Artículo publicado por VICE Argentina
El boxeo en Argentina es, junto al fútbol, el deporte que está más anclado a la cultura nacional. En sus años dorados, miles de personas viajaban al estadio Luna Park (el Madison Square Garden sudamericano) de la Ciudad de Buenos Aires para presenciar las peleas. No sólo porque los boxeadores eran extraordinarios atletas, sino porque sus historias de vida eran inspiradoras e identificaban a la gran masa que se emocionaba con sus puños. La figura del boxeador, entonces, representaba una suerte de ideal en la consciencia peronista de la época, un ejemplo de cómo la disciplina y el trabajo son pilares en la formación del pensamiento nacional y popular.
Nombres como José María Gatica, Carlos Monzón, Alfredo Prada, Luis Ángel Firpo, Ringo Bonavena y Nicolino Locche seguramente serán familiares para el fanático que se prende a las grandes peleas. La razón está, en que los mencionados, son ídolos que trascienden el arte de los puños y cuyas epopeyas todavía son relatadas de boca en boca por aquellos que tuvieron la fortuna de verlos competir.
Pero la actualidad pugilística en la región rioplatense es muy diferente. “Los fundamentalistas del boxeo”, esa secta de adultos canosos que añora las viejas épocas, crece día a día debido a la poca popularidad que tiene el deporte hoy. Ya no hay peleadores que muevan importantes cantidades de aficionados o contiendas que paralicen Argentina (salvo marcadas excepciones), lo que abre varias interrogantes: ¿Por qué el boxeo ya no es popular? ¿Dónde están nuestros Canelos, Golovkines, Pacquiaos, Lomachenkos y Joshuas? ¿La política tiene algún papel? ¿O los tiempos cambiaron y la gente se decanta por deportes más frenéticos como las artes marciales mixtas? Desde VICE buscaremos responderlas con los que lo vivieron y lo saben.
La política y el boxeo en los viejos tiempos
Horacio es un militante de la primera resistencia peronista, llamada así porque actuaba durante la proscripción del justicialismo (movimiento político liderado por Juan Domingo Perón) en las décadas de los 50 y 60. Reside en la masiva Ciudad de Buenos Aires, donde vivió la época de Gatica, Prada y Pascual Pérez, entre otros pugilistas de renombre.
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El apogeo del boxeo durante ese entonces, para él, se debió a que coincidió con la democratización del deporte en los estratos sociales más bajos. “Fue una eclosión de lo popular. La gente que antes miraba y no decía nada, pero podía participar”, cuenta Horacio con mucha nostalgia para VICE.
Uno de sus preferidos era Gatica, histórico referente de la militancia peronista, principalmente porque representaba al oriundo del interior que peleaba por una mejor vida en la capital (en esa época eran muchísimos).
“A Perón le gustaba el carácter de Gatica. Una vez fue a verlo el gobernador de Buenos Aires y cuando le iba a estrechar la mano Gatica lo miró y le dijo ‘¿quién es usted? ¿Tiene tarjeta para hablar conmigo?’”, narra Horacio con orgullo.
El viejo militante pasa a hablar de su favoritismo por boxeadores de la época como José “Cucusa” Bruno o el legendario Joe Louis. También cuenta cómo disfrutaba de las veladas en el Luna Park viendo a Pascual Pérez, a quien describe como “un fenómeno”. Después de una pausa, retoma el hilo con una interesante anécdota entre Perón y Prada. La cuenta con jocosidad, pero detrás esconde las consecuencias que trae la concentración de poder:
“Perón estaba al tanto de un diario soviético que se llamaba Pravda, y cuando se cansó de leerlo dijo ‘Pravda no va más’. Alguno entendió mal y transmitió ‘Prada no va más’, que le causó problemas al pobre Alfredo, todo porque había muchos botones que querían impresionar al general”, explica Horacio.
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Hasta ese momento el deporte estaba reservado para ciertas élites. No era de extrañar que varios atletas como el mismo Gatica, Prada o Pérez, que le dedicaba todas sus victorias a Perón, militaran por su causa con devoción. Sin embargo, la cosa ahora es... algo distinta.
