Logré conseguir PrEP por la EPS sin pagar nada. Estos, para quien no lo sabe, son medicamentos antirretrovirales que demostraron servir como barrera preventiva en personas que no han adquirido el virus del VIH. Este medicamento, por ahora, no se encuentra cubierto por las EPS colombianas como método preventivo, y en algunos casos está cubierto como antirretroviral, es decir, cuando las personas ya adquieren el virus. Dudé por un momento en contar mi experiencia porque quizá entre más gente intente adquirirlo, las EPS se vuelvan más estrictas.

Mi búsqueda empezó cuando un amigo me contó hace como cuatro meses que en su EPS le habían dado PrEP súper fácil. Él tiene Sanitas y yo soy Sura, no sé cómo iba a ser el proceso por ahí.

Lo primero que mi amigo hizo fue ir a un infectólogo particular por la prepagada. El caso de él es especial porque en serio se lo dieron como a la semana. Él trabaja en una empresa muy grande como abogado y, según lo que él me explicó, la misma empresa tiene un consultorio de su EPS en donde el médico general transcribió su orden del médico infectólogo sin cuestionarle absolutamente nada. Conmigo fue diferente, yo me demoré como cuatro meses en conseguir el medicamento.

Seguí el consejo de mi amigo y fue a un infectólogo por consulta externa con mi prepagada. Fui a dos, de hecho. El primero era un señor muy viejito que no sabía mucho de PrEP, entonces fue perder el tiempo un poco. El segundo infectólogo al que fui era más joven y además me dio la impresión de que era gay. El tipo sabía mucho sobre el tema y en una hora me explicó muchas cosas que yo no sabía: cómo funcionaba exactamente el medicamento, de cómo se hicieron las pruebas para comprobar que la PrEP no solo funcionaba como antirretroviral, sino como método preventivo, del 1% de la población a la que no le fue efectiva la PrEP, en fin... Este médico particular me mandó exámenes de absolutamente todo.

Con este infectólogo, que fue mucho más útil que el primero, lo que hice fue armar una historia clínica sólida con resultados de exámenes recientes. Lo que seguía es que este tipo confirmara que yo estaba en riesgo de infección por hacer parte de una población en riesgo, la población LGBT. Esto es un poco maquillar la situación de cada uno, porque el infectólogo tiene que decir que uno es súper promiscuo, así uno no lo sea.

Con esa historia clínica armada, pedí cita con un médico general de la EPS. Le llevé toda la historia a la médica que me asignaron, y me terminó ofreciendo condones... Me imagino que los reglamentos de la EPS le impiden a los médicos no autorizar este tipo de medicamentos tan fácilmente por el costo. Una caja de PrEP, o Truvada, está costando cerca de $500.000, una caja de 300 miligramos (162 USD). Lo único bueno es que al final de la cita la médica me dijo que igual me iba a remitir con un especialista internista.

La cita con el especialista me la dieron dos meses después de verme con la médica, y ella me envió órdenes para exámenes que determinaban si yo era reactivo o no, es decir, que al hacerme la prueba de VIH no se habían encontrado anticuerpos del virus en mi cuerpo. Debía entregarle esos exámenes al internista.

Tuve la cita y obviamente lo que recibí de su parte fue un montón de evasivas para no darme el medicamento: me decía que tenía que tomarlo diariamente, como para desanimarme, y que era súper dañino que me asignara este medicamento porque afectaba el hígado, que lo mejor era usar condones. Yo ya sabía todas las precauciones que debía tener con el PrEP, nada me iba a desanimar. Pero en este punto con el internista me había desilusionado por completo, y traté más bien de olvidarme del tema.

Sin embargo, a los 15 días me llegó un correo de la médica general de la EPS, con la que había tenido la cita hacía ya meses. Me decía que si por favor le enviaba la historia médica del infectólogo particular porque me iban a remitir a infectología de un hospital. Yo me imaginé en un principio que era pura burocracia del sistema de salud, para que ellos pudieran blindarse con varias valoraciones y decirme finalmente que "no", sin que yo pudiera hacer algo al respecto.

Fui a la cita en este hospital y llevé todo muy bien documentado: la historia clínica, exámenes de seis meses atrás y de un mes atrás. Yo llegué a hablar con mucha propiedad porque he leído bastante del tema y el médico particular con el que tuve la segunda cita me explicó muchas cosas nuevas al respecto. De repente, el tipo que me atendió me soltó la noticia: "pues sí, eres candidato para tomar PrEP".

Luego me devolvió mi historia clínica súper bien sustentada, la orden del medicamento y exámenes de control de orina para poder revisar el hígado un mes después. La fórmula inicialmente era por un mes. Ahora tengo la fórmula por tres meses, con control cada tres meses también. Ahorita debo llevar exámenes a final de marzo, que incluyen serología para Sífilis y Hepatitis C.

Reclamar los medicamentos fue igual de difícil. Fui al dispensario, entregué las tres órdenes (la del medicamento, la de control y los exámenes), y el tipo que me atendió empezó a sacarme excusas, que solo podía autorizarme las órdenes de control y de exámenes, que la orden del medicamento no podía autorizarla porque la debía generar la médica general.

Yo, resignado otra vez, le pregunté cuánto se demoraba eso. Me dijeron que lo que se demorara la médica en aprobar la orden. Cuando fui, a los tres días, me dijeron que la médica no estaba, entonces que tenía que hacerlo desde otro sistema... En fin, lo enredan a uno. Después de una hora terminaron dándome la fórmula, tenía que ir a reclamar el medicamento en el edificio Panorama, que queda como en la 33 con Caracas. Por ser especial, este medicamento no lo dispensan donde lo hacen normalmente, sino en otro laboratorio.

Al llegar a ese laboratorio tuve otro interrogatorio, como si no hubieran sido suficientes ya. Por la naturaleza del medicamento tenía que verme antes un químico para valorarme y explicarme el funcionamiento de lo que iba a consumir; como el tipo vio que yo conocía de sobra sobre el medicamento, me lo autorizó sin demora.

Finalmente, me entregaron el frasco con 30 pastillas. Por fin. Me dieron una marca genérica de la Truvada, Emtricitabina y Tenofovir.

El proceso duró desde finales de mayo hasta octubre, más o menos. Siento que conté con la suerte de dar con un muy buen infectólogo, que era un médico joven muy enterado del tema.

Empecé mi proceso con fórmula para un mes, y tomo el medicamento a diario. Los efectos secundarios más comunes son estomacales: muchas náuseas, muchas ganas de vomitar. Tengo entendido que el medicamento tiene lactosa. Pero, más allá de eso, ningún otro efecto. A las tres semanas de empezar a tomarlo, ya no sentía ninguna molestia. Me hice los exámenes de orina antes de finalizar el mes para revisar el hígado y la creatinina, y salieron normales. Llevé esos resultados al control y me empezaron a dar la fórmula para tres meses, con control cada tres meses también, aunque tengo que reclamar el medicamento mensualmente.

En este momento no pago un peso por él, ni siquiera la cuota moderadora.

Igual siempre existe el riesgo de que la EPS diga que no en algún momento; cada paso es un proceso que en algún momento puede volverse un obstáculo. O sea, hasta me entrevistó un químico ya estando en la farmacia... Pero yo le expliqué que mi diagnóstico era para profilaxis preexposición, entonces solo se limitó a explicarme los efectos secundarios del medicamento y me indicó que debía tomar el medicamento a la misma hora siempre.

Creo que lo más difícil de este proceso fue convencer a la médica general de que yo necesitaba el medicamento. Por eso me sirvió ir antes a in infectólogo particular y documentarme muy bien, porque la solución inicial de ella fue decirme que usara condones.

