Este contenido fue co-creado con LOL: Last One Laughing, de Amazon Prime Video.
Ganarse la vida haciendo reír a la gente no es fácil. No sólo se necesita ingenio para escribir chistes y preparación del timing perfecto para contarlos. Mucho también tiene que ver con cómo es público al que buscas entretener y dónde es el show. Hacer comedia requiere valentía para exponerse al fracaso en medio del spotlight, aguantar gritos, chiflidos y que la gente te ignore, mientras intentas recuperarlos con tus mejores éxitos. Por eso, hablamos con cinco comediantes mexicanos sobre sus peores shows. Desde mentadas de madre simultáneas de 3 mil personas, hasta hacer el oso frente a Diego Luna, estas son sus mejores historias.
Manu NNa
Justo ahorita en un video hice un chiste muy político en Monterrey acerca de la esta ley [de objeción de conciencia] en la que el doctor puede negarle el servicio a un gay, a un inmigrante, a un indigente, a un indígena. Entonces dije, “Oigan, ustedes primero dicen que la homosexualidad es una enfermedad y ahora no nos quieren curar”. Y es un gran chiste, la verdad, y no se rieron. Entonces, dije, “Ese chiste un día va a caer, como el heteropatriarcado, un día va a caer”.
En Monterrey hablar del aborto es fuerte, porque dicen, “¿Por qué hay un gay aquí hablando de aborto?”. Pero ni siquiera estoy diciendo que está bien o está mal. Les digo, “No sé si aquí es legal o no el aborto, pero me da igual, porque ya sé que ustedes se van a abortar a McAllen”. Y les da mucha risa, pero es una risa nerviosa.
Coco Celis
Estaba en Colombia y ya había hecho migas con algunos comediantes de por allá. Ellos tenían un open y yo tenía un show ese mismo día. Entonces mis amigos me dijeron, “¡Vente al open y luego te vas a tu show!”. Y yo le dije, así como desde el ego y un poco por relajo, “Ay no, yo no tengo necesidad”, les dije, “no tengo necesidad de valer v**** aquí, güey, voy a tener un show al rato grande con 600 personas”. Entonces me fui directo a mi show y fracasé fatal. De las 600 personas que había, me empezaron a chiflar 300, 300 personas chiflándome y diciéndome, “¡Ya bájate!”. Y en Colombia, aparte, tienen esta onda que cuando quieren que te bajes empiezan a aplaudir, entonces me empezaron a aplaudir 300 personas, pero para que me bajara. Yo todavía aferrado dije, “No, ahorita los recupero” y dije los que según yo eran mis chistes más pegadores. Y nada. Entonces les dije, “Bueno, este es el aplauso más grande que he recibido hasta hoy, muchas gracias”. Y me bajé. Luego mis amigos llegaron al show del open y se subieron al show que yo tenía, porque había tiempo que rellenar, y todos así: pum pum pum, puro exitazo. Y todos, “¡Güey, qué gran noche! El público está súper chido”. Y yo sólo les dije, “Chinga tu madre, güey”.
Alexis de Anda
Cuando apenas empezaba, me ponía muy peda en los shows. Por un lado, tenía ahí mi problemita, y por el otro, decía, “Si sale mal, pues es que estaba peda; si sale bien, es que soy una chingona”. Entre eso, los nervios, la presión y todo, me ponía a chupar antes de los shows. Entonces iba a dar un show con un amigo mío argentino que ni siquiera es comediante, pero pues estaba intentando hacer sus pininos y él iba a abrir mi show en el Tonalá, y me dijo, “Che, invité a unos amigos al show”, y yo, “¿A quién invitaste?”, “A Chema Yazpik, Osvaldo Benavides y Diego Luna”. Y yo, “Gulp”, o sea, me entró así el estrés así de, “¿Qué? ¿La tríada de dioses del cine mexicano van a venir a verme?”. Y yo, “qué chingados”, ¿no? Entonces me tomé como tres mezcales, mezclado con la adrenalina de los nervios... me subo y estaba ahogada, de que barriendo palabras. Me subí con un whisky, lo está tirando en el escenario, de que, splash. La rutina mal, todo mal, todo mal. La gente se empezó a salir del show. Salí todavía a encararme con el pinche Diego Luna, que me dijo, “Ay, Alexis, pues bueno, hay que seguirlo haciendo, a seguir intentando”. Y en eso se da la vuelta y le dice a Manu NNa, “Increíble, espectacular”, lo mega felicitó.
