Artículo publicado por VICE Argentina
Los pasacalles tienen épocas con más o menos presencia. Cumpleaños de 15, campañas políticas, día de los enamorados, confesiones expresadas y pintadas sobre una tela que sobrevive a metros de altura. Pasar la calle es su gracia. Su fin es que no pase desapercibido y que el receptor del mensaje lo vea como sea.
Los primeros pasacalles fueron con bolsas de arpillera y se usaron para promocionar locales de barrio. Al poco tiempo comenzaron a usarse para difundir campañas políticas, expresar reclamos en protestas estudiantiles y confesar su amor para algunos románticos. Actualmente se hacen con rafia, una tela plástica, más económica que la arpillera.
La ciudad de Buenos Aires tiene más de 20 mil manzanas. Entre esquina y esquina salimos a buscar los mejores pasacalles que se colocaron esta última semana con motivo de celebrar el día de los enamorados. Con el correr de los días comenzó a circular un rumor absurdo, que muchos de ellos pertenecían a una campaña de Spotify, pero no es cierto. Leo, el dueño de la empresa que los colocó, le contó a VICE que si bien muchos fueron encargados por una misma empresa, que no es Spotify, otros son realmente particulares.
“Detrás de cada pasacalles hay una historia” cuenta Leo. Propuestas de casamiento, arrepentimientos, provocaciones ocurrentes, frases que decoran algunas esquinas de la ciudad pretenden perdurar por dias a la vista de todos los vecinos.
Un pasacalles en la ciudad de Buenos Aires puede costar entre 1500 y 2000 pesos. Suelen medir un metro de alto por cinco de ancho. La frase, el diseño y los colores lo elige la persona que hace el encargo, pero Leo también le contó a VICE que suele asesorar en el diseño. Aclara que para estas fechas se colocan si o si por la noche “para que la sorpresa no se arruine”.
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