Ahora, yo leí un artículo en El Tiempo, donde se hablaba de unas pruebas preliminares del medicamento en Bogotá. El artículo decía que habían seleccionado a diferentes personas de poblaciones de riesgo para hacer pruebas con el medicamento como método preventivo. Y yo tengo la teoría, que no puedo comprobar, de que yo fui elegido para esa prueba. ¿Por qué lo creo? Porque a mí la doctora no me iba a dar el medicamento inicialmente, y luego me escribió meses después remitiéndome al hospital, diciéndome que se "comentó mi caso" y que iban a "definir el manejo preventivo que había solicitado". Yo pienso que quizá el Ministerio de Salud le informó a las EPS que iban a hacer pruebas y que remitieran los casos de cada EPS. Pero esta es mi teoría conspirativa, no tengo manera de comprobarla.


*Este texto es resultado de una entrevista realizada por la periodista Nathalia Guerrero. La fuente quiere permanecer anónima.

Nathalia Guerrero Duque https://ift.tt/eA8V8J

Estas máscaras híperrealistas de mascotas provocarán tus peores pesadillas

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

¿Eres de esas personas que sueña en secreto con fusionar tu cuerpo con el de tu gato o perro para convertirte en una especie de monstruosidad mitad humana y mitad bestia que viola todas las leyes de Dios y el hombre? Si es así, ¡no busques más!

El jueves, AV Club descubrió un nuevo servicio en Japón que creará máscaras personalizadas e hiperrealistas de tu amada mascota, y los prototipos son estúpidamente terroríficos.

Mira esto si te atreves:

Un comunicado de prensa japonés que anunció el lanzamiento de este horrible proyecto dice que todo fue creado por las compañías Shindo Rinka y 91, de las cuales, la última parece especializarse en máscaras de animales híperrealistas, así que si esto tiene éxito ya sabes a quién culpar.

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Imagen vía PR Times
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Imagen vía PR Times
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Imagen vía PR Times

Si, por alguna razón, deseas con todas tus fuerzas parecer una especie de dios egipcio falso y el dinero no es un problema, solo dirígete al sitio web de Shindo Rinka y regístrate.

Lo único que tienes que hacer es enviar algunas fotos de tu mascota, y ellos elegirán el pelaje falso, los bigotes y los ojos y harán su magia. Ah, pero además, también tendrás que desembolsar más de 3,000 dólares, según el Grape, que publicó la historia por primera vez –y es que era más que obvio que no te saldría barato mandar a hacer una máscara espeluznante e híperrealista de tu mascota.

Por supuesto, la verdadera metamorfosis culminará cuando la compañía comience a hacer pequeñas máscaras humanas para que las mascotas las usen, completando así la unión maldita entre el Hombre y la Bestia y uniéndolos estrechamente para siempre, en este mundo y el siguiente, pero supongo que tendremos que esperar para eso.

No prometemos que tu gato o perro no terminarán odiándote después de que te les aparezcas con su misma cara. Ese es un riesgo que tú tendrás que tomar.

River Donaghey https://ift.tt/2TqbFMc

Fumar es malo, pero todo lo demás también lo es

Artículo publicado originalmente por Broadly Estados Unidos.

Mis años como fumadora han implicado mucho tiempo dedicado a hacer dos cosas: verme bien y mentirle a la gente sobre cómo planeo dejarlo pronto. En el último caso, he hecho frente a varias preguntas preocupadas sobre si voy a dejarlo con un avergonzado y jadeante "oh, ya sé que es horrible, realmente pretendo dejarlo", o "ya sé, es lo peor, definitivamente lo dejaré". Sin embargo, últimamente, he aceptado responder con un, "¿Por qué debería hacerlo?".

No estoy dándole la vuelta al asunto—tengo genuina curiosidad.

Seamos claros, fumar es malo. Si estás pensando en adquirir el hábito, te insto a reconsiderarlo en los términos más fuertes posibles. Es un hábito sucio y laborioso que pone en peligro la salud y degrada el sentido de la voluntad. Pero la verdad que se oculta tras los corazones propensos a enfermedades cardiovasculares de cada fumador es que nos encanta. Me encanta sentarme en mi escalera para incendios en una clara mañana de otoño, tomar café y fumar mi primer cigarrillo. Me encanta la pequeña emoción de darme cuenta de que alguien con quien me gustaría pasar más tiempo también fuma. Me encanta escaparme de las fiestas para gastar más tiempo fumando cigarrillos que con esas personas. Realmente —y esto es humillante de admitir, pero igual es cierto— me encanta la estructura que le añade a mi día, como alguien que usualmente trabaja desde casa.

Esas son todas las razones por las que no iba a dejar de fumar cuando seguía mintiendo sobre mis intenciones de abandonar los cigarrillos. Decidí ser más honesta por lo absurdo que me terminó pareciendo el ser cuestionada sobre renunciar en primer lugar. La versión extendida de mi nueva respuesta para esos momentos: "¿Por qué, con las cosas descendiendo incluso más rápido hacia el desastre total, debería abandonar algo que me parece tan relajante?".

"Pero fumar no es relajante de una buena manera, como lo es la meditación o algo así", como dijo recientemente una amiga consciente de la salud. Su contraposición traiciona la semilla de la incomodidad más general que tienen las personas con los cigarrillos: existen mecanismos de afrontamiento saludables y otros no saludables. Examina esta dicotomía más detenidamente, y reconocerás su influencia en casi todos los juicios morales que hacemos sobre los demás. Fumar, beber o comer comida chatarra son formas desviadas de cuidarse a uno mismo. Incluso si se permiten ocasionalmente en el corto plazo, después de un mal día o una ruptura, no son una forma de vivir rutinariamente. Pero, ¿qué es exactamente lo que estamos diciendo acerca de cómo debe ser una vida o una persona, o qué se supone que debe hacer un cuerpo? ¿Especialmente entre las personas que se enfrentan a la precariedad a cada paso, gobernadas por los más extravagantes y estúpidamente crueles entre nosotros, en un planeta que está muriendo no tan lentamente? ¿Por qué exigimos que las personas hagan frente de forma saludable a un mundo cada vez más enfermo?

Una forma en que me gusta pensar sobre esta pregunta es tomando la premisa de que las cosas están mal y empeorando muy seriamente. Digamos que realmente nos enfrentamos al fin de los tiempos en algún sentido significativo, y así podemos participar en un experimento mental colectivo: ¿Cómo sobrevivirías a un apocalipsis? Hay personas cuyos planes son bien pensados y barrocos. Te hablarán de ellos, con detalle, en las fiestas. Luego hay personas como yo que no se identifican con el deseo de sobrevivir en absoluto. La razón (además del hecho obvio de que las visiones de la vida post-apocalíptica siempre implican correr mucho, lo que sería difícil para un fumador) es que estos mundos son mundos que carecen de comodidad. La comida sería limitada, utilitaria y insípida; el alcohol, un capricho raro, si es que está disponible. Quita las ficciones distópicas e imagina la vida cotidiana del sobreviviente—qué placeres podrían encontrar en el mundo; cómo podrían ver sus cuerpos en términos de cuán productivos y eficientes pueden ser. (Esas personas existen aquí y ahora, y tienden a publicar mucho en Instagram).

Quizás estoy invitando a mi propia destrucción al seguir fumando, pero argumentaría que una visión mucho más nihilista es la de las personas que ya viven como si quedara muy poco por lo que vivir. Creo que ser un fumador es la cantidad justa de cinismo para nuestra época: ni tan optimista como parar querer estar lo suficientemente saludable para disfrutar de una jubilación que probablemente no llegará, ni lo suficientemente derrotado como para decir 'a la mierda' y tomar algo más fuerte.