Grecia Castillo
Fue en un festival en la Ciudad de México, el Festival Marvin. Yo había firmado que iba a hacer 20 minutos. Yo soy de Sonora, entonces llegué al festival Marvin a contar chistes de Sonora y la gente no tenía fresco el referente de la caca de vaca seca y que es flamable. Entonces no entendían nada mis chistes. Estaba lleno el bar y nadie se reía y la gente entraba, caminaba y salía. Me estaba viendo en el escenario, así de, pobrecita, pero yo firmé que iba a hacer 20 minutos y yo hablando sola. Me bajé, y yo en el baño me dije, “No llores, ya terminaste, ya quedaste como una estúpida, no quedes como una llorona”. Después de eso yo ya no subo al escenario sin adaptar mis chistes al lugar, ese fracaso me moldeó. Ese fracaso me hizo. Pudo haber sido menos culero, pero por algo Dios lo quiso. No, no, no, no, no, no, me acuerdo y me quiero tapar la cara.
Gloria Rodríguez
Fue justo hace un año. Tengo 11 años haciendo comedia, entonces uno asume que ya tiene controladas ciertas circunstancias. Me contrataron para dar un show de Estafeta en Rodeo Santa Fe. Eran 3 mil personas, era la primera vez que manejábamos ese tipo de público, pero fue como esta crónica de un fracaso anunciado. El día del show, cuando entramos, nos dicen, “Se va a retrasar un poco el inicio” y, “Oye, no tenemos pantallas porque se descompuso el circuito cerrado”. Habían puesto de escenario una pista de baile como de 6 metros y y la primera persona me quedaba como a 10 metros de distancia. Abajo del escenario justo habían puesto el buffet. Rarísimo. Aparte era Estafeta, pero era la fiesta de Navidad de todos sus choferes. Entonces era como un nivel social mucho más argüendero, eran unos argüenderos, gritaban. El show estaba programado a las 7, pero el director general que iba a dar unas palabras antes venía atrasado. Entonces, los ponen a cenar y aparte les dicen que el buffet está abierto toda la noche. No sabía qué era peor, si el antojo de taco o la gente comiendo. Y por supuesto, acabé trabajando a las 11 de la noche más o menos, cuando la gente ya estaba súper peda.
No llegó la conductora, no llegó nadie. O sea, se subió el director y todos los empleados le empezaron a chiflar. Estaba tan grande lugar, que los de atrás no se veían. O sea, gritaban cosas como, “Ya bájate, pinche güero”. Y me dice la que me contrató, “Ay, es que es público chiflador, creo que no te habíamos dicho”. Pero ya me habían pagado todo, y cuando ya te pagaron, pues sí sientes la responsabilidad. Se subió un comediante antes de mí, Miguel León, y a él no lo dejaron hablar porque estaban chifle y chifle. Y dijo, “¿Quieren chiflar? ¿Sí? Bueno, tienen un minuto para mentarme la madre”. No sabes qué bonito se escuchan 3 mil personas mentando la madre al mismo tiempo, de que es hasta poético. Después de un minuto de chifladera no lo escucharon, le siguieron chiflando. Y él se baja y me hace con la cara como, “Ya no te subas”. Pero la que nos contrató me empujó literal de la espalda al escenario.
Yo tenía chistes escritos específicamente para Estafeta y no me chiflaron tanto tanto, pero sí me llegaron a mandar cerveza, como a gritarme que les hiciera un sándwich y sí hubo por ahí alguien que dijo, “Ay, pinche vieja, ¡ya cállate!”. Ya me ha pasado muchas veces que me griten, pero 3 mil personas juntas es una experiencia brutal. Yo creo que aguanté minuto y medio, más o menos, arriba. Subió el director, de que, “Bueno, sigamos con la rifa”. Me hizo un paro de sacarme, pero me acuerdo haber salido a caminar todo el estacionamiento de Rodeo Santa Fe pensando, como que le acabo de robar esta empresa. Ya había hecho mi trabajo, no era nuestra culpa, pero no cobré barato: eran 3 mil personas. No sé si fue el peor show o el mejor robo que le he hecho a un cliente.
La nueva temporada de LOL: Last One Laughing, está conducida por Eugenio Derbez y en ella aparecen Alex Fernández, El Diablito y Richie O'Farril, entre otros comediantes. Vela ahora sólo en Amazon Prime Video.
Beatriz Vernon https://ift.tt/2qSNcDa
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