El boxeo en los tiempos millennial
La ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner recibió a Maravilla Martínez y al Chino Maidana luego de sus peleas ante Julio César Chávez Jr. y Floyd Mayweather Jr. respectivamente. Pero, para Carlos Irusta, editor en jefe de la revista Ring Side y columnista de ESPN, se trató de una formalidad que es “incomparable” a la participación de Perón en el boxeo.
Por otro lado, Irusta sostiene que el ex presidente no utilizó al pugilismo como herramienta política, sino que todo lo que hizo fue nacido de su afición por el arte de los puños. Y destaca que fue el único mandatario que se acercó a ver el boxeo. Lo cual, a 45 años de su muerte, es de notar.
“Perón no iba a ver únicamente a Gatica. Siempre le gustó el boxeo. Cuando estuvo en el exilio en España estaba rodeado de boxeadores. No creo que le sumara un punto más ser amigo de Gatica”, afirma el especialista.
Es un día de 40 grados, Irusta accedió amablemente a ser entrevistado por teléfono. Recién volvía de cubrir una velada púgil en Montevideo. Pero ni el húmedo calor, ni el cansancio, fueron obstáculo para que el periodista se tomara la molestia de recrear el boxeo en Argentina a alguien 50 años más joven.
“El mundo cambió, en los 50´s cuando estaba Perón no había televisión, solamente se escuchaba la radio y el presidente si quería podía ir a un partido de fútbol. Hoy eso es imposible. Además, el boxeo hoy no convoca nada y en esa época se llenaba el Luna Park”, cuenta Irusta.
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“Vos imagínate que si querías ver a Tévez, por ejemplo, tenías que ir un domingo a la cancha, sacar una entrada y mirarlo. Era la única manera y no había otra”, insiste el columnista.
Luego del peronismo hubo un golpe militar, y a partir de ese entonces, incluso en democracia, ningún gobernante se acercó al boxeo (pero sí hay púgiles que están en la política como Locomotora Castro y la Tigresa Acuña). Eso, sumado al surgimiento de las MMA, la poca atención que tiene en los diarios y que las peleas se hagan nada más para la televisión hizo que el boxeo entrara en capa caída, explica Irusta.
“Si a vos te gusta el boxeo vas a saber que pelearon Deontay Wilder y Tyson Fury, pero al día siguiente no vas a ver en el diario ni una nota al respecto”, afirma el especialista.
La diferencia económica entre Argentina y otros países boxísticos también es remarcada. “Lomachenko vive en Norteamérica, Joshua no, pero está en una economía distinta, ¿acá podríamos pagarle 5 millones de dólares? Me parece que no”, señala.
No hay que olvidarse de las pibas
Entonces, podemos decir que el boxeo en la actualidad no tiene tanta repercusión porque los cambios surgidos a lo largo de las últimas décadas convirtieron al deporte en un fenómeno reducido, sólo seguido por los que siempre fueron aficionados. Bueno, quizás podríamos llevarnos una sorpresa.
En el interior de Argentina todavía se apuesta por el boxeo y por el femenil también. Por ejemplo, las hermanas Dayana y Leona Sánchez junto Yazmín Marzo (fallecida en diciembre), representaron a Argentina en el Mundial de Boxeo Amateur en Nueva Delhi, India. Las tres pertenecían al programa “formando el deporte” del gobierno de Córdoba, el cual tiene como objetivo que atletas de alto rendimiento terminen sus estudios, además de que entrenaban en gimnasios bancados por la Agencia de Deportes Cordobesa.
Por otra parte, la exponente Yésica Bopp recibe apoyo de la municipalidad de Avellaneda, Buenos Aires, (donde tiene su gimnasio) y también de la de Concordia, en Entre Ríos.
En 2016 la Legislatura de CABA homenajeó al boxeo femenil por haber cumplido 15 años de profesionalismo. Un año más tarde, la Federación Internacional de Boxeo homenajeó a Leonela Yúdica, Marcela Acuña y Carolina Duer por haber sido la boxeadora del año, dar la pelea del año y ascender al título de campeona absoluta de peso gallo respectivamente.
Los pibes también tienen con qué guantear. En los juegos olímpicos de la juventud Brian Arregui, Victoria Saputo y Mirco Cuello lograron conquistar la de oro y bronce respectivamente. Al final, todos los caminos conducen al uppercut y al jab.
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