Entiendo que algunas personas disfrutan genuinamente de la austeridad física. No soy una de esas personas. El cálculo por el cual valoramos la longevidad por encima de todo —sacrificándonos ahora solo para poder vivir para sacrificarnos más tiempo— siempre me ha parecido arraigado en la negación: lo que está garantizado para matarnos eventualmente es tener un cuerpo. Los gurús del bienestar, los fanáticos del fitness y los bebedores de té desintoxicante tendrán el mismo final que yo. Es realmente una cuestión de lo que hacemos mientras tanto.

El entretanto, también conocido como el tiempo en el que estamos vivos, sin duda importa. El único argumento convincente que puedo ver para dejar de fumar ahora es cómo elijo responder a la pregunta de quién puede reclamar mi cuerpo. Los cuerpos han sido durante mucho tiempo lugares de conflicto político, y el estado se ha interesado en la producción de cuerpos saludables para el trabajo. Esto es cierto para las mujeres en particular de maneras muy obvias. No siento ninguna obligación de mantener mi cuerpo saludable para tales propósitos. Sin embargo, creo que podemos optar por usar nuestros cuerpos al servicio de otros, para ayudar o proteger o consolar. A fin de cuentas, me gustaría vivir para hacer eso el mayor tiempo posible. No solo para soportar el mundo tal como es, sino para trabajar por uno mejor. ¿Cómo se vería uno mejor? Tengo que imaginar que es uno en el que rechazamos el instinto moralizador de considerar que algunas personas son dignas —y otras no— debido a las circunstancias de sus vidas y cómo eligen lidiar con ellas. Después de todo, debemos insistir en la dignidad para los fumadores, los bebedores y todos nosotros los asquerosos y malolientes, incluyendo a todos los que lidian con las cosas de la única manera que pueden.

Si eso suena como una justificación elaborada de mi propia mala conducta—bueno, este es un ensayo personal, para eso sirve. Probablemente dejaré de fumar eventualmente. No porque planee someterme a un régimen de bienestar, a una política que me pida comportarme, o a las preguntas de quienes pretenden preocuparse por mí, sino porque rechazaré cualquier cantidad de compromisos en nombre de la vanidad y fumar sí causa arrugas.

Brandy Jensen https://ift.tt/eA8V8J

Las mujeres buscan más porno duro y hardcore que los hombres

Artículo publicado por VICE Colombia.


Hay algo sobre lo que todos deberíamos estar de acuerdo: esas ideas de que a los hombres les gusta más el sexo, de que las mujeres son menos arrechas y de que el porno es sobre todo un asunto de hombres ya pertenecen a otra época. Una época lejana que debe quedarse en el pasado.

Lo triste es que probablemente siguen siendo muchos los que creen que eso son verdades universales: que está en la naturaleza de los hombres ser más sexuales que las mujeres, que las mujeres casi no ven porno, que no les gusta. Seguramente siguen siendo muchos —y muchas— los que cuando una mujer les dice que ella sí ve porno, que le gusta el sexo de todo tipo, el casual, el duro, el romántico, o que es más arrecha que su novio, digan: “usted es la excepción. Así no son la mayoría de mujeres”.

No, amigos, amigas, dense cuenta. En épocas en que el internet es sobre todo una gran red de porno, las mujeres también son consumidoras voraces y activas de todo tipo de pornografía.

Los datos lo comprueban.

En agosto pasado, PornHub publicó algunos datos sobre quiénes consumen en ese sitio web los videos de categorías “más extremas”, puntualmente las categorías de sexo hardcore y de sexo duro (rough sex). ¿La respuesta? Las mujeres.

En el caso de la categoría de sexo duro, las mujeres consumen este tipo de porno un 63 por ciento más que los hombres. Y las que más lo buscan y lo ven son las más jóvenes, las que están entre los 18 y 24 años. La siguen en menor proporción las que están entre los 25 y 34 años, y de ahí en adelante el interés disminuye con el aumento de edad.

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Datos e infografía de PornHub.

Y en el caso del porno hardcore la cifra es incluso mayor: las mujeres ven este tipo de pornografía un 75 por ciento más que los hombres. Las mujeres entre 18 y 24 años lo buscan un poco menos en comparación con el “sexo duro”, pero las que tienen entre 25 y 34 se interesan mucho más por este.

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Datos e infografía de PornHub.

Tampoco es algo nuevo: ya en 2017, en un informe sobre el consumo de los usuarios de PornHub en ese año, la categoría de sexo duro (rough sex) figuraba entre las categorías más buscadas por las mujeres, a diferencia de la lista de categorías más buscadas por los hombres.

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Datos e infografía de PornHub.

Así que la próxima vez que usted o algún conocido suyo se atreva a decir que a las mujeres no les gusta el porno, o que solo les gusta el sexo tierno y romántico, haga el favor de cachetear al que lo dice o de cachetearse a usted mismo.

Jacobo Piña https://ift.tt/2Nzu18l

"Me imaginaba estudiando y no con hijos": hablamos con jóvenes que ni estudian ni trabajan

Artículo publicado por VICE Colombia.


“La juventud es una etapa crítica en la vida de las personas: un periodo de transición, de decisiones trascendentales”. Así abre su informe sobre millennials en Latinoamérica el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Esa etapa crítica de cambios, junto a otros factores de riesgo y precariedad, dice el informe, ha hecho que cerca de 20 millones de jóvenes de América Latina y el Caribe sean considerados ‘ninis’: personas que ni estudian, ni trabajan, ni se capacitan.

La investigación, llamada “Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?”, fue publicada a finales del año pasado como un esfuerzo de nueve países que buscaban identificar las razones detrás de las decisiones de los jóvenes a la hora de enfrentarse al mundo laboral. El resultado fue una radiografía con la información de más de 15.000 jóvenes, entre los 15 y 24 años, de los cuales el 21 por ciento eran ninis, en su mayoría mujeres de bajos recursos. México y Brasil presentaron las tasas más altas con un porcentaje de ninis superior al 20 por ciento, seguidos por Colombia con un 16 por ciento.

En el país cafetero la investigación fue liderada por el Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico (Cede), de la Universidad de los Andes, que publicó un capítulo llamado ‘Decisiones de vida de los jóvenes en Bogotá: ¿Pobreza, habilidades o comportamientos de riesgo?’. Los resultados indicaron que en la capital colombiana el embarazo temprano es el fenómeno social más riesgoso por el cual dos de cada tres ninis son mujeres. Eso sí, se suman otros factores, como el desempleo, la escasez de ofertas académicas, la mala calidad de la educación en comunidades vulnerables, y la carencia de un segundo idioma.

Los cerca de 10 millones de jóvenes que habitan en nuestro país se encuentran expuestos a una serie de situaciones, en ocasiones precarias, que interfieren con sus decisiones de estudio y trabajo. Pero como lo indicó el informe del BID, los ninis no pueden ser considerados como ociosos o improductivos, porque en nuestra región latinoamericana el 64 por ciento de ellos se dedican a labores del cuidado de familiares o a labores domésticas, mientras que el 31 por ciento está en búsqueda constante de trabajo.

Sin embargo, lo más destacado de los informes evidencia una realidad transversal y compleja en la juventud latinoamericana: que siempre existen amenazas como el embarazo prematuro, la violencia, la inseguridad, y las drogas. Amenazas que trancan los intentos de los ninis de avanzar laboral y educativamente como lo desean, vulnerables a la invisibilización y a la falta de políticas de parte de sus gobiernos. Hablamos con ninis colombianos que nos contaron cómo sortean esos riesgos.

Angie Paola, 20 años

Yo no me encuentro trabajando ni estudiando por cuestiones de salud. Quedé embarazada cuando tenía 17 años y tuve que interrumpir mis estudios, el año pasado no estudié nada y desde hace seis meses estoy en búsqueda de trabajo. Muchas veces he pensado en que quiero estudiar algo más que me dé tranquilidad a mí y a mi hijo, pero sé que necesitaría mucho empeño y ganas de salir adelante. Es difícil porque se necesitan muchas cosas y el Estado debería organizar la cuestión laboral y de estudio para que los jóvenes no estén en la calle haciendo cosas que no deberían hacer, para que cambie nuestra ciudad. Deberían hacer actividades para los niños, para garantizar el cuidado de ellos. Por ahora, mis papás me ayudan económicamente y vivo con ellos, pero pienso comenzar a trabajar y estudiar pronto porque a mi edad planeaba estar haciendo muchas cosas que no he podido hacer.

Paola Andrea, 25 años

En el momento no trabajo ni estudio porque tengo dos hijos y me tocó aplazar todo. Mi bebé todavía está pequeño, tiene dos meses y no puedo dejarlo solo en la casa, por lo que hace un año estoy desempleada. Ser mamá es responsabilidad muy grande, nadie más se va a responsabilizar del cuidado de un niño tan pequeño y el gobierno debería ser más flexible, abrirnos oportunidades a las mamás con horarios, empresas que nos acepten, que no nos pregunten de primerazo por nuestros hijos porque nos quitan oportunidades así tengamos experiencia. Ya hace cuatro años estudié un técnico en sistemas y he pensado estudiar importación y exportación, pero necesitaría tiempo que no tengo. Por ahora mi esposo me mantiene económicamente, pero planeo terminar mis estudios porque a mis 25 años me imaginaba fuera del país.

Alejandro, 23 años

Actualmente no me encuentro trabajando porque renuncié al darme cuenta que me estaban "explotando". A uno como recién egresado le venden la idea de que toca regalarse, pero yo ya tengo un pregrado en diseño gráfico y me gradué en 2017. Ya llevo cinco meses buscando trabajo y pienso que la responsabilidad principal la tiene el Estado, la educación debería ser gratis, sin duda deberían promover campañas para que exista la cultura de estudiar como la única manera de avanzar. Aunque también creo que hoy en día a los jóvenes tampoco se les nota un interés por hacerlo. Es una cosa de parte y parte. Yo he pensado en estudiar algo más como una carrera o un posgrado, pero es contradictorio. Muchas empresas no me contratan por ser profesional y no tecnólogo, o practicante. Supongo que con una maestría la respuesta será que estoy sobrecapacitado, y lo cierto es que uno jamás recupera lo que invierte en el estudio. Por ahora, me mantengo haciendo trabajos pequeños o ayudándole a mis padres, ellos me dan lo básico. Definitivamente a mi edad planeaba estar en otro país, terminando otra carrera, independizado, pero la realidad es otra, las posibilidades de progresar en Colombia son solo de unos pocos.

Michael, 28 años

No trabajo ni estudio porque no se me ha presentado la oportunidad. Las empresas no contratan a alguien que no tenga estudios y con poquita experiencia laboral. He estudiado varias cosas, pero no me he adaptado a nada. Ya hace cuatro años estoy desempleado y solo me sale trabajo como independiente, me toca dedicarme a lo que salga. Además, me toca mantener a mi hijo de tres años y aunque estoy pensando en buscar trabajo en otra ciudad, mis papás y mi hijo lo impiden. Todo es muy difícil para los jóvenes que hasta ahora empiezan su vida laboral porque en este país todo es palanca o “rosca”, el Estado debería brindar la oportunidad a los jóvenes que cumplan 18 años de dejarlos trabajando mínimo seis meses o un año que les permita aprender y ganar la experiencia requerida por las empresas. Yo he pensado estudiar hotelería y turismo que es lo único que me llama la atención, pero necesitaría plata y por ahora mis papás me colaboran. El futuro es incierto, pero quiero conseguir un buen trabajo para darle lo mejor a mi hijo y tener lo que todo el mundo desea que es una casa donde dormir y un carro. Quisiera poder estar viajando y disfrutando de la vida.

Lady Johanna, 34 años

No trabajo ni estudio porque cuido a una persona de la cuarta edad. Estudié un técnico en 2004, otro en 2006, y unos cursos en 2018, pero estoy desempleada hace 7 años. Aunque yo siempre busco trabajo es difícil a cualquier edad, a los jóvenes les piden experiencia y a los viejos les ponen trabas por su edad. El Estado debería tener un jardín para las personas de la tercera edad y que no sean abandonados por sus familias. Yo quiero trabajar, cumplir mis sueños, viajar fuera de Colombia, comprar una casa, estudiar, tener una empresa, tener una familia, mejorar mi país. No me imaginaba en la posición en que me encuentro, pero por ahora logro mantenerme a punta de trabajos por días, con mis ahorros, buscado promociones, o incluso cambiando mi forma de comer

Lisset, 17 años

No trabajo ni estudio, pero estoy tomando un curso de idiomas. Hice mi bachillerato y lo terminé el año pasado, pero no ingresé a ninguna universidad pública o a una que pudiera costear. Nunca he trabajado y no estoy buscando porque en la mayoría de lugares piden gente con experiencia o ser mayor de edad. Pienso mucho en estudiar, pero necesito dinero que no sé dónde conseguir por mi falta de experiencia y porque hay gente que aunque no tenga títulos lleva toda la vida trabajando. Los jóvenes colombianos no deberíamos vernos en la obligación de estudiar en el exterior, sino en cambio deberíamos poder ayudar al desarrollo equitativo de Colombia. En el futuro espero estudiar antropología en una universidad en Italia, porque ya es hora de que estuviera estudiando en una universidad pública una licenciatura.

Fernando, 24 años

No estoy estudiando ni trabajando porque hasta hace unos meses terminé mi carrera universitaria. Estudié Historia y deseo seguir estudiando lo más pronto posible, aunque aún no me he decidido por un campo en específico. Actualmente estoy buscando empleo, pero no he conseguido porque me falta experiencia laboral. Por ahora me mantengo económicamente gracias a una herencia que me dejó mi papá. Para los jóvenes es difícil conseguir trabajo y el mayor obstáculo para estudiar es la falta de recursos para ingresar a una educación superior. El Estado debería garantizar que la educación sea gratuita para todos y promover la contratación de jóvenes recién graduados con o sin experiencia. En el futuro pienso conseguir trabajo, pero también deseo seguir estudiando, tal vez otra carrera que tenga más posibilidades laborales.

Luisa Fernanda, 24 años

A veces trabajo, pero no estudio por que casi no me queda tiempo y por que no he pasado en instituciones como el SENA. Hace cinco años empecé a estudiar y no terminé, pero quisiera estudiar algo que tenga que ver con mercadeo y ventas. Hoy en día hay mucha falta de oportunidades por la experiencia y el dinero, deberían existir más alternativas gratuitas y facilidades para pasar las instituciones educativas. Quiero comprar mi casa y estudiar algo profesional, me imaginaba estudiando y no con hijos, pero los planes fueron diferentes.

Paola Llinás https://ift.tt/eA8V8J

Los estadounidenses literalmente están tirando los bosques canadienses por el inodoro

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

Estados Unidos literalmente está "tirando los bosques canadienses por el inodoro", según un informe reciente que describió los efectos negativos de la industria del papel higiénico en los bosques boreales de Canadá.

El estadounidense promedio usa aproximadamente tres rollos de papel higiénico a la semana, y la nación en conjunto consume el 20 por ciento de todo el papel higiénico y los pañuelos desechables producidos en todo el mundo, la tasa más alta en la Tierra. Gran parte de este papel higiénico y pañuelos desechables proviene de los antiguos bosques canadienses, y eso puede tener implicaciones negativas para la biodiversidad, el cambio climático y las comunidades indígenas.

"La tala industrial reclama más de medio millón de hectáreas de bosque boreal cada año, esto para satisfacer en parte la demanda de productos higiénicos desechables de los Estados Unidos", según el informe, que fue escrito conjuntamente por el Consejo de Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés) y Stand.earth, dos organizaciones ambientales sin fines de lucro.

La preferencia estadounidense por la pulpa de madera blanda virgen, recolectada de coníferas como los abetos, se destaca en el documento como un problema particular del "proceso árbol-inodoro". La madera blanda domina el bosque boreal, que es un enorme bioma compuesto principalmente de árboles de hoja perenne que cubre gran parte de Canadá y el norte de Eurasia.

La madera blanda hace que el papel higiénico sea más resistente, pero esta ventaja viene con un costo ambiental mucho más alto en comparación con el papel reciclado, la pulpa de paja de trigo o el bambú.

"La creación de productos con 100 por ciento de fibra virgen genera tres veces más carbono que los productos fabricados con otros tipos de pulpa", afirma el informe, titulado "The Issue With Tissue" [El problema con el papel higiénico].

Para que los consumidores tengan los elementos necesarios para tomar decisiones informadas sobre su consumo de papel higiénico, el NRDC y Stand.earth crearon una tabla ambiental que califica a las diferentes marcas de papel higiénico. Las compañías que dependen en gran medida de la pulpa virgen —como Charmin, Kirkland Signature y Quilted Northern— recibieron una calificación reprobatoria (F). Las compañías que obtuvieron una buena calificación (A) incluyen Earth First, Green Forest y Trader Joe's.

Algunas empresas ya están tomando en cuenta la preferencia de los consumidores con consciencia ambiental, y han prometido mejorar sus posiciones en está tabla. Por ejemplo, para 2025, Kimberly-Clark pretende reducir a la mitad su contenido de pulpa virgen, según el National Post.

Además de sus efectos ambientales, el NRDC y Stand.earth argumentaron que la industria del papel higiénico podría afectar a las 600 comunidades indígenas dentro del bosque boreal de Canadá. Aunque muchas comunidades son participes de la industria maderera, otras han sido testigos de la deforestación de sus tierras ancestrales sin que estén involucrados a hayan dado su consentimiento.

"Es hora de reexaminar las normas actuales de producción y consumo de papel higiénico", concluyó el informe. “Afortunadamente, ya existen soluciones que promueven bosques saludables y un planeta saludable. Simplemente es necesario que las empresas y los consumidores las acojan".

Becky Ferreira https://ift.tt/eA8V8J

“Si me dejas o tienes otra relación, voy a difundir tus fotos desnuda”: Historia de ciberacoso

“Si me dejas o tienes otra relación, voy a difundir tus fotos desnuda”. Esas fueron las palabras que César le dijo a Liliana cuando ella decidió terminar su relación de nueve años. Sin dejarse intimidar prefirió ignorar la amenaza, pero semanas después publicaron a través de redes sociales dos fotografías poco explícitas que no tuvieron importancia en un inicio. Parecía que el problema sólo llegaría hasta ahí.

En los últimos cuatro años, fotos y videos íntimos de Liliana F., de 26 años, han sido difundidos en páginas de “packs” y sitios web de pornografía. Se han creado decenas de perfiles en internet fingiendo ser ella para acordar citas sexuales con hombres, incluidos familiares y amigos, difundiendo sus datos personales. A su número telefónico han llegado hasta 150 mensajes con imágenes de penes eyaculando sobre sus fotos.

Ella acusa como responsable a César A., su expareja.


Liliana es originaria del municipio Los Reyes La Paz, Estado de México. Tiene la piel morena y el pelo negro, que lleva atado en una trenza de lado. En su brazo derecho hay un tatuaje en forma de tres huellas de perro, es estilista canina y auxiliar veterinaria, y tiene un negocio donde también han llegado hombres a hostigarla por sus fotos exhibidas en internet, evidentemente sin su consentimiento.

“Perturbador. Lo podría definir como algo perturbador. Yo sé qué fotos me tomó cuando estábamos juntos. Este acoso cada vez es más grande. Me veo en una situación que limita mi vida porque me siento señalada, exhibida. Siento impotencia y repudio”, explica.

La historia de Liliana pertenece a las más de nueve millones de mexicanas que han vivido violencia digital, como informa el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2015 del INEGI. En éste se define el acoso cibernético como “intromisión de naturaleza repetitiva en la vida íntima de una persona, utilizando para ello medios electrónicos, fundamentalmente Internet y teléfonos celulares. Se presenta de forma encubierta porque las víctimas son atacadas… sin otro objetivo que infligir maltratos y denigraciones”.

Sin embargo, a pesar de la frecuencia de estos casos, en México el ciberacoso que viven mujeres como Liliana no puede solucionarse con una denuncia en el Ministerio Público (MP) y tampoco está tipificado como delito en el Código Penal Federal.

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César A., ex pareja de Liliana, ofreciendo sus fotos desnuda. Imagen cortesía de Liliana F.

“Los hombres que llegan a mi negocio y las fotos que ya no subimos”

La primera vez que Liliana supo sobre sus fotos desnuda fue cuando dos de sus amigas se encontraron en el metro. “¿Qué onda con ella? Está enviando unas fotos muy provocativas por Facebook”, le preguntó una a la otra. En ese momento ninguna sabía que se trataba de un perfil falso, como todos los demás que robaban la identidad de Liliana para enviar sus fotografías a amigos y conocidos.

“Me di cuenta de que todos lo sabían cuando a mi negocio llegó un hombre y me saludó en espera de que yo le dijera algo. Como no hubo respuesta, se fue. Tiempo después regresó para decirme que le mandaron fotos de un perfil haciéndose pasar por mí, donde supuestamente decía la dirección donde lo esperaba, el horario de mi trabajo, mi localidad y mi descripción física”, cuenta ella.

Las fotos que César A. ha subido a los perfiles también son “normales”, es decir, las del día a día que se comparten en redes sociales, como aquella donde Liliana y Axel, su actual novio, posan con un arcoíris de fondo y que tiempo después apareció en páginas sexuales con una descripción donde la pareja supuestamente solicitaba un trío.

“Siempre la he apoyado, pero dejamos de subir fotos”, responde brevemente Axel, sentado al lado de su novia. Liliana reconoce que siente vergüenza de acompañarlo a fiestas familiares porque a sus parientes también les han enviado contenido de ella.

“Es una ansiedad diaria”, cuenta Liliana. “Todos los días recibía fotos mías de otras personas a las que les habían llegado. Ya no vivo igual. Tengo un desequilibrio emocional donde a veces estoy bien y a veces estoy mal. Me desmoralicé mucho porque pensé que no hay ayuda. Pensé en tener que aprender a vivir con esto. Qué estúpida, ¿no? Por querer normalizarlo”.

Las mujeres, de entre 18 y 30 años, son las más vulnerables en los espacios digitales. El 40 por ciento de las agresiones ocurren por personas conocidas, según señala el informe “La violencia en línea contra las mujeres en México”, coordinado por la colectiva Luchadoras.

Además, se describen 13 tipos de ataques que pueden vivir las mujeres en el internet, algunos son: acoso, amenazas, difusión de información personal o íntima sin consentimiento, extorsión, robo de identidad y desprestigio.

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Algunos hombres que han recibido las fotos de Liliana, la ubican en la calle y le escriben. Imagen cortesía de Liliana F.

“Tú tuviste la culpa”, dice la autoridad

“Híjole, esto es una pena, de verdad me siento muy mal pero ya sabes que esto es tardado”, respondió la licenciada del Ministerio Público de Chimalhuacán cuando Liliana tuvo que mostrarle cómo su imagen circulaba en redes para que los servidores decidieran sacar el citatorio que debía recibir César A. por daños a la moral.

Pero el primero nunca le llegó, y cuando por fin pudo tramitarse el segundo citatorio, el acosar ya se había cambiado de domicilio. Nada procedió. Así que Liliana tuvo que solicitar apoyo de una prima para llevar su denuncia ante la entonces Procuraduría General de la República (PGR).

“Fue una desmoralización enorme. Al licenciado que me atendió tuve que enseñarle todas mis fotos, que se dio el lujo de revisar para sólo decirme que no se podía hacer nada porque no entraba en el Código Penal Federal. Sólo me exhibí más”, dice Liliana.

El pasado 14 de febrero, Liliana mandó un mensaje a la página de Facebook de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), campus Chimalhuacán: “Como institución autónoma y crítica les pido su apoyo por favor. Es un hombre peligroso, como alumno de la UAEM otras chicas puedes ser vulnerables a este tipo de violencia. Les pido por favor que me ayuden. En verdad estoy desesperada”.

Así fue como Liliana buscó la manera de localizar a César A., estudiante de la carrera de medicina. La UAEM accedió a concertar una cita para platicar sobre el caso de ciberacoso, sin embargo, la directora del plantel decidió ignorar las pruebas y argumentó que la universidad no respondía por las acciones de los alumnos y que la autonomía no les permitía brindar información o apoyo.

“¿De qué manera estamos defendidas? No hay nadie que nos ampare con respecto a esto. Nosotras tenemos vergüenza de hablar porque no queremos ser exhibidas sexualmente y vivir los prejuicios de 'qué van a decir de mí'. Son las instituciones públicas que no se toman el tiempo de escucharnos y lo peor, nada más nos humillan, te dicen ‘pues aquí se ve que tú tuviste la culpa, aquí se ve que tú te dejaste’”, explica Liliana con tono fatigado.

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“No hay ley que nos proteja, pero levantemos la voz”

El 16 de febrero, dos días después de publicar sobre su caso a través de redes sociales, Liliana recibió un mensaje de César A. en el que decía: “te invito a que no incites a mis compañeros a violentarme o desprestigiarme con la publicación que estás haciendo”.

“Te invito a que tú te presentes en el Ministerio Público y lo arreglemos, que se determine quién es el culpable”, respondió ella.

No se dijo más. Él la bloqueó de redes sociales y se eliminaron algunos perfiles falsos.

En el MP de los Reyes La Paz, ella ha intentado continuar el caso, pero su carpeta de investigación está en Toluca por falta de seguimiento. Volver a tenerla significa redactar un oficio que tardaría de dos a tres meses y levantar una nueva denuncia, la última vez que lo intentó, podría llevarle hasta más de 24 horas. Mientras, en Facebook continúan llegándole reportes que informan robo de identidad y sus fotos y videos permanecen en grupos donde hombres comparten este tipo de contenido sin consentimiento de las mujeres. Pero en México, aún no es delito.

A pesar del panorama, en algunas entidades del país se han comenzado a visibilizar legislaciones estatales que castiguen este tipo de ciberacoso. En diciembre del año pasado, en Puebla, con 37 votos a favor, se aprobó una reforma al Código Penal para tipificar los delitos de ciberacoso y la violación a la privacidad sexual. Y en Yucatán, a mediados de 2018, se estableció la ley contra la “pornovenganza”, una iniciativa promovida por Ana Baquedano, víctima de dicho delito.

“Sé que no hay una ley que nos proteja a mí y todas esas mujeres. Que no hay ningún apoyo y que las instituciones autónomas también son culpables de algún modo en la violencia a la mujer. La indiferencia de esa autonomía hace que esto sea más grande, pero quiero que las mujeres levantemos la voz y nos apoyemos porque solo así podemos castigar a los culpables. Solo así”, afirma Liliana.

También cuenta que busca adentrarse en el activismo para que otras mujeres no sientan la desesperación de ser perseguidas y extorsionadas por haber compartido sus fotos en algún momento. Quiere que todas sepan cómo actuar y qué hacer cuando hombres como César A. intenten manipularlas o difundan su contenido. Busca que todas juntas logren una ley en el Estado de México que las proteja.

Liliana termina de hablar sobre sus planes futuros y parece entusiasmada. Tras cuatro años, páginas pornográficas, acoso en la calle, perfiles fingiendo ser ella y fotos de penes llegando diariamente por mensaje, ella asegura: “Quiero levantar la voz y no dejaré de hacerlo”.

@NoSoyPatty

Patricia Ramírez https://ift.tt/2U7XoRw

Descubrí que mi novio es pedófilo

Lucía y Efrén se conocieron en la universidad. Amigos en común los presentaron y meses después se habían hecho novios. Él era cinco años mayor que ella y vivía con su tía. Ella comenzaba a rentar un departamento que compartiría con Efrén dentro de poco.

Durante los cuatro años de relación que llevaban, Lucía nunca vio nada que le hiciera sospechar de la oscura pasión de su novio. Diversos especialistas explican que no es fácil detectar a un pedófilo, ya que no hay un perfil exacto que los defina. Pueden ser de cualquier edad y estrato social, con físicos tan diversos como ocupaciones o contextos familiares.

Lo único peculiar que Lucía recuerda es que a su entonces pareja le apasionaba la deep web y de vez en cuando veía películas gore, terror con violencia extrema, que ella no soportaba. Llevaban una relación con altas y bajas, pero habían creado una zona de confort hasta el punto en que el sexo entre ellos dejó de existir. Lucía incluso tuvo otra pareja sexual por casi un año, por la que Efrén nunca puso oposición.

Con el correr de la relación, la pareja también se convirtió en sociedad laboral. A Lucía le encargaron un proyecto en el despacho donde trabajaba, mientras que a Efrén le había pedido remodelar una casa. De esta manera, pasaban cada vez más tiempo juntos.

Un día, Efrén salió del departamento para pagarle a los obreros que les ayudaban con casa. Ella se quedó para hacer papeleo administrativo y como su máquina no servía se le hizo fácil buscar unas facturas en la de Efrén. Entonces fue a la carpeta de descargas, donde vio algo extraño a lo que dio click. En el poco tiempo que estuvo en la computadora, alcanzó a ver que su novio tenía una carpeta con más carpetas dentro, todas numeradas, llenas de videos similares: había niños con niños, adultos ultrajando a menores, bebés de meses... Lucía afirma que nunca podrá olvidar la cara de los pequeños.

Cuando Efrén regresó al departamento, y al ver la cara llena de lágrimas de Lucía, le preguntó qué había visto. Sin embargo, a pesar de que Lucía lo confrontó, él no confesó nada. Afirmaba que el material se había descargado solo, junto con unas series. Finalmente, después de horas de discutir, Efrén confesó que no sabía que lo que había hecho estaba mal.


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Olivia Guerrero, educadora sexual de la Asociación Mexicana de Salud Sexual (AMSSAC), explica que “un pedófilo es alguien que tiene una sociopatía, que solo buscar satisfacer sus necesidades y no piensa en el dolor que puede causar a terceros, que ve como objetos”. Los pedófilos tienen claro qué está permitido y qué no, y saben que ese tipo de conductas involucran una sanción, aunque justamente eso es parte de lo que les excita, añade la especialista.

En México el problema de la pedofilia es severo. El país ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil y es el tercero en delitos cibernéticos relacionados con la pornografía de menores, según registros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

Guerrero dice que es importante diferenciar entre pedófilos adultos y jóvenes, pues estos últimos no son siempre sociópatas. Entre los casos que han pasado por AMSSAC, los especialistas han logrado identificar que los menores infractores generalmente son influenciados por la gran cantidad de mensajes sexuales a los que son sometidos diariamente. A eso se suma la gran falta de educación sexual en los hogares mexicanos.

Lucía cuenta con cierta pena en la mirada que, tras el suceso, su relación con Efrén continuó por un año. Los primeros días, ella no podía salir a la calle. Pasaba el día entre dormida y llorando y dejó de ir a la escuela. La culpa no la dejaba.

Inicialmente, a ella le dolió saber que no lo conocía. Después ese sentimiento se convirtió en culpa y luego en responsabilidad: “Debía ayudarlo”, explica la joven de ahora 32 años.

Sin embargo, un día, meses después, Efrén le anunció a sus padres que pronto vivirían juntos. Esto fue como una alarma para Lucía, quien pensó que no quería compartir su vida con alguien así. En ese momento, recuerda, lamentó no haber actuado antes y haber gastado un año entero de su vida tratando de que él resolviera un problema por el que no se preocupaba. Entonces terminaron.

Un año después de cortar, Lucía hizo una denuncia cibernética de manera anónima, para ver si las autoridades podían hacer algo, pero no le dio continuidad, pues no tenía pruebas. Tras el suceso, le dijeron que era necesario formalizar la demanda en el Ministerio Público, pero ella tenía miedo que él se pusiera en alerta, así que empolvó el asunto.

“Las cifras oficiales son unas y las negras otras. Lamentablemente, la corrupción y la impunidad que opera en nuestro país hacen que este delito se desarrolle mucho”, explica sobre la pedofilia el experto en derecho penal Israel Trujillo. Asimismo, el abogado añade que la policía cibernética ha significado un gran avance en la denuncia del hecho, especialmente de manera anónima, aunque las redes de pornografía infantil se mueven en la oscuridad, y sus entramados les han permitido quedar impunes en muchas ocasiones, señala.

Tras la separación con Efrén, Lucía se encontró con él dos veces más en fiestas. En una este le dijo que ya iba a terapia y que entendió que lo que había hecho estaba mal. También le dijo que con la psicóloga se acordó que años atrás a él le había pasado algo, pero ella cortó la plática diciendo que no había excusas para su comportamiento…

Aún hoy en día, los expertos no han encontrado una respuesta clara para explicar la pedofilia. Sin embargo, muchos concuerdan en que que las experiencias nocivas pasadas en el terreno sexual podrían conducir a una persona por los oscuros caminos de pedofilia. Lo que es seguro, es que muchos pedófilos han encontrado en foros y chats, una manera de acceder y compartir información sin ser detectados por las autoridades.

Nico Barya https://ift.tt/eA8V8J

Hay microplásticos hasta en los animales de las aguas más profundas del océano

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

Los organismos marinos que habitan en las zonas más profundas del océano ya también están contaminados por plásticos, según un estudio publicado este miércoles.

Un grupo de investigadores presentó "el registro de ingestión de microplásticos en las zonas oceánicas más profundas, el cual indica que es muy probable que no quede ni un ecosistema marino que no esté afectado por la contaminación plástica", según el documento publicado en Royal Society Open Science.

Dirigido por Alan Jamieson, ecologista marino de la Universidad de Newcastle, el equipo examinó las entrañas de pequeños organismos llamados anfípodos lysianassid, conocidos coloquialmente como "pulgas marinas", recolectados en seis hábitats del océano profundo.

Aunque la locación de las fosas oceánicas donde se hizo la recolección fue tan variada que va desde Japón hasta aguas chilenas, todas se encontraban dentro de la "zona hadal", lo que significa que estaban a al menos 6,000 metros de profundidad. En el estudio incluso hubo anfípodos recolectados en el abismo Challenger Deep en la fosa de las islas Marianas, que es el punto más profundo conocido hasta ahora en el lecho marino, a 10,890 metros por debajo de la superficie del océano.

A pesar de provenir de estos hábitats remotos, el equipo de Jamieson encontró fibras plásticas y sintéticas como nylon, polietileno y alcohol polivinílico en las entrañas de la mayoría de los anfípodos que examinaron. "De los 90 anfípodos examinados, 65 individuos (el 72 por ciento aproximadamente) contenían al menos una microfibra o fragmento", concluyó el equipo.

Los investigadores llamaron a los hábitats hadales "el vertedero final" de cualquier contaminante que se derive de los niveles más superficiales del océano. Debido a que los organismos que viven en regiones desprovistas y aisladas suelen evolucionar para capitalizar las partículas de alimento y carroña, pueden ser más propensos a ingerir rápidamente los plásticos que llegan al fondo marino.

Los anfípodos de cada ubicación enfrentan diferentes probabilidades de ingestión de plástico. Por ejemplo, todos los organismos de la fosa de las Marianas tenían microplásticos en sus entrañas, mientras que solo la mitad de los anfípodos encontrados en la fosa de las Nuevas Hébridas estaban contaminados. El equipo aún no está seguro de qué causa este rango de variación entre varias de las ubicaciones, pero las tasas de consumo más altas parecen estar relacionadas con los hábitats más profundos.

Sin embargo, lo que queda claro es que la contaminación plástica de las profundidades del océano no es solo un problema para los organismos que viven ahí. Los anfípodos son el alimento de muchos peces, crustáceos e incluso aves en la superficie oceánica, y algunos de sus depredadores son consumidos por nosotros, los humanos. Los microplásticos consumidos por las especies que son pequeñas presas pueden tener implicaciones graves para toda la red alimentaria marina.

"Una vez que los microplásticos entran en la cadena alimenticia de la fauna hadal, existe una enorme posibilidad de que queden atrapados en un ciclo perpetuo de transferencia trófica", advirtió el equipo.

Si bien los informes de animales muertos que llegan a las costas con sus estómagos llenos de plástico se han vuelto tristemente comunes, el nuevo estudio revela que los cadáveres varados son solo la punta del iceberg cuando se trata de la contaminación por plástico en nuestros océanos.

Becky Ferreira https://ift.tt/eA8V8J

No existe el trabajo de ensueño: la angustia financiera de ser millennial

Artículo publicado originalmente en el número Poder y Privilegio de la Revista VICE México.

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Cerca de un año después de graduarme de una universidad privada de Artes Liberales, entablé una conversación con mi dentista mientras me quitaba la mugre de los dientes. Con una deuda de miles de dólares, pero una licenciatura en Inglés, aún era lo suficientemente joven como para que el seguro de mi madre cubriera la consulta. El único costo serían las herramientas de este rico hombre blanco y las preguntas que me hizo sobre a qué escuela asistía, qué estudiaba y qué estaba haciendo ahora.

“Soy mesera”, dije, con la mirada fija en la luz del techo, “en un restaurante de sushi cercano”.

Mi dentista se apartó de la brillante y desinfectada bandeja de instrumentos. “¿Eso es lo que estás haciendo con esa carrera tan cara?” Se rio, metiendo sus manos dentro de mi boca. “¡Apuesto a que tus padres están muy orgullosos!”

Esa burla reciclada de la generación anterior sobre cómo me mantenía a mí misma me era familiar, aunque nunca la había escuchado de manera tan directa. De hecho, fue un sentimiento que había internalizado años antes. Con cada nuevo trabajo recuerdo que debería estar avergonzada de hacer eso con mi costosa carrera, ya sea atendiendo mesas, paseando perros, trabajando en una oficina, como asistente personal o escribiendo por mi cuenta. Cada vez que un exprofesor o un antiguo compañero de clase con padres adinerados entraba y me veía agachada debajo de una mesa, recogiendo arroz pegajoso de la alfombra, la voz rugía en mi cabeza. Resulta que la voz, como mi dentista, es una imbécil. Y está equivocada.

La lucha por hallar sustento y la angustia que la acompaña no son nada nuevo. Pero hay algo particularmente exasperante sobre la ansiedad financiera que deben enfrentar los millennials hoy en día. Es una preocupación generalizada que estuvo presente en la encuesta VICE para jóvenes, en la que el 43 por ciento de los encuestados siente que el futuro alberga menos estabilidad laboral, mientras que el 48 por ciento piensa que la clasificación social actual seguirá siendo la misma, y el 66 por ciento piensa que tendremos más problemas económicos, incluyendo crisis financieras.

La habilidad de sostenerse mediante cualquier trabajo solía ser suficiente motivo de orgullo, pero en las décadas de 1950 y 1960, las narrativas nacionalistas de salir adelante por cuenta propia empezaron a resonar con el consumismo moderno. En las próximas décadas, la adquisición y acumulación de bienes —electrodomésticos, automóviles, ropa y un hogar— se convirtieron en la señal de una vida bien aprovechada. En los años 80, la codicia llamativa se convirtió en una religión de la cultura pop, y la época engendró tales artefactos de adoración de la riqueza como el programa de televisión Estilo de vida de los ricos y famosos. Los trabajos bien remunerados que permitían una vida de lujo se convirtieron en la meta, mientras que la deificación de celebridades como Donald Trump, el entonces vástago de una fortuna de bienes raíces de la ciudad de Nueva York, se salió de control.

Este fue el credo en el que me criaron: trabaja duro, ve a la escuela y tú también puedes hacer lo que amas y tener un sustento razonable. Luego, en 2008, mi primer año de la universidad, la economía colapsó.

“Nunca, desde la década de 1920, un periodo al que estos Años de Teflón de la década de 1980 se asemejan cada vez más, la nación había presenciado tantas celebraciones de avaricia y egoísmo”, escribió el periodista Haynes Johnson para el Washington Post en 1987. “Ahora, como entonces, se alienta al país a seguir el ejemplo de los operadores de grandes negocios, los maquinadores de estrategias de enriquecimiento rápido, los negociantes de información privilegiada, los manipuladores del mercado, los empresarios liberales en la vida política y corporativa. Al enriquecimiento privado se le ha dado un mayor valor que al servicio público. ‘Triunfar’ ha sido el eslogan de la época”.

En la década de 1980, los niños de familias de clase media y alta descubrieron que su riqueza era merecida, mientras que sus vidas funcionaban como anzuelos que tentaban al resto de nuestras familias a través de trabajos ingratos con salarios estancados y escasos beneficios. Así comenzó la nueva era del evangelio de la prosperidad que predicaba la importancia de solo hacer el trabajo que te apasiona. Años de inspiradoras películas biográficas nos enseñaron que el trabajo soñado es el único que realmente importa, independientemente de si paga las cuentas. “Los insto a que trabajen en empleos que aman”, dijo Warren Buffett a los estudiantes de negocios de la Universidad de Florida en 1998. “Creo que están locos si siguen aceptando trabajos que no le gustan porque creen que se verán bien en su currículum”. Buffett dijo esto cuando era la cuarta persona más rica del mundo, con un valor de más de 33 mil millones de dólares. Actualmente, Buffett vale alrededor de 90 mil millones de dólares.

Este fue el credo en el que me criaron: trabaja duro, ve a la escuela y tú también puedes hacer lo que amas y tener un sustento razonable. Luego, en 2008, mi primer año de la universidad, la economía colapsó. La Gran Recesión sirvió para igualar un poco a mi generación: algunos de los chicos que envidiaba por sus viajes anuales al campamento de verano ahora son adultos que trabajan a mi lado para recibir propinas por hora, terminar un turno laboral y asistir al siguiente. Pero luego de diez años y contando, la mentira nacional expuesta en la crisis financiera es igual de cruda. Hoy en día, los padres y abuelos de los millennials, quienes fueron educados con ideales de autodeterminación y ascendencia de clase, siguen jactándose del “orgullo de un buen día de trabajo honesto” que fue el resultado de la miseria colectiva de la Gran Depresión. Y no solo eso, también están juzgando a las generaciones más jóvenes por sus elecciones, como si todos viviéramos en ese mismo mundo.

Hoy parte de ser “joven” significa enfrentarnos a la falsedad de que existe una recompensa para las personas que trabajan duro, siguen las reglas o arriesgan todo para “seguir sus sueños”. Y ahora, no solo nos ridiculizan por no acumular riqueza, también nos molestan por elegir trabajos que no se consideran “importantes” o “gratificantes”. Al ganar 8.80 dólares por hora en el restaurante de sushi, lo estaba haciendo con un título profesional elegante que en la mente de mi dentista debía haber sido la clave para una vida laboral satisfactoria.

Ahora, no solo nos ridiculizan por no acumular riqueza, también nos molestan por elegir trabajos que no se consideran “importantes” o “gratificantes”.

Todo esto suena grave hasta que uno ve las muchas maneras en que los millennials están transformando esa desilusión del Sueño Americano. En todo el país, estamos formando sindicatos, postulándonos a cargos públicos en plataformas de justicia económica y promoviendo una cultura que honre la dignidad de la clase trabajadora. Nuestros desafíos inmediatos siguen siendo: la deuda de las tarjetas de crédito y los préstamos estudiantiles, el aumento de los costos de vivienda, y el acceso prohibitivo a la atención médica. Pero quizás la próxima generación tenga una mejor oportunidad de hacer justicia económica sin las fantasías individualistas que se consideraban dogmas en el pasado. Después de todo, fue en mi trabajo de mesera que aprendí a sentir orgullo por el hecho de que puedo trabajar para pagar cualquiera de mis facturas, punto. Es una rutina continua plagada de injusticias, pero, como mis padres y mis abuelos y nuestros antepasados, lo sobrellevamos.

Podría haberle explicado eso —la injusticia económica, el clasismo, la capacidad de resistencia— a mi dentista, si tuviera tiempo o energía. Además, sus manos estaban en mi boca. Después tomé el autobús para ir al trabajo y pensé en cómo mi empleo no dicta la cantidad de respeto que merezco. Mi consejo: no dejes que nadie te diga lo contrario.

En la sección que sigue, presentamos un conjunto diverso de perspectivas sobre el mercado laboral, los desafíos a los que se enfrentan los trabajadores en la actualidad y lo que se puede hacer para solucionar los problemas en nuestro sistema económico. Analizamos a profundidad los trabajos que están haciendo los millennials (y más importante, los que no están haciendo); los desafíos de encontrar inversionistas siendo una mujer con una startup; cómo Silicon Valley podría marcar el comienzo del fin del capitalismo; por qué la vivienda debe considerarse un derecho humano, y cómo los millennials de Ucrania enfrentan perspectivas financieras inciertas en una encrucijada forjada por el trabajo de una guerra en curso. También tenemos una visión personal de las personas que luchan por vivir con el salario mínimo, construir una carrera sin conexiones y enfrentarse al acoso laboral, y cómo las mujeres blancas pueden interponerse en el camino de las mujeres de color mediante el uso de estándares de clase, raza y belleza.

En un mundo donde pensar más allá del siguiente cheque puede ser angustiante, estas piezas intentan abrir camino hacia un nuevo tipo de economía